Los Torres Villalba: los zares del alumbrado público en Atlántico y Santander

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Martha Villalba, representante a la Cámara del Atlántico, esposa de Camilo Torres Romero, cu?ada de Euclides Torres Romero y tía política del también representante de La U, Efraín Torres.

La historia de otro clan que ha sabido mezclar negocios con el Estado y política, pero cuyo poder hasta ahora ha pasado de agache.

Cuatro concesiones del alumbrado público, un emporio de 13 empresas y el largo camino político de varios de sus miembros (entre los que están dos congresistas actuales) hacen parte de los activos de la familia Torres Villalba, otro clan del Caribe que ha sabido mezclar negocios con el Estado y política, pero cuyo poder hasta ahora ha pasado de agache.

El grupo de los representantes a la Cámara Efraín Torres Monsalvo y Martha Villalba no dista mucho de otras casas políticas sinónimo de poder costeño, como Name y Gerlein. Sin embargo, nacionalmente son desconocidos, a pesar de su poderío creciente desde hace 17 años.

Como sus movidas han sido básicamente en Atlántico (en donde tienen sus orígenes y una concesión) y en Santander (en donde manejan dos concesiones), las sillas regionales Santander y Caribe investigaron la historia de su imperio.   

Los orígenes

El grupo de los Torres Villalba está conformado por los dos representantes a la Cámara por el Partido de La U (Torres lo es por Bogotá, aunque nació en Barranquilla; Villalba lo es por el Atlántico), pero en realidad los dos poderes detrás son Euclides y Camilo Torres.  

El clan empezó en Puerto Colombia, a media hora de Barranquilla, un municipio que recibió su nombre porque fue el principal puerto de Colombia en las primeras décadas del siglo XX, hace 17 años.

Un punto importante es el matrimonio entre la congresista porteña Martha Villalba Hodwalker y el político Camilo Torres Romero, que aunque nació en Barranquilla  llegó a Puerto Colombia  desde que era niño y amasó tanto poder que hoy es considerado el ‘mandamás’ de ese municipio.

Villalba tiene sus raíces en el Partido Conservador, pues su padre era Rafael Villalba Guerra, un recordado dirigente azul de Puerto Colombia, que además de haber sido concejal del pueblo también estuvo en la Asamblea. En contraste, su esposo es de ascendencia liberal. 

 

Camilo es hermano de Euclides Torres Romero, un empresario que, según Semana, saltó a las grandes ligas de la contratación en Barranquilla cuando a principios de los 90 el alcalde de esa ciudad fue Bernardo ‘el Cura’ Hoyos Montoya. Euclides es el padre del representante Efraín Torres Monsalvo. 

La relación de Euclides con el Cura fue el primer paso que dio esta familia en su camino para pasar de políticos con aspiraciones locales a poderosos nacionales. 

Euclides Torres conoció a Hoyos en la década de los 80 cuando el primero fue candidato liberal al Concejo de Barranquilla, y de ese entonces han sido cercanos. 

“Cuando yo me conocí con el Padre Hoyos él era rector de la Universidad a Distancia, en esa época se votaba por papeletas y yo le entregué unas, luego me aparecieron 500 votos y aunque no gané quedé muy agradecido con él. En respuesta, cuando él se lanzó a la Alcaldía yo lo apoyé”, le contó el mismo Torres a La Silla. 

El apoyo de Torres al Cura no fue cualquiera, pues en un restaurante de su propiedad, que además era de los más reconocidos de la ciudad, era en donde hacían las reuniones del equipo de campaña y se definían las estrategias políticas para llegar a la Alcaldía.

En esas elecciones la campaña les rindió frutos y Hoyos pasó a ser el Alcalde y Euclides su mano derecha y asesor en temas relacionados con servicios públicos. 

