La estrategia de salud de Duque tomará más de un mes en aterrizar

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En La Silla le hicimos seguimiento a los anuncios del Presidente para ver en qué va su implementación. Si la cuarentena no baja drásticamente la curva de contagio, la presión desbordará el sistema de salud.

 

 

En sus múltiples ruedas de prensa y alocuciones, el presidente Iván Duque ha dado un parte de tranquilidad sobre la ampliación de la capacidad de respuesta del sistema de salud para atender el incremento de enfermos por coronavirus. 

En La Silla le hicimos seguimiento a sus anuncios, para ver en qué va su aterrizaje en la realidad, y encontramos que aunque existe la voluntad política y se han dado los primeros pasos, varios de los temas estructurales no estarán listos antes de un mes o dos. 

Para lo cual, si la cuarentena no baja drásticamente la curva de contagio, la presión desbordará el sistema de salud.

 

 

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Tienen el inventario de los equipos que necesitan pero la compra está enredada

En Colombia hay 5.346 camas UCI, pero de esas, el 80 por ciento están actualmente ocupadas. Es decir, en la práctica, el país parte con 1.070 camas aproximadamente para atender los casos críticos de Covid -19.

Si funcionan las proyecciones con la cuarentena y la tasa de contagio se reduce, se estima que para el 20 de abril alrededor de 10 mil colombianos necesitarán atención hospitalaria, 2.500 de ellos en salas de cuidados intensivos. 

Es decir, durante las próximas tres semanas el gobierno necesita duplicar con creces la capacidad de UCI, porque aun suponiendo que no exista un pico, el número de contagios de todas maneras seguirá en aumento y se estima que un contagiado crítico puede durar entre 10 días a 3 semanas internado.

Para ampliar ese número, el Ministerio de Salud estableció cuatro etapas que se resumen en tres ejes de acción.

  1. Liberar la ocupación actual de camas hospitalarias para generar más disponibilidad con la capacidad instalada: El Gobierno le apunta a que aplazando cirugías no vitales, y partiendo de que con la cuarentena se registran menos accidentes y riñas, podrá habilitar el 50 por ciento de las camas de cuidados intensivos ya instaladas. Es decir, 2.650.

  2. Convertir camas de cuidados intermedios en unidades de cuidados intensivos: El plan es convertir 2.500 camas de unidades de cuidado intermedio en camas de UCI, con lo que se llegaría a una oferta aproximada de 5.150 en el país. Para hacerlo, necesitarían el mismo número de ventiladores.

  3. Comprar unidades de cuidados intensivos: La idea es comprar dos lotes diferentes: Primero, uno de 2.500 camas de UCI nuevas; y luego, en caso de que sea necesario, uno de 2.176 más.

Con esas medidas, el Gobierno estima que llegará a 9.826 camas en todo el país para atender a los pacientes Covid-19 durante el tiempo que dure la pandemia.

Ese es el plan. Sin embargo, en el Ministerio de Salud no nos pudieron decir cuándo emitirán las órdenes de compra, cuándo llegarían al país los equipos, ni cuándo estarían instalados y listos para prestar servicios. 

“El problema es que todo se está solucionando sobre la marcha y no hay respuesta para todo”, nos dijo una fuente del Ministerio que nos pidió la reserva de su nombre porque no está autorizada a dar declaraciones a la prensa.

Por ejemplo, el viernes el Presidente anunció que ya existe la orden de compra de 1.510 ventiladores mecánicos.

La Silla verificó que sí existe la orden de compra a proveedores en China y Estados Unidos, pero, según nos dijo el Ministerio de Salud, su disponibilidad está supeditada a la capacidad de producción de los fabricantes, y por eso se despacharán en lotes en una fecha aún incierta.

La compra de los 6690 ventiladores adicionales que el Gobierno proyecta que necesitará, se hará dependiendo de que “los pronósticos vayan mostrando que es necesario anticiparse”.

El problema con hacerlo sobre la marcha es que la adquisición de toda esa infraestructura se está dando en una carrera contra el tiempo en la que Colombia compite con países de todo el mundo por una oferta de equipos que es superada por la demanda mundial que se disparó por diez.

Aunque los productores están multiplicando su capacidad; hay iniciativas para producirlos a bajo costo; y hay hay industrias que están entrando al mercado para producirlos - Donald Trump invocó una ley para obligar a la automotriz General Motors a fabricar respiradores-, la oferta sigue siendo insuficiente.

Tanto, que incluso la semana pasada en el G20 el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, que es uno de los mandatarios del mundo que menos ha acatado las recomendaciones para frenar la pandemia, pidió que la ONU regulara la venta de esos aparatos para evitar el acaparamiento. 

Aunque en varias regiones de Colombia han intentado hacer compras por su cuenta, la posibilidad de adquirir los equipos es tan complicada que incluso el gerente regional de un hospital público nos dijo que los proveedores les están hablando de fechas de entrega con plazos de dos a tres meses desde el momento de la orden.

El gerente de la crisis en Nariño, Mario Benavides, le dijo a La Silla que el viernes en una reunión virtual que sostuvieron la semana pasada funcionarios de todo el país con el gerente de la estrategia para el coronavirus, Luis Guillermo Plata, le pidieron que las compras las hicieran desde Bogotá y en bloque.

