La sinsalida de Manolo (y de Cartagena)

Silla Caribe

Manolo Duque enfrenta con esta suspensión la peor crisis de sus 17 meses como Alcalde de Cartagena. Foto: tomada de elheraldo.com

La suspensión por tres meses que ordenó la Procuraduría contra el Alcalde de Cartagena lo deja tambaleando a él y a la ciudad, que desde el cuatrienio pasado ha tenido seis alcaldes entre encargados y en propiedad.

En un déjà vu, Cartagena se volvió a quedar sin alcalde en propiedad. Al menos temporalmente, tras la suspensión que por tres meses ordenó la Procuraduría en contra de Manolo Duque, quien será investigado disciplinariamente por el desplome de un edificio ilegal que dejó como saldo 21 muertos a fines del mes pasado. La peor tragedia de ese tipo ocurrida en la ciudad.

 

El mandatario queda tambaleando a partir de ahora porque los tres meses son prorrogables y, según nos detalló extraoficialmente una alta fuente del Ministerio Público, la investigación incluye una línea de acción por posible corrupción, lo que eventualmente podría requerir más tiempo para indagar.

Más allá de la situación particular de Duque, el panorama político de los cartageneros a partir de esta noche revive el recuerdo de la inestabilidad institucional del cuatrienio pasado en el que el fallecido Campo Elías Terán no pudo gobernar y La Heroica estuvo del tingo al tango hasta con cuatro alcaldes por encargo en un año.

La mala de suerte de Cartagena.

El caso que evidenció la sombra detrás de Manolo

En concreto, la Procuraduría ordenó la suspensión de Manolo Duque como una medida cautelar mientras averigua las presuntas irregularidades cometidas por el Alcalde en el seguimiento y control a las construcciones urbanas.

La misma medida por los mismos hechos fue tomada en contra de la alcaldesa local Patricia Zapata y del inspector de la Comuna 12 Alfonso Ramos de León.

Bajo la investigación disciplinaria quedaron, además, la renunciada secretaria de Planeación Luz Elena Paternina, el exdirector de Control Urbano Olimpo Vergara y tres técnicos de la localidad (3) en la que ocurrieron los hechos.

En La Silla Caribe habíamos explicado hace unos días que este desplome podía derrumbar a Manolo.

Primero porque la tragedia se suma a la mala racha en la que está el mandatario desde el año pasado tras varias posturas y decisiones que han evidenciado su inexperiencia y poco conocimiento de lo público (y que se están reflejando en la poca favorabilidad que marca en las encuestas).

Y también porque, aunque ante lo del edificio Manolo ha salido más a pedir explicaciones que a darlas, hay una movida suya que muestra que tuvo interés en poner a una persona a la que relacionan con su hermano de crianza, el empresario experto en licitaciones José Julián Vásquez, a vigilar las construcciones urbanas.

Esa movida se dio el año pasado. Puntualmente, cuatro meses después de la posesión del Alcalde, cuando éste emitió un decreto para quitarle las funciones de vigilancia a las construcciones urbanísticas a la oficina llamada precisamente Control Urbano, en momentos en los que esa dependencia estaba tomando medidas contra unas obras que presentaban fallas en Bocagrande.

La entonces directora de Control Urbano, Ladyann Steer, quería suspender la construcción de una gasolinera en ese barrio por considerar que se estaba violando el POT.

Justo entonces, Duque le quita los dientes y la posibilidad de vigilancia a la funcionaria y le traslada esa responsabilidad a los alcaldes locales.

En respuesta, Steer renuncia en medio de ruidos de supuestas presiones hacia ella por parte de funcionarios y constructores de la ciudad. (De hecho, la exfuncionaria interpuso ante la Procuraduría una denuncia por acoso laboral en contra de la exsecretaria de Planeación Luz Elena Paternina, hoy investigada disciplinariamente por la caída del edificio).

En reemplazo de Ladyann Steer, Manolo Duque nombró en Control Urbano a un arquitecto llamado Olimpo Vergara, quien estuvo en su campaña y a quien en la Cartagena política ven como cercano a José Julián Vásquez (el hermano de crianza del Alcalde).

