El nuevo presidente del Senado es un barón en ascenso en el Atlántico, que arrancó en la política de la mano de Andrés Pastrana y hoy tiene el reto de consolidar la reglamentación de la paz en el Congreso.
La palomita de Fincho Cepeda
Fotografía: Daniel Morelo
El senador conservador Efraín ‘Fincho’ Cepeda es el último presidente del Senado del gobierno de Juan Manuel Santos. Un congresista desde hace 26 años, conocido en Bogotá por su experticia en temas económicos y por huirle a los escándalos, pero graduado en su natal Barranquilla como un barón electoral tradicional en ascenso que se codea en el mapa del poder costeño con los Char, los Gerlein y los Name.
Desde las toldas conservadoras es uno de los líderes del godosantismo, el grupo de congresistas azules que defiende al Gobierno, en contravía de otros sectores que piden la salida del partido de la llamada Unidad Nacional.
Por su total fidelidad al Gobierno desde el partido, su palomita le asegura al presidente Santos una mesa directiva del Congreso aliada en el último año legislativo clave para la reglamentación de la paz con las Farc.
Además le da gasolina a Fincho para convertirse en un nuevo jefe político del Atlántico con más peso que la otra casa goda en el Caribe, la del veterano Roberto Gerlein, quien tiene en vilo a su grupo político ante un posible retiro del Congreso tras 49 años ocupando una silla en el legislativo.
El Senador discreto
Para sus aliados, Cepeda es metódico, estricto, pragmático, discreto y organizado, rasgos que vienen de sus años como empresario. Un ejemplo es la oficina que desde hace 20 años tiene en el barrio El Prado, un tradicional sector de estrato alto en Barranquilla, que funciona permanentemente hayan o no elecciones y en donde organiza reuniones, recibe a sus líderes en la ciudad y departamento y define las estrategias de sus campañas.
”el cepedismo es un grupo de amigos que nos gusta hacer política”
“Más que un grupo político el cepedismo es un grupo de amigos que nos gusta hacer política. Por eso no crece rápidamente sino lentamente”, le dijo a La Silla el representante Armando Zabaraín, que lleva dos periodos siendo la fórmula a Cámara de ‘Fincho’ en el Atlántico y el próximo año buscará su reelección de la mano del Senador.
Quienes trabajan con él lo definen como una persona de consensos, poco amigo de las controversias estridentes, que consulta sus decisiones políticas con su círculo más cercano y piensa tres veces antes de tomar una decisión. Ese carácter metódico lo aplica a la hora de organizar a sus empleados, a quienes entrega funciones específicas y luego controla cada tarea asignada.
Está casado con Sonia Tarud y es padre de tres hijos: Daniela (ex reina del Carnaval de Barranquilla), Efraín José y Camilo, actual secretario de Informática del Atlántico. Con ellos trata de verse por lo menos una vez a la semana, sin contar con los almuerzos diarios y casi obligados en su casa.
Para sus contradictores, Cepeda es un “aristócrata de la política”, como lo definió un empresario de Barranquilla, que esconde detrás de su discreción y buenas maneras prácticas clientelistas.
“A él le gusta tener sus cuotas pactadas antes de brindar un apoyo y se ha logrado mantener siendo sumiso a los gobiernos de turno”, nos dijo un político del Atlántico que no es cercano a él.
“Ahora es el mandamás del Partido Conservador, ha sabido capitalizar el desgaste físico de Roberto Gerlein”, apuntó otra fuente dentro de las toldas azules mientras afirma que, pese a sus buenas maneras, Cepeda es otro político tradicional más, que forjó su poder a base de clientelismo y burocracia.
De la mano de Pastrana
Los vínculos políticos de la familia Cepeda en Barranquilla arrancaron por el pastranismo, a tal punto que una persona del Partido Conservador que conoce la carrera de Fincho nos dijo que él es “obra de Andrés Pastrana”.
Cepeda proviene de una de las familias más prósperas de Barranquilla que maneja desde hace décadas el sector inmobiliario. Su padre, Efraín Cepeda Rodado, fundó la empresa familiar Cepeda & Cía, que maneja el negocio en la ciudad. Su madre, Sarita Sarabia Huyke, quien falleció el mes pasado (y a quien el Senador le dedicó su discurso de posesión), también venía de una familia de importadores comerciantes de Barranquilla.
El senador Cepeda es el hijo mayor de la familia de seis hermanos (Jairo, Alfonso, Fernando -quien maneja las haciendas de la familia La Floresta y San Blas-, Alberto y Álvaro). Es ingeniero de industrias de los Andes con especialización en administración de empresas y teniente de la reserva naval.