No se concretó una respuesta a esa petición, pero en el Ministerio aseguraron que si en las regiones quieren hacer compras “contarán con nuestro acompañamiento cuando lo requieran”.

En todo caso, aún falta ver lo que suceda con iniciativas como la del equipo de científicos liderado por el paisa Mauricio Toro, quien, como contamos, tiene la meta de desarrollar mil ventiladores para finales de abril y crear una tecnología que permita producir en masa esos equipos a bajo costo. 

En es misma línea, en Santander, la Universidad Autónoma de Bucaramanga en alianza con la Foscal -una de las zonas francas en salud de ese departamento-, están desarrollando 200 respiradores.

 
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La inyección directa de plata será para darle liquidez a los hospitales

Ayer el Ministro de Salud, Fernando Ruiz, dijo que el gobierno girará entre abril y mayo $2,1 billones para que los hospitales tengan liquidez para atender la pandemia. 

La plata viene de un paquete de $4,5 billones que se había habilitado este año para sanear el sistema de salud y evitar que las deudas que tienen se siguieran acumulando.

Según dijo Ruiz, la plata irá tanto para la red pública como privada, y estará dividida en $782 mil millones para la compra de insumos y medicamentos, $542 mil millones que corresponden a pagos por fuera del plan obligatorio de salud, y $700 mil millones de compra de cartera que hace parte de la ley de Punto Final (con la que se pretende acabar la deuda del Gobierno con el sistema).

Aunque la decisión le da aire al sistema, su efecto es de corto aliento y superficial.

Solo para darse una idea, la Nación le debe hoy a la red pública y privada de hospitales entre $5 y $6 billones de pesos por la atención a la población pobre no asegurada, y los migrantes venezolanos.

Así que los 2,1 billones que recibirán los hospitales servirán para mantener el sistema de salud a flote, pero en el fondo no robustecerá su capacidad para atender la pandemia

“Esa cantidad es el equivalente a que si usted se está ahogando le lanzan un flotador que solo le ayudará a tener la cabeza afuera por corto tiempo”, dijo a La Silla Virgilio Galvis, director de la Foscal Internacional, una de las siete zonas francas de salud del país.

 
3

El personal especializado para los que se agravarán sigue corto

Según los estimativos de la Asociación Colombiana de Medicina Crítica y Cuidado Intensivo, Amci, en el país existen solo 1.200 intensivistas, que son los que atienden las unidades de cuidados intensivos. 

Sumando los 5.439 médicos especialistas y no especialistas pero con capacidades de atender UCI, la disponibilidad inmediata de personal con capacidad de atender la crisis sería de poco más de 6.200.

Partiendo de que el Gobierno consiga todas las camas que se ha propuesto -9.826- para atender a los enfermos más críticos, el país también parte corto de personal.

Eso sin contar con que, según el mismo reporte de Amci, en Colombia solo hay 706 terapeutas y fisioterapeutas respiratorios, y se estima que en el mejor de los casos, habría disponibles otros 3.400, que aunque no tienen el título, sí se desempeñan en ese ramo y tienen conocimientos suficientes para atender. 

Estos últimos son los especialistas en terapias de respiración y serán claves para atender a los pacientes crónicos.

Para suplir ese faltante, la semana pasada Duque anunció que expediría un decreto para acelerar la convalidación de títulos en el país que permitiría que médicos extranjeros como los venezolanos o colombianos que se especializaron afuera ejerzan la profesión en el país; pero ante el rechazo de varias asociaciones médicas a esa posibilidad, finalmente se echó para atrás

En su lugar, decidió acoger varias propuestas que le hicieron desde ese gremio, entre esas, contratar a médicos desempleados, acelerar los grados de los egresados para vincularlos, y permitir que los residentes (los que están especializándose) atiendan como médicos intensivistas. Decisiones que, según dijo el Ministerio de Salud a La Silla, irán tomando a medida que los vayan necesitando.

Según supimos, cada facultad tiene autonomía para tomar esta decisión.

Suponiendo que las universidades pongan de su parte, aumentaría el número total del personal de la salud que podría atender la pandemia en todo el país y eso sería útil para los que necesitarán cuidados intermedios (la proyección es del 15 por ciento de los contagiados)

Pero en la práctica, no cambia el número de especialistas que serán necesarios para los casos críticos (5 por ciento).

Hasta ahora el Ministerio de Salud no ha hecho anuncios adicionales sobre el personal que estará disponible, y en general lo que se está haciendo desde cada hospital es capacitar a toda su fuerza laboral para atender la pandemia.

 
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Está claro hacia dónde va la expansión, pero no la financiación ni los tiempos

Revisamos en 14 departamentos que cubrimos cómo sería la expansión de la capacidad de los hospitales para atender contagios por coronavirus, y en todos encontramos que ya se sabe la ruta de acción.

La estrategia es habilitar espacios para aumentar la disponibilidad de camas, ampliar la capacidad de los hospitales que ya hay (incluso con carpas -son los hospitales de campaña-), usar centros de salud y hasta habilitar coliseos en los casos más críticos.

Sin embargo, en la mayoría de casos aún no está claro cómo se ejecutaría esa ampliación, cómo se financiaría la adecuación de los espacios, ni los tiempos en los que estarían disponibles.

La Silla le pidió tanto al Ministerio de Hacienda como al de Salud la discriminación de los $6 billones que se anunciaron para atender la pandemia, pero al cierre de esta historia no obtuvimos respuesta. 

En algunas regiones, como Nariño y Chocó, están pensando en fondearse con proyectos de regalías, pero hay otras que están a la espera de que el Gobierno les diga cuánto les van a girar.

Además, ya empezaron a conocerse manifestaciones de los municipios más pequeños porque se sienten excluidos y desprotegidos. 

En Boyacá, 110 alcaldes de municipios de quinta y sexta categoría (los más pobres) firmaron una carta para reclamarle al Gobierno porque los recursos no han llegado y ellos no tienen cómo asumir los costos de la pandemia.  (En el país el 91 por ciento de los municipios están en alguna de esas dos categorías).

Eso sin tener en cuenta que aún no es claro cómo dotarán siquiera los hospitales porque, como contamos en el primer punto, el Ministerio de Salud no ha dicho ni cómo ni cuándo la Nación adquirirá todos los equipos médicos que proyectó, y las regiones están teniendo problemas para adquirirlos por cuenta propia debido a la sobredemanda.

En Barranquilla y Bogotá, ya están adecuando los centros de eventos.

Mientras que en la capital, según el Presidente de Corferias, Andrés López, en tres semanas tendrán lista la adecuación de 2.140 camas para pacientes de Bogotá y Cundinamarca que no padezcan coronavirus ni necesiten cuidados intensivos (la capacidad la pueden ampliar a 4.000 camas); en el centro de convenciones Puerta de Oro, en Barranquilla, serán instaladas 600 camas para hospitalización que deberán estar listas en 15 días. 

La Supersalud, por su parte, también empezó a ampliar la capacidad de camas de los 11 hospitales que tiene intervenidos en todo el país (Bolívar, Cesar, Córdoba (2), La Guajira, Magdalena, Meta, Nariño, Risaralda, Sucre y Tolima) y reabrió las ocho clínicas de la corrupta EPS Saludcoop, que está en liquidación.

La meta que tiene es sumar poco más de 1.800 camas al sistema, 1.387 de las cuales serían para hospitalizaciones y 421 para UCI.

Las adecuaciones para los hospitales intervenidos ya están en curso y son financiadas por esa entidad; sin embargo, no nos precisaron cuánta plata tienen destinada o cuál sería el tope. 

Además, la dotación depende de iniciativas privadas (la Andi les donará) o de las regiones, pero, como hemos dicho, estas últimas tienen problemas para adquirir equipos debido a la demanda y en su mayoría están a la espera de lo que diga la Nación.

 

 
5

La logística para el uso de hoteles aún no está completamente definida

El otro frente de acción tiene que ver con el ofrecimiento que hizo Cotelco, el gremio de los hoteles, al Gobierno para adecuar camas para hospitalización.

La expectativa es llegar a 10 mil, y de esas, según le dijo a La Silla el viceministro de Turismo, Julián Guerrero, 8.700 -repartidas en 29 municipios- ya están a disposición del Gobierno

Las conversaciones las iniciaron con la Superintendencia de Salud y el precio que están acordando por cama sería el mismo que normalmente se paga por una cama en un hospital. 

“Nosotros pondríamos todo el personal de limpieza y relacionado con la atención hotelera, y el Gobierno el personal médico”, dijo a La Silla Toro.

Aún no ha sido detallado cuánto costaría la adecuación de cada hotel, en qué consistiría, quién la asumiría, ni en qué momento estaría lista para usar.

Por ejemplo, en San Andrés, que solo tiene 9 camas de cuidados intensivos, la cadena de hoteles Decameron puso a disposición del Gobierno el Hotel Marazul, para adecuarlo como un centro hospitalario.

Sin embargo, según le contó a La Silla Fabio Villegas, CEO de la cadena hotelera, aún se está mirando con el Gobierno cómo sería su adecuación, y la estimación es que estaría disponible en 90 días.

Por ahora, el uso de los demás hoteles estaría previsto principalmente para que los médicos que atienden pacientes Covid-19 se hospedaran (para reducir el riesgo de que propaguen el virus), y eventualmente, para atender pacientes con síntomas leves, con lo cual no necesitarían mayor adecuación.

En caso de ser usados para pacientes críticos, el Ministerio de Salud sí tendría que adecuarlos -desde implementos médicos hasta equipos especializados-, y, como explicamos en el primer punto, es incierto si el país comprará lo que requiere para la pandemia debido a la sobredemanda mundial.  

Por ahora, el más adelantado es el Hotel Tequendama en Bogotá, que tiene 413 habitaciones, será atendido por personal médico del Hospital Militar y estará adecuado para atender a pacientes de baja complejidad. El plan es que 250 camas estén listas para el 15 de abril con todos los protocolos de bioseguridad.

 

 
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