Galán: la cada vez más probable tercería en Bogotá (con Peñalosa a cuestas)

Silla Cachaca

Carlos Fernando Galán. Foto: tomada de www.elespectador.com

La cada vez más probable candidatura a la Alcaldía del exsenador de Cambio Radical tiene la desventaja de que lo asocien con el impopular Peñalosa, pero el potencial de crecer con votos "fajardistas".

La semana pasada Carlos Fernando Galán reiteró que le interesa la Alcaldía de Bogotá y mantuvo la puerta abierta a una aspiración que cada vez parece más probable.

Lo hizo después de la encuesta del Centro Nacional de Consultoría para CM& en la que, sin haber hecho campaña, quedó de tercero en la intención de voto con 12 por ciento, por detrás de Claudia López (22) y Antonio Navarro (17).

Su prioridad en este momento, le dijo a La Silla Cachaca, es lograr que reviva el Nuevo Liberalismo, el partido que fundó su padre, Luis Carlos Galán, "y poder defender esas ideas en Bogotá".

Y es que después de que hace dos semanas el Consejo Nacional Electoral (CNE) negó la solicitud de devolverle la personería jurídica a ese partido, los Galán tienen su último chance ante el Consejo de Estado, y eso hace que la definición de la candidatura deba esperar entre dos y tres meses.

Pero lo haga bajo esa sombrilla o por firmas (que es la opción que le queda) ya es claro que no hará parte de ninguna de las coaliciones de centroizquierda y centroderecha que se están forjando, con lo que le abriría espacio a una campaña que se meta por el centro.

En cualquier caso cargará a cuestas haber sido hace cuatro años el principal impulsor de la candidatura de Enrique Peñalosa, hoy un alcalde que tiene una desaprobación del 69 por ciento, según Gallup; y al tiempo tiene el potencial de captar votos "fajardistas", que después de las presidenciales no es poco.

Entre las bases galanistas y Pioneros

La decisión del Consejo Nacional Electoral (CNE) de hace dos semanas en la que negó la personería jurídica al Nuevo Liberalismo se dio tras una solicitud que le había hecho el Consejo de Estado, como parte de una demanda que interpusieron los Galán ante esta corporación a comienzos del año pasado.

Lo que ahora esperan ellos es que, resuelto ese trámite, el Consejo de Estado falle de fondo la solicitud que le hicieron. De hecho, como ha contado Juan Manuel Galán, ya le han pedido que sea pronto para definir cómo se moverán ellos en las elecciones locales de este año.

A Carlos Fernando en particular le interesa tener esa sombrilla "por lo que significa y porque ahí hay gente clave que quiere construir colectivamente".

Bogotá, además, fue un fortín del Nuevo Liberalismo en los 80, y congregar esas bases galanistas que aún quedan (personas por encima de los 50 años) puede complementarse con el proceso que viene liderando Galán de la mano de su concejal aliado, José David Castellanos (Cambio Radical), llamado Pioneros.

Ellos lo definen como una escuela de liderazgos por la que han pasado unas 1.200 personas que después de un proceso se gradúan.

Allí también promueven la imagen, entre otros líderes, de Luis Carlos Galán

Y la de los propios Carlos Fernando y Juan Manuel, al menos en las redes:

Esa, a su vez, puede ser la semilla de su organización política este año.

El factor Peñalosa

Galán no va a participar ni en la consulta que planean hacer los partidos de centroizquierda ni en la de los de centroderecha. Por lo tanto se convertiría en una tercería que, por lo que él ha mostrado en los últimos meses, no piensa plegarse a Peñalosa, sino más bien rescatar lo que considere bueno, replantear lo que no le guste e, incluso, reconocer los logros de la izquierda en Bogotá, algo que no ha hecho el Alcalde:

Pretender marcar distancia del Alcalde, al menos en algunos temas, es posiblemente lo más difícil porque Galán es visto como el escudero de Peñalosa que en 2015 lideró la cruzada para que éste volviera a la Alcaldía y para que Cambio Radical, donde militaba, le diera el aval.

Ese será un arma que muy seguramente usarán sus contradictores, sobre todo desde la izquierda, para ubicarlo como un candidato de continuidad y relacionarlo lo más posible con el impopular Peñalosa.

Ahora bien, que sea una tercería, no tanto entre Peñalosa y Petro sino entre el candidato respaldado por Petro y el de Uribe, le da el potencial de ganarse a los votantes de Sergio Fajardo, que ha defendido la idea de no aliarse con ninguno de los dos.

Eso es importante después de las elecciones presidenciales del año pasado, en las que, con 1,2 millones de votos, Fajardo le ganó en primera vuelta en Bogotá a Petro (1,1 millones) y a Duque (983 mil).

Fajardo no ha dicho por quién votaría en Bogotá, pero independientemente de que lo haga, las presidenciales mostraron que en la ciudad hay un votante afín a su posición de no irse a los extremos que a su juicio representan Petro y Uribe.

Eso puede terminar siendo una ventaja para Galán porque se podría llevar votantes antipetristas de la Alianza Verde si el candidato de este partido (Claudia López o Antonio Navarro) hace un acuerdo con Petro (algo que hoy no es seguro pero sí probable).

Por eso, del discurso que se posicione en la campaña, antipeñalosa o antipetro y antiuribe, depende parte del futuro de Galán en su segunda campaña a la Alcaldía de Bogotá.

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