Se encargó del negocio familiar durante varios años antes de ingresar a la política. Fue dirigente gremial de la Lonja de Propiedad Raíz, que ayudó a fundar su papá, y luego fue presidente del Consejo Directivo Intergremial.
En ese cargo lideró la presión del sector empresarial para liquidar la Sociedad de Acueducto, Alcantarillado y Aseo de Barranquilla, una empresa pública que prestaba un servicio muy deficiente y le dió paso a la Triple A.
Efraín padre era amigo cercano del ex presidente Misael Pastrana que, cuando iba a Barranquilla, solía ir a visitarlo.
En la región, el vínculo pastranista pasaba por el entonces senador Abel Francisco Carbonell, uno de los barones conservadores del departamento durante la segunda mitad del siglo pasado y quien representaba en la Costa la línea pastranista. Mientras tanto la casa Gerlein era cercana a la línea rival, la encabezada por Álvaro Gómez.
Fue Carbonell el que lanzó a la política al primer Cepeda, el hermano menor de Fincho, Jairo.
De la mano de Carbonell, Jairo fue gobernador encargado del Atlántico, Director Regional de la Superintendencia de Sociedades, Director de Fenalco y Gerente de la Empresa Municipal de Teléfonos.
La ascendente carrera de Jairo finalizó trágicamente en 1986 cuando tenía 32 años y estaba dirigiendo la Empresa de Teléfonos y, en medio de críticas públicas y presiones internas para dar cuotas burocráticas en la empresa, terminó suicidándose.
En esa época hubo duros editoriales de medios regionales como El Heraldo, que culparon del hecho a las presiones políticas por parte de congresistas liberales y del mismo Carbonell de tener cuotas en la Empresa.
Cuatro años después, con Carbonell por fuera del Congreso, en 1990 Fincho dio el salto a la política de la mano del hijo de Misael, el en ese entonces ex alcalde de Bogotá y aspirante al Senado, Andrés Pastrana.
Pastrana estaba armando una lista para lanzarse al Congreso bajo su movimiento Nueva Fuerza Democrática. Quería personas sin experiencia en la política y de diferentes campos técnicos. Allí fue que reclutó a Cepeda, Eduardo Pizano y a la ex senadora vallecaucana Claudia Blum.
Una persona que conoció de cerca la conformación de esa lista nos dijo que Pastrana decidió vincular a Efraín porque vio en él la figura del anti-político, que era el legado de Jairo: una persona joven, alejada de las prácticas tradicionales de la política, que no cedería a la presión de las cuotas y de los partidos tradicionales.
(Ya siendo Presidente, en el 2000, Pastrana inauguró el parque Jairo Cepeda Sarabia en Barranquilla, como homenaje. “Muy temprano (Jairo) habría de experimentar en carne propia la virulencia de cierta clase política extraviada y corrupta”, dijo Pastrana en ese momento).
La Silla no pudo confirmar con congresistas cercanos al Senador, ni familiares, ni dirigentes en Barranquilla, si hay alguna relación entre lo ocurrido con su hermano menor y el ingreso de Fincho a la política.
En todo caso Pastrana lideró la lista y consiguió 400 mil votos, que le dieron curul a 8 senadores, entre ellos Fincho, quien era el nuevo senador pastranista atlanticense, ante la ausencia del barón Carbonell.
Con ese movimiento, Fincho se reeligió en 1994, 1998, 2002 y 2006, año en el que Nueva Fuerza Democrática entró oficialmente al conservatismo y Cepeda arrancó su ascenso dentro de la colectividad.
(En los últimos 17 años Cepeda ha aumentando progresivamente su caudal electoral y consolidándose como una fuerza política autónoma en el Atlántico. Por ejemplo, en 2002 tuvo la décima votación del país con 88 mil votos; en 2006 tuvo 50 mil votos; en 2010 repitió con 80 mil votos y en 2014 llegó con 98 mil siendo la segunda votación de su partido, detrás de Gerlein).
Paralelamente, Pastrana comenzó su alejamiento del conservatismo en el que Cepeda ya estaba. El principio del fin arrancó cuando Pastrana salió de la Presidencia en 2002.
Para ese entonces, el candidato del pastranismo era Juan Camilo Restrepo, hoy jefe negociador del gobierno con el ELN. Sin embargo, el Partido y sus tendencias decidió apoyar al entonces aspirante independiente Álvaro Uribe, quien, en parte, prometía sacar al país del estado fallido que había dejado Pastrana por el Caguán.
Otros aliados
Durante el primer Gobierno de Álvaro Uribe, Pastrana salió del país y mantuvo distancia con el partido, pero luego se acercó al uribismo cuando fue nombrado Embajador en Estados Unidos entre 2005 y 2006.