Un periodista de la ciudad, que ha investigado los orígenes de los Torres en el Atlántico, le dijo a La Silla que los primeros negocios de esa familia (relacionados con alumbrado público y tránsito), se dieron en la administración de Hoyos; precisamente, fue bajo la guía de Torres que el Cura creo la ‘Triple A’ en Barranquilla y Metrotel.

“Euclides le sugirió al Cura crear una entidad de economía mixta alterna, para superar el rezago de la ciudad en esa área y debilitar la agremiación sindical. De allí surge Metrotel y es el inicio de Euclides Torres en el negocio de las telecomunicaciones y luego del alumbrado público” dice el periodista.

La cercanía de Euclides Torres y el Cura Hoyos fue tal, que el segundo fue investigado por presuntamente recibir prebendas del primero en su administración, como lo contó en su momento El Tiempo.

Mientras Euclides le hablaba al oído a Hoyos; Camilo Torres también empezó a despegar con él. En su mandato trabajó como Jefe de Suministros, y en la Alcaldía de Guillermo Hoenigsberg, quien era del mismo movimiento de Hoyos, fue Jefe de Impuestos y saltó a la  Secretaría de Hacienda, cargo que le dio más visibilidad.

El surgimiento del emporio empresarial

El año 2000 es el que marca el antes y el después del surgimiento político de los Torres Villalba en Puerto Colombia, pues fue en ese año que Camilo se eligió como Alcalde del municipio arrastrando con él, además de los votos liberales de su familia los conservadores que representaba su esposa.  

No obstante, un año antes de que los Torres Villalba se montaran en el poder del pueblo, Euclides - el hermano de Camilo- inició el negocio que lo ha llevado a ser considerado por la Revista Dinero como uno de los ‘amos’ del alumbrado público y el pionero del modelo de negocio que tiene agrupada en solo cinco cabezas la prestación de ese servicio público en todo el país.

En 1999, cuando Humberto Rosales Donado era el Alcalde de Puerto Colombia, hizo una de las concesiones más controvertidas de ese municipio, y le entregó a una Unión Temporal llamada ‘Iluminación Puerto Colombia’ la operación del alumbrado público por 20 años. 

Efrén Montañez Pedraza es la misma persona que aparece en 11 empresas que funcionan en las dos direcciones vinculadas al grupo empresarial de los Torres

Aunque los Torres Villalba desde siempre han negado alguna relación con esa concesión, lo cierto es que hay dos hilos que los unen a ella. 

Por una parte, la concesión, cuya sede principal fue registrada en Bogotá, se constituyó en la misma dirección en la que actualmente funcionan seis empresas (relacionadas con alumbrado público y centros de reconocimiento de conductores) del grupo empresarial que para ese entonces se encontraba consolidando Euclides Torres. 

Por otro lado, dentro de la junta directiva de esa primera concesión está Efrén Montañez Pedraza, que es la misma persona que aparece en 11 empresas que funcionan en las dos direcciones vinculadas al grupo empresarial de los Torres. 

“Si Efrén aparece en todas las empresas es porque es una persona que sabe del tema,  y no todos saben del tema y él ha estado en otras empresas y ese es el caso. Es como si usted va a montar una panadería, pues busca a un panadero no a un ingeniero”, le dijo a La Silla Euclides Torres.

Lo llamativo de esa explicación, es que Montañez no aparece solo en las empresas del alumbrado público, sino también en las de los centros de reconocimiento de conductores, que son el otro gran negocio de Euclides Torres, y que se extiende por 17 lugares del país, incluido Risaralda, Valle, Santander, Atlántico y varios departamentos más del caribe.

La concesión de Puerto Colombia ha sido particularmente problemática para los Torres Villalba. Aunque cuando Camilo Torres llegó a la Alcaldía de ese municipio, poco más de un año después de que se hubiera entregado en concesión, no enfrentó cuestionamientos, su esposa, la actual representante a la Cámara por el Atlántico, Martha Villalba, sí.

