La historia de la emergencia se repetirá en la próxima ola invernal

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El Gobierno declaró la emergencia social, económica y ecológica el 8 de diciembre pasado. Los dos millones y medio de damnificados y los 20 billones de pesos en pérdidas dejadas por la ola invernal motivaron la expedición de 37 decretos para atender la emergencia y “reconstruir el país”.

 

Las acciones del Gobierno se han centrado en la atención a los dos millones y medio de damnificados.

Fotos de Colombia Humanitaria 

El Gobierno declaró la emergencia social, económica y ecológica el 8 de diciembre pasado. Los dos millones y medio de damnificados y los 20 billones de pesos en pérdidas dejadas por la ola invernal motivaron la expedición de 37 decretos para atender la emergencia y “reconstruir el país”.

La segunda ola invernal prácticamente ya llegó y quienes están a cargo de atender el tema coinciden en que lo hecho en estos cuatro meses tan sólo servirá para mitigar los daños y atender a los nuevos damnificados que sin duda dejarán las próximas lluvias, pero no alcanzará para prevenirlos.

La entrega de ayudas está siendo coordinada desde Colombia Humanitaria. 

El Atlántico fue uno de los departamentos más afectados por la pasada ola invernal.

Fotos Colombia Humanitaria

El presidente Juan Manuel Santos se apersonó de la atención a las víctimas del invierno. Aquí, en visitando Zambrano, Bolívar a principio de este año

Foto: Colombia humanitaria

Hay zonas en el país que todavía están inundadas.

Foto de Colombia Humanitaria

A pesar del compromiso de los Bomberos y la Defensa Civil, los incendios y las inundaciones se multiplicaron de forma imprevisible. 
Las familias debieron cambiar completamente sus hábitos para hacerle el quite al invierno. 

No ha dejado de llover y ni siquiera el Ideam es capaz de decir exactamente cuándo llegará la temporada seca porque el Fenómeno de la Niña sigue vivo. Lo peor es que los pronósticos no son alentadores. Las lluvias de finales del año pasado fueron entre 4,5 y 5,5 veces más que el promedio normal de las últimas tres décadas y el reporte del Ideam asegura que "es muy factible que las lluvias en gran parte del país continúen hasta junio, por influencia del 'fenómeno de la Niña'".

El presidente Juan Manuel Santos les advirtió a los gobernadores ayer que “el Fenómeno de la Niña no ha terminado, nunca paró, continúa y se va a agravar”. Y por ello les pidió que prioricen los recursos y estructuren bien los proyectos para que las obran queden bien hechas.

“Infortunadamente esta tragedia nos agarró por sorpresa. Nunca habíamos tenido una tragedia de esta magnitud. Tenemos que ir haciendo camino al andar para poder modelar y construir un proceso que sea efectivo no solo ahora sino en el largo plazo”, les dijo Santos a los mandatarios reunidos en Bogotá.

En gran parte de los sitios donde ocurrieron los mayores desastres entre noviembre y enero apenas se está comenzando a secar el suelo, como en Chocó y La Mojana. Y en otros lugares como el Canal del Dique, las obras sirvieron para contener el desastre, pero el trabajo para que no vuelva a ocurrir una tragedia apenas está comenzando.

En Atlántico, por ejemplo, el gobierno logró reparar el dique que se había roto con la fuerza del río Magdalena, pero para evitar que una nueva crecida del río lo rompa de nuevo tienen que bombear todos los días. El problema es que si vuelve a llover tan fuerte como los expertos pronostican, no hay bombeo que valga. El dique se volverá a romper porque aún no se han hecho las obras de contención antes de que el río llegue a la Costa.

Otro ejemplo es La Mojana, en Sucre. Tres ríos confluyen en esta región, que es lo más parecido a una ciénaga donde el agua se empoza, antes de dirigirse hacia el mar. La función de esta zona es servir de regulador hídrico del país. “Que esta zona se inunde es lo que evita que haya un desastre en Barranquilla o Cartagena”, explicó un experto del Medio Ambiente, que no pudo dar su nombre porque la única vocera oficial es la Ministra. Pero durante el verano esta zona se seca y la gente le ha ‘robado’ tierra a los ríos para ganadería, agricultura y vivienda. Además, el Estado construyó un puente, una vía y municipios enteros en zonas donde antes pasaba el cauce de ríos.

Como los ríos ‘tienen memoria’ cuando llueve mucho, regresan a su cauce original y esta es la razón para que esta zona siempre se inunde.

