De la reunión Trump-Santos, quedó claro que no será la más útil para sacar adelante la implementación del Acuerdo de Paz con las Farc.
Las 5 pistas de la doctrina Trump para Colombia
Terminada la reunión entre los presidentes Santos y Trump, quedó claro que la relación entre Estados Unidos y Colombia será muy diferente a la que tuvimos con el presidente Obama y no exactamente la más útil para sacar adelante la implementación del Acuerdo de Paz con las Farc.
En su rueda de prensa conjunta para informar sobre la reunión, Trump no hizo el menor esfuerzo por ocultar las dos prioridades que para él debe ocupar Colombia dentro de su doctrina de ‘Primero Estados Unidos’: ayudar a acabar con la “crisis de las drogas” y ayudar a reestablecer la democracia en Venezuela. Su silencio frente al proceso de paz fue elocuente. Solo lo mencionó en dos palabras al felicitar al presidente colombiano por su Nobel de Paz, al decir que el esfuerzo era muy importante.
Cuando los periodistas le preguntaron sobre el proceso de paz dijo que “el proceso ha sido largo. Santos ha hecho una gran labor. Estoy muy orgulloso de conocerle. No hay nada más difícil que la paz y ustedes son un ejemplo.”
Esta visión que quedó representada en la rueda de prensa es un indicio más de la nueva dirección que tomará la relación con Estados Unidos, un aliado que fue clave para lograr la firma de la paz con las Farc y que enmarca tantas de las decisiones políticas y militares de Colombia.
Más allá de la reunión de hoy con Trump, según la reportería de La Silla Vacía con expertos gringos en Colombia, en drogas y en la política exterior en Estados Unidos, estas son cinco pistas de hacia dónde se dirige la relación bilateral.
El respaldo bipartidista para la implementación del proceso de paz se mantiene, pero con condiciones
A nivel del Congreso se mantiene el apoyo a Colombia y a la implementación del proceso de paz tanto por parte de los republicanos como de los democrátas. Y la demostración más evidente de ello fue el aval de ambos partidos a todo del paquete de ayuda solicitado por el presidente Obama en la ley de apropiaciones del presupuesto para el 2017.
En el informe que un Task Force bipartidista del Atlántic Council presidido por los senadores Roy Blunt (repúblicano) y Benjamin Cardin (democráta) le entregó al presidente Santos ayer es claro el respaldo al plan Paz Colombia como el marco para la estrategia de 10 billones de dólares para los próximos 15 años en Colombia.
Sin embargo, el aval no viene exento de condiciones: “El apoyo a Colombia no debe ser un cheque en blanco. Para ser políticamente sostenible, debe representar un rédito a la inversión y responder a preocupaciones centrales del gobierno de Estados Unidos” dice el informe.
Cita entre esas preocupaciones, la lucha contra el crimen transnacional, combatir el aumento de los cultivos de coca, garantizar un proceso de justicia transicional creíble y que los responsables de crímenes atroces no queden en la impunidad.
De hecho, el 20 por ciento de los fondos apropiados para el 2017 están condicionados a que el Tribunal de Paz no se vuelva un chiste.
En la misma línea, el senador Marco Rubio, cuya visión sobre Colombia cada vez gana más tracción dentro de su partido Republicano y en la administración Trump, delineó las suyas en una reciente columna de opinión en el Miami Herald.
“Los dólares de los contribuyentes estadounidenses nunca se deben usar para compensar las Farc. Las Farc deben permanecer en la lista de organizaciones terroristas y reparar a sus víctimas. Además, así como el jefe guerrillero Simón Trinidad debe pagar su condena completa en una prisión federal, los guerrilleros condenados de las Farc también deben responder por sus crímenes”, escribió Rubio.
Rubio también es partidario de una línea más dura contra los cultivos de coca con poca paciencia por los acuerdos de sustitución voluntaria.
“Debemos estimular a que los funcionarios encargados de la política antinarcóticos en Colombia reanuden las operaciones de fumigación aérea para combatir la producción de coca y revertir la tendencia en el tráfico de drogas”, agregó en la víspera de la reunión entre Trump y Santos.
Por el lado de los democrátas, el senador Patrick Leahy es la voz más influyente sobre Colombia. Y en el presupuesto para 2017 que se volvió ley el pasado 5 de mayo, también apoyó la apropiación Paz Colombia con condicionamientos sobre derechos humanos. “Él se quejará si parece que guerrilleros o militares están gozando de impunidad”, dijo a La Silla Vacía Adam Isaacson, uno de los mayores expertos sobre la relación Colombia-Estados Unidos.
El Departamento de Estado apoya la implementación del Acuerdo de Paz pero con menos plata para el 2018
Aunque el Secretario de Estado Rex Tillerson se negó a avalar el acuerdo de paz durante su audiencia de confirmación en el Congreso, bajo su mandato el Departamento de Estado ha dicho oficialmente en un par de ocasiones que Estados Unidos continúa apoyando la implementación de los acuerdos de paz y “Paz Colombia”, el nuevo nombre para la cooperación de Estados Unidos después del Plan Colombia.
Sin embargo, tres fuentes gringas expertas en Colombia le dijeron a La Silla Vacía que veían difícil mantener esos niveles de apoyo económico a futuro porque bajo su lógica de “Estados Unidos Primero”, ya Trump ha pedido grandes cortes presupuestales para el Departamento de Estado y Usaid, en el presupuesto para el 2018, que se espera que presente el próximo martes.
