Los grupos espontáneos que mueven el paro

Silla Sur

Más allá del Comité del paro, hay barras de fútbol, colectivos feministas y ambientalistas, artistas, periodistas y activistas por la paz, entre otros grupos, que le ha dado vida a las marchas. 

Desde el 21N quedó claro que aunque las centrales obreras más grandes y organizaciones campesinas, indígenas, afros y de estudiantes convocaron el paro, las movilizaciones que le han dado vida han desbordado a ese comité. 

Más allá de las 13 peticiones del Comité de esos organizadores, que ya logró diálogo directo con Iván Duque, hay otras causas por las que la gente está saliendo y organizaciones que no tienen nada que ver con él. Hemos contado su presencia en nuestros cubrimientos en vivo de las marchas del 21N, 27N y 4D. 

Estos grupos espontáneos no se han coordinado para crear un colectivo o plataforma que negocie con el Gobierno, no tienen una representación especial en la ‘Conversación Nacional’ de Duque y solo algunos, como los ambientalistas, lograron verse representados en el pliego del Comité. 

Estos son esos grupos, sin contar a los miles de espontáneos que, sin hacer parte de un colectivo ni ser activistas, llevan ya dos semanas en las calles.  

En casi todas las ciudades que cubrimos en vivo salieron barras de fútbol, compuestas sobre todo por jóvenes, que han sido los protagonistas de estas movilizaciones. Salen por distintas razones, que van desde protestar por los abusos del Esmad, con el que se enfrentan a veces en los partidos, hasta las medidas económicas del Gobierno que, a juicio de ellos, afectan a los estratos más bajos, de donde vienen la mayoría de barristas. 

Aunque hay una razón más de fondo: al protestar pacíficamente, desmontan el estereotipo de que son vándalos. 

En Cali, por ejemplo, dos rivales a muerte en las canchas, Frente Radical Verde del Cali y Barón Rojo del América, se unieron para marchar cuando sus equipos estaban disputando el paso a la final del campeonato, en el que finalmente América disputará frente al Junior. 

“Vamos a seguir convocando al paro porque no estamos excluidos de la problemática social”, nos dijo una hincha del Frente.

Ambas barras hicieron un llamado no obligatorio a las casi ocho mil personas que conforman cada una de esas barras, aunque en las movilizaciones solo vimos cientos. Marcharon juntas y se unieron en cantos y banderazos, como en un partido de fútbol. 

Algo parecido se vivió en Neiva, donde los hinchas del Atlético Huila salieron a las calles con una bandera específica: contra la corrupción de su estadio Guillermo Plazas Alcid. 

Como lo ha detallado La Silla Sur, la remodelación de ese estadio, además de costarle la vida a seis obreros, lleva años enredada y ha salpicado al exalcalde Pedro Hernán Suárez. 

También salieron las barras del Unión Magdalena en Santa Marta, del Junior en Barranquilla, del Atlético Nacional (Los del Sur) y del Deportivo Independiente Medellín (Resistencia Norte).

En Santander también salió la ‘Fortaleza Leoparda Sur’, la barra del Bucaramanga. 

“Lo que más nos motiva es por un lado el rechazo a las políticas económicas que pretende implementar el actual gobierno, el llamado paquetazo de Iván Duque. Como barra reconocemos que nos va afectar directamente como ciudadanos pues nuestra población en su mayoría es de estratos 1, 2 y 3 y este tipo de reformas son lesivas tanto para nosotros como para toda la sociedad”, nos dijo Edward ‘Ojos’, miembro de la barra. 

Pese a que dentro de la ‘Conversación nacional’ de Duque y en los trece puntos del Comité no está el tema de género, los colectivos feministas han sido protagonistas de este paro. 

El himno feminista, que comenzó en Chile con coreografía incluída y que se ha regado por las calles de Colombia, es ‘Un violador en tu camino’. Lo cantan desde Bogotá, hasta Barranquilla, Cali, Bucaramanga, Quibdó o Tumaco y se ha convertido en un símbolo de los grupos feministas. Incluso ya hay citas sólo para hacer ese performance, como pasará este 10 de diciembre en Cartagena. 

Estos grupos han salido en todas las marchas y se han repotenciado desde la movilización contra la violencia de la mujer del 25 de noviembre.

En Valle están ‘Kuna Lunera’ y ‘Revistete’; en Bogotá la ‘Coordinadora feminista’, ‘Rosas Disidentes’ o ‘Campaña por el Derecho al Aborto Legal en Colombia’; en Bucaramanga el el ‘Colectivo sin permiso’ o las ‘Rudas Libertarias’, también de chicas de la UIS, y también de la Unab, la Pontificia y la Nacional. 

“Marchamos porque creemos importante apropiarnos de espacios que históricamente han sido ocupados por hombres. Digamos que en tema de política y de luchas sociales, pues siempre se ha visto como la figura masculina”, nos dijo Laura Bohórquez, miembro de Rudas. 

En Medellín también salió a la calle el movimiento político de mujeres ‘Estamos Listas´, que defiende su participación política y tiene una concejal electa en Medellín.

Además de las cacerolas, que le han dado un ritmo propio estas movilizaciones, las marchas han tenido todo tipo de expresiones artísticas: zanqueros, gente con títeres, batucadas, artistas famosos como Tostao de Chobquibtown o la cantante Adriana Lucía, y humoristas como Alejandro Riaño. 

La música ha sido tan central que hay ‘cacerolazos bailables’, incluso estado acompañadas de orquestas filarmónicas como pasó en el Parque de los Hippies de Bogotá. 

