Hay medidas de protección, pero no soluciones de fondo
Una de las mayores críticas de las víctimas y de Human Rights Watch es que las medidas de protección, como chalecos antibalas y escoltas, sólo son paliativas y no alcanzan a cobijar a todos los reclamantes que las necesitan.
Y es que aunque la Unidad de Protección que dirige Andrés Villamizar suele ser el centro de la mayoría de las quejas de las víctimas en el tema de amenazas, en realidad detrás se esconde una frustración aún mayor con la Fiscalía porque las investigaciones sobre éstas no avanzan.
“¿Será que con otorgar medidas de protección se resuelve el problema? La Unidad trata por lo menos de implementar unas medidas adecuadas al riesgo, pero el problema sólo se soluciona cuando se dé con el paradero del autor de las amenazas y se le judicialice. Y eso no está sucediendo”, dice Jesús Mario Corrales, que lidera la organización de víctimas Funhumana en el norte del Valle.
“La gente está pidiendo a gritos resultados. Es una necesidad sentidísima de las víctimas, que sienten que si no sucede es por la inoperancia de la Fiscalía”, dice Carmen Palencia, cuya asociación -Tierra y Vida- agrupa a 9 mil reclamantes y tiene 15 capítulos en todo el país, desde los Montes de María hasta el Valle.
“Vamos 71 muertos reclamantes desde 2006 y hay una sola persona juzgada, por el asesinato de David de Jesús Góez. Ni siquiera es el autor material, mucho menos el intelectual, sino apenas un gancho. Esos están tranquilitos”, añade Palencia. “Hay dos que vamos a tener que sacar del país, porque las garantías no son suficientes y el nivel de riesgo no ha bajado”.
“Estamos en un punto crítico, porque se toman medidas para proteger a líderes pero no se ven esfuerzos del Estado contra quienes fomentan, financian y patrocinan a los grupos antirrestitución. Tienen que desarticularlos”, dice Gerardo Vega, que también forma parte de Tierra y Vida.
“La Unidad de Contexto de la Fiscalía ni siquiera tiene priorizado -hasta donde yo sé- el tema de tierras ni la restitución. Sigue siendo un punto anexo en las otras violaciones de derechos humanos en el país”, dice.