Para evitar una nueva tragedia, el gobierno tendría que haber evacuado esos caseríos ribereños y eliminar los ‘obstáculos’ al cauce normal de los ríos. Es una obra gigantesca que ni siquiera está proyectada. Y por lo tanto, en la próxima ola invernal, los habitantes de la Mojana serán nuevamente damnificados.

Un mapa del Ideam compara las zonas que tradicionalmente se inundan con las zonas inundadas en la pasada ola invernal y son prácticamente los mismos municipios porque son lo que los expertos llaman ‘suelos frágiles’. Las obras que deberían hacerse en esas zonas que ya están identificadas no pudieron comenzarse y en consecuencia, el mapa se mantendrá igual en la próxima tragedia.

La plata

El Presidente Santos dijo que la prioridad de la pasada emergencia era atender a los damnificados y por ello la mayoría de los recursos recibidos por Colombia Humanitaria –127 mil millones de pesos en donaciones– se han destinado a la atención de las víctimas del invierno, con la entrega de mercados y la atención social de las poblaciones que terminaron desplazadas por las lluvias.

Pero los recursos para las obras de mitigación y prevención no existen todavía. Unos porque dependen de futuros recaudos por impuestos o venta de activos y las otras porque simplemente no estaban previstos pero tampoco fueron incluidos en el Plan Nacional de Desarrollo.

El Fondo de Reconstrucción no ha comenzado a operar en el terreno porque aún no cuenta con recursos que provendrán de la venta de un porcentaje de Ecopetrol y el recaudo del impuesto al patrimonio que se comenzará a cobrar este año. Y de este fondo es que depende el gran trabajo de prevención.

La otra gran medida de Santos fue la reforma de las Corporaciones Autónomas Regionales, que estaban en el ojo del huracán porque fueron vistas por los medios como responsables de gran parte de la tragedia.

Con alto impacto político y mediático, Santos anunció que estas autoridades ambientales habían perdido su composición técnica. Tal como lo denunció La Silla Vacía, eran fortines de varios congresistas, sobre todo en las zonas más golpeadas por el invierno.

El presidente finalmente decidió mantener los actuales directores cuyo período vence en diciembre. Poco cambió con la expedición del decreto que reformó a las CAR, como la selección de los directores de las dos nuevas Corporaciones que surgieron de fusiones. En la nueva Corporación Autónoma Regional del Delta del Magdalena, CAR Bajo Magdalena, fue nombrado Eduardo Escolar Vega. Y en la Corporación Autónoma Regional de la Depresión Momposina, Óscar Nicolás Brieva.

También cambió la composición de los nuevos consejos directivos donde el gobierno nacional ahora tiene el control y por lo tanto mayor influencia para implementar las nuevas funciones dadas por el Gobierno. Sobre todo la nueva que es la de colaborar en la atención de las emergencias.

La primera nueva obligación de las CAR es entregar los planes de riesgo y de acción que serán el derrotero para atender la próxima ola invernal. Ya todas las corporaciones lo entregaron y 23 de esos planes ya fueron aprobados por el Minambiente.

Pero de acuerdo con Ramón Leal, el gerente de la Asociación de Corporaciones Ambientales Regionales y de Desarrollo Sostenible, Asocar, el principal inconveniente para comenzar a actuar es el presupuestal.
Los 77 proyectos presentados por las CAR requieren 79 mil millones de pesos que serán destinados a ejecutar obras de emergencia como adecuación de cauces, defensa contra inundaciones, contención, drenaje y estabilización de taludes. Es decir, las obras mínimas necesarias para evitar que las poblaciones corran peligro.

Sin embargo, para atender la emergencia que viene las CAR prevén que se necesitan más de 800 mil millones de pesos, de los cuales ellas sólo podrían aportar una cuarta parte. El Gobierno, a través del Mininterior ya destinó 250 mil millones de pesos más para atender los efectos que se produzcan, pero aún siguen faltando casi 400 mil millones.

Lo sorprendente, dicen los representantes de las CAR, es que dentro del Plan de Desarrollo presentado por el gobierno no fueron incluidos los recursos para las obras de reconstrucción ambiental, tales como reforestación, recuperación de tierras robadas a los ríos o readecuación de cauces. “Sin esto, es muy complicado evitar que se vuelvan a presentar emergencias como la ocurrida hace tres meses”, explicó Leal.

Es decir, hay que prepararse para repetir la película del año pasado.

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