Los 100 días de Rojas: Cúcuta al mando de un condenado y con la brújula rota

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Alcalde de Cúcuta, César Rojas

Aunque el alcalde César Rojas aseguró que quien mandaría en Cúcuta sería él y no su padrino político, el condenado Ramiro Suárez, otra cosa es lo que ha pasado en esa ciudad.

Mientras que un sector importante de la población siente que Rojas aún no tiene una ruta definida, y de hecho en la encuesta que se conoció el miércoles en la noche de CM& fue el segundo peor calificado con solo el 45% de aceptación a su gestión, el otro dice que el Alcalde está arrancando hasta ahora porque se ha encargado de “organizar la casa”.

Así va Rojas al frente de la Alcaldía Cúcuta.

El poder en cuerpo ajeno

En Cúcuta todos dicen que quien realmente manda es el condenado exalcalde Ramiro Suárez Corzo, quien no solo fue mentor de César Rojas, sino que como ya lo contó La Silla hizo campaña activamente con él pese a que estaba en la cárcel.

Desde su posesión, César le ha dado juego a toda la gente de Suárez y de hecho dentro de su gabinete nueve secretarios son de su cuerda directa, entre esos su esposa, quien llegó a dirigir la Secretaría del Posconflicto (despacho que será estratégico en los próximos cuatro años).

La injerencia de Suárez en la Alcaldía de Cúcuta es tanta, que según tres fuentes que conocen la movida política en Cúcuta y que no están conectadas entre sí, y un líder social de la ciudad, le aseguraron a La Silla que los contratos se entregan con el visto bueno del controvertido exalcalde, quien mediante conferencias por Skype (así como lo hizo en campaña con Rojas) vigila la ejecución de recursos.

Esa versión fue negada por un asesor de César Rojas, quien prefirió la reserva de su nombre porque no tenía autorización para darle declaraciones a la prensa, y quien señaló que eso no eran más que “mentiras orquestadas por la oposición”.

Otro de los hilos que unen a Ramiro Suárez con la Alcaldía está ligado a la contratación.

El caso que más ha sonado es el de José Antonio Manrique Torres, contratista que tiene historia con Suárez y que ha recibido contratos por $20 mil millones a nombre propio o a través de consorcios en la Alcaldía de Cúcuta.

Cuatro fuentes le dijeron a La Silla que Antonio Manrique es un viejo amigo de Ramiro y que  su cercanía data de la administración del hoy senador Manuel Guillermo Mora, de la que fue secretario de despacho.

Manrique no solo guarda amistad con el exalcalde Suárez, sino que también sería socio de Rojas. Según veedurías de la ciudad, cuyas declaraciones fueron reproducidas por La Opinión, tanto el Alcalde como el contratista son propietarios de dos predios en Santa Marta.

Al respecto, Antonio Manrique respondió que él era amigo de todos en Cúcuta y que lleva 20 años trabajando con el Estado. También negó que los contratos que ha recibido tengan que ver con su amistad con Rojas o Suárez.

La Silla intentó comunicarse con el alcalde César Rojas pero no fue posible porque se encuentra en España. Asimismo, con el alcalde encargado para la versión oficial pero Rojas no autorizó a nadie para dar información y dijo que a su llegada hará un balance de los 100 días de su gestión.

No hay un horizonte definido

Aunque la administración de César Rojas aún trabaja en la construcción del plan de desarrollo, lo que se conoce hasta ahora del documento no ha recibido buenas críticas.

Según 11 fuentes consultadas por La Silla, que pertenecen a colectivos de mujeres, jóvenes, líderes sociales, defensores de derechos humanos, víctimas y políticos del municipio, coinciden en que aunque los espacios de participación se han dado aún no está claro el norte que va a tomar la ciudad.

De hecho, varias de las organizaciones dijeron que en la construcción del plan de desarrollo no se han establecido metas e indicadores claros y que en lo que se han basado las reuniones es el diagnóstico de una situación que ya se conoce pero que no muestra soluciones.

Por su parte, en la esquina de los empresarios, la lectura es otra. Gladys Navarro, directora de Fenalco Cúcuta, aseguró que el Alcalde ha buscado puntos de encuentro para tratar de reactivar la economía local y apalancar el turismo.

Uno de los asesores que le habla al oído a César Rojas le dijo a La Silla que la victoria temprana de los 100 días había sido “limpiar la casa y ponerle orden” a lo que había dejado Donamaris Ramírez.

Por ahora, a César Rojas se le ve sin capacidad de mando, con la brújula rota y con alianzas que son más de su padrino político que de él. Habrá que ver si sigue por ese camino en los cuatro años o si da un viraje que de paso recomponga su imagen.

 

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