Tras haber sido Primera Dama de Puerto Colombia de 2001 a 2003, Villalba cogió vuelo propio en la política del Atlántico como uno de los alfiles de su grupo familiar, y sin haberse lanzado a otro cargo de elección popular previamente, en 2004 llegó a la Asamblea con 28.130 votos, como cabeza de lista del movimiento Apertura Liberal. En 2007 buscó la Alcaldía de su natal Puerto Colombia con el aval del Partido Conservador y ganó con 6.790 votos.

En momentos en los que ella era alcaldesa, estallaron una serie de denuncias hechas por veedurías en contra la concesión por presunto incumplimiento del contrato, porque no se habían instalado todas las lámparas, por presunta desviación de dinero a través de empresas que funcionan en las mismas sedes y comparten socios (La Silla comprobó que aún lo hacen) con las firmas de los Torres. 

En el acta quedó registrado que la concesión habría "incumplido obligaciones laborales" e incurrido en "supuestos desvíos de dineros"

Según una publicación de la revista Semana, Villalba decidió acabar con el contrato a finales del  2008 y en el acta quedó registrado que la concesión habría "incumplido obligaciones laborales" e incurrido en "supuestos desvíos de dineros"; aún así, lo que terminó pasando fue que el incumplimiento no se declaró por faltas del concesionario, sino porque la Alcaldía en un giro dijo que era responsable de no haber entregado unos recursos al concesionario y le generó un saldo a favor de más de $1.700 millones.

Entre 2008 y 2011, mientras su esposa se desempeñaba como Alcaldesa de Puerto, Camilo Torres saltó a la Asamblea pero esta vez con el aval del Partido de La U y en el segundo año de su periodo fue presidente de esa corporación. 

Para ese entonces ya se había consolidado el poder político de los Torres y los apoyos que daban o quitaban en elecciones en el departamento sonaban con fuerza en los corrillos políticos del Atlántico.

La expansión a Santander y el Valle

Luego de que en 1999 el consorcio de Puerto Colombia se hubiera quedado con la concesión del alumbrado público, los Torres empezaron a subir como espuma en la industria del alumbrado público. 

En los tres años siguientes se quedaron con las concesiones alumbrado público de Yumbo en el Valle (2001) con Luces del Valle, de Piedecuesta en Santander (2001) con Luces de Santander, y en Floridablanca -también en Santander- (2002) con Luces de Floridablanca. Las tres ser firmaron por 20 años.

De esa manera, quedó claro que, al igual que muchas otras casas políticas, los Torres Villalba caminaban al ritmo de la mezcla de negocios y política.

Según le contaron a La Silla funcionarios actuales y exalcaldes de esos municipios por aparte, la manera en la que se suscribieron esos contratos terminó siendo lesiva para los intereses de los habitantes de esos dos municipios que hacen parte del área metropolitana de Bucaramanga.

El contrato inicial era atroz, dejaba a Floridablanca con todas las desventajas posibles y sin control alguno.

“El contrato inicial era atroz, dejaba a Floridablanca con todas las desventajas posibles y sin control alguno”, le dijo a La Silla Édgar Jesús Rojas, secretario de Infraestructura de Floridablanca. 

Vanguardia Liberal también hizo denuncias sobre ese contrato y comparó el valor de la tarifa de alumbrado público que pagaba un habitante de Floridablanca en estrato 2 con la de uno que vivía en Bucaramanga en estrato 6 y resultó que la primera era más costosa. Además la Essa (electrificadora más grande de Santander) denunció que la utilizaron como un comodín para triangular ese contrato, debido a que aunque el convenio inicial fue suscrito con ella, luego tercerizaron el servicio con la unión temporal de Torres.

En Piedecuesta existieron cuestionamientos por la ausencia de modernización y expansión de las redes de alumbrado público, y aunque la Personería durante los últimos cuatro años intentó hacer que el contratista rindiera cuentas, no lo logró. Ese concesión fue ampliada en 10 años más debido a unas inversiones adicionales del concesionario.

