Desde hace un par de semanas se encendió la polémica por la devastación ambiental de la Ciénaga Grande de Santa Marta. Lo que no se ha contado es que Corpamag, la corporación autónoma del departamento del Magdalena, tiene plata para cuidarla pero la ha invertido en solo una de las necesidades de la Ciénaga, precisamente la que es más fácil entregarle a un solo contratista.
La platica de la Ciénaga que no se usó
Desde hace un par de semanas se encendió la polémica por la devastación ambiental de la Ciénaga Grande de Santa Marta. Lo que no se ha contado es que Corpamag, la corporación autónoma del departamento del Magdalena, tiene plata para cuidarla pero la ha invertido en solo una de las necesidades de la Ciénaga, precisamente la que es más fácil entregarle a un solo contratista.
Desde 2005 la ley de sobretasas ambientales, hecha para proteger a la Ciénaga, obliga a que parte de la plata de los peajes viales se dirijan a la protección de zonas cercanas y que tengan la categoría Ramsar (una convención internacional que protege los humedales con un valor hídrico excepcional) y Reserva de la Biósfera de la Unesco.
Como por la orilla costera de la Ciénaga -un complejo de humedales más grande que el Quindío- pasa la autopista de Santa Marta a Barranquilla, hasta ahoora es la única beneficiada por ese impuesto.
Por eso, desde ese año cada carro que pasa por la carretera comenzó a pagar un 5 por ciento adicional para conservarla, cobrado cuando se pasa tanto por el peaje de Palermo (antes del Puente Pumarejo en Atlántico) como el de Tasajera (en Puebloviejo, Magdalena). En el 2012 ese impuesto subió al 8 por ciento, por lo que hoy -de los 8 mil pesos que paga cada uno de los 7.200 carros al día- unos 640 van para la Ciénaga. Es decir, más de 4 millones de pesos al día, por cada uno de los dos peajes.
Pero esa plata no ha sido utilizada según las prioridades que identificó el plan de manejo de la Ciénaga, que es la carta de navegación para su gestión y como exige la ley.
El lío es que el plan existe desde 2002, cuando fue elaborado como resultado de un proyecto de restauración de la Ciénaga de 15 millones de dólares y que lideró durante los años noventa la cooperación alemana con plata del Banco Mundial, pero no ha sido adoptado oficialmente por Corpamag. Aunque el Ministerio de Ambiente y la CAR magdalenense lo desempolvaron en el 2009, tampoco se adoptó.
Eso no ha suspendido la sobretasa, sino que le ha dejado a Corpamag libertad para invertir los 18,7 mil millones que se han recaudado desde 2013. Y casi el 80 por ciento se ha destinado en un mismo tema: dragar y mantener los caños que traen agua dulce del río Magdalena a las pequeñas ciénagas, lo que significa un jugoso contrato para una empresa que tenga dragas.
Hace dos meses firmó un contrato por más de 80 mil millones de pesos para continuar esa labor en los próximos 15 años. Con ese contrato, la plata de la sobretasa ya quedó comprometida de aquí en adelante.
Lo más llamativo es que hasta ahora los contratos habían sido por períodos mucho más cortos, que la licitación fue exprés (tardó menos de tres meses) y se cerró a finales de diciembre con un solo proponente: la barranquillera Sistemas de Dragados y Construcciones. Otro interesado, P&P Ingeniería y Proyectos Ltda., pidió una prórroga de los plazos para que hubiera más de un proponente, pero el director de Corpamag, Orlando Cabrera, negó esa posibilidad.
La ganadora no es una empresa nueva en el sector, sino que existe desde 1988, y en los años recientes ha tenido contratos de dragado por varios miles de millones de pesos con Corpamag, el Invías, la CAR y Cormagdalena, aunque ninguno de ellos tan grande como el nuevo de la Ciénaga.
Con esa decisión, se quedaron sin un peso las otras tareas prioritarias que identificó el plan de manejo, como el ordenamiento de la pesca, los procesos de monitoreo, la solución de los conflictos por uso del agua con ganaderos y agricultores, y la labor de educación con los pobladores locales sobre qué es y cómo se conserva un humedal Ramsar – reserva de la biósfera.