El alcalde no logró ubicar en Mosquera el espacio para guardar los trenes del metro, con lo que también recibió un mensaje sobre lo difícil que será concretar su proyecto para expandir la ciudad hacia ese municipio.
Los patios del metro: campanazo para Peñalosa
Render que mostró Enrique Peñalosa durante su campaña, en el que mostraba lo que quería hacer a lado y lado del río Bogotá.
El martes, finalmente, el Gobierno Nacional y la Alcaldía de Bogotá decidieron que los patio-talleres para guardar los trenes del metro quedarán dentro de la ciudad y no en el municipio vecino de Mosquera.
Fue una derrota del alcalde Enrique Peñalosa, que había insistido en que lo mejor era ubicarlos allá, pues no le sirvió ni la mediación del presidente Juan Manuel Santos, ni mejorar sus relaciones con el gobernador de Cundinamarca, Jorge Rey, ni mucho menos el cambio de alcalde en Mosquera.
Pero sobre todo, es un campanazo para el futuro de los proyectos de expansión urbana que propone el alcalde bogotano hacia el Occidente, al otro lado del río Bogotá, para los que también depende de la cooperación de municipios vecinos, entre ellos Mosquera.
Del alcalde detenido al presidente mediador
Una vez se posesionó, Peñalosa insistió en que el metro debería comenzar en Mosquera. La opción de tener los patios allá se había discutido durante la administración Petro: los estudios del subterráneo de 2014 lo descartaron, aunque la consultora Sener lo mantuvo luego como una opción.
La propuesta de Peñalosa no era solo tener los patios en ese municipio, sino generar desarrollo urbanístico allá para permitir la expansión ordenada de Bogotá hacia el occidente con un proyecto al lado del río Bogotá que él mismo ha llamado “Ciudad Mosquera”.
Pero el alcalde de ese municipio, Emilio Casallas, junto con los mandatarios de los municipios vecinos Madrid y Soacha, vieron los anuncios de Peñalosa como imposiciones y comenzaron a pedir diálogo de igual a igual, lo que generó tensión.
Por eso, cuando Casallas fue detenido y salió del cargo en marzo por líos judiciales, se abrió una oportunidad para Peñalosa, como lo contó La Silla Cachaca, pues un cambio de alcalde también podría significar un cambio de actitud hacia sus proyectos.
Pero eso nunca ocurrió. En parte, porque el alcalde que quedó encargado en Mosquera, Luis Hernán Zambrano, era el secretario de Educación de Casallas y tenía la misma línea.
Y en parte, porque con el gobernador Jorge Rey (que en las elecciones de 2015 hizo fórmula con Casallas), Peñalosa también tuvo rifirrafes, particularmente porque no le gustaba el Regiotram o Tren de Cercanías, un proyecto con el que la Gobernación pretende unir a municipios del occidente de Bogotá con la ciudad.
Y aunque luego hicieron las paces, hasta las últimas semanas Rey insistió en que en la Alcaldía de Mosquera había “dudas jurídicas y técnicas” por el asunto de los patios.
Hace 20 días, Santos se ofreció como mediador “para que eso se arregle a la mayor brevedad posible”. Y eso incluía, dijo, interceder no solo por los patios, sino por el Regiotram.
Pero nada logró.
Precisamente ayer, en una reunión de él con Peñalosa y Rey, se anunció que para ubicar los patios en Mosquera, el concejo de Mosquera debía modificar el uso del suelo de unas 100 hectáreas que hoy son rurales, lo que tomaría por lo menos un año. Algo que, con el afán que tiene Peñalosa de sacar la obra adelante, hizo que esa opción se volviera políticamente inviable.
Los patios ahora quedarán en Bosa, en un predio conocido como El Corzo, que le pertenece al Acueducto de Bogotá y del que el Alcalde puede disponer con más facilidad. Está destinado a disponer los residuos orgánicos que quedan del tratamiento de aguas residuales en la planta El Salitre.
A pesar de ese traspiés, Peñalosa confía en que el cronograma de la construcción del metro no se retrase y pueda abrir la licitación antes de terminar el año.
El golpe a la "integración peñalosista"
El caso de los patios es un campanazo para el proyecto Ciudad Mosquera, y queda la expectativa por los términos en los que se llevará a cabo la discusión para sacarlo adelante.
Este incluía, según lo expuesto por la Alcaldía, no solo extender el metro hasta allá, sino las avenidas ALO, Las Américas, Villavicencio y la Primera de Mayo, así como la construcción de 400 mil viviendas.
Como lo explicó el historiador Gilberto Ramírez en nuestra Red Cachaca, “Ciudad Mosquera es el único proyecto (de los que propone Peñalosa para expandir Bogotá) que rebasa completamente la jurisdicción territorial del Distrito al estar completamente al margen izquierdo del río Bogotá. Además, y quizá sea lo menos conocido, se construirá en zona rural del municipio de Mosquera”, por lo que, como en el caso de los patios, también necesitará que el concejo de ese municipio modifique su ordenamiento territorial.
En la reunión con Santos, sin embargo, hubo un asunto de integración que se discutió y no trascendió a medios, según le dijo a La Silla Cachaca una fuente que conoció pormenores del encuentro y pidió la reserva: este mes podría firmarse un convenio entre la Gobernación y el Distrito con el fin de trabajar en un sistema de recaudo que vincule al Regiotram con los sistemas de movilidad en Bogotá (Transmilenio, SITP y en el futuro, metro), algo que será clave para definir la viabilidad financiera del proyecto, ya que falta definir si Bogotá pone plata.
Como lo contó La Silla, a Peñalosa puede convenirle facilitar la llegada del tren para que su imagen no solo sea asociada a la defensa de los buses, algo que aprovechan sus críticos. Pero así las cosas, el mínimo paso de integración que se dio esta semana, fue a partir del tren que defiende Rey.