Desde que se suscribieron esas concesiones los recursos que se captaban por el impuesto de alumbrado público tanto en el Valle, como en los dos municipios de Santander, fueron manejados como dinero privado (algo que no era ilegal), y las alcaldías jamás tuvieron control sobre las cuentas ni la inversión. En 2014 por un decreto nacional finalmente el manejo de la plata se volvió público. 

En Piedecuesta se estima que el recaudo anual del alumbrado público asciende a los $6 mil millones, en Floridablanca la cifra estaría por el orden de los $20 mil millones anuales.

En 2009 los Torres se hicieron a su última gran concesión y crearon una empresa llamada Alumbrado Público del Atlántico en asocio con 12 (Candelaria, Manatí, Palmar de Varela, Polonuevo, Ponedera, Repelión, Santa Lucía, Suan, Campo de la Cruz, Luruaco, Galapa, Usiacuri) de los 23 municipios del Atlántico para manejar el alumbrado público en ellos.

No es posible que nuestras poblaciones sigan a oscuras y con tecnología obsoleta

Félix Fontalvo, alcalde de Palmar de Varela

Pero en el 2014, la entonces alcaldesa (e) del municipio de Galapa, Carmiña Navarro, declaró a la prensa que el municipio terminó saliéndose de la empresa porque no destinaba los aportes suficientes para el alumbrado público. Por su parte, La Silla habló con Félix Fontalvo, alcalde de Palmar de Varela, quien señaló que el servicio de alumbrado público que presta esa empresa es pésimo. 

“Precisamente nos reunimos este viernes representantes de 10 municipios y decidimos empezar a buscar nuevas opciones. No es posible que nuestras poblaciones sigan a oscuras y con tecnología obsoleta. La única respuesta que obtenemos del concesionario es que el negocio no es rentable”, dijo.  

Todas la concesiones tienen en común que comparten sedes en Bogotá en las mismas direcciones que las 13 empresas adicionales a las que La Silla les encontró alguna relación con los Torres y que tiene a los mismos integrantes en sus juntas directivas: Efrén Montañez Pedraza (el mismo que fue gerente en la primera concesión de Puerto Colombia) y Roberto Carlos Machuca Suárez.

El intercambio

En 2009, mientras los Torres Villalba se ganaban con Asoatlántico el alumbrado público en 12 municipios, la entonces alcaldesa Martha Villalba le entregaba ese mismo negocio en Puerto Colombia a un concesionario con vasos comunicantes con esa familia. 

La mandataria abrió una licitación ese año, luego de la nulidad que se le declaró al contrato de concesión que en el 99 también se había ganado una empresa supuestamente cercana a su grupo en el pueblo. 

Aunque Villalba siempre ha defendido el hecho de que esa convocatoria se hizo transparentemente y que no hubo intención de favorecer a nadie, en El Heraldo y veedores ciudadanos denunciaron lo contrario. Al final el proceso cerró con un solo oferente.

La Silla rastreó cada una de las empresas integrantes de ese consorcio, que es el que hoy tiene la concesión vigente en Puerto Colombia, y encontró que no solo tiene varios vasos comunicantes con Euclides Torres, el cuñado de la entonces Alcaldesa Villalba, si no que además, esa Unión Temporal hizo parte de un intercambio empresarial con empresas santandereanas.

El nuevo concesionario del alumbrado público de Puerto Colombia tiene vasos comunicantes con los Torres

La primera integrante del concesionario de Puerto Colombia es Ingsan Ltda, una empresa con sede en Bucaramanga que tiene a dos de sus miembros (Mario Enrique Torres Pardo y Gilberto Díaz Mejía) en la junta de directiva de Luces de Floridablanca; la segunda integrante fue Aconingsa, empresa de la que el representante legal es Luis Omar Morales, primo del diputado liberal de Santander, Carlos Alberto Morales; la tercera integrante fue Roy Alpha SA, una empresa en Cali que tiene la misma dirección de Lámparas y Luminarias -otra de las empresas de la que es representante legal Euclides Torres-; y la última fue Aservin.