Según una filtración que obtuvo la revista Foreign Policy, el presupuesto que presentará para discusión Trump incluye recortar en más de un 30 por ciento la ayuda a países emergentes como Colombia, reorientando la asistencia a programas que estén más estrechamente ligados a objetivos de seguridad nacional.
Por ejemplo, en el presupuesto para apoyar “desarrollo económico” por parte de Usaid para Colombia, es decir en la ayuda que no es militar, propone un recorte del 21 por ciento.
Regresamos a la guerra contra las drogas
Barack Obama no tuvo nunca entre sus prioridades a Colombia pero entre las cosas que hizo fue abolir la idea de la “guerra contra las drogas” para experimentar aproximaciones más integrales y menos represivas para combatir el tráfico de estupefacientes. Con Trump, esa política de Obama también ha quedado borrada de un plumazo.
En un memo de dos páginas a los fiscales federales de todo el país, el actual Fiscal General Jeff Sessions revocó la política de su antecesor Eric Holder que durante la era Obama les había recomendado evitar judicializar a los vendedores de droga salvo que cometieran delitos violentos bajo la idea de que hacerlo no servía para nada y terminaba hacinando las cárceles con jóvenes pobres y negros y latinos.
Por el contrario, la nueva directiva de Sessions, que fue nombrado por Trump y expresa su visión sobre el tema como quedó claro hoy en la rueda de prensa, dice a sus más de 5 mil fiscales delegados que deberían aplicar las mayores penas posibles, abandonando la política de “reducción de daños”.
Si así es la visión para tratar el tema a nivel interno, no es muy diferente de la aproximación que tendrán frente a las drogas en otros países. Trump dedicó más de la mitad de su rueda de prensa a hablar sobre la ‘ilusión’ que le hacía combatir a los narcotraficantes junto con Santos y no escatimó palabras para hablar sobre los estragos que causaba “la crisis de las drogas”.
Para los expertos en el tema, es claro que Trump asumirá una línea más dura contra los cultivos de coca con poca paciencia por los acuerdos de sustitución, que están previstos en el Acuerdo con las Farc.
En la ley de apropiaciones para el 2017, dice que el 20 por ciento de los fondos apropiados se desembolsarán solo si el Secretario de Estado certifica que el gobierno de Colombia ha implementado una estratégia antinarcóticos para reducir los cultivos ilícitos y la producción de droga.
Una mayor presión para definirse frente al chavismo en Venezuela
Mucho del nuevo enfoque de Trump para Colombia es el viejo enfoque de Estados Unidos frente a Colombia. Pero hay una diferencia fundamental: Venezuela.
Un artículo de Foreign Policy, publicado a raíz de la visita de Estado de Santos, cuenta que cuando el presidente colombiano fue el primer presidente latinoamericano en poder felicitar a Trump estaba feliz de poderle ‘vender’ de primera mano las virtudes del acuerdo con las Farc. Pero rápidamente se vió discutiendo con el presidente gringo la crisis de Venezuela.
Ese interés de Trump en el vecino país y en que Colombia le ayude a tumbar al chavismo quedó también explícito hoy en su rueda de prensa: “Discutimos la delicada situación de Venezuela. La Venezuela estable y en paz es lo que le interesa a todo el hemisferio y unimos la voz para que el Continente sea libre. No hemos visto algo así en mucho tiempo”, dijo.
Esta insistencia en que Colombia juegue un rol en Venezuela también apareció en la columna de Marco Rubio, quien dijo que este país debería “colaborar para enfrentar la crisis en Venezuela y trabajar estrechamente para movilizar una respuesta hemisférica en respuesta a las violaciones de la democracia y los derechos humanos y para manejar la crisis humanitaria producida por la violencia y la crisis económica venezolana”
En el informe del Task Force también hablan de que la relación bilateral debería “expandir el portafolio conjunto de seguridad en puntos calientes internacionales donde la experticia militar y de construcción de paz de Colombia puede jugar un rol”. Y que Colombia debería jugar “un rol fundamental” en profundizar “la coordinación diplomática en los asuntos más urgentes que enfrenta América Latina: instituciones democráticas bajo ataque, corrupción judicial y abusos de derechos humanos en Venezuela.
Mayor influencia de personas que admiran a Uribe
La gente que ha nombrado para manejar América Latina también indican un enfoque más militarista.
El ex embajador en Colombia Brownfield sigue en Narcotics Affair y el puertoriqueño Juan Cruz fue recientemente escogido por Trump como director de los Asuntos Occidentales en el Consejo de Seguridad Nacional.
Según Univisión, Cruz fue el director de la CIA para América Latina y como agente de la CIA vivió hace diez años en Colombia. El artículo cita al actual Vicepresidente, general Naranjo, elogiando a Cruz como “un gran aliado” de Colombia en su momento.
“Su estadía en Colombia coincidió con los años de mayor éxito en la lucha contra los carteles de la droga y los golpes contra las guerrillas”, dice Naranjo. “Trabajamos juntos”.
Entre las cosas en las que intervino Cruz, según Naranjo, fueron “las más productivas y eficientes operaciones de inteligencia”, incluido el bombardeo contra los jefes de las Farc Raúl Reyes (en Ecuador) y el Mono Jojoy y la Operación Jaque.
La Silla supo que se va a reducir casi a cero la Oficina del Zar Antidrogas y que se reemplazará por una comisión sobre opioides a cargo de Chris Christie.