La estrategia de Peñalosa y su secretario de seguridad, Daniel Mejía, para reducir la criminalidad ayudó en los crímenes más graves, pero no en los más comunes.
Los "puntos calientes" de Peñalosa sí reducen los homicidios
Foto: Prensa Alcaldía Mayor de Bogotá/ Diego Bauman
Uno de los experimentos para reducir homicidios del alcalde Enrique Peñalosa y su secretario de seguridad, Daniel Mejía , es el de intervenir en los lugares con más crímenes de la ciudad, conocidos como puntos calientes, con más patrullaje de policías.
Acaba de salir la primera evaluación y muestra que esa estrategia sí ayuda a reducir los homicidios y otros delitos violentos. Aunque no baja los robos.
Eso es lo que demuestra un estudio de un investigador colombiano (Santiago Tobón de la Universidad de Los Andes), uno venezolano (Daniel Ortega que trabaja en la CAF) y dos estadounidenses (Chris Blattman de la universidad de Chicago y Donald Green de la de Columbia) que le hizo seguimiento al efecto de esa estrategia, que está en fase final de redacción de un artículo académico pero que tiene unos resultados claros que ya han expuesto en eventos académicos.
El experimento
Como contó La Silla Cachaca, esa intervención es quizás el mayor proyecto de Mejía para bajar los homicidios y mejorar la seguridad, y viene de un estudio que hizo en su vida pasada como académico.
Mejía, junto con dos académicos más (incluyendo a Ortega, uno de los que evaluó su aplicación) aplicó una metodología de georreferenciación de los seis delitos de mayor impacto, incluyendo los homicidios, en las cuatro principales ciudades de Colombia para ver si los delitos se concentran en algunos puntos.
En Bogotá, donde hay más de 137 mil “segmentos de vía” (otra forma de decirle a las cuadras), encontraron varias cosas interesantes. Por ejemplo, que entre 2012 y 2013 solo hubo homicidios en el 1,2 por ciento de esos segmentos y que en tres de cada cuatro segmentos no hubo ningún delito. O que la mitad de todos los crímenes ocurrieron en el 3,5 por ciento de los segmentos. Es decir, que la criminalidad está geográficamente muy concentrada.
Por eso, ya como parte de la administración Peñalosa formuló una estrategia para intervenir en 1.919 de estos puntos calientes con dos cosas: mayor patrullaje policial e intervenciones de otras entidades para remover las basuras y asegurarse de que estuvieran bien iluminadas.
Para que los policías lo hicieran no crearon un escuadrón especial, sino que entre las instrucciones a los policías de los cuadrantes les dieron la de patrullar más esas calles. Y para que lo hicieran les dejaron claro que como sus patrullas tienen GPS que arrojan datos de su ubicación cada 5 minutos podían saber si lo hacían, y dieron algunos incentivos a los que más aumentaran sus minutos en esos puntos, que llegó hasta un viaje para ver a la Selección Colombia en Barranquilla.
Aunque esa estrategia la usan, de una u otra manera, centenares de policías urbanas en el mundo, desde que se se planteó esa estrategia había una duda ¿el resultado no podía ser que el crimen se mudara a otros puntos, y terminará todo en un juego del gato y el ratón?
Justamente para responder a esa pregunta, y en general para evaluar si la estrategia servía, los cuatro académicos hicieron el estudio.
El estudio
Los cuatro académicos sumaron cinco fuentes de información para revisar la estrategia.
Primero, la más obvia, revisaron cómo la había ejecutado la Policía: tomaron datos de los GPS de las patrullas, lo que permite después saber si estuvieron en los puntos calientes, cuándo y por cuánto tiempo.
También consiguieron datos de arrestos y decomisos de drogas, armas y mercancías.
Segundo, para revisar el componente de revisión del entorno, recogieron datos sobre características de las vías y cumplimiento de servicios públicos.
Tercero, usaron todos los datos de la Policía sobre crímenes denunciados en los casi 137 mil segmentos de vía.
Cuarto, entrevistaron a 24 mil personas en los 1,919 puntos calientes y en otros 480 puntos para comparar sus respuestas sobre percepciones de riesgo, confianza en la Policía y la alcaldía, y delitos que denunciaron y los que no.
Y, quinto, visitaron 100 calles para observar cómo se comportan los policías.
Encontraron inicialmente tres cosas.
Una es que la gente denuncia poco: el delito que más intentan denunciar es el homicidio, e igual uno de cada cinco ni lo intentan, y el que más logran denunciar es el robo de motocicletas, y dos de cada cinco igual no queda denunciado; mientras que solo uno de cada ocho robos de partes de carros son denunciados.
Otra es que la intervención de la Uaesp y otras entidades para mejorar las condiciones de los puntos calientes fue regular: de los 123 puntos que necesitaban recolección de basura, solo 74 se trataron; de los 47 que necesitaban iluminación, 41 se intervinieron.
La tercera es que con la estrategia los policías sí patrullaron más los puntos calientes: los policías de los cuadrantes que tenían puntos calientes gastaron en ellos casi 146 minutos al día más que en otras calles.
Y la cuarta es que la estrategia no mejora sustancialmente la imagen de la policía, y afecta ligeramente la de la alcaldía.
La conclusión principal es que la estrategia sí funciona, pero no siempre y no igual en todas partes,
Funciona sobre todo en los puntos más calientes de todos, donde la inseguridad se disminuye en casi un 20 por ciento; no funciona para los delitos contra la propiedad (como robos y atracos) que se trastean a otras calles, pero sí para los crímenes violentos y especialmente para los homicidios y la violencia sexual; y funciona más cuando hay a la vez más patrullaje y mejoras en el espacio público.
La respuesta
El año pasado la ciudad redujo sus homicios en casi un 6 por ciento, una tasa importante y uno de los mayores logros de una administración que arrancó lento. Y como el estudio muestra que la estrategia de los puntos calientes ayudó, Mejía y Peñalosa decidieron seguirla usando, pero con ajustes.
Uno es que decidieron concentrarla en los puntos más calientes de los calientes, que es donde según el estudio tuvo más resultados. Por eso la Policía ya está empezando a usarla solo en unas 350 calles, en las que el patrullaje se va a incrementar aún más.
Además, a mediano plazo el secretario de Seguridad espera mejorar la precisión de la estrategia incluyendo en la decisión de qué puntos son calientes el criterio del tiempo: una cosa son los lugares donde hay muchos delitos un viernes por la noche y otra un martes a las 7 de la mañana, o un domingo por la tarde.
Por eso, en la Secretaría ya están construyendo un aplicativo que permite darle a cada cuadrante instrucciones cambiantes según el día y la hora que deben patrullar.
Falta ver si con esos cambios el experimento sigue arrojando buenos resultados, si aparece un experimento que también muestre éxitos para combatir los robos y si en la siguiente evaluación los puntos calientes se siguen enfriando sin que se calienten otros.