Más allá del triunfo del No en la consulta popular, no es claro si eso frena del todo a AngloGold o si significa el fin de la inversión extranjera en minería.
Los interrogantes que deja el No de Cajamarca
Luego de la fiesta que se vivió ayer en Cajamarca por el triunfo del No en la consulta popular, quedan varias preguntas en el aire sobre lo que significa esa decisión, tanto para ese pueblo de 22 mil habitantes, como para la política minera de todo el país. Éstos son los interrogantes
¿La consulta sí frena el proyecto de La Colosa?
Sobre esa pregunta hay todo un debate.
El argumento de AngloGold Ashanti es que el No de ayer no toca a su proyecto aurífero de La Colosa en la medida en que un fallo del Consejo de Estado sobre la consulta popular de Ibagué dice que ese tipo de consultas solo aplican para contratos futuros del Estado con una empresa extractiva y no para contratos vigentes como el que tiene la multinacional desde hace cinco años con la Agencia Nacional de Minería para explorar si hay oro.
Para Diana Rodríguez, de Dejusticia, el centro de estudios que ha estado revisando el tema, “los títulos mineros que hoy tiene AngloGold son una mera expectativa, no un derecho adquirido. Es decir, la sola existencia de un contrato de concesión como el que hoy tienen ellos no impide al Estado limitar, condicionar o prohibir la actividad objeto de la concesión”.
Para el ministro de Minas Germán Arce la consulta es una decisión política que obliga al Concejo Municipal y al Alcalde a incluir en el Plan de Ordenamiento Territorial del municipio que la voluntad popular es que no se ejecuten proyectos ni actividades mineras en Cajamarca.
En cambio, frente al alcance jurídico dijo que la consulta “no tiene capacidad de cambiar la ley (....) no tiene el poder de hacerse retroactiva, es decir, de invalidar decisiones tomadas hacia atrás”.
Eso significaría, según lo que dijo el ministro, que Anglogold puede seguir explorando, porque para eso tiene permiso del Estado desde antes.
Pero sobre lo que sigue, que es la licencia ambiental para explotar y que la multinacional todavía no tiene y calcula que se demorará más de cuatro años en pedirla a la Agencia Nacional de Licencias Ambientales, hay todo un debate que seguramente terminará de zanjar la Corte Constitucional, el Consejo de Estado o algún tribunal internacional sobre si los títulos de exploración que hoy tiene AngloGold implican un derecho adquirido de que no les cambien las condiciones que tenían cuando los obtuvieron para posteriormente solicitar una licencia ambiental y de explotación.
¿Pone otros proyectos en jaque?
Como mostramos el No podría generar un efecto “bola de nieve” para que se hagan más consultas en otras regiones. Prueba de eso es que hasta Cajamarca llegaron estudiantes y activistas de lugares como Caquetá a aprender como se hacía la consulta para replicarla. Éstos son los proyectos que, como el de La Colosa, también quedarían en el limbo si se hacen consultas y las pierden.
De este mapa, tres proyectos (Quebradona, Gramalote y La Colosa) hacen parte de los Proyectos Estratégicos de Interés Nacional, Pines, que definió el Gobierno hace tres años y que básicamente significa que tienen prioridad para que el Gobierno les agilice el trámite de licencias ambientales, o de conseguir los predios o de hacer consultas previas en los territorios. Si allí prosperaran consultas, por más que el Gobierno quiera priorizar esos proyectos, su futuro quedaría en el limbo.
¿El No abre la puerta a que haya minería ilegal en Cajamarca?
Uno de los temores del sector minero es que si se replican consultas como la de Cajamarca por todo el país la minería legal se podría quedar sin espacios y la ilegal llegaría a llenarlos.
Pero en Cajamarca es muy poco probable que eso pase porque allí la minería que se requiere para sacar el oro es a cielo abierto, que necesita de una tecnología que un minero ilegal no tiene.
En la minería a cielo abierto para sacar una onza de oro hay que remover entre 75 y 150 toneladas de piedra. Ningún minero ilegal tiene como tumbar medio monte para eso sin ser detectado en una zona como Cajamarca.
¿Se va extender el efecto Cajamarca a otros megaproyectos más allá de la minería?
Otro interrogante que deja el No de ayer en Cajamarca es si ese tipo de consultas populares se van a extender a proyectos no solo mineros.
Como por ejemplo, hacer o no una carretera o una represa. Hoy por ejemplo, justo un día después de la consulta, el concejal cristiano de Bogotá Marco Fidel Ramírez le mandó una carta al alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, en la que lo invita a “apoyar una consulta popular para dirimir el conflicto ambiental” para ver si se construye o no en la Reserva Thomas Van der Hammen.
También en Oporapa, Huila, donde Emgesa tiene un proyecto para construir una hidroeléctrica, la comunidad está pensando en convocar una consulta popular para decidir si sí se hace o no. Y ni mencionar los proyectos de petróleo.
Al final, seguramente este interrogante lo resolverá cómo se maneje el megaproyecto y qué tanto la comunidad percibe que la beneficia.
¿Es el fin de la inversión extranjera en minería?
Uno de los principales argumentos del sector minero es que este tipo de consultas hacen que las mineras no tengan garantías para invertir porque hoy el Estado los invita a invertir multimillonarias sumas, pero mañana podría no garantizarles que esa inversión sirvió para algo porque una comunidad puede oponerse.
Sobre todo porque con decisiones como la de la Corte Constitucional el año pasado que decidió que los concejos municipales sí pueden prohibir la minería en su territorio, el Gobierno no tiene como asegurarle a una empresa que va poder explotar, así hoy tenga permiso para explorar.
Sobre eso Santiago Ángel, de la Asociación Colombiana de Minería, ACM,dijo esta mañana que el sector está preocupado y que la incertidumbre para invertir aumenta con el No de Cajamarca.
Y esa incertidumbre también se extiende al sector petrolero, que tiene los ojos puestos en el país como la ConocoPhillips en San Martín o Emerald Energy en Caquetá, pero las comunidades en ambos territorios no quieren que pongan ni un pie y hay un activismo ambiental muy fuerte en ambos lugares y eventualmente, podrían convocar consultas como la de Cajamarca.
Por eso, aunque no se puede hablar del fin de la inversión extranjera en minería, el No de ayer sí es deja una duda muy grande para las multinacionales sobre si vale la pena gastarse miles de millones de dólares en explorar si no tienen asegurada la explotación.