Las elecciones a Gobernación en la península se celebrarán el domingo marcadas por buena parte de los líos que han hecho a muchos considerar éste un departamento inviable.
Los dos fortines que definirán el futuro de La Guajira
Como si no hubiese pasado nada. Como si tres de sus siete gobernadores desde 1997 no hubiesen tenido algún problema con la justicia, y los dos últimos elegidos en periodos no atípicos no estuvieran investigados por presunta relación con bandas criminales y amenazas. Como si toda la clase política local no estuviera sumida en el absoluto desprestigio.
Como si nada, las elecciones a Gobernación en La Guajira que se celebrarán pasado mañana están marcadas por buena parte de los líos que han hecho a muchos considerar éste un departamento inviable: dos candidatos fuertes rodeados de cuestionados y denuncias de irregularidades hechas desde y contra sus campañas, básicamente por el posible uso electoral indebido de dos entidades que podrían definir la carrera: la Alcaldía del municipio de Uribia y la Universidad de La Guajira.
A 48 horas de que se abran las urnas, el ambiente está tenso y hay quienes temen que si los resultados son muy parejos puedan presentarse alteraciones en el orden público.
El miércoles se registraron protestas en Riohacha y en Uribia, luego de que el tercer candidato en contienda (Luis Gómez Pimienta, de la UP) denunciara públicamente una supuesta infiltración de las listas de jurados de mesa para beneficiar a uno de sus contrincantes.
Gómez advirtió a la Registraduría que en la lista de jurados postulados por su partido aparecieron mágicamente nombres de familiares de Wilmer González Brito, el aspirante que tiene el aval de La U y del Partido Conservador y está respaldado por la cuestionada cacica de Uribia Cielo Redondo, hoy detenida e investigada por concierto para delinquir.
Entre los nombres de los jurados que supuestamente debían estar en representación y velando los intereses de Gómez Pimienta y de la UP, están nada menos que el de la esposa, dos hermanos y dos sobrinos de su competidor: González Brito.
Las protestas estuvieron protagonizadas por autoridades indígenas y simpatizantes de las campañas de Luis Gómez y del otro candidato fuerte: Norberto ‘Tico’ Gómez, quien como lo contó La Silla Caribe es la carta del grupo del cuestionado exgobernador Juan Francisco ‘Kiko’ Gómez, investigado por homicidio y presunta relación con bandas criminales.
En Uribia (que además es el pueblo en el que nacieron Wilmer González y Tico Gómez) la concentración terminó en disturbio cuando el Esmad hizo presencia para dispersar a los manifestantes, algunos de los cuales amenazaban con tomarse la sede de la Registraduría.
Rato después de eso se conoció que la Misión de Observación Electoral MOE, que pertenece a la sociedad civil, decidió no hacer su control ciudadano durante la jornada de este domingo porque el nivel de polarización y amenazas entre las campañas no les genera garantías de transparencia y seguridad suficientes.
La Silla Caribe supo extraoficialmente que a la MOE le asaltó el temor de que sus observadores, particularmente los que viven en La Guajira, pudieran después terminar víctimas de amenazas o intimidaciones si llegaban a denunciar irregularidades de manera pública el día de los comicios.
El ambiente ha dado para medidas como la llegada de 560 policías de fuera del departamento para vigilar los 15 municipios (número comparable con los que mandaron el día del plebiscito: 150), la llegada en las últimas horas a la zona del registrador nacional Juan Carlos Galindo y de la Fiscalía de Bogotá, y la presencia para el domingo del zar anticorrupción Camilo Enciso y de la procuradora delegada para la vigilancia preventiva de la función pública Fanny González, como nos lo confirmó el gobernador (e) Jorge Enrique Vélez.
Aunque hay otros municipios con gran potencial electoral como Maicao, y sitios críticos como Barrancas, el pueblo en donde ha tenido su reino Kiko Gómez; los ojos del departamento político en estas horas se están centrando en la puerta de entrada a la alta Guajira: Uribia y en los apoyos que se están intentando mover de manera indebida desde la Universidad de La Guajira.
En cada uno los dos candidatos fuertes tiene un fortín que puede inclinar la balanza.
La feria del voto
Como lo contamos hace unas semanas en La Silla Caribe, las elecciones en La Guajira parecen más que nada una competencia por ver quién suma mayor número de cuestionados.
A Tico Gómez, con aval del viejo PIN, lo acompaña el grupo de Kiko Gómez y también la cuestionada exgobernadora Oneida Pinto, por cuya caída se realizan estas atípicas.
A Oneida la tumbó el Consejo de Estado luego de establecer que la exalcadesa de Albania se había inscrito para las regionales del año pasado estando inhabilitada para hacerlo. Luego, se conoció que la Fiscalía le va a imputar cargos por presuntamente haber participado en unas amenazas que le hicieron al gobernador encargado Vélez.
