La foto de Uribe y Peñalosa puede polarizar la revocatoria

Silla Cachaca

Encuentro entre el expresidente Álvaro Uribe y el alcalde de Bogotá, Enrique Pe?alosa, en el Palacio Liévano. Foto: Cortesía Centro Democrático

Aunque la reunión fue por iniciativa de los ediles uribistas, la presencia del Ex presidente refuerza el argumento de los promotores de que el Alcalde es uribista.

La reunión de ayer entre el alcalde Enrique Peñalosa y el expresidente Álvaro Uribe para hablar de asuntos de Bogotá y de la revocatoria muestra que el alcalde comienza a alinear fichas políticas por si la campaña para tumbarlo llega a las urnas. También, que esa revocatoria seguramente terminará reflejando la polarización del país.

El encuentro, que se dio por iniciativa de Uribe, sirvió para corroborar que el Centro Democrático como aliado de Peñalosa se mantiene tan fiel, que se toma la foto con él cuando los revocadores ya presentaron 700 mil firmas y su favorabilidad está en apenas un 23 por ciento. Al tiempo, ese partido comenzó a presionarlo para que dialogue más con la gente y muestre ejecuciones.

Pero sobre todo, la presencia de Uribe le dio al encuentro una connotación nacional en medio de la polarización por el acuerdo con las Farc y su implementación, a pesar de que para las dos partes se trató de una reunión circunscrita a lo local.

Una alianza contra la revocatoria

La idea de la reunión nació de una solicitud de los ediles uribistas que, en un encuentro del Partido hace alrededor de un mes, manifestaron que no ven al Alcalde pendiente de los problemas en las localidades y que quieren un contacto más fluido con la Administración.

Ante eso, le pidieron al Expresidente que ayudara a contactar a Peñalosa, y eso hizo Uribe, que así cohesionó su partido en Bogotá a menos de un año de las elecciones a Congreso.

El eje de la reunión fue que cada uno de los 30 ediles le contara a la Administración sus preocupaciones, y la respuesta esencial fue que les ayudaran a comunicar mejor lo que sienten que han hecho.

“Necesitamos que la gente se entere de la obra de Gobierno; pasar de temas macro como las futuras troncales de Transmilenio o la reforma a la salud, a temas micro que los tocan todos los días, como la iluminación de los parques o el arreglo de las vías locales”, dijo una alta fuente de la Alcaldía.

Pero en el trasfondo está la preocupación de peñalosistas y uribistas por la revocatoria.

Según el concejal uribista Andrés Forero, la reunión muestra que a Uribe le inquieta esa posibilidad. Para la representante a la Cámara por Bogotá María Fernanda Cabal, “necesitamos unas bases para lo que se viene y por eso necesitamos que a Peñalosa le vaya bien”.

La recomendación de los uribistas (que construyeron su fuerza política sobre la figura de un presidente que cada ocho días hacía un consejo comunitario) es que el alcalde debe acercarse más a la gente.

El propio Uribe, según trascendió, le aconsejó a Peñalosa salir más a la calle. Una fuente que estuvo en la reunión dijo que, incluso, el expresidente le dijo al Alcalde que si trabaja 17 horas al día, debería dedicar cinco a estar con los ciudadanos.

Todo eso, con un tono microgerencial muy propio de Uribe, enfocado a que Peñalosa supere la revocatoria en las urnas con el apoyo del uribismo.

Peñalosa, ¿uribizado?

Las recomendaciones de los uribistas a Peñalosa de salir más a la calle, concentrar más su atención en los pequeños problemas y tener una comunicación más fluida con los ediles, o en otras palabras, microgerenciar al estilo Uribe, fueron el eje de la reunión.  Pero ese no es el sentido de "uribización" que ha calado entre los críticos del Alcalde tras la reunión de ayer, sino uno más político.

Aunque el Centro Democrático ha sido aliado de Peñalosa desde su posesión, con su bancada en el Concejo y con figuras puente entre los dos como la secretaria de Integración Social, María Consuelo Araújo (que es peñalosista y uribista a la vez), que el ex presidente haya estado presente le da mayor relevancia a esa relación.

Más porque, aunque Peñalosa se ha reunido con otros partidos de su coalición de gobierno en las últimas semanas, han sido encuentros de un perfil mucho más bajo, con las bancadas del Concejo y poco más; sin congresistas y concejales trinando fotos que convierten el encuentro en noticia.

Por ejemplo, el Alcalde se ha reunido con concejales y algunos congresistas de Cambio Radical (no necesariamente todos juntos). Nunca con el líder claro de ese partido, Germán Vargas Lleras, que le dio el aval a la candidatura que llevó a Peñalosa por segunda vez al Palacio Liévano.

Antes de que Vargas renunciara al Gobierno para armar su campaña presidencial, los dos sí se encontraron, pero como funcionarios y discutiendo asuntos de infraestructura y vivienda, que manejaba el entonces Vicepresidente. Temas políticos, como la revocatoria, no estaban en el temario.

Los encuentros con las bancadas liberal y de La U tampoco han tenido el mismo despliegue de líderes de esos partidos ni de funcionarios de la Alcaldía. Se han quedado en lo local.

Por eso, la reunión es un papayazo para los promotores de la salida del alcalde (en buena parte de izquierda o afines), que pueden reforzar la idea de que el alcalde es un uribista, como ya empezaron a hacer

Eso puede ser perjudicial para Peñalosa en una Bogotá que, después de Petro y por más que Peñalosa sea el alcalde, muestra por ahora una inclinación a la izquierda para las presidenciales de 2018, como lo mostró la Polimétrica de marzo.

El concejal uribista Diego Molano, sin embargo, considera que el encuentro también puede hacer que el elector uribista que está dudando de Peñalosa, al verlo en la foto con Uribe considere que lo mejor sea que se mantenga en el cargo. Y no es poco: en 2015 la votación por los ediles del CD fue de 276 mil votos y por Pacho Santos fue de 327 mil.

Ya sea que ayude o que perjudique, muestra que la polarización que evidenció el plebiscito de octubre puede coger mucha fuerza en una eventual revocatoria, que de entrada obliga a una persona a irse por el polo del Sí o el del No.

En ese caso, la definición quedaría en manos no de los uribistas ni de los votantes de izquierda, sino en la de los de centro, como los que votaron por Peñalosa pero no quieren a Uribe, o los que no apoyan al Alcalde pero tampoco a Petro.

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