Galán, entre su papá y su padrino político

Imagen

Como presidente de Cambio Radical, Carlos Fernando Galán se enfrenta hoy más que nunca a decidir entre lo que predica en la línea de su papá Luis Carlos Galán y lo que quiere el Vicepresidente Vargas Lleras.

El año pasado cuando se lanzó al Senado, Carlos Fernando Galán dijo en un discurso que estaba “cansado de una clase política acomodada... de esos congresistas que ocupan su curul en nombre de algún cacique poderoso que, a pesar de estar sancionado por sus acciones ilegales, se niega a dejar el poder y lo mantiene en cuerpo ajeno”.

Con el antecedente de la pela que como director de Cambio Radical se dio negando o intentando negar respaldos a cuestionados o sus herederos en las pasadas locales y legislativas, la expectativa ahora que lidera el proceso de los avales desde el comienzo es por ver si será capaz de rechazar a varios aspirantes con ruidos que son consentidos de su jefe político Germán Vargas Lleras.

Mejor dicho, como presidente de Cambio Radical Galán se enfrenta hoy más que nunca a decidir entre lo que predica en la línea de su papá Luis Carlos Galán y lo que quiere el Vicepresidente Vargas Lleras.

El año pasado no le negó el aval al excandidato al Congreso del Magdalena José Luis Pinedo, hijo y heredero político del cacique condenado por parapolítica y miembro fundador de Cambio Radical, Miguel Pinedo Vidal.

Los Pinedo son tan cercanos a Vargas, que a fines del año pasado, luego de haberse quemado, José Luis fue elegido para ser viceministro de Agua en el Ministerio de Vivienda, uno de los fortines del Vicepresidente (aunque luego desmontaron su hoja de vida de la página de Presidencia cuando se armó ruido alrededor del nombramiento).

Uno de los mayores retos de Galán para las regionales de este octubre será Rosa Cotes, la tía y aspirante a la Gobernación del Magdalena del grupo del actual gobernador, Luis Miguel ‘el Mello’ Cotes.

A pesar de haber sido elegido por firmas, el Mello es uno de los mandatarios regionales cercanos a Vargas Lleras y su puente con él son los Char del Atlántico, quienes han financiado varias campañas de Vargas Lleras.

Por eso, se da por descontado que el aval para la aspirante se tramitará en Cambio Radical, aunque eso aún no se ha definido. Mucho más teniendo en cuenta que el grupo del Mello quiere que Rosa sea la candidata de la Unidad Nacional, pero sacó a los liberales de una reciente alianza que hizo y La U jugaría por la Alcaldía de Santa Marta.

Además de eso, como contó La Silla, en el Partido de La U están convencidos de que Vargas quiere que esa Gobernación quede en manos de Cambio Radical para sumar estructuras a su eventual aspiración presidencial en 2018.

 

Rosa Cotes tiene ruidos a su alrededor porque su estructura política la heredó de su esposo, el exalcalde de Santa Marta José Francisco ‘Chico’ Zúñiga, aceptó haber recibido apoyo del paramilitar Hernán Giraldo y fue condenado por parapolítica. Su hermano, Álvaro Cotes Vives, padre del Gobernador, ha sido mencionado por paramilitares y en el libro ‘Los jinetes de la cocaína’ como contrabandista y uno de los principales impulsores de la llegada del paramilitarismo al departamento.

Hoy su aspiración es apoyada por una alianza que selló recientemente el grupo del Gobernador con varios caciques, entre ellos unos condenados por parapolítica.

En Cundinamarca podría estar un segundo reto para Galán con la aspiración a la Gobernación -apoyado por el grupo del actual gobernador Álvaro Cruz- del exalcalde de Funza Jorge Emilio Rey, quien se eligió el año pasado a la Cámara por Cambio Radical y renunció al poco tiempo para lanzarse ahora.

Rey es un reconocido aliado de Germán Vargas y, según le contó a La Silla un dirigente del Partido de La U, Cambio Radical lo está proponiendo para que sea el candidato de la Unidad Nacional en su departamento.

Rey se hizo nacionalmente famoso cuando en 2010, siendo Alcalde, decidió cobrarles a los industriales de la zona un tributo a la plusvalía exorbitante con el que pretendía recaudar 520 mil millones de pesos. El asunto le valió denuncias penales y disciplinarias y una sanción posterior de la Procuraduría que lo suspendió un mes del cargo.

En su momento, La Silla contó que el cobro del entonces mandatario se había hecho en medio de varias irregularidades, que incluyen quejas según las cuales hubo cobros por debajo de la mesa. Aunque eso fue negado por Rey.

Y para dar un tercer ejemplo del dilema de Galán, está el coco de Cambio Radical en los últimos años: la Gobernación de La Guajira.

Hace cuatro años, el partido avaló allá al exgobernador Juan Francisco ‘Kiko’ Gómez (hoy en juicio por homicidio y por tener relaciones criminales con el capo Marquitos Figueroa) y ahora les pide el aval la aspirante que lleva el mismo grupo que eligió a Kiko: la exalcaldesa de Albania Oneida Pinto.

Pinto pidió el aval acompañada por Miguel Pinedo Vidal, el cacique del Magdalena condenado por parapolítica y cercano a Vargas Lleras, quien nació en La Guajira y hace parte del movimiento de los Ballesteros (liderado por el exsenador Jorge Ballesteros, padrino político de Kiko Gómez).

La Silla supo que hay preocupación en la dirección de Cambio por dar este aval, pues aunque la aspirante no tiene ninguna investigación en contra, en La Guajira política la ven como la heredera de Kiko.

