Hidroituango tiene todos los casos de Covid de Ituango, pero no cerrará

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Crédito: tomada de hidroituango.com.co

Debido al brote en el megaproyecto, el municipio tiene la segunda tasa de contagio más alta del país después de Leticia.

Con 25 mil habitantes, el municipio de Ituango, al norte de Antioquia, tiene la segunda tasa de contagio más alta del país después de la golpeada ciudad de Leticia, en el Amazonas.

Son en total, a hoy, 236 casos confirmados. Todos del proyecto Hidroituango (aunque ya han aislado a algunos y a otros los han llevado a Medellín), que precisamente toma su nombre de este pueblo y que, por ahora y pese a los ruidos por supuestos incumplimientos de los protocolos de bioseguridad y al temor desatado en parte de la comunidad, no será cerrado.

No lo será, como han dicho desde la empresa de servicios públicos EPM (que lidera el proyecto), porque, como el país sabe, la generadora de energía tiene la complejidad de estar asumiendo la reparación de los daños generados por la llamada “contingencia” que causaron los líos de planeación y construcción que pusieron en vilo de eventual tragedia a una zona de influencia en la que viven 167 mil personas.

Entre el brote, la obra y el susto

El 12 de mayo se detectaron los primeros tres casos confirmados de Covid-19 en el Proyecto Hidroeléctrico Ituango, la que sería la generadora de energía más grande en la historia de Colombia. 

Ana Milena Joya, gerente Social y Ambiental de Proyectos de Ingeniería de EPM, dijo la semana pasada que "sin embargo, el 28 de abril en un recambio de turno, por condiciones en las que en ese momento no teníamos pruebas, ingresa el virus a nuestro proyecto”.

La particularidad del proyecto es que no es una empresa en la que los empleados entran y salen diariamente, sino todo un complejo con tres campamentos en los que han residido unos 6.500 trabajadores, como contamos en esta historia.

Es una suerte de mini ciudad, o mini barrio bien equipado, con oficinas, un centro de monitoreo permanente, zona de comidas, biblioteca, gimnasio, piscina y varios bloques de edificios con habitaciones.

Para intentar controlar el brote, tras conocerse esos primeros contagiados, se tomaron 3.710 muestras a los trabajadores y, el 28 de mayo, EPM y la Gobernación confirmaron 194 resultados positivos más, que luego fueron aumentando hasta la cifra de hoy.

Como el Gobierno Nacional dijo en abril que, al reactivarse el sector de la construcción, los protocolos deben ser tan estrictos que al primer brote en una obra ésta tiene que suspenderse, algunos pensaron que el proyecto cerraría, pero no fue así.

El principal argumento de la empresa es encontrarse en la excepción 31 del decreto 457 del 22 de marzo, que da instrucciones para el aislamiento obligatorio: obras civiles y de construcción que por su estado de avance o características presenten riesgos de estabilidad técnica, amenaza de colapso o requieran acciones de reforzamiento estructural; y dentro del decreto 636 del 6 de mayo, con el que se abrió aún más la puerta al sector de la construcción con sus debidos protocolos.

Eso contrasta con el hecho de que en varias ocasiones la misma EPM ha dicho que tiene el riesgo controlado o a punto de controlar por completo, como en esta noticia de El Tiempo, o en este comunicado del 28 de abril, cuando decían que el riesgo de la presa (parte fundamental) ya había sido mitigado.

En enero de este año, la empresa dijo que estaba a la espera de la Anla le levantara la medida de solo poder realizar obras de superación y mitigación de la contingencia y no trabajos nuevos.

 

Más allá de eso, La Silla Vacía supo de versiones directas de personas que conocen la obra por dentro, porque trabajan o han trabajado ahí, que ponen en duda la efectividad de la aplicación de los protocolos de seguridad allí.

Un conductor autorizado para entrar a uno de los campamentos, el llamado Tacuí, nos dijo que desde que regresó a trabajar luego de un receso, hace al menos un mes, los protocolos de entrada son estrictos. 

