Pocas empresas reciben más ‘madrazos’ que las de celular por la continua caída de llamadas y aunque los operadores llevan todo este año ‘devolviendo minutos a los usuarios’, la mala noticia es que las llamadas se seguirán cayendo. Quizás el próximo año, cuando les toque pagar individualmente por cada llamada que se caiga, Claro, Tigo, Movistar y Avantel se decidan a hacer la inversión estructural que se requiere para que sus usuarios puedan terminar tranquilamente una llamada.
La Silla arma su ránking de llamadas caídas
Pocas empresas reciben más ‘madrazos’ que las de celular por la continua caída de llamadas y aunque los operadores llevan todo este año ‘devolviendo minutos a los usuarios’, la mala noticia es que las llamadas se seguirán cayendo. Quizás el próximo año, cuando les toque pagar individualmente por cada llamada que se caiga, Claro, Tigo, Movistar y Avantel se decidan a hacer la inversión estructural que se requiere para que sus usuarios puedan terminar tranquilamente una llamada.
Las llamadas se caen por una razón elemental: las antenas no dan abasto. En palabras técnicas, la red está muy cargada por varios motivos.
El primero es que el terreno quebrado de buena parte del país hace más difícil que las antenas cubran bien todo el espacio. Las antenas trabajan mejor cuando están ocho metros arriba de donde se conectan los celulares y por eso en zonas planas suelen estar a 9,5 metros de altura, 8 metros encima de la cabeza de la mayoría de la gente. Eso es muy difícil de lograr en ciudades como Manizales, Medellín o Bogotá, y en extensas zonas de la región andina. Por eso es que es imposible que no se caiga ninguna llamada.
El segundo es que a través de los Planes de Ordenamiento Territorial, como contó La Silla, muchos alcaldes y concejos han puesto límites a dónde se pueden poner las antenas, debido a que hay un debate internacional sobre sus posibles efectos sobre la salud.
El tercero es que los celulares se usan cada vez más para consumir datos, que necesitan mucha más capacidad de transmisión que las llamadas. Y la perspectiva es que sigan creciendo la demanda de banda ancha: el Plan Vive Digital 2014-2018, que presentó el Ministro de TIC el viernes, tiene como meta cuadruplicar la cantidad de conexiones a internet móvil en estos cuatro años.
El cuarto es que montar toda esta infraestructura es muy caro y por eso aumentar la capacidad no es algo que se logre rápidamente (salvo que se vean realmente obligados a ello). A pesar de que las emrpesas sí le han metido plata, la caída de las llamadas muestra que el esfuerzo ha sido insuficiente.
Encima, como casi toda la infraestructura de antenas la han montado los operadores para su propio uso, Tigo-Une y Movistar se han quejado de que Claro les pone trabas a la hora de asegurarse de que los usuarios de las primeras usen las antenas de la segunda, algo a lo que están obligados por ley. Esa necesidad es muy común porque más de la mitad de las líenas celualres son de Claro, y por eso ese tipo de roces afectan directamente a miles de usuarios. Y eso a pesar de que la empresa que usa la antena de otra debe pagarle por ello.
Detrás de esos líos está un problema de fondo: no hay nada que lleve a que los operadores inviertan más en infraestructura para mejorar la calidad de las llamadas. Los órganos de regulación como la la Comisión de Regulación de Comunicaciones son muy débiles frente al poder de los operadores, y los medios de comunicación, que podrían elevarles el costo de su mal funcionamiento, suelen ser receptores de su millonaria pauta.
Y esa inversión baja se da a pesar de que tienen negocios sumamente rentables: en 2013 Claro tuvo un Ebitda (una medida de qué tan rentable es un negocio, pues son las utilidades antes de pagar créditos, impuestos y otros) del 58 por ciento de sus ingresos, Telefónica Móviles del 36 y Tigo del 27, medidas mucho más altas que las de otros negocios.
Por ejemplo, el Ebitda de Nutresa (que tiene casi el monopolio en algunos alimentación) fue del 14 por ciento ; el del Almacenes Éxito del 8,7; el de Terpel del 3,9; y el del grupo EPM del 29.
Mejor dicho, plata sí hay. Pero la compensación es, hasta ahora, la única arma para que todos los operadores se pongan las pilas en calidad y como casi nunca superan la cantidad máxima de llamadas caídas permitidas por el Ministerio y la CRC (del 2 por ciento en la mayoría de departamentos y del 5 en los antiguos territorios nacionales) rara vez terminan sancionadas de otras maneras. Pero esas cifras las reportan los mismos operadores.
Pero por ahora, la compensación en llamadas caídas es muy pequeña. A líneas a las que se les caen las llamadas decenas de veces en un mes, al final les llegan 2, 3 o -en casos excepcionales- 15 minutos de compensación.
Eso se debe a que el 2014 es un año de transición. La resolución que creó la compensación por llamadas caídas permitió que, por este año, la compensación no fuera individual sino colectiva. En vez de que los operadores monitoreen cuántas veces se caen las llamadas de cada línea y le repongan individualmente, hacen un promedio mensual de todas las líneas y le devuelven lo mismo a todas.
Eso hace que las líneas que se usan muy poco, incluyendo decenas de miles de prepago, jalen el promedio para abajo.
Incluso con esa sanción leve, los operadores han comenzado a sentir el impacto pero no porque les cueste mucho reponer minutos. Al fin y al cabo el costo del minuto de celular ha venido bajando tanto que ha derrumbado su precio comercial: en diez años el precio promedio de un minuto pasó de ser el equivalente a comprar ocho huevos (900 pesos de 2004), a costar menos que un huevo (200 pesos de 2014).
El golpe a los operadores ha venido de que, al recibir minutos gratis, los usuarios postergan o del todo evitan comprar una recarga. Para los celulares prepago, recibir dos o cinco minutos más al mes equivale a demorar la compra de una recarga por varios días; para un postpago, pueden ser los minutos que faltan para llegar al mes siguiente.
En total, según los cálculos de los operadores en una demanda fallida contra la resolución y los de la misma CRC, eso equivale a unos 30 mil millones de pesos menos en ventas, al año, para cada operador.
Aunque la cifra es relativamente pequeña (en 2013 Claro vendió en total casi 8,4 billones de pesos; Tigo casi 1,7; y Movistar 4,2 billones), golpea directamente el bolsillo de los operadores.
Y podría ser apenas la puerta de entrada para que el Estado les apriete las clavijas: en marzo de este año Claro y Movistar renovaron sus permisos para prestar el servicio de telefonía celular y a cambio aceptaron, entre otras cosas, que se va a medir su calidad en zonas más pequeñas y a aceptar que, en casos graves de mala calidad, se les prohiba conseguir nuevos usuarios.
Hay que ver si la CRC usa esos nuevos dientes y si la compensación individual de minutos que empieza el 1 de enero sí sirve para que los operadores le pongan más empeño a mejorar la calidad. Sobre todo, si más gente se cambia de proveedor buscando mejor calidad ahora que se pueden llevar su número y no hay cláusulas de permanencia.
Mientras tanto, las llamadas se seguirán cayendo…
Nota: Para ver cómo les va a nuestros usuarios, los invitamos a llenar la caja de abajo, contando qué operador tienen, cuántas llamadas se les caen en cada una de las próximas cinco semanas, y cuántos minutos les repusieron en este mes. Con estos datos, haremos el ranking de La Silla sobre el peor servicio de celular.
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