Tanto en las locales de 2011 como en las legislativas del año pasado, Galán llegó al proceso de la entrega de avales sobre la hora. Es decir, en momentos en que ya había algunos acuerdos y el costo político de respaldar cuestionados no le tocó a él sólo.

En el caso de Kiko Gómez, por ejemplo, cuando Galán fue nombrado director ya le habían entregado a éste el aval. Y lo que los medios registraron fue su pelea sin éxito por revocárselo.

Lo mismo en el caso de Karen Cure, la representante de la cuerda de alias ‘La Gata’ (la empresaria de chance Enilce López, condenada por homicidio): cuando Galán llegó por segunda vez a la jefatura de Cambio a fines de 2013, ya el representante magangueleño Hernando Padauí había acordado darle el aval a Cure, que efectivamente le entregó después contrariando la orden de la dirección nacional en Bogotá.

En ambos comicios, el Senador pidió renuncias y negó avales a centenas (en las locales, a unos 300) de aspirantes de todo el país con ruidos encima. Entre esos, se negó a avalar a las hijas de los parapolíticos de Bolívar Vicente Blel y Javier Cáceres, cuyos grupos se habían acercado a Cambio a mirar la posibilidad de aval, aunque nunca lo solicitaron formalmente.

Pero no todos eran cercanos a Vargas Lleras y es apenas obvio que en el caso de los que sí lo son el dilema es mayor. “Carlos (Galán) está en una encrucijada, entre lo que él quisiera hacer en política y lo que lo deja hacer Vargas Lleras”, le dijo a La Silla un amigo que ha trabajado con Galán.

La fuente detalló que el Senador no está cómodo y que incluso ha pensado en que si no lo dejan tomar libremente las decisiones de los avales se retira de la dirección.

“Galán es un Senador inteligente y capaz, decente. Vargas lo necesita porque probablemente no hay nadie en Cambio con mejor imagen. Y, a la vez, Galán necesita a Vargas porque a él le debe su corta trayectoria”, agregó sobre esta historia un congresista de Cambio Radical.

Galán llegó en coche a la política de la mano de Vargas Lleras, quien lo convenció de dejar el periodismo y lanzarse al Concejo encabezando la lista de Cambio Radical en 2007. Pero ya como el concejal más votado del país con poco menos de 50 mil apoyos, le hizo un destacado control político al cuestionado Samuel Moreno y denunció el cartel que se robó Bogotá.

Entonces era un delfín nadando en las aguas tranquilas de Vargas, en aquel momento senador, quien le sumó estructura al apellido del hijo del asesinado caudillo para lograr esa alta votación.

Cuando se lanzó a la Alcaldía en 2011, por orden de Vargas todos los concejales y ediles de ese partido trabajaron con disciplina por la campaña de Galán y en parte eso -más, de nuevo, su apellido y la excelente labor que cumplió como concejal- explica los 285 mil apoyos que consiguió, por encima del candidato liberal David Luna. Ese asunto no se repitió ahora que llegó al Senado y sacó 200 mil votos menos.

Fue una corta luna de miel en la política para uno de los políticos más consentidos por los medios que, en aquel momento, sólo sabía de triunfos.

Casi cuatro años después, parecen más los dolores de cabeza, pues al asunto de los avales se suma la situación de Galán dentro de su colectividad.

Primero, el año pasado fue elegido cabeza de lista al Senado por ser la figura de mayor renombre que -se supone- ayudaría a sumar votos para pasar el umbral, y no logró sacar la mayor votación. Quedó de segundo, 20 mil votos por debajo del atlanticense Arturo Char, por quien se movieron varios de los aliados de Vargas, como por ejemplo el Gobernador Mello Cotes.

El asunto de los votos y su condición de congresista primíparo, tuvieron todo que ver para que la bancada no aceptara enviarlo a la Comisión Primera (la más mediática, la que tramita todos los asuntos constitucionales), como él quería, y lo dejaran en la Comisión menos apetecida: la Segunda. Allí se debaten temas de política exterior y suelen mandar a los congresistas que serán presidentes del Congreso como una suerte de castigo.

Estar en unasde las células legislativas que menos suenan hizo de Carlos Fernando Galán uno de los desinflados de 2014, como lo dijo La Silla.

Aunque su bancada lo respeta y tiene buena interlocución con el Gobierno, “los senadores no le copian de la misma manera que pasa en otros partidos con su director”, como le dijo a La Silla un congresista de Cambio.

Parte de lo que explica eso es que Galán - según personas que han trabajado con él en su círculo cercano-  no es un político que se la pase pidiendo puestos y aquellos políticos que tienen como obsesión los puestos o los contratos sienten que no les cumple.

“Si se queda haciendo política con Vargas, a lo mejor llega a ser ministro. Pero en este momento, Carlos (Galán) no es ni chicha ni limoná. No es un manzanillo, pero tampoco está representando la pulcritud, porque si fuera así no estaría en Cambio Radical”, resume el amigo de Galán con el que hablamos.

En las próximas semanas se sabrá cómo resolverá este Senador de 37 años su dilema más inmediato: el de los avales. Por ahora, él está recorriendo el país instalando los directorios locales de Cambio y a la espera de que el partido le apruebe su propuesta de crear un comité asesor, con personas de trayectoria limpia que ayuden en los casos de los aspirantes con cuestionamientos éticos.

Parece que no son muchos los sapos que está dispuesto a tragarse. Pero habrá que ver de qué mano poderosa vienen saltando.

Compartir
0