La minga arranca por un lado y el paro nacional por otro

Imagen

Aunque serían con días de diferencia, no están coordinados.

La minga indígena que se reanuda este sábado ganó visibilidad hoy, cuando sus cabezas que enviaron una carta al presidente Iván Duque citándolo a un diálogo el lunes en Cali, y el detenido expresidente Álvaro Uribe tuiteó que su objetivo es “la toma socialista del Estado” por lo que Duque debería concentrarse en el “ejercicio de autoridad”.

 

 

Con esto, la minga empieza con críticos poderosos cuando no se ha integrado ni coordinado con el Comité del Paro Nacional que citó a marchas para el 21 de octubre y, de dividir sus fuerzas, podrían perder peso las dos movilizaciones.

Algo particularmente llamativo porque esta minga busca representar reivindicaciones nacionales y no solo indígenas.

Una minga política

Según Ferley Quintero, consejero mayor del Cric, la idea de esta minga es ampliar su enfoque de solicitudes de recursos y proyectos para los indígenas, a reclamar por las acciones del Gobierno y que a su juicio están afectando al país entero como hicieron hace año y medio, unificados en cuatro banderas:

* La vida: piden resolver y frenar las masacres y asesinatos a líderes sociales.

* El territorio: piden sacar a los grupos armados que presionan para que se siembren coca o se pelean las rutas del narcotráfico.

* La paz: piden que el Gobierno retome los diálogos con el ELN y busque soluciones para que paren los enfrentamientos entre otros grupos.

* La democracia: exigen no criminalizar la protesta social, respetar las decisiones de las Cortes y frenar la concentración de poder por funcionarios cercanos a Duque en la Fiscalía, Procuraduría y Contraloría.

La minga planea presentar esos puntos a Duque en la cita que le pusieron el 12 de octubre en Cali. 

El viaje allá muestra otra diferencia con las mingas anteriores, también señal de mayor sintonía con otros grupos sociales, es que en la caravana del lunes hacia Cali, no bloquearán la Panamericana y realizarán el trayecto de forma pacífica.

Eso para evitar que se afecten más los pequeños empresarios que apenas están reabriendo después de la cuarentena. “Hay que adaptarnos al contexto y a los cambios que va teniendo el país”, dice Ferley Quintero.

Quintero explica que viajan a Cali para que el Presidente no diga que no hay garantías de seguridad para sentarse en una mesa con ellos y evitar que les deje una silla vacía como pasó en abril de 2019 en Caldono.

Piensan esperar a Duque en la Plazoleta San Francisco, donde queda la Gobernación y donde estiman reunir a 8 a 9 mil personas que viajarán desde Caldono el domingo 11. Ya tienen los permisos para reunirse. 

Desde el Cric le dijeron a La Silla que esperan que en Cali se unan más personas a los integrantes del Consejo Regional Indígena del Cauca (Cric), el Consejo Regional Indígena del Huila (Crihu), Consejo Regional Indígena de Caldas (Cridec), el Proceso de Unidad Popular del Suroccidente Colombiano (Pupsoc), Marcha Patriótica, estudiantes, campesinos y miembros de más de 50 organizaciones sociales que llegarán.

Su expectativa, dicen, es que Duque vaya a la cita, lleguen a acuerdos y, después de darlos a conocer al país, se devuelvan. 

De ser así, la fuerza de los indígenas del suroccidente, que fue importante en las movilizaciones del 21 N, no estaría en el paro nacional del 21, y para el Gobierno podría ser atractivo desactivarla.

Pero eso no pinta tan sencillo, no solo por el mensaje público de Uribe a Duque de no negociar con ellos, sino porque lograr acuerdos no ha sido sencillo en el pasado: en 2019 fue casi un mes de bloqueos antes del éxito, en negociaciones con las que Uribe tampoco se mostró de acuerdo.

Si Duque no llega (exigen que vaya personalmente), los indígenas planean seguir su caravana hasta Bogotá, con paradas en Armenia, Ibagué y Fusagasugá. Allí, según el senador y ex consejero mayor del Cric, Feliciano Valencia, acordarán cómo entrar a la capital.

Estiman que ese recorrido tome tres a cuatro días, y llegar a Bogotá entre el 16 y el 17 de octubre, el fin de semana previo a las protestas convocadas por el Comité del Paro.

Eso, claro, daría chance para que los dos movimientos converjan, algo que hoy no es seguro ni está acordado.

Movilizaciones distintas

Aunque tres directivos del Cric y una persona cercana a éste le dijeron a La Silla que la movilización quiere convocar a diferentes sectores de la sociedad, como ya pasó en el paro del 21N, esa convergencia está en duda.

Así lo resumió a La Silla el coordinador del Comité Político del Cric, Jorge Sánchez: “respetamos la movilización del paro nacional y sus razones para la misma, pero son dos movilizaciones distintas”.

Sánchez aclara que, de llegar a Bogotá y no ser atendidos por Duque, harán una gran asamblea en la Plaza de Bolívar con quienes se hayan unido a la marcha, para hallar puntos en común y que irán viendo qué decisiones tomar.

Hablamos con Fabio Arias, directivo de la CUT e integrante del Comité del Paro, nos confirmó que podemos ver en la minga una antesala de su gran movilización del 21, y que si bien no hay un acuerdo, están armando todo para ayudarles.

Arias cuenta que están coordinando cómo recibirlos en las ciudades, acompañarlos en las concentraciones y darles respaldo logístico, y que esta semana tendrán una reunión para concertar las fechas de llegada de la minga a Bogotá para que puedan empatar con la movilización del 21.

Aunque eso podría darle fuerza al 21O, las cuatro fuentes del Cric coinciden en que no han tenido acercamientos para gestionar estos puntos con el Comité, y que todo depende de lo que pase a partir del 12, y de que Duque se siente con ellos o no.

Como el Gobierno enfrenta la amenaza de una jornada de paro y tiene los antecedentes del 21N y de las recientes protestas por el asesinato de Javier Ordóñez, tiene un incentivo coyuntural para lograr acuerdos, que la minga podría aprovechar.

Pero, por otro lado, para quienes como Uribe prefieren la mano dura, una negociación antes del paro podría ser una muestra de debilidad y un incentivo a que otras movilizaciones tomen fuerza.

Con esos incentivos opuestos, no es fácil saber cuál va a ser la respuesta ni del Gobierno ni de la minga, aunque es claro que las reivindicaciones tomarían más fuerza si indígenas y Comité logran salvar los pocos días de diferencia en sus movilizaciones para darle más fuerza a las exigencias que tienen en común.

 

Compartir
0