Más trabajo para 'Súper-general' Naranjo

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Más trabajo para 'Súper-general' Naranjo


El director de la Policía Óscar Naranjo se volvió el superhéroe del Gobierno. Cuando hay problema siempre aparece.
Fotomontaje: Juan Carlos Arroyo.
A partir de ayer, el general Óscar Naranjo, director de la Policía Nacional, asumió entre sus labores la seguridad de todos los líderes políticos, salvo los candidatos presidenciales.  Esta labor, que antes cumplía el DAS, se suma a las muchas que el General ha asumido durante el gobierno Uribe. De hecho, cada vez que hay un escándalo, la primera solución parece ser pasarle el ‘chicharrón’ al Supergeneral.

Óscar Naranjo fue nombrado como director de la Policía en 2007, un cuarto de siglo después de que su padre ocupara ese mismo cargo, en un acto osado del Presidente. Uribe pasó a retiro a doce generales más antiguos que Naranjo para permitir que éste fuera la cabeza de la institución.

Una jugada que buscaba aprovechar la buena imagen que tenía Naranjo por sus éxitos contra el narcotráfico para limitar el impacto del escándalo de 'chuzadas' ilegales por parte de la Dipol, que cobró la cabeza de su antecesor, el general Jorge Daniel Castro. Y desde entonces, el patrón se ha mantenido: para cada escándalo, llaman al super-policía y una vez que él asume queda la sensación de que el problema será atacado.

Cuando reventó el escándalo de las pirámides en noviembre de 2008, Naranjo llegó al rescate. El presidente Uribe le encomendó la labor de identificar a los responsables y de intervenir a estas organizaciones, incluida DMG.

Unos meses después, cuando el comisionado de Paz Luis Carlos Restrepo impidió el cubrimiento de la liberación de Alan Jara e hizo un amague de renuncia ante el mini-escándalo que se desató, Uribe nombró a Naranjo Comisionado de Paz encargado para que asumiera la coordinación de la liberación de Sigifredo López.

Y luego, en febrero de 2009, cuando se descubrió que el DAS había 'chuzado' a políticos, periodistas y activistas de derechos humanos, Uribe le encomendó a Naranjo que de ahora en adelante él manejara los equipos de interceptación.

En noviembre, un mes después de que la polémica asignación de los subsidios de Agro Ingreso Seguro fueran conocida y criticada por la opinión pública, a Naranjo se le ordenó activar una jefatura especial contra delitos de corrupción. Su principal objetivo sería ofrecer a la Fiscalía y a los jueces evidencia para procesar a los corruptos. Investigar el crimen, incluida la corrupción de los funcionarios públicos, es una labor natural de la Policía, pero lo curioso es que inmediatamente asumió la vocería en el tema que nunca tuvo el Zar anticorrupción. Anunció la creación de una línea gratuita para que los ciudadanos denunciaran a los corruptos y reveló que ya está diseñando un 'mapa de corrupción' para cada ministerio, incluido obviamente el de Agricultura.

Frente a la explosión de las bandas emergentes, el presidente Uribe no dudó un segundo en asignarle el nuevo reto de combatirlas a Naranjo, y no al Ejército, que tradicionalmente combate a las organizaciones armadas.

En ocasiones, Naranjo funge, incluso, como Canciller. En las horas posteriores a la muerte del jefe guerrillero 'Raúl Reyes', en marzo de 2008, mientras se calentaba el ambiente con Ecuador y Venezuela, Naranjo apareció ante los micrófonos para exigir a Gustavo Larrea, ministro ecuatoriano, que explicara sus contactos con las Farc. Más adelante, se encargó de revelar información contenida en el computador de 'Raúl Reyes', incidiendo directamente en las relaciones con los países vecinos.

Y obviamente, están todas las demás labores propias de su cargo: luchar contra el crimen, hacer inteligencia, patrullar las calles, apoyar a la DIAN, atacar el secuestro, