La Gallup muestra que pese a la pandemia hay optimismo

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Esta encuesta, que mide cada dos meses el ánimo de los colombianos, evidencia que la crisis fortalece los gobernantes y relativiza ciertos problemas. La economía se vuelve el gran problema.

Anoche salió la encuesta Gallup, que mide cada dos meses el estado de ánimo de los colombianos desde hace más de 20 años. La medición fue hecha a 1200 personas, en las cinco grandes capitales, entre el 18 y el 26 de abril de 2020.  Es la primera que sale desde que llegó la pandemia del coronavirus a Colombia, lo que la hace particularmente interesante. Los resultados muestran algunas tendencias similares a las de otros países, y otras que son muy específicas de Colombia. Estas son nuestras diez grandes conclusiones:

1

Los colombianos estamos acostumbrados a vivir con el riesgo de la muerte

Una de las particularidades que revela esta encuesta, es que quizás por los años de conflicto que ha sufrido Colombia, el país tiene una capacidad para sufrir más que otros. Mientras en países más desarrollados como Francia, Inglaterra o Estados Unidos, ver morir gente por decenas, quedarse sin empleo, y descubrir las limitaciones del sistema de salud ha sido un shock, en Colombia estamos acostumbrados a convivir con el riesgo de la muerte. Eso quizás explica que la gente no sienta que, pese a la pandemia, las cosas estén empeorando, y que en general, su nivel de satisfacción o insatisfacción con su estándar de vida no haya variado por el coronavirus.

Aunque el Covid-19 no ha tenido un efecto sobre el estado de ánimo, el alto pesimismo que ya traía el país se mantiene.

 

 
2

La pandemia focaliza el malestar

Durante los últimos cinco años, los colombianos en esta encuesta identificaban como el principal problema del país uno diferente al de orden público, economía y corrupción. Con la pandemia, esos "otros" problemas se relativizan y dos ganan relevancia: la corrupción (visible en las noticias durante la semana de la encuesta por los sobrecostos de los mercados de la pandemia) y el del desempleo y la economía. El problema de seguridad alcanzó su nivel más bajo en 15 años, seguramente porque hasta los ladrones están encerrados. Será interesante ver si en la próxima encuesta y a medida que la crisis económica se extienda, esta percepción se mantiene. 

 
3

El golpe económico ya se siente

El Fondo Monetario Internacional pronosticó una retracción de la economía colombiana del 2,5 por ciento mientras los pronósticos de Fedesarrollo son aún más pesimistas. El pesimismo de los colombianos frente al desempeño económico también alcanza su máximo histórico en esta encuesta. Esto representa un desafío gigante para el presidente Iván Duque, que había fincado su programa de gobierno en la idea de promover una estabilidad económica jalonada por un impulso al sector privado. Esta encuesta se realizó la semana anterior a la decisión del Gobierno de comenzar a reactivar paulatinamente la economía. De qué tan rápido lo pueda hacer, dependerá que esta tendencia negativa que viene desde el 2014 no se siga agudizando más.

 
4

Las noticias de que el coronavirus ha sido bueno para el ecosistema, han calado

Las fotos del mar azul en Cartagena, el aire más limpio en Medellín, la recuperación de las playas de Santa Marta y el regreso de los delfines, conejos, serpientes y todo tipo de aves a sus hábitats se han convertido en las noticias positivas en medio de la pandemia. Por eso no es extraño el súbito optimismo que registra esta encuesta frente a la mejoría del medio ambiente. La encuesta también muestra que se dispara en más de 20 puntos la gente que siente que la seguridad está mejorando, alcanzando un récord en más de diez años: con todo el mundo en su casa, los hurtos han caído drásticamente, y también los homicidios. Es tan alta la violencia en Colombia, que paradójicamente el coronavirus ha 'salvado' vidas en Colombia.

 
5

La salud: la única mejoría estructural

Los brotes de optimismo que refleja la encuesta frente al medio ambiente, la seguridad, la atención a los viejos y a los niños, son probablemente pasajeros pues estructuralmente nada ha cambiado en esos campos. En cambio, la percepción de que el sistema de salud está mejorando sí tiene un asidero en la realidad: el gobierno está pagando las deudas de años de los hospitales, se están creando nuevas salas de cuidados intensivos, se está dando dotación al personal médico y está quedando en evidencia el valor estratégico de un sector que durante años fue usado como botín político. Cuando pase el coronavirus, el sector de la salud habrá salido fortalecido.

 
6

El país va mal, pero los gobernantes van bien

A pesar de la pandemia y de que Bogotá tiene la mitad de los contagios, la popularidad de Claudia López alcanza el nivel más alto que haya tenido algún alcalde capitalino desde que se hace la encuesta en 1994. Su nivel de desaprobación es tan solo del 9 por ciento. (Aunque la medición se hizo antes de que se supiera que había violado su propia cuarentena).

El alcalde de Medellín, Daniel Quintero, que había comenzado su mandato con solo el 55 por ciento de aprobación, ya logró los altos niveles de aceptación de su antecesor Federico Gutiérrez y solo un poco por debajo de los mejores que tuvo Sergio Fajardo en su época.

