La paradoja de Armitage

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Aunque el Alcalde de Cali ha mostrado que es un gerente, no ha podido o no ha querido entender que Cali no es la empresa que él está acostumbrado a manejar

Diez meses después de que arrancara su gobierno, el Alcalde Maurice Armitage aún no levanta cabeza en las encuestas. La última Gallup, por ejemplo, mostró que la imagen positiva del alcalde cayó cuatro puntos y está en 53 por ciento, lejos del 69 por ciento con el que arrancó. Es casi el mismo porcentaje de caleños (52 por ciento) que creen que la ciudad va por mal camino, una cifra muy parecida a la que ha tenido a lo largo de su alcaldía.

Lo que hay detrás, para analistas y personas cercanas a la Administración, es que aunque el Alcalde ha mostrado que es un gerente y sabe delegar, no ha podido o no ha querido entender que Cali no es la empresa que él está acostumbrado a manejar. Y que el éxito de su empresa depende de más factores que generar empleo, que ha sido su apuesta y casi que su obsesión desde que se posesionó en enero.

La apuesta

Maurice Armitage es un empresario. Un gerente que ha ganado renombre no sólo porque sus empresas son prósperas sino porque le ha apostado a que sus trabajadores crezcan con ella. Esa es la apuesta que él ha querido mantener en estos diez meses de Alcaldía a través de buscar casi que una sola cosa: generar empleo. Así, propone que las personas puedan acceder a bienes y servicios, dinamicen la economía de la ciudad, y todos crezcan.

 

A juzgar por las cifras de desempleo en Cali, la apuesta está generando resultados: en la última medición del Dane, entre junio y septiembre, el desempleo alcanzó la cifra más baja en los últimos 16 años: 10,6 por ciento, 0,5 por ciento menos que en el mismo período hace un año. La cifra ya venía bajando desde al menos hace tres años y continúa a la baja, algo que también viene ocurriendo en el resto del país.

Hasta ahora, la Alcaldía ha creado 785 nuevos empleos sobre todo para víctimas y pandilleros que son los sectores que Armitage ha identificado como los más vulnerables, y que ahora trabajan como gestores de movilidad o gestores culturales. La meta es terminar el año con mil empleos nuevos y 2 mil a final del 2017.

Armitage lo ha hecho apoyado también en otra idea que ha puesto en marcha: acercar su gobierno a los ciudadanos de a pie, algo que lo diferencia de su antecesor, Rodrigo Guerrero. Cada 90 días, el Alcalde visita los barrios de una comuna, se reúne con la gente y escucha sus preocupaciones. Su respuesta casi siempre es la misma: va a generar más empleo para solucionar el problema.

Esa estrategia, sin embargo, ha sido tildada por algunos analistas como populista porque cuando el Alcalde se vuelve a reunir con su equipo de gobierno para definir cómo crear esos empleos, la respuesta es que no se puede, usualmente porque no hay recursos para hacerlo.

“Ha generado un sinsabor. No puedes ir a generar una esperanza que no puedes cumplir”, dijo una de las fuentes que conocen de cerca el trabajo de la administración. Algo similar opinaron otras dos personas consultadas. Para la Alcaldía, en cambio, los resultados muestran que sí han cumplido: por ahora se ha resuelto más del 50 por ciento de las solicitudes que han hecho los caleños. 

La otra apuesta ambiciosa de esta Alcaldía ha sido modernizar su estructura administrativa, lo que en parte responde al interés de Armitage de hacer que la administración pública sea más eficiente y trabaje más rápido y en parte, a una necesidad a la que hasta ahora ningún alcalde le había querido meter el diente.

En 2001, cuando la ciudad estaba al borde de la quiebra, se hizo una reforma que achicó la administración para gastar menos recursos en el funcionamiento. Así, Cali pasó de tener 24 secretarías y 38 subsecretarías y unidades administrativas especiales, a 18 y 22 ese año.

El efecto, en la práctica, es que la planta de funcionarios disminuyó pero se disparó el número de contratistas: hoy la ciudad tiene unos 2.300 funcionarios y unos 5 mil contratistas.

La idea de Armitage es crear seis nuevas secretarías y 31 nuevas subsecretarías y unidades administrativas especiales, lo que dejaría a la ciudad en un nivel similar al que tenía hace 20 años y con unas tareas específicas que respondan a las estrategias del Plan de Desarrollo. 

A pesar de que cinco fuentes con las que habló La Silla para esta historia no dudan en la urgencia de la reforma que entrará en vigencia en enero, ésta no ha estado exenta de críticas. La primera, y que refuerza la idea de que el Alcalde no ha entendido cómo funciona el municipio, es que la pensó y la diseñó muy rápido, y por tanto, su estructuración tiene varios problemas.