Un año después, en 2007, Cepeda fue nombrado director nacional del conservatismo, partido que ya tenía varias cuotas en el gabinete de Uribe, como el Ministerio del Interior a cargo de Carlos Holguín. Sin embargo, Fincho nunca fue considerado un uribista como otros barones de su partido, como Omar Yepes.
El cargo de director le permite a quien lo ostente mojar prensa con los medios nacionales, tener cercanía con la Casa de Nariño y ser el vocero nacional de todos los congresistas. Y, en esa medida, le servía a Cepeda para ganar reconocimiento nacional, ya que, como nos dijo un funcionario del Partido, “había mucha gente que para ese momento no sabían que Fincho era senador”.
A esa designación llegó de la mano de otro de su aliados políticos, el entonces senador Luis Humberto Gómez Gallo, expresidente del Senado, y uno de los más importantes caciques azules del Tolima, hasta su sentencia por parapolítica en 2009 y su fallecimiento en 2013.
”Cepeda dejó de representar los principios y valores con los cuales entró a la política”
El director del partido era elegido por miembros de las direcciones regionales. Cepeda, postulado por los gómezgallistas, obtuvo la segunda votación, por detrás del entonces representante Bladimiro Cuello. Los senadores no querían que un representante los dirigiera y, en una nueva votación, Fincho ganó.
Durante ese periodo, Cepeda debió responder ante los medios por el impacto entre los azules de los escándalos de la parapolítica (en el que estuvieron involucrados, entre otros, Gómez Gallo y los senadores Ciro Ramírez y William Montes) y la yidispolítica (como Alirio Villamizar, Iván Díaz Mateus y la propia Yidis Medina).
Paralelamente, el expresidente Pastrana arreció las críticas contra el partido, acusándolo de dejar atrás sus valores en medio del escándalo de la parapolítica con lo que, aunque no mencionó directamente a Cepeda, los alejó que éste fuera el director de la colectividad.
Cepeda terminó su dirección en 2009 y para las presidenciales de 2010, tras la derrota de su candidata Noemí Sanín en la primera vuelta presidencial (Fincho la apoyó frente al uribista Andrés Felipe Arias), adhirió a la de Juan Manuel Santos.
Regresó a la cabeza del directorio entre 2011 y 2013, cuando el santismo y el uribismo habían marcado diferencias.
En ese periodo promovió una reforma para que dentro del directorio tuviera la participación de delegados indígenas, mujeres y representantes de la sociedad civil. Además que comenzó a extender su influencia dentro del partido.
Una prueba de ello es que en 2012 ayudó a elegir a Juan Carlos Wills como secretario general del partido. Wills era también del grupo de Gómez Gallo, y hoy suena como fórmula a la Cámara de Cepeda desde Bogotá.
Tras salir del directorio en 2013 apoyó la reelección de Santos y cerró puertas a una posible alianza con Uribe quien llegaba al Congreso con el Centro Democrático.
Para ese momento tenía fichas clave en el sector agro, que en el primer gobierno de Santos era un fortín conservador, como el entonces director del ICA, Luis Humberto Martínez Lacouture, quien ha sido su cuota en diferentes administraciones locales y ahora suena además como posible aspirante a la Gobernación del Atlántico en 2019 como ficha de Cepeda.
Sin embargo, fue uno de los derrotados en la convención conservadora de 2014 en la que Marta Lucía Ramírez fue ungida candidata presidencial contra la línea de Cepeda y otros santistas de apoyar la reelección.
”Su elección como Presidente es un tanque de oxígeno para el partido”
En el actual directorio y con el senador Hernán Andrade lidera el bloque godosantista, que incluye a Juan Camilo Fuentes Pumarejo (concejal del grupo de ‘Fincho’ en Barranquilla), las senadoras Olga Suárez, Yamina Pestana y Miryam Paredes, además de Juan Camilo Cárdenas, en representación de los jóvenes.
La inscripción de Cepeda en el santismo desde 2010 acabó definitivamente con la relación que tenía con su mentor, Andrés Pastrana, quien nos dijo que “tristemente Efraín Cepeda dejó de representar los principios y valores con los cuales entró a la política”.
Sin embargo dentro del Congreso es considerado como uno de los senadores más respetuosos, que no le gusta generar la polémica y tiene buenas relaciones en todos los partidos.
“Su elección como Presidente es un tanque de oxígeno para el Partido. De él no escuchas una mala palabra, es muy cuidadoso”, nos dijo el senador Juan Diego Gómez, también godosantista y compañero de curul en el Senado.
Expansión fuera del Atlántico
Las elecciones legislativas de 2014 y las locales de 2015 le sirvieron a Cepeda para consolidar su poder en el Atlántico y empezar un proceso de expansión a nivel nacional.