La lista de gente con ruidos alrededor de Tico Gómez la completa el alcalde de Albania, Pablo Parra.
Él es el exesposo de Oneida Pinto y tiene a cuestas el ruido de su presunta participación en el asesinato de Jorge Jiménez Aragón, ocurrido en 2002 en el mercado de ese pueblo. Jiménez Aragón era el principal rival de Oneida en su primera aspiración a la Alcaldía cuando Parra aún era su esposo y principal aliado político. La justicia todavía no encuentra a los culpables de ese homicidio, aunque para muchos en La Guajira política Parra estuvo implicado. Señalamiento que él rechaza tajantemente y por el que no tiene investigación abierta.
Uno de los botines con los que cuenta esta campaña para dar la pelea es la Universidad de La Guajira, cuyo rector Carlos Robles está respaldando a Tico.
Viejo aliado del kikismo (como lo evidencia el hecho de que la Universidad, por decisión de Robles, le haya dado a Kiko el título de administrador de empresas honoris causa poco después de su elección en 2011), Robles viene participando en política desde hace años.
Como lo contamos en La Caribe, fue obvio como vía esa institución pública le buscó votos entre estudiantes y docentes a su principal candidato en las pasadas regionales: el hoy alcalde de Riohacha Fabio Velásquez.
De hecho, después del triunfo de ese mandatario, en La Guajira es común escuchar que la Uniguajira “ya puso Alcalde”.
Lo que nos contó un periodista político, el asesor de una campaña y un político importante del departamento, es que esta vez los aliados del Rector están haciendo campaña desde dentro de la Universidad a Tico Gómez.
“Aunque hay mucho estudiante con Lucho Gómez (el de la UP), los de Tico y el Rector están buscando votos entre los docentes que están por horas, o sea, los que necesitan quedar bien para que los vuelvan a contratar”, detalló una de las fuentes, quien aseguró saberlo de primera mano.
La Uniguajira tiene poco más de 12 mil estudiantes, 170 docentes de planta y un presupuesto anual de 79 mil millones de pesos, lo que se traduce en unos 15 mil votos, según le explicó a La Silla un político guajiro conocedor de la movida en la Universidad.
Intentamos hablar con Tico Gómez para preguntarle por estos cuestionamientos y por cómo ve hoy la campaña y no fue posible.
En la orilla de enfrente, en la campaña de Wilmer González uno de los mayores respaldos es la Alcaldía de Uribia, que está hoy en cabeza de Luis Enrique Solano, el hijo de la detenida Cielo Redondo.
Uribia es uno de los tres municipios guajiros con más potencial electoral, clave para el tráfico de armas y drogas por ser desértico y fronterizo con Venezuela. Dos veces alcaldesa y jefa política de los dos últimos mandatarios, allí la mandamás ha sido precisamente esa baronesa porque desde 2001 ha tenido influencias en sus administraciones.
La entrada a la alta Guajira comprende un territorio con 170 mil millones de pesos anuales en presupuesto y 8.500 kilómetros cuadrados de extensión (tamaño similar al departamento de Sucre). Allí el 70% de la población es wayuu y la pobreza facilita la compra y venta de votos.
Evidencia de que Cielo respalda a Wilmer es la presencia ahí de Ricardo Díaz, quien es de los afectos del grupo político que lidera Redondo. Él es el coordinador de la campaña de ese candidato allá en Uribia.
Además de Díaz “todo su equipo está trabajando en lo de Wilmer”, como nos dijo alguien de Nueva Guajira que lo sabe de primera mano.
Además del cuestionado clan Redondo, a la carta de los azules y La U lo acompañan, como también contamos ya, el grupo Nueva Guajira que lidera el representante a la Cámara Alfredo De Luque.
Consultado sobre sus compañías y la campaña, González Brito nos aseguró: “No conozco al candidato que le diga que no a una persona que lo quiera apoyar”, en un claro reconocimiento a ese respaldo.
Sin embargo, el candidato aseguró que los apoyos con los que cuenta en Uribia no se deben a que tenga la Alcaldía a su servicio, sino a que él mismo ya fue alcalde, secretario de despacho allí y dos veces representante a la Cámara, lo que le ha valido el reconocimiento de los uribieros. “Siempre que me lanzo me apoyan”, nos dijo.
Wilmer respondió también sobre la presunta infiltración de las listas de jurados de la UP con familiares suyos, devolviendo la pelota: él afirma que esos nombres aparecieron allí porque hay “una estrategia sucia y malintencionada de esa campaña (la de Lucho Gómez), porque ellos son los que debían postular a sus jurados”.
Habrá que ver cuál de estos dos fortines pesa más y si, como algunos intuyen, el voto en blanco o el aspirante de la UP tienen alguna opción.
La suerte de La Guajira está echada.