Por ejemplo, la reforma cambia la estructura de la secretaría de Gobierno, una de las más importantes en una ciudad, y crea dos nuevas: la secretaría de paz y cultura ciudadana y la de seguridad y justicia.  La de Gobierno pasará a tener bajo su cargo las oficinas de transparencia, relaciones y cooperación, la secretaría privada y de comunicaciones.

La crítica es que separa la cultura ciudadana de la seguridad a pesar de que, como han demostrado varias ciudades como Bogotá, la mayoría de los hechos violentos están relacionados con la intolerancia que terminan en riñas y en homicidios. Algo que en opinión de expertos, se puede corregir haciendo énfasis en la prevención y en la cultura ciudadana que deberían estar vinculadas y que recoge la visión del ex alcalde de Cali, Rodrigo Guerrero.

Otra de las críticas que conoció La Silla es que aunque la reforma tiene cubierto el presupuesto para pagar los sueldos de los empleados nuevos o que se reacomoden en las nuevas secretarías, no tiene definido ni el presupuesto ni las metas que por la reforma pueden migrar de una secretaría a otra.

Eso ocurrirá por ejemplo, según una fuente que trabajó en la elaboración de la reforma, con las nuevas secretarías de Turismo y de Desarrollo Económico, que se encargarán de la estrategia de gobierno de Armitage de hacer una ciudad emprendedora y pujante, pero según el presupuesto del 2017,  sólo tendrán el 1 por ciento de presupuesto de inversión del municipio para el próximo año.  La crítica, que también han hecho varios concejales hace unas semanas como contó el observatorio de la Universidad Javeriana de Cali, es que por ahora, las estrategias de estas nuevas secretarías están desfinanciadas.

El último 'pero' de la reforma es que creará 40 cargos de libre nombramiento y remoción, lo que puede dejar a la ciudad expuesta a una nueva puja burocrática entre la Administración, el Concejo y las fuerzas políticas que apoyaron al Alcalde y que seguramente presionarán para que les den cuotas. Un punto en el que el Alcalde se ha mantenido firme hasta ahora y en el que no están dispuestos a ceder. 

Finalmente, el Alcalde Maurice Armitage le ha apostado a un proyecto difícil pero necesario: el desalojo de las 8.770 familias que hoy viven en el jarillón del río Cauca y que necesitan ser trasladadas para reforzar la estructura y evitar que el jarillón se rompa e inunde la ciudad. Aunque este también es uno de los temas claves en los que sus antecesores no se habían metido, por ahora, la reubicación ha sido lenta. Hasta ahora van 175 familias.

Con estas tres apuestas Armitage ha demostrado cuales son sus prioridades. En el resto del manejo ha delegado las responsabilidades sin necesariamente tirar línea, una estrategia no ha resultado del todo bien a juzgar por los resultados hasta ahora. En últimas, ha mandado el mensaje de que la ciudad está descoordinada.

El descoordine

Hace dos semanas, la secretaria de Hacienda María Virginia Jordán renunció a su cargo. Le dijo a El País que salía por "algunas diferencias con el alcalde que pensaba que las cosas salían mucho más ágil, pero yo pensaba que se debían revisar con mayor seguridad. Hay temas que sí se pueden agilizar pero otros no porque hay requisitos que cumplir".

En concreto, según supo La Silla Pacífico, la renuncia se dio luego de que el Alcalde la presionó para dar soluciones a la entrada en operación de la zona franca del sur de Cali, Zonamerica, que entre sus socios tiene a Carvajal. Como el proyecto debe ceder parte de su terreno para construir obras públicas, incluyendo las calles, y Carvajal ha propuesto encargarse de la ejecución del proyecto, el Alcalde quería que el tema se resolviera rápido para que pudiera arrancar. Sin embargo, la funcionaria no cumplió.

Con ella ya son cuatro cabezas las que han rodado en el gabinete de Armitage en sus diez meses de gobierno: se han ido el coronel Nelson Rincón en la secretaría de Tránsito, León Darío Espinosa de Planeación y Juan Carlos Minotta de Vivienda.  

Según dos personas que conocen al alcalde, la salida de Jordán muestra una característica de su forma de gobernar: buscar resultados rápidos como en una empresa, sin entender las dinámicas más lentas una entidad pública, que tiene más requisitos legales por cumplir y donde no se puede hacer todo lo que no prohíbe la ley, como en el sector privado, sino lo que la ley permite.

Y como es una persona “voluntariosa” y “cascarrabias”, dicen, ha sacado a los que no hacen las cosas como él las ordena. O, como dice alguien cercano a él, “ha sacado a los que no han dado la talla”.

Ese fue el caso de Espinosa en Planeación, que salió luego de que Cali perdió la certificación del manejo de los recursos del agua que, como contó La Silla, suman unos 5.800 millones de pesos sólo para este año. Y todo porque no entregó unos documentos a tiempo.

Sin embargo, la fuente reconoce que muchos de los funcionarios de esta administración no están preparados para asumir el cargo, ya sea porque no conocen bien los temas que tienen que manejar, o porque no son capaces de actuar tan rápido como espera el Alcalde. 