Primero logró aumentar en 18 mil votos su capital electoral –pasando de 80 mil votos en 2010 a 90.588 en 2014–, alcanzando la segunda mayor votación azul a Senado detrás de Gerlein (127 mil votos) y reeligió su fórmula a Cámara, Armando Zabaraín (53 mil votos), que fue la tercera votación azul en Atlántico.
Además apoyó en Tolima a José Elver ‘Choco’ Hernández, que fue la Cámara conservadora más votada con 23.804 votos.
En las regionales de 2015 apoyó a la dupla ganadora de la Alcaldía de Barranquilla y la Gobernación del Atlántico, al vargasllerista Alejandro Char y al liberal Eduardo Verano.
Además, sacó del gerlenismo a Rubén Marino, concejal de Barranquilla, que se reeligió con 15.191 votos, y así logró que por primera vez su grupo eligiera dos concejales en su ciudad natal. El otro es el primíparo Juan Camilo Fuentes Pumarejo, quien obtuvo 12.236 votos.
También hizo reelegir a su diputado, Federico Ucrós, con la segunda mayor votación azul del Atlántico (41.592 votos).
Esto le valió para tener representación en las administraciones de Char y Verano. Como contamos en La Silla Caribe el Secretario de Gobierno de Char, Clemente Fajardo Chams, es de su grupo.
Y en el departamento tiene al jefe de control interno de la Gobernación, Rafael Fajardo Movilla, padre de Clemente; su hijo Camilo es Secretario de Informática; y a Anatolio Santos Olaya, de su grupo, es de Desarrollo Económico.
Además, en línea con sus alianzas fuera del Atlántico en 2015, apoyó a Roger Carrillo, quien se reeligió al Concejo de Bogotá con la mayor votación azul (15 mil votos) y ganó espacios de poder en Magdalena con el único diputado conservador, Alex Velásquez (16 mil votos), y el único concejal azul en Santa Marta, Juan Carlos Palacio (4 mil votos).
Por eso, para las legislativas de 2018 busca mantener su movimiento reeligiendo a sus Cámaras y ampliar su influencia en Bogotá –en donde peleará la curul azul de Cámara con Juan Carlos Wills, secretario general del Partido Conservador–, Caldas –en donde forjó una alianza con el representante Arturo Yepes– y en La Guajira –en donde llevará a Hugues Lacouture, director del Damab en la primera administración de Char en Barranquilla y ex procurador agrario delegado de La Guajira, como cabeza de la lista a Cámara–.
Camino a la Presidencia
A la par de consolidar ese poder en el Atlántico y extenderlo a Bogotá, Cepeda comenzó a buscar la Presidencia del Senado antes de terminar el año pasado, ya que por acuerdos entre la coalición desde hace tres años, la última legislatura le correspondía a los conservadores.
Inmediatamente logró apoyos dentro de la nueva dirección conservadora a cargo de Hernán Andrade y éste le ayudó para tener los votos dentro del partido de la línea no santista, que apoyaba al boyacense Jorge Hernando Pedraza, quien no tenía el respaldo del Gobierno para esa candidatura, pero Cepeda sí.
Tanto así que el propio presidente Santos le dio un espaldarazo público a su campaña arrancando enero. En Soledad, inaugurando un colegio, Santos lo saludó como el próximo presidente del Senado ante la sorpresa de los presentes.
Con ese espaldarazo público, rápidamente tuvo las mayorías con los liberales, La U, Cambio Radical y los partidos minoritarios como el Polo y los Verdes.
”Actualmente tiene la segunda votación de su partido, detrás de Roberto Gerléin”
Aunque el Centro Democrático quería lanzar a un candidato propio (algo que por primera vez iba a hacer en los cuatro años que lleva el uribismo en el Congreso), Cepeda se reunió con Uribe horas antes de la elección para lograr el apoyo de todos los partidos.
Precisamente fue con Uribe con quien más habló mientras hacía ronda de saludos y agradecimientos a sus colegas después de la votación. Antes de subir al estrado y leer su discurso Cepeda se acercó a la bancada del Centro Democrático y agradeció al expresidente, el cual se mostró sonriente durante la conversación.
No obstante el apoyo de Uribe, los 10 votos en blanco que tuvo la postulación del nuevo presidente del Senado, vinieron del partido que dirige el exmandatario.
Con su capacidad para lograr acuerdos a su favor, el apoyo de la Casa de Nariño (que hasta el 7 de agosto de 2018 tiene la chequera para mandar) y el propósito de hacer una Presidencia del Senado que lo catapulte hacia su séptima reelección como Senador, Cepeda arranca el reto de, ahora sí, sacar adelante la Legislatura de la Paz.