Los cultivos de coca no cayeron tanto como dice el Gobierno

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Ayer se lanzó el último censo anual sobre cultivos ilícitos, que trajo una excelente noticia para el país: los cultivos de coca disminuyeron en un 25 por ciento en el último año. Pero esa caída de 15 mil hectáreas de coca no es del todo fiable: el problema es que, si bien los cultivos sí están disminuyendo, detrás de estas cifras hay una realidad más compleja que hace que la medición no necesariamente sea la misma hoy, seis meses después.

El censo anual de cultivos ilícitos de 2012, que fue lanzado ayer, marca una caída histórica en la coca plantada en el país, pero la medición podría ser menos exacta que de lo que parece a primera vista.

Ayer se lanzó el más reciente censo anual sobre cultivos ilícitos, que trajo una excelente noticia para el país: los cultivos de coca disminuyeron en un 25 por ciento en el último año y se encuentran en 48 mil hectáreas, su punto más bajo desde los años noventa, según el informe que hizo la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc).

El problema es que si bien los cultivos sí están disminuyendo, detrás de estas cifras hay una realidad más compleja que hace que la medición no necesariamente sea la misma hoy, seis meses después. Es decir, era la foto de un instante preciso y un instante en el que acababan de concentrar todos los esfuerzos de fumigación y erradicación manual. El informe, además, trae varias alertas sobre los retos que tiene el Gobierno para mantener esa tendencia a la baja.

Estas son las tres conclusiones que sacó La Silla al revisar el informe, que está listo desde junio pero que se hizo público hasta ayer.

Sí hay menos coca cultivada, pero no tanto como se pensaba

Es un hecho que los cultivos de coca disminuyeron el año pasado en todo el país, pero esa cifra no refleja la realidad actual de los cultivos.

La razón es que la Unodc mide el tamaño de los cultivos cocaleros usando imágenes satelitales que se toman el último día del año, aprovechando que esta época de verano es la que tiene cielos más despejados. Dos personas que conocen el programa por dentro, le contaron a La Silla -y el informe lo confirma- que el año pasado el Gobierno concentró buena parte de los trabajos de erradicación manual y sobre todo de aspersión en el último trimestre del año, con lo que las imágenes que dieron pie al censo fueron tomadas muy poco tiempo después.

Por esta razón, las imágenes satelitales no alcanzan a capturar cuántas de las hectáreas destruidas se resiembran después, un dato clave porque muchos de los cultivos erradicados o asperjados vuelven a ser sembrados en los meses de invierno. La misma Unodc calculó que la tasa de resiembra de 2011 a 2012 había sido del 50 por ciento, por lo que en estos seis meses los expertos y las comunidades locales ven que ya ha cambiado. Sobre todo porque la primera época de resiembra es la temporada lluviosa entre enero y febrero.

Eso demuestra que los cultivos sí han disminuido, pero que una parte de la caída es más coyuntural que permanente. Es decir, se trata de la foto del mejor instante y no del resto del año.

La estrategia del Gobierno de cambiar los cronogramas y concentrarlos al final del año se puede deber a que en 2011 los cultivos subieron de 63 a 65 mil hectáreas, un resultado que generó profundas molestias en el Gobierno. E incluso tensiones dentro del mismo gabinete, con el Ministro de Defensa pidiéndole a Naciones Unidas no publicar las cifras y el Ministerio de Justicia avalándolas.

Con este cambio en los cronogramas, la diferencia en la coca sembrada podría ser hasta de las dos terceras partes. Eso significa que, si la caída real fuese de un 8 por ciento en los cultivos, sería similar a la de los últimos gobiernos. Al fin y al cabo, en la época de Andrés Pastrana cayeron 9 por ciento anual, en la de Álvaro Uribe un 8 y un 5 por ciento anual -en cada uno de sus gobiernos- y un 11 por ciento en el primer año de Santos, antes del repunte de 2011.

Además, hay dos cambios que contribuyen a que no esté claro en cuánto va la resiembra. Hasta hace un año se hacían dos mediciones intercensales a lo largo del año -una en abril y otra en septiembre- que permitían identificar si había una tendencia a la resiembra en ciertas zonas escogidas al azar. Adicionalmente, hasta hace dos años se hacía un estudio completo de resiembra a mediados de año.

Hoy en día, al parecer por falta de recursos, solo se hace una medición intercensal que teóricamente comienza ahora en agosto. Sin ese estudio ahora, es probable que toque esperar hasta julio del próximo año para saber si de enero a acá han crecido los cultivos, ya que las mediciones intercensales no son públicas.