Sobre todo porque el estilo de gobierno de Armitage es delegar, sobre todo en los temas que no tienen que ver directamente con su apuesta de generar empleo y que son fundamentales para la ciudad como la movilidad, la seguridad y la educación, donde todavía no se ven resultados. Armitage delega pero no necesariamente tira línea o al menos, sus funcionarios “no lo han sabido leer”, como le dijo a La Silla una fuente. Y luego, cuando decide dejar de delegar y meterse en el tema, se molesta cuando encuentra que los temas no han avanzado como él espera. 

“Los funcionarios le dicen al alcalde que tiene que estar pendiente de temas claves y él responde, ‘bueno, hágalo usted’. Ahí se pierden muchas cosas importantes”, le dijo a La Silla una fuente que conoce la administración por dentro y que pidió la reserva de su nombre. “No ha entendido la dinámica de lo público. Él cree que sólo con ser honesto, se puede salir adelante. Así no funciona”.

En seguridad, según tres expertos que han estudiado la ciudad, eso se ha reflejado en que todavía no hay una estrategia definida para combatir el crimen a pesar de que según la Alcaldía, el equipo de Armitage se reúne semanalmente con la Policía que tiene la batuta en el tema.

El efecto es que aunque se han disminuido los homicidios -en una ciudad que todavía tiene una de las tasas más altas del país- se ha incrementado en un 25 por ciento y de un año a otro los hurtos, sobre todo de celulares, y que es el delito que la gente más percibe.

Durante los últimos dos meses, la situación se sorteó con la llegada de 700 nuevos efectivos de la policía, que sin embargo, ya se fueron por orden del gobierno nacional, como le explicó a La Silla el jefe de gabinete, Nicolás Orejuela.

En el caso de la movilidad, la Alcaldía está empeñada en mejorar el sistema integrado MIO al que planea inyectar 37 mil millones para aportar al Fondo de Estabilización del MIO para evitar que Metrocali se quiebre.

Sin embargo, las fuentes consultadas por La Silla consideran que en aras de mantener las cifras de empleo en Cali, así sea informal, no se está atacando uno de los problemas más complicados: el aumento del transporte pirata, que se sigue robando a los pasajeros del transporte público lo que ha impedido que en la ciudad sea posible cumplir la meta de transportar diariamente a 900 mil usuarios, como se planteó cuando se diseñó. Hoy el MIO sigue moviendo la mitad de pasajeros de la meta.

Finalmente, en materia de educación, Armitage heredó un problema grave al que todavía no le ha planteado una solución eficaz. Resulta que a finales del año pasado, el Ministerio de Educación ordenó que se implementara la jornada única en Cali, aunque aún no hubiera  la infraestructura para responder a la demanda de más horas de estudio por cada estudiante. Además, ordenó la salida  de 73 colegios privados que estaban acogiendo la demanda que no podían asumir los públicos, a cambio de recursos del municipio.

Esa salida abrupta, sumada al cambio por la jornada única, dejó a 26 mil estudiantes sin colegio según cifras de Cali Cómo Vamos. Por ahora, la única solución de fondo que ha planteado Armitage ante la crisis es insistir en que el próximo año solicitarán al Concejo un cupo de endeudamiento de 600 mil millones de pesos para iniciar la construcción de la infraestructura que hoy no existe.

Este lío ha sido liderado por la secretaria de educación y abogada, Luz Elena Azcárate, esposa del ex alcalde Mauricio Guzmán (condenado por el proceso 8000) y que según varias fuentes, no es experta en el tema. Su respuesta ha sido “paupérrima”, según una fuente que conoce la Alcaldía, que agrega que el Alcalde “no ha atendido el problema con diligencia”. Por ahora, la que se está encargado del tema de educación es Cristina Armitage, una de las hijas del Alcalde.

A cargo de la coordinación del equipo de la Alcaldía han estado Nicolás Orejuela como jefe de gabinete y Juan Fernando Reyes Kuri, el secretario general de la Alcaldía de Cali. Ambos son jóvenes, vienen de ser candidatos en elecciones en Cali (Orejuela aspiró a Alcaldía en 2015 y Reyes a la Cámara en 2014) y según una fuente de la Alcaldía, han mostrado ganas e interés en trabajar por la ciudad. Otras cuatro fuentes consultadas que conocen la movida política en Cali dijeron que ambos tienen intención de volver a aspirar a cargos públicos por lo que desconfían de sus motivaciones a la hora de tomar decisiones en la Alcaldía. 

Mientras tanto, el proyecto de Armitage de convertir a Cali en una empresa tan próspera como las suyas no parece cercano. Y como él mismo ha reconocido, el cronómetro le corre en contra.

Nota de la editora:

Después de publicada de esta historia, modificamos el penúltimo párrafo para hacer más precisa la información. 

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