La popularidad de ambos mandatarios se refleja también en que, a pesar de los tiempos tan extraños que vivimos, tanto en Bogotá como en Medellín la gente siente que las cosas "están mejorando". No sucede lo mismo en Cali, Bucaramanga y Barranquilla. Especialmente, en la capital del Atlántico, el alcalde Jaime Pumarejo se desplomó 30 puntos a pesar de que Barranquilla es la ciudad que está más lista para atender la pandemia. "A él lo eligieron por ser el de Char pero no ha trabajado en construir un imaginario propio", dice el analista Carlos Suárez. "Lo puede estar haciendo bien administrativamente, pero la conexión con la gente que tenía Álex y la misma Elsa no la tiene Pumarejo".

De los cinco gobernadores, solo la del Atlántico, no ha reforzado su imagen con la pandemia. Una mala noticia para las aspiraciones presidenciales de Álex Char, si la tendencia se mantiene.

 
7

El Covid-19 le dio la agenda al gobierno Duque

La crisis provocada por el coronavirus ha beneficiado al presidente Iván Duque de dos maneras: por un lado, le ha permitido brillar con luz propia en un escenario que, porque no está atravesado por la polarización política, no lo fuerza a escoger posiciones entre el centro que lo eligió y el uribismo que lo catapultó a la Presidencia. Por otro, le ha dado una agenda y un norte a su gobierno anclado en los problemas centrales de los colombianos y no en los periferales como sucedía con su bandera de la economía naranja. El 70 por ciento de los entrevistados aprueba la forma como está enfrentando la pandemia y considera que el gobierno está trabajando de manera coordinada. Aunque sus niveles de aprobación son considerablemente menores que los de todos los alcaldes, salvo el de Bucaramanga, y también a los de los gobernadores, por primera vez su aprobación supera el rechazo de los colombianos, que fue uno de los grandes motores de las masivas marchas del 21N.

Su prueba de fuego será ahora que ha comenzado a flexibilizar la cuarentena a pesar de que las tres condiciones definidas por los epidemiólogos para hacerlo aún no se han cumplido; y cuando, según la encuesta, 3 de cada 4 encuestados quisiera que el aislamiento obligatorio se prolongara hasta finales de mayo.

 
8

El aislamiento obligatorio tiene los días contados

La encuesta refleja que la mayoría de colombianos está cumpliendo con el aislamiento obligatorio y con las medidas de prevención como lavarse las manos varias veces al día, usar tapabocas y quedarse en la casa (el 63 por ciento). También muestra que, en general, las campañas pedagógicas sobre el virus han servido pues la mayoría identifica los síntomas de la enfermedad y también la ruta de acción en caso de presentarlos.  

Sin embargo, también arroja otros datos preocupantes que indican que la cuarentena comienza a pasarle una factura económica a la gente que difícilmente podrá aguantar mucho más sin trabajar. Uno de cada cinco encuestados dice no tener ahorros sino para máximo dos semanas más, y en total, más de la mitad de los encuestados, se encuentra actualmente inactivo y con ahorros para sobrevivir máximo dos meses. Para el 67 por ciento, sus ingresos han disminuído y ya la mitad está haciendo menos mercado. Otro dato preocupante es que del 51 por ciento que tiene un empleo, el 23 por ciento lo tiene en sectores que se ven particularmente afectados por el Covid-19 como son el turismo, los espectáculos, la administración pública (que vio reducidos sus sueldos) y los call centers. En otras palabras, hay una olla a presión, y los alivios solo han llegado al 13 por ciento de los encuestados.

 
9

La cuarentena es un cóctel emocional

La gente tiene una mezcla de sentimientos en esta época, en la que abunda la incertidumbre y el asombro sobre la época tan rara que vivimos y también la sensación de fortuna de estar acompañado o sano. Un dato esperanzador que arroja esta medición es que pareciera que los síntomas de enfermedades mentales propias del aislamiento obligatorio no han golpeado tan drásticamente a los colombianos: los que sienten rabia, soledad y depresión son una minoría, aunque son casi uno de cada tres. Curiosamente, casi el mismo porcentaje que se siente estresado se siente descansado o lleno de vitalidad. En todo caso, hay miedo. Y es que sumado a la incertidumbre económica, el 56 por ciento de los encuestados cree que lo peor del virus está por venir y el 55 considera que es probable o muy probable que se llegue a contagiar en los próximos dos meses.

 
10

"De esto salimos fortalecidos"

Quizás el dato más sorprendente de toda la encuesta es que tres de cada cuatro encuestados es optimista respecto a su futuro y el de su familia, pese a la precariedad económica en la que se encuentran y a los pronósticos de los expertos sobre la crisis económica que se avecina. También a pesar de que una vacuna o una cura para la enfermedad todavía está a meses de distancia. 

Es posible que la fe religiosa o el discurso de algunos líderes de que "todo va a estar bien" y de que "juntos salimos fortalecidos" haya calado. O quizás sea, una vez más, esa resiliencia a toda prueba de los colombianos.

 
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