La xenofobia contra venezolanos recrudece en medio de la pandemia

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La tensión social que genera la cuarentena sumada a algunos comunicados oficiales, aumentan el rechazo hacia los migrantes.  

Con la cuarentena nacional de fondo, la xenofobia contra los migrantes venezolanos está inundando nuevamente las redes sociales. Pero no solo por gente del común. También hay mensajes de políticos y autoridades que, en medio de la tensión que genera el aislamiento, contribuyen a esa estigmatización. 

 

Como contamos en esta historia, durante el paro nacional del año pasado, la xenofobia salió a la luz cuando la gente en redes sociales se volcó a acusar a venezolanos de los saqueos y disturbios que se presentaron en Cali y Bogotá. 

Esos mismos mensajes de odio y rechazo están apareciendo en redes desde que arrancaron las medidas de aislamiento en el país. 

En Colombia viven un millón 800 mil venezolanos y según los informes de Migración de 2018 y 2019, cerca de la mitad están indocumentados. Eso significa que al menos 900 mil tienen trabajos informales. 

Como muchos de ellos viven del sustento diario e incluso son habitantes de calle (al igual que otros colombianos en la misma situación), es difícil que cumplan el aislamiento a cabalidad. 

Además, en ciudades como Medellín, Bogotá, Bucaramanga y Cali, han circulado cadenas falsas sobre ayudas humanitarias que han ocasionado aglomeraciones de población vulnerable alrededor de los centros donde supuestamente se entregarán; los venezolanos están entre ellos. 

Como una de las medidas de control de la pandemia implica evitar a toda costa las multitudes, las reacciones en redes sociales ante esos casos han sido en su mayoría de repulsión.

La situación es más grave en zona de frontera. Por ejemplo, en Villa del Rosario, municipio fronterizo de Norte de Santander que tiene 97 mil habitantes. La migración que arrancó con la crisis en Venezuela, ha sumado 10 mil colombianos retornados y  37 mil venezolanos residentes. Además, con todo y el cierre de la frontera, dado que los pasos por las trochas siguen, hay población flotante. 

Allí hubo mucha tensión durante el fin de semana de toque de queda previo a la cuarentena porque corrió una falsa denuncia de que un grupo de venezolanos había intentado entrar a un conjunto cerrado a la fuerza. En realidad, se habían acercado a la entrada pidiendo comida y resultaron discutiendo con los vigilantes cuando estos les pidieron que se fueran.  

El miedo era infundado. No obstante, en vista de que la población venezolana seguía en las calles, el alcalde resolvió militarizar la ciudad y recorrió a pie los sectores residenciales en compañía del Ejército, enviando un parte de tranquilidad.

“En los países con fenómenos de migración importantes, la tensión hacia ellos está demostrada y claramente con el Covid-19 esto se exacerbó. Cuando vemos que un venezolano no está acatando la orden de aislamiento, inmediatamente genera roces”, nos dijo Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio Venezolano de la Universidad del Rosario. 

Los mensajes oficiales

A la reacción de la gente se suman los mensajes que están enviando las autoridades. Ayer por ejemplo, la alcaldesa Claudia López envió un trino en el que le pide a Migración Colombia que "se haga cargo" de la población venezolana que está quedando en la calle porque no tiene como pagar arriendos diarios. Sin embargo, la única competencia de Migración Colombia es de deportación en caso de que estén indocumentados ya que la asistencia humanitaria le corresponde al Gobierno. De modo que el mensaje sugiere que los venezolanos deberían irse.  

Ese no ha sido el único mensaje de la Alcaldesa. El miércoles pasado, cuando arrancaba la cuarentena nacional, dijo en una transmisión de Facebook, que no toleraría delincuencia por parte de venezolanos durante la cuarentena. 

Se refirió a ello porque en uno de los dos saqueos a supermercados que hubo durante el simulacro vital, capturaron a cinco venezolanos y según ella, los cinco fueron deportados. 

Si bien solo hubo cinco capturados, según medios de comunicación que reportaron la noticia, fueron al menos 20 personas las que participaron del saqueo. Sin embargo, la alcaldesa se refirió exclusivamente a los venezolanos. 

