Así están las cargas para las elecciones del Consejo Superior de la Universidad del Chocó, que definirá al nuevo rector que reemplazará al que está desde hace catorce años.
La primera vuelta en la pelea por la Universidad del Chocó
Foto: Youtube. Eduardo García Vega, rector de la Universidad Tecnológica de Chocó, desde hace 14 años.
El próximo viernes, la Universidad Tecnológica de Chocó, UTCH, elegirá a cinco de los nueve miembros del Consejo Superior que serán, a su vez, quienes el próximo año elegirán al nuevo rector de la institución. Es una elección que se dará en medio de la puja entre el sindicato de maestros Aspu y el actual rector, Eduardo García Vega, que tras un paro de tres meses que terminó en octubre, acordaron que García Vega no se reelegirá por un cuarto período consecutivo.
Aún así, ambos sectores quieren poner al sucesor. Por eso, la elección del Consejo Superior será la primera vuelta en la pelea por quién se queda con la Universidad que no sólo es la única pública del Chocó sino que es el segundo cargo público más importante del departamento, después de la Gobernación.
La puja
La UTCH es un fortín político apetecido en Chocó, que tiene un presupuesto anual de inversión de 42 mil millones de pesos, pero está envuelta en varios problemas acumulados que la han puesto en el ojo del huracán.
El primero es un déficit presupuestal grande que requiere ajustar los gastos para poder seguir funcionando. Esto se debe tanto a la desfinanciación de las universidades a nivel nacional como a los malos manejos de los recursos de la administración.
El segundo es que en los 45 años de fundada no ha recibido la acreditación de alta calidad del Ministerio de Educación y tampoco sus programas académicos. Eso es grave porque esa acreditación es una garantía de que la educación que brindan es de calidad que permite que los estudiantes puedan hacer intercambios con otras universidades, acceder a becas y que sus títulos sean validados en otros países.
En los últimos dos años el Ministerio de Educación le negó la renovación de los registros calificados de enfermería y arquitectura que determinan las condiciones mínimas de calidad para que puedan ofertar cupos y por eso no podrán matricular nuevos alumnos.
El tercero es que hace ocho meses la universidad se vio envuelta es un escándalo de corrupción por la venta de títulos falsos. Un asunto que llegó hasta la Fiscalía y tiene a varios profesores y funcionarios tras las rejas. Y aunque integrantes de la administración aseguran que ya tomaron todas las medidas, el hecho fue un duro golpe para su legitimidad.
A eso se suma la puja por la rectoría de la Universidad que hasta ahora la ha ganado el actual rector, Eduardo García Vega, quien a través de reformas a los estatutos se ha reelegido tres veces en un hecho inédito en la Universidad.
Como contó La Silla Pacífico, García es sociologo de la Universidad San Buenaventura de Medellín y tiene una maestría en desarrollo rural de la Javeriana. Ha estado vinculado a la Universidad desde hace 32 años donde, antes de ser rector fue vicerrector de investigaciones y director del Instituto de Investigaciones Ambientales del Pacífico, IIAP.
Políticamente, y según siete fuentes consultadas por aparte, García es liberal cordobista y se ha mantenido en el cargo porque ha sido muy hábil en construir alianzas con los miembros del consejo superior de la Universidad donde tienen asiento los ex rectores, los sindicatos, los egresados, los estudiantes y los gremios, entre otros y que son los que a la postre eligen al rector. Además, según las fuentes, tiene muy buena relación con los políticos del departamento y ha apoyado a varios candidatos, aunque según una de las fuentes “nunca se compromete con ninguno”.
Durantes sus catorce años como rector su gestión recibió críticas por no superar los problemas de la Universidad. Por eso, desde finales del año pasado, en Chocó circuló el rumor cada vez más fuerte de que García Vega no intentaría reelegirse por cuarta vez el próximo año, aunque no por eso va a desvincularse del poder en la Universidad. De hecho, desde ese momento, empezaron también a sonar los nombres de los candidatos con los que planeaba elegirse en cuerpo ajeno como el de Teofilo Cuesta, el actual director de Codechocó, la autoridad ambiental chocoana.
Esta situación aumentó el descontento del sindicato de profesores Aspu Chocó, quienes convocaron a una asamblea permanente en agosto que duró tres meses para pedir, entre otras cosas, reformar los estatutos para evitar la reelección indefinida del rector.
Aunque los miembros del sindicato pedían que les mejoraran sus condiciones laborales, les cumplieran pagos atrasados y sus prestaciones, así como un restaurante, una biblioteca y otras mejoras en términos de bienestar universitario, una fuente del nivel nacional que conoce la situación de primera mano le dijo a La Silla Pacífico que un sector liderado por el Presidente del sindicato, Jorge Perea, también quería modificar los estatutos de tal manera que los seis miembros nuevos del Consejo Superior los eligieran ellos y así asegurar que el próximo rector fuera de su grupo. Por ese grupo, el nombre que suena hoy es el del Vicerrector de los docentes, Gilberto Panesso.