Esa línea sigue con el concierto ‘Un canto X Colombia en la calle’ este domingo, en cuatro puntos de Bogotá, con más de 40 artistas y grupos como Bomba Estéreo, Doctor Krápula y Systema Solar, Esteman o Juan Pablo Vega. 

Ese furor se ve en otras ciudades, como cuando la pianista afro Teresita Gómez hizo parte del concierto en Medellín del 1 de diciembre, o cuando lo hicieron grupos de rap como Alkolyrikoz y Crew Peligrosos; o Providencia, de reggae; o en Cúcuta con el grupo de rap ‘5ta con 5ta’ o ‘Diástole’. 

Otra causa central en las manifestaciones, que está incluida en el pliego del Comité, es el de las causas ambientales.

Ahí entran causas nacionales como el rechazo al fracking, la protección de los páramos, la lucha contra la deforestación y el rechazo a los proyectos minero-energéticos; y otras más locales, como la negativa a los puertos de Tribugá, en Chocó, o Taganga, en la Sierra Nevada. 

En estas causas están colectivos como el ‘Comité para la Defensa del Agua y del Páramo de Santurbán’, que nació en 2010 para luchar contra la minería a cielo abierto en ese páramo de Norte de Santander; la ‘Alianza Colombia Libre de Fracking’, que logró meter a uno de sus voceros, Carlos Andrés Santiago, a la mesa de diálogo del Comité con el Gobierno. 

También están Greenpeace Colombia o Friday's por Future, a quienes vimos en Bogotá y Barranquilla, o colectivos como ‘Todos Somos Río Blanco’, una convergencia de ciudadanos y colectivos ambientalistas que defienden esa reserva ambiental de Manizales de la construcción de un proyecto inmobiliario. 

Hay otras caras visibles como la de Daniel Suárez, un activista de medio ambiente y movilidad sostenible que ha estado detrás de la organización del paro en Medellín y ha participado en la organización de eventos como el concierto ‘Desconcierto Nacional’, el 1 de diciembre, en el centro de la ciudad. 

Aunque la causa animalista no está incluída en las peticiones del Comité, han salido varios colectivos que promueven la defensa de la vida de los animales.

Van desde plataformas como ‘Alto’ (Animales Libres de Tortura), que une organizaciones, artistas, columnistas y congresistas frente a la causa animal; y colectivos antitaurinos, como en el 4D, en la Plaza de Bolívar de Bogotá, como lo detallamos en nuestra crónica en vivo.

 

“La paz es algo que debemos construir entre todos”, dice Jaime García, un zapatero que tiene su local en el barrio Restrepo de Bogotá, nació en Quetame, Cundinamarca y ha salido en todas estas marchas disfrazado con unas alas gigantes que dicen ‘Paz’. 

Como él, hay colectivos y grupos activistas que no están dentro de ‘Defendamos la Paz’, la plataforma que hace parte del Comité del Paro y que nació en febrero de este año para defender la implementación del Acuerdo de La Habana. 

Muchos colectivos nacieron a raíz del plebiscito de 2016, como ‘Jóvenes Gestores de Paz’, que reúne a universitarios y profesores que hacen pedagogía de paz en Catatumbo y Cúcuta; o ‘Sinestesia’, una ONG de jóvenes bogotanos que nació en 2014, trabaja con niños y niñas desvinculados y en riesgo de reclutamiento y que de las organizadoras de las marchas posplebiscito. Ellos salieron con unos carteles imitando el logo de Gobierno de Duque con sus reclamos, incluyendo la implementación del Acuerdo.  (Daniela Amaya, editora creativa de La Silla, hace parte de Sinestesia). 

Colectivos de víctimas que también han salido en defensa del Acuerdo de Paz y en rechazo a los falsos positivos, cuya semilla volvió a aflorar en el Gobierno de Duque, tras el asesinato del desmovilizado Dimar Torres por el Ejército en el Catatumbo.

Por ejemplo, en Bogotá salieron las Madres de Soacha, el colectivo de mujeres que perdió a sus hijos, esposos, hermanos y familiares por las ejecuciones extrajudiciales del Ejército que hizo pasar a civiles por guerrilleros muertos en combate, durante el gobierno del ex presidente Álvaro Uribe, jefe político de Duque. 

También salieron colectivos de víctimas del asesinato sistemático de la Unión Patriótica, el movimiento político de izquierda; e incluso vimos ataúdes simbólicos de líderes sociales asesinados, otra de las razones por las que está convocada la marcha.

Pese a que entre quienes convocaron el paro hay cientos de profesores sindicalizados, hay otros que no hacen parte de un sindicato e igual salieron a sus maneras a protestar. 

Por ejemplo, en Bogotá vimos al ‘Escuadrón por la Educación Pública’, que eran profesores del colegio distrital, que literalmente nos dijeron que “no creen en los sindicatos” y que comenzaron con esta idea de andar con lápices y escudos cuando el Esmad los reprimió en las pasadas marchas estudiantiles.

O ‘Profes al paro’, otro colectivo de profesores de universidades públicas y privadas, de colegios e instituciones educativas de la capital, que marcharon contra las reformas laborales y pensionales del gobierno porque según nos dijo Alejandra Soriano, cofundadora del grupo, buscan disminuir los salarios de los jóvenes y la cotización por horas para la pensión. 

“Esto puede perjudicar a los estudiantes recién egresados y la posibilidad de jubilación de los profesores de cátedra en universidades”, nos dijo. También salieron por la defensa del Acuerdo, en rechazo a la criminalización de la protesta y el cumplimiento de los pactos a los que Duque llegó con los estudiantes el año pasado para financiar la educación pública. 

Compartir
0