Una semana después de ese nombramiento, con otro decreto, Duque le devuelve las funciones de vigilancia a Control Urbano ya en cabeza de Vergara, quien no siguió adelante con la suspensión que quería adelantar Steer a la obra de Bocagrande.

Hoy Olimpo Vergara también está entre los investigados por la Procuraduría en el mismo caso del mandatario Duque.

Así las cosas, el desplome de la construcción ilegal de siete pisos llamada Portal II de Blas de Lezo no sólo golpeó a 21 familias que hoy lloran a sus seres queridos -casi todos humildes obreros que estaban trabajando allí- sino que además parece ratificar el runrún que suena desde que Manolo llegó al cargo: la gran influencia que tiene su hermano José Julián Vásquez en la Administración.

Vásquez, como lo contamos en La Silla desde hace tres años, es conocido en el mundillo político de Bolívar por sus relaciones políticas con el clan Gnecco del Cesar y por tener el particular mote de “el rey de las licitaciones” por su experticia para armar procesos contractuales “a la medida de quien se lo pida”, según nos detalló una fuente conocedora, aunque el empresario lo niega.

En cualquier caso, el hombre fue uno de los principales promotores y financistas de la campaña con firmas que llevó a Duque al Palacio de La Aduana.

Luego de eso, como también lo contamos en La Silla Caribe, ha estado ejerciendo poder tras bambalinas como la persona con la que congresistas y concejales tienen que pactar los acuerdos burocráticos del Alcalde.

Habrá que ver si en estos tres meses que su hermano Manolo estará suspendido también queda en suspenso el poder de José Julián Vásquez en Cartagena, una ciudad en la que “alcalde encargado” se ha vuelto una frase bastante común.

Los malos tiempos cartageneros

Luego de que, el 15 de agosto de 2012, el periodista Campo Elías Terán se incapacitara para tratarse un cáncer y nunca más pudiera volver al Palacio de La Aduana, han pasado por la principal silla de Cartagena seis alcaldes entre encargados y en propiedad.

El exasesor de la Alcaldía Óscar Brieva, el exsecretario de Hacienda Felipe Merlano, el exdirector de Prosperidad Social Bruce Mac Master, el fallecido exfuncionario Carlos Otero Gerdts, el elegido en atípicas Dionisio Vélez, Manolo Duque y ahora un mandatario más, que deberá ser nombrado por el ministro del Interior Juan Fernando Cristo.

La experiencia de ese pasado reciente deja un sabor a inestabilidad institucional porque debido precisamente a su transitoriedad esos mandatarios por encargo se dedicaron más que todo a nombrar y desnombrar funcionarios y a resolver trámites administrativos urgentes, sin espacio para continuar en serio con el Plan de Desarrollo aprobado para la ciudad.

¿Pasará lo mismo ahora con Manolo? Es lo que se empiezan a preguntar muchos porque así como una suspensión de tres meses puede ser sólo un mal trago para un mandatario, también se puede convertir en una rodada cuesta abajo, como pasó con el exalcalde de Bogotá Samuel Moreno, a quien la Procuraduría le fue prorrogando suspensiones hasta que estuvo afuera.

Duque además tiene la particularidad de recordar a Campo Elías porque ambos vienen del mundo del periodismo deportivo, sin ninguna experiencia política ni en el manejo de lo público.

Un político importante que apoyó al Alcalde y tiene cuotas en la Administración nos dijo hace un rato que lo que pasa es que “a Manolo no le perdonan haberse elegido sin experiencia” y que su suspensión estaba cantada “porque en Bogotá quieren tapar los escándalos de allá armando otros en las regiones”.

Sin embargo, el derrumbe que causó la muerte de 21 personas fue declarado desde el principio como una prioridad para el procurador Fernando Carrillo, quien una semana después de los hechos ejerció el poder preferente y trasladó el caso a Bogotá (además de otras acciones como haber interpuesto una tutela para proteger los derechos fundamentales de los trabajadores que sobrevivieron y reclaman sus derechos laborales y seguridad social).

Carrillo dijo que hay una mafia de constructores piratas con vínculos en la Administración y prometió destaparla.

Por ello, el terremoto político cartagenero podría apenas estar empezando.

Compartir
0