Además, no fueron cinco sino dos los expulsados. 

No ha sido la única. Ese mismo día el presidente Iván Duque, a través de un comunicado, mandó un mensaje en el mismo sentido, sin hacer alusión a ningún hecho en específico. Simplemente dijo que la atención a migrantes es uno de los retos en la pandemia, que el Gobierno será solidario con esa población pero que “el que esté cometiendo delitos, inmediatamente lo vamos a deportar”. 

Luego de eso, la organización colombovenezolana de derechos humanos, Ávila Monserrate, sacó un comunicado rechazando la estigmatización: “el señalamiento de un grupo poblacional por parte de un funcionario de gobierno, un líder político o un medio de comunicación produce un grave riesgo de exclusión, violencia y violación de sus derechos”. 

Ese mismo día, en Bucaramanga fue noticia la salida de 80 venezolanos en buses hacia la frontera con Venezuela que, según las declaraciones del comandante de la Policía de esa ciudad, se dio porque estaban cometiendo hurtos y planeando saqueos. 

Le preguntamos al comandante de la Policía por la información precisa de esos planes de saqueo y dijo que nos daría la información pero luego no nos respondió. 

Aunque la mayoría de medios de comunicación presentaron la noticia como deportados, según dos fuentes de Migración que no se dejaron citar porque no son voceros oficiales, lo que realmente sucedió fue una salida voluntaria, que es una medida flexible acordada entre las partes.  

La deportación implica un trámite administrativo en el que los migrantes son llamados a descargos, tienen derecho a defenderse y que puede decidirse en tres días o hasta en tres meses. Pero sobre todo, a un deportado se le puede negar la entrada al país hasta por 5 años. Es decir, es una sanción grave. 

En cambio, lo que sucedió con esos 80 venezolanos que salieron de Bucaramanga, según esas fuentes, fue que la Policía detectó que eran indocumentados que no estaban cumpliendo con el aislamiento que había iniciado en la ciudad cuatro días antes y que, en algunos casos, había quejas en su contra por conductas agresivas, riñas, casos de hurto y de drogadicción. 

Entonces, en vez de procesarlos, acordaron llevarlos hasta la frontera para que, de forma coordinada, retornaran a su país. 

Incluso, según nos dijo una de esas fuentes, en medio de eso, tres familias con niños, les pidieron que los incluyeran en el transporte para volver a Venezuela. 

De modo que la forma en que se contó ese procedimiento, haciendo alusión más que nada a planes de saqueos en la ciudad, fue muy diferente a lo que realmente ocurrió.

En todo caso, según cifras de Migración Colombia, de los 112 extranjeros que han sido deportados o expulsados por desatender al aislamiento preventivo y ahora la medida de la cuarentena, y solo el 27 por ciento ha sido casos de venezolanos. 

Uno de los fenómenos que ha traído la cuarentena es que muchos han retornando a su país, tal y como nos dijeron tres fuentes oficiales que trabajan con esa población.

“Muchos vivían acá para trabajar y enviar dinero a sus familias. Pero sus trabajos eran limpiando carros, vendiendo en la calle y ahora no pueden. Entonces en estas circunstancias en las que no pueden salir a trabajar, prefieren devolverse a su país”, nos dijo uno de ellos.

Eso podría estar demostrado en las cifras extraoficiales que nos dio una fuente que trabaja en el paso fronterizo de Villa del Rosario, el más grande del país. 

Actualmente, por ese puente están ingresando un promedio de 30 personas al día, que tienen permiso para entrar a hacerse tratamientos médicos vitales. Sin embargo, la salida promedio diaria es de 50 personas, 20 más de las que entran. 

Sin embargo, seguramente son más los que se quedarán durante la pandemia porque ya tienen su vida acá. 

En ese escenario, el problema de la xenofobia tiene todo para agudizarse no solo porque la crisis económica golpea principalmente a los informales del país, sino porque eventualmente  venezolanos también requerirán atención médica por el Covid-19 y competirán por ella, al igual que los colombianos. 

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