Con la salida al ruedo de Luis Eduardo Garzón, Gustavo Petro y Carlos Gaviria como pre-candidatos presidenciales esta semana, las posibilidades del Polo Democrático de llegar al poder en las próximas elecciones quedan prácticamente sepultadas. Justo cuando el Polo Democrático había logrado lo que hace unas décadas era impensable: tener la Alcaldía de Bogotá, varias gobernaciones y más votos que el Partido Liberal, la izquierda, una vez más, se divide.
La izquierda, partida en tres
Lucho GarzónLanzamiento: esta semana en los medios pero el evento oficial aún no tiene fecha. Equipo: su hijo Eduardo Garzón; Fabio Villa, ex gerente de la Lotería de Bogotá; Edgar Ruiz, su secretario privado en la Alcaldía; el ex constituyente Armando Novoa y el concejal de Bogotá Antonio Sanguino. Eje central: “Colombia sin hambre y sin indiferencia” y “Seguridad sin falsos positivos”. |
Gustavo PetroLanzamiento: en un mes. Equipo: Daniel García, ex secretario del Polo; Carlos Simancas, líder agropecuario; el ex representante Hugo Zárate; Guillermo Alfonso Jaramillo, ex gobernador del Tolima, y el secretario general de la CGT, Julio Roberto Gómez. Eje central: desarrollo de la Constitución de 1991 y reforma agraria. |
Carlos GaviriaLanzamiento: Ayer Equipo: la mayoría de los congresistas del Polo. Sus más cercanos son Jorge Enrique Robledo, Gloria Inés Ramírez y Luis Carlos Avellaneda. Eje central: respeto a los derechos consagrados en la Constitución y lucha contra la inequidad. |
Con la salida al ruedo de Luis Eduardo Garzón, Gustavo Petro y Carlos Gaviria como pre-candidatos presidenciales esta semana, las posibilidades del Polo Democrático de llegar al poder en las próximas elecciones quedan prácticamente sepultadas.
Justo cuando el Polo Democrático había logrado lo que hace unas décadas era impensable: tener la Alcaldía de Bogotá, varias gobernaciones y más votos que el Partido Liberal, la izquierda, una vez más, se divide.
Mientras Carlos Gaviria confirmaba ayer su postulación como precandidato del Polo Democrático, Lucho Garzón y Gustavo Petro anunciaban que no participarán en la consulta interna del partido para buscar un candidato presidencial y que por el contrario, arrancan campaña para liderar un eventual movimiento de convergencia que logre darle la pelea al Presidente Uribe en caso de que pueda y quiera reelegirse o a su sucesor.
“Irse solos lo único que fortalece es a Uribe”, dice Fabio Villa, mano derecha de Lucho Garzón. “No queremos crear una coalición antiuribista sino una alternativa posuribista. La idea es encontrar una fórmula para decidir cuál candidato representa la convergencia. Obviamente queremos que el candidato que gane sea el nuestro”.
Tanto Lucho como Petro buscan ubicarse en el centro-izquierda del espectro electoral, con una apuesta fuerte por lo social y con una marcada independencia de la maquinaria de los partidos.
La salida de Lucho Garzón y de Petro del partido que ambos ayudaron a fundar tiene serias implicaciones para la izquierda colombiana, y en particular para el Polo.
Pierde opinión
El primer gran golpe es a nivel de la opinión. Lucho, Petro y Carlos Gaviria, las únicas figuras del Polo que contaban con votos de opinión, le insuflaron al Polo un aire de modernidad.
Lucho Garzón logró atraer durante su Alcaldía de Bogotá a miles de jóvenes, mujeres y minorías étnicas y sexuales que se sintieron cautivados por su discurso de inclusión. Lucho llegó a la Alcaldía de Bogotá en el 2003 con casi 800 mil votos.
Gustavo Petro, por su parte, es el tercer senador más votado con 143 mil votos en las últimas elecciones al Congreso. La mayoría de ellos entre las asociaciones campesinas, los sindicatos, la clase media e intelectuales en Bogotá, Sucre, Valle y Cundinamarca, donde sus denuncias contra la corrupción y la parapolítica le han granjeado una popularidad tan grande como los odios que despierta entre el uribismo.
Y Gaviria alcanzó la mayor votación histórica de la izquierda en las elecciones del 2006, con 2'613.157 votos.
A diferencia de Petro, Lucho y Gaviria compartían, además, la ventaja de ser candidatos sin un pasado guerrillero, lo que les permitía polarizar menos a la opinión y atraer a personas que sin ser declaradas de izquierda veían en el Polo un vehículo de cambio social.
Pero sin Lucho y Petro, y con Gaviria subordinado a las estructuras jerárquicas del partido y al poder de los parlamentarios, el Polo queda dependiendo sobre todo de la maquinaria del aparato comunista y del Moir y de la burocracia de Samuel Moreno en la Alcaldía de Bogotá. La imagen de un partido moderno e incluyente será cosa del pasado.
“El Polo se queda con el dogmatismo ideológico del Partido Comunista y el pensamiento político de la Anapo que considera que lo que se pierde en opinión se recupera con obras de cemento”, dice Edgar Ruiz, otro de los hombres clave de Lucho Garzón.
Se aleja del poder
Lo más grave es que al haber renunciado a la posibilidad de hacer alianzas multipartidistas, el Polo pierde capacidad de crecer y por ende se diluye su posibilidad de alcanzar el poder. La izquierda que se está fortaleciendo en América Latina –como lo demuestran los casos desde Lula hasta Chávez- ha crecido por fuera del aparato comunista.
Sin Lucho, además, el Polo pierde al único candidato que ya tiene experiencia de gobierno. Pese a todas sus fallas ejecutivas, Garzón fue capaz de traducir los ideales sociales de la izquierda en políticas y programas concretos como las políticas de salud a su hogar, los comedores comunitarios y la política Lgbt para las minorías sexuales.
La izquierda, convertida de nuevo en la antigua Alternativa Democrática más la Anapo, queda reducida otra vez a un partido con dudosa capacidad de convocatoria como lo era antes del 2003, cuando surgió el PDI.
El futuro de Lucho y Petro
Pero el futuro electoral de Lucho y Petro tampoco es color de rosa. Si forman parte de un eventual movimiento de convergencia de los ‘quíntuples’ con Sergio Fajardo, Marta Lucía Ramírez, Enrique Peñalosa y Antanas Mockus, corren grandes riesgos.
Petro, dado su pasado en el M-19 y su estilo polarizador, difícilmente podrá representar ante la opinión pública el centro político que un movimiento de estos quiere captar. Y Lucho, si bien comparte el antireeleccionismo, la pelea contra la reforma política con estos políticos y es una figura cada vez más de centro, está lejos de ser su gemelo.Sus posturas frente a la economía o la seguridad son bastante distantes de las de Ramírez, por ejemplo. Y además, todavía falta ver si se concreta la alianza para atajar una segunda reelección de Uribe.
Lo que sí es claro es que Lucho y Petro saben que si no se lanzan ya sus nombres ni siquiera entraran en la baraja para encabezar ese movimiento de convergencia. Un candidato como Sergio Fajardo, que lleva meses recorriendo el país haciendo campaña, ni siquiera tendría un buen argumento para hablar con ellos de un candidato de unidad si Lucho sigue en su cómoda silla de comentarista de la FM y Petro, planteando debates desde su curul.
Con la echada al agua de estos tres nuevos candidatos, arranca en forma la campaña presidencial.
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