Las organizaciones de mujeres y de la comunidad Lgbti comenzaron a moverse en redes y promover encuentros con sectores de las iglesias cristianas evangélicas para que no echen por la borda todo el enfoque de género en el Acuerdo que se renegocie.
Las mujeres se oponen a que las "purguen" del Acuerdo
Ayer, el anulado procurador Alejandro Ordóñez salió a decir, luego de una reunión con el presidente Santos, que el Gobierno se había comprometido a “purgar” la “ideología de género” de los acuerdos, que según él está “encriptada” en el texto que firmaron Santos y Timochenko en Cartagena.
Esas declaraciones, sumadas a la presión que vienen haciendo sobre todo las iglesias cristianas evangélicas, que como hemos contado, movieron la fe hacia el No, ya alertaron a las organizaciones de mujeres y de la comunidad Lgbti que pelearon porque el acuerdo incluyera un enfoque de género y un reconocimiento a la diversidad y que muy posiblemente serán sacrificados en la renegociación.
“Nosotras no vamos a ser la moneda de cambio más fácil de esta renegociación. La paz sin igualdad no es paz”, le dijo a La Silla Beatriz Quintero, secretaria técnica de la Red Nacional de Mujeres.
La lucha
Desde que oyeron esas declaraciones, varias organizaciones como la Red Nacional de Mujeres y Ongs como Colombia Diversa, arrancaron a moverse.
Lo hicieron justo después de que Ordóñez hablara, moviendo desde las siete de la noche de ayer el hashtag “DelAcuerdoNoNosSacan” en Twitter.
Acuerdo reconoce todas diversidades: campesinos, indígenas, afrodescendientes, mujeres, LGBT. La guerra las destruye #DelAcuerdoNoNosSacan pic.twitter.com/D0oBaLTKp4
— Colombia Diversa (@ColombiaDiversa) 12 de octubre de 2016
Al reclamo se sumó la guerrillera Victoria Sandino, que representó a las Farc en la subcomisión de género de La Habana y que ayer le dijo a Semana.com que frente al enfoque de género y a todos los puntos negociados, las Farc “están dispuestos a explicar, a ampliar, pero no a ceder”.
Los derechos de las mujeres víctimas y de las mujeres en general, incluidas sus madres, hermanas, hijas... SE QUEDAN! #DelAcuerdoNoNosSacan
— Victoria Sandino (@SandinoVictoria) 12 de octubre de 2016
Pero para que la presión no se quede en Twitter, ya están pensando en varias cosas.
Mañana se van a reunir con el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, “para exigirle que el enfoque de género no es negociable”, nos dijo Beatriz Quintero.
Cristo nos explicó que lo del enfoque “no se va a sacar. Eso es mentira. Lo que vamos a hacer es a poner explícita la definición de enfoque de género en los acuerdos para que no haya margen a ninguna mal interpretación”.
Fuera de esa reunión, Marcela Sánchez, directora de Colombia Diversa, le contó a La Silla que están preparando un “documento técnico que explique explícitamente qué significan palabras como género, población lgbti, educación sexista, cultura patriarcal y todos los términos que han sido malinterpretados.”
Es como una especie de “glosario” acompañado de una investigación sobre los alcances del enfoque de género, que le explique a los que creyeron que el acuerdo iba a cambiar el modelo de familia, lo que realmente se discutió.
“Para definir qué pasa con la familia, con el matrimonio y con la adopción está la Corte Constitucional y el Congreso, pero no los acuerdos, porque es que nunca tuvieron ese alcance” le explicó Sánchez a La Silla.
La idea es presentarle ese documento en pocos días, con los insumos que además presente la Cumbre Nacional de Mujeres, a Presidencia.
Otra cosa que aún no se ha concretado, pero que sí están pensando, es sentarse con el ala moderada de las iglesias cristianas evangélicas.
Por ejemplo, con pastores que hacen parte de la Confederación Evangélica de Colombia, Cedecol, como Darío Silva, de la Iglesia Casa Sobre la Roca (la misma de la senadora liberal Viviane Morales), que en la reunión con Santos y esa confederación, dijo que sobre el tema de la “diversidad de género”, él no encontró nada en los acuerdos.
Otros pastores como Pedro Stucky, de la Iglesia Menonita le contó a La Silla que esta semana habrá un encuentro con las organizaciones de mujeres en el Centro Cultural Gabriel García Márquez, en el centro de Bogotá.
“Yo estoy de acuerdo en que eso de la ideología de género en los acuerdos no existe. Lo que sí existe es que las personas doblemente victimizadas, primero por la guerra, pero además por su orientación sexual, deben ser reparadas especialmente”, nos dijo Stucky. “El lado de las iglesias que está oponiéndose al Acuerdo me parece que no ha sido riguroso en leerlo y que puede tener intereses políticos”.
“Con ellos podemos hablar y con los que votaron Sí en Cedecol, para explicarles y que queden atrás las malinterpretaciones”, dice Marcela Sánchez. “Si los evangélicos fueron perseguidos por las Farc, ellos también deberían ser considerados víctimas”, agregó.
En todo caso, si logran sentarse con pastores como Silva pueden diluir por su lado la vocería del No, como ya lo está empezando a hacer el Gobierno. Y lo siguió haciendo ayer, reuniéndose con el exsenador cristiano Ricardo Arias, del movimiento Libres, que se fue por el No.
Pero si no logran esos acercamientos y el Gobierno se va por la línea de Ordóñez de “purgar” los acuerdos, lo más probable es que a las mujeres que pelearon por tener representación en La Habana, como le dijo a La Silla Beatríz Quintero: “nos toque hacerle oposición a ese acuerdo renegociado. Para nosotros paz es diversidad. Es igualdad de derechos. Si eso lo quitan, la paz que se firme no va a ser duradera”.
Para otras mujeres como María Eugenia Cruz, de la Corporación Mujer Sigue mis Pasos, que como también contamos llevan varios meses recolectando denuncias con la ilusión de llevarlas a la Jurisdicción Especial de Paz, la clave también está en la movilización social.
“Hay que organizarnos, hay que presionar desde la calle para que en esa comisión no nos quiten todo el esfuerzo que hemos hecho”, nos dijo.
Por eso en la marcha de hoy, que reunirá a indígenas, víctimas, campesinos y estudiantes en la Plaza de Bolívar en Bogotá para pedir por un acuerdo, ellas, las mujeres, también se sumaron para pedir que la “paz completa” no sea a costa de ellas.