La Silla también encontró que una de las empresas que integró el consorcio de Puerto Colombia está relacionada con las que le hacen interventoría a las dos concesiones de los Torres en Santander.

Se trata de Aconignsa. Esa empresa funciona en la misma sede en la que por lo menos hasta hace tres años funcionó Interflor SAS, interventora del contrato de alumbrado público en Floridablanca.

Adicionalmente, Servincol Ltda, firma que le pertenece a Lizardo Morales Delgado, hemano del diputado liberal y primo de Luis Omar Morales (socio de la concesión de Puerto Colombia), es la interventora del alumbrado público de Piedecuesta. 

Cuatro fuentes políticas de Santander, le dijeron a La Silla que Lizardo Morales es quien maneja las dos concesiones del alumbrado en Santander; no obstante, al ser consultado por La Silla, Morales  negó esas afirmaciones sean ciertas y aseguró que solo tiene la interventoría de Piedecuesta; sobre su relación con los Torres aseguró que era estrictamente profesional.

Pese a esas declaraciones, La Silla comprobó que Camilo Morales, sobrino de Lizardo Morales y del diputado Carlos Alberto, trabajó en esa interventoría al menos hasta hace tres años.

Por su parte el diputado Morales le dijo a La Silla que no tenía relación alguna con las empresas de su hermano y que no habían influido de manera alguna en su actividad política.

La casa política

Con ese poder distribuido en tres departamentos a través de millonarias concesiones, la familia Torres Villalba empezó a crecer políticamente.

En 2010 se dio el salto de la política local a la Nacional y los Torres llegaron al Congreso.

El primero en subir fue Efraín Torres Monsalvo, hijo de Euclides, quien sin tener carrera política se lanzó a la Cámara como fórmula de Armando Benedetti y se quedó con una de las 18 curules de Bogotá con 22 mil votos, que lo dejaron con la segunda votación de la lista. 

Torres Monsalvo ha sonado en medios por la demanda de pérdida de investidura que tiene en trámite por presuntamente haber usado tiquetes pagados por el Congreso para ir a ver un partido de la selección Colombia en Barranquilla. 

En las elecciones de 2014 volvió a lanzarse también como fórmula de Benedetti y repitió curul con 23 mil votos. 

Por su parte, Martha Villalba, saltó de la Alcaldía de Puerto Colombia a quedarse con una de las 7 curules del Atlántico en la Cámara de Representantes en 2014.

En 2010 se dio el salto de la política local a la Nacional y los Torres llegaron al Congreso.

En esa elección Villalba obtuvo 51 mil votos, como fórmula de Miguel Amín, quien ese año saltó de la Cámara al Senado.

La Silla habló con el representante Efraín Torres sobre sus relaciones con las empresas de alumbrado público y de reconocimiento de conductores y aseguró que trabajó en ellas antes de llegar al Congreso y que consignó que tenía conflicto de intereses para debatir sobre esos temas.

Por su parte, la congresista Villalba no contestó las llamadas realizadas a través de su jefe de prensa, quien fue informada de los temas que La Silla pensaba tratar con ella.

Los Torres Villalba son en estos momentos uno de los grupos políticos influyentes del Atlántico, su apoyo ha sido importantes en las últimas tres elecciones para la Gobernación y han ganado en todas sus apuestas: en 2011 apoyaron a José Antonio Segebre y a Eduardo Verano en 2007 y en las elecciones del año pasado. Además, han puesto alcaldes en municipios como Baranoa.

Su bajo perfil mediático les ha permitido hasta ahora disfrutar en aguas tranquilas su gran poder económico y político. Con los ruidos que no les han faltado, habrá que ver si siguen pasando de agache. 

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