Además, buscaron alargar el paro lo más posible para afectar la imagen del rector e incluso presionar para que renunciara y en cambio, fortalecer la imagen del sindicato. Sin embargo, la jugada no les salió porque durante la negociación, el sindicato se dividió.
La administración de García Vega pudo negociar con un sector liderado por el profesor Rafael Bechara y el abogado Armando Valencia Casas, que pedían mejoras en las condiciones salariales y de formalización y pactó con ellos el pago de los salarios atrasados y de prestaciones.
“Nosotros sabíamos que en la negociación teníamos que ceder pues había cosas que se podían cumplir y que otras sólo se verán a mediano y corto plazo y cuando eso se acordó había que suspender la asamblea”, nos dijo el profesor Bechara.
En cambio, el grupo liderado por Perea y cuyas peticiones eran mucho más políticas y difíciles de cumplir en el corto plazo, según la fuente del nivel nacional, terminó perdiendo.
No logró ni siquiera que dentro de los nuevos estatutos quedara incluido el requisito legal de que sólo personas de la universidad pudieran aspirar, una condición que pretendía impedir que Teófilo Cuesta se lanzara con el apoyo del rector García. Aunque durante el paro Cuesta dijo públicamente que no se iba a lanzar, la posibilidad no quedó cerrada del todo y en todo caso, según las fuentes consultadas, el rector también estaría apoyando al decano de ingeniería, David Mosquera.
Por eso, la puja política entre el rector y el grupo de Perea se trasladó a la elección del Consejo Superior del viernes que determinará por cuál de estas dos fuerzas se inclina la balanza. Y por ahora, como están repartidas las fuerzas según cuatro fuentes consultadas por La Silla que conocen la Universidad por dentro, no es tan claro cuál grupo puede salir ganador.
Los candidatos y las fuerzas
El interés de poner sus cinco fichas en el Consejo Superior, tanto del Rector como de ASPU, es asegurar los votos que le den la victoria a sus candidatos a la rectoría el próximo año, puesto que éstos son los que votan. Aunque hay cuatro votos más (dos del gobierno central, uno del gobernador y uno del sector productivo) si logran una buena cosecha este viernes, al ganador le quedará más fácil conquistar los otros votos que, por lo general, se adhieren al que tengan mayorías.
Los puestos que se eligirán son los de los ex rectores, las autoridades académicas, los profesores, los egresados y los estudiantes.
Para el primero, de los dos candidatos que aspiran, el que suena con más fuerza es el de Héctor Damián Mosquera, que fue rector entre 1988 y 1990 y sigue vinculado a la universidad como profesor de ingeniería y pertenece a Aspu. El otro candidato, Fidel Quinto Mosquera, en cambio, no está activo hoy en la Universidad.
Para el segundo -que corresponde al candidato de los decanos, vicerrectores y directores de programa- quedó como único aspirante el actual decano de la facultad de Derecho, Ricardo Emiro Ledezma y por eso ya tiene asegurado su puesto. Según dos profesores consultados, su nombre generó consenso porque es neutral y goza de buena imagen entre sus colegas. Sin embargo, sí tiene un vínculo más cercano con el rector pues él lo nombró hace algunos años.
Para el puesto de los profesores hay cuatro candidatos y los dos que suenan con más fuerza vienen de Aspu: el primero es Héctor Amín Barcos, respaldado por el sector de Perea, el presidente del sindicato y quien tendría 256 maestros del sindicato apoyándolo y el segundo es el profesor Bechara que negoció con el rector el fin del paro.
De los egresados hay cuatro candidatos, pero el de más posibilidades es Edwar Mena, que ya está en el Consejo Superior de la Universidad y se quiere reelegir y es rector del colegio más importante de Quibdó, el Carrasquilla. Si bien a Mena lo identifican como independiente, dos fuentes que conocen la universidad por dentro nos dijeron que aunque ha trabajado de cerca tanto con ASPU como con el rector, es más cercano a este último y de hecho, lo apoyó en su última reelección.
Finalmente está el puesto de los estudiantes que se disputan doce candidatos. Según un estudiante que habló con La Silla y que está dentro de las campañas, el rector García está apoyando a varios de los postulados lo que le amplía la posibilidad de ganar. Entre ellos están Keyner Palacios, de derecho; Rosa Elena Mosquera y Adrián Andrés Hernández de ciencias sociales; y Jhonathan Ángel García, de administración de empresas que además, es amigo de su hijo.
Mientras tanto, el sindicato apoya a la estudiante de trabajo social, Leyla Jackelyne Córdoba.
Aunque por ahora las cargas están parejas, el rector podría contar con un voto adicional y es el del Gobernador del departamento, Jhoanny Palacios, de quién es cercano según las fuentes y a quién acompañó en su campaña.
El viernes se sabrá entonces cuál de los dos grupos termina de ganar el pulso por la única universidad pública del departamento que más allá de su presupuesto, y de que en los últimos años se ha convertido en un fortín político, es clave para generar movilidad social en uno de los departamentos más pobres del país.