Además, la gerente social Joya aseguró que ”desde los primeros días de marzo, el Proyecto inició con la aplicación de unos protocolos estrictos y acogiéndonos a toda la normatividad nacional entorno al manejo de este virus".

Pero otro trabajador cuenta que la empresa apenas está poniendo los elementos de bioseguridad en todas las áreas.

Un epidemiólogo llamado Orlando Montoya habitante de Yarumal (otro de los pueblos de influencia) le escribió una carta de alerta al alcalde de ese municipio, el pasado 26 de mayo, asegurando que los casos que se presentaron en el Proyecto “no corresponden al comportamiento normal de la patología”. 

Dice el experto que una tasa de contagios tan alta en tan poco tiempo no se hubiera presentado con un cumplimiento estricto de los protocolos.

Un excontratista con quien hablamos nos dijo que renunció por miedo a contagiarse, antes de la toma de muestras masiva: “Le dicen a uno que tiene el mismo riesgo de contagiarse allá que en la casa, eso es mentira, con miles de personas entrando y saliendo, los buses llegan llenos, y haciendo filas sin distancia”.

El ingeniero Santiago Ortega, quien visitó en diciembre la obra, nos explicó que EPM está en capacidad de manejar la bioseguridad y el aislamiento de los empleados, pues trabajan distanciados, con tapabocas, gafas y demás implementos, pero que no sabe si esto sí se aplica dentro los campamentos. 

Allí en esas zonas de residencia, los trabajadores descansan y tienen vida social. El excontratista nos dijo que en el restaurante sí había distanciamiento, incluso señalizaron los puestos, pero llegó a estar en el mismo cuarto con cinco personas más.

A finales de marzo, el alcalde del también vecino Briceño, Wilmar Moreno, había denunciado supuestas irregularidades y falta de claridad de quienes encabezan el proyecto, por la entrada y salida de trabajadores supuestamente sin protocolos de bioseguridad y sin mínimos de distanciamiento.

De “foco de contagio” a “plan piloto”

De una reunión entre EPM, la Gobernación y los alcaldes de la zona de influencia, salió la propuesta de crear un plan piloto que implemente unas medidas que conviertan a Hidroituango en una obra no Covid, que dé ejemplo a otros proyectos en el país y el exterior.

Con esto los encargados dijeron en la rueda de prensa del 28 de abril que pueden controlar la situación y que los contagiados representan “solo” un cinco por ciento de los trabajadores y la gran mayoría eran asintomáticos. Los casos sintomáticos fueron llevados a Medellín a recuperarse para prevenir que el Covid-19 llegue a los municipios aledaños.

Pero, pese a eso, en los municipios vecinos hay temor en las dos vías: los riesgos de la obra, pero también los riesgos de que el virus llegue a la población.

Hasta ahora se han conocido 63 renuncias y el común denominador es el miedo. Según la secretaria de Salud de Yarumal, Yanet Correa, de unos 300 empleados de Hidroituango de su municipio, 13 han renunciado. 

Una de las medidas que EPM y la Gobernación anunciaron sin mucho detalle es que se va a reducir al máximo el número de trabajadores y ante la pregunta de La Silla Vacía de por qué no dejan empleados solo en las áreas, ya detectadas, que no se pueden dejar solas, contestan:

“La Empresa está trabajando en la organización logística y administrativa de los empleados que continúan en las obras. Por ello, no podemos dar una respuesta exacta”.

También la Secretaría de Salud nos reiteró que HidroItuango no piensa cerrar por ahora, asunto que también ha asegurado el alcalde de Medellín Daniel Quintero. 

El viceministro de Salud, Luis Alexander Moscoso, con quien también hablamos, le puso un matiz a esa posición: nos dijo que hasta ahora se ve a Hidroituango como un conglomerado, al estilo Corabastos o las cárceles, que por sus características deben continuar; que bienvenido el plan piloto, “todos estamos aprendiendo”, y que la responsabilidad del control recae en la Secretaría seccional de Salud, pero si se llega a detectar un riesgo inminente en el tema sanitario no dudará en pedir un alto.

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