Mapa del informe Monitoreo de cultivos de coca (2013) de la Unodc

 La coca se concentró en resguardos, consejos comunitarios, parques nacionales y fronteras

Uno de los datos preocupantes del último censo es que pese a las reducciones en áreas claves como las montañas de Nariño y Cauca, el nudo de Paramillo o Guaviare, la coca está todavía muy concentrada en los territorios colectivos -en resguardos indígenas y sobre todo en los consejos comunitarios afro-, en las zonas aledañas a los parques nacionales y en las fronteras.

En la última década los cultivos de coca han disminuido de 163 mil hectáreas a las 48 mil actuales, pero no han variado demasiado dentro de los resguardos indígenas ni dentro de los consejos comunitarios. En resguardos, se han mantenido entre las 6 y 8 mil hectáreas. Y en los consejos afro ha aumentado casi todos los años desde que se comenzaron los censos en 2001, con un aumento significativo -y reciente- en Chocó. En total, hoy el 20 por ciento de la coca crece en consejos afro y el 11 por ciento en zonas indígenas.

Algo similar sucede en los parques nacionales -como La Macarena, Paramillo, La Paya y Nukak- que concentran el 7 por ciento de la coca. Eso sin contar las zonas aledañas a los parques, que no se suelen contar como áreas protegidas y que tampoco pueden ser asperjadas por considerarse zonas amortiguadoras. En total, 19 de los 57 parques nacionales de Colombia tienen coca sembrada.

Tres de las zonas con mayor densidad de cultivos están situadas en las fronteras, donde tampoco se puede hacer aspersiones a 10 kilómetros del límite desde el incidente con Ecuador que llevó al Gobierno de Rafael Correa a demandar a Colombia ante la Corte Internacional de Justicia en La Haya.

A pesar de que es una de las regiones claves del Plan de Consolidación, en el Catatumbo y la zona fronteriza con Venezuela, los cultivos aumentaron en mil hectáreas, con lo que Norte de Santander llegó a 4.500 hectáreas de coca y se trepó al tercer lugar entre todos los departamentos.

“Yo percibo que sí está creciendo y se ha ido desplazando hacia el norte de Convención, que en cinco años podría convertirse en lo que era La Gabarra en los noventa. En parte puede tener que ver con el auge de la Cuarentona y la Gringa, dos variedades que son resistentes a la aspersión”, le dijo a La Silla una persona que conoce bien la zona del Catatumbo y que prefirió omitir su nombre porque trabaja con las comunidades locales.

Le ganan solamente Nariño y Putumayo, donde la coca también está fuertemente concentrada en la frontera con Ecuador. Solamente Tumaco tiene 5 mil hectáreas de cultivos, más del doble más que el segundo municipio más cocalero.

“Mi percepción es que ha bajado, pero sobre todo porque muchos consejos comunitarios están tomando la decisión voluntaria de erradicar. Primero fue Rescate las Varas, donde 1200 familias lo decidieron, y cuatro o cinco le están siguiendo los pasos. Sin embargo, en las zonas donde hay fumigación o erradicación manual forzosa, siento que sí vuelven a resembrar”, le dijo a La Silla un tumaqueño y funcionario público que conoce bien los problemas de la región.

 Muchos cocaleros están migrando hacia la minería de oro

En muchas regiones cocaleras, los bajos precios que se pagan por la hoja han generado una fuga de los campesinos cultivadores hacia la minería informal y la ilegal, sobre todo de oro.

En parte, esto está ocurriendo en regiones donde la presencia del Estado sigue siendo muy reducida y las alternativas económicas muy escasas. Y en parte porque el precio del oro resulta mucho más atractivo que el de la coca.

El censo de la ONU muestra que en muchas zonas donde se redujeron los cultivos, la minería fue convirtiéndose en un trabajo más y más común. Esto es especialmente cierto en la zona del nudo de Paramillo entre Antioquia y Córdoba, en el sur de Bolívar y en las costas de Nariño y Cauca, pero la falta de estadísticas fiables sobre minería ilegal e informal hacen muy difícil saber cuántos han hecho el cambio. Aún así, las imágenes satelitales muestran que muchos cultivos de coca envejecidos están justo al lado de entables de pequeños mineros.

 

Haga clic en los botones para conocer los detalles de cada eslabón de la cadena del narcotráfico. El gráfico se realizó con la información sobre microeconomía de la droga del libro Políticas antidroga en Colombia: éxitos, fracasos y extravíos, editado por Alejandro Gaviria y Daniel Mejía Londoño.  El gráfico fue elaborado con base en indicadores de 2011 de la Unodc y la Oficina Nacional de Control de Drogas de Estados Unidos más investigación propia de los autores del libro.
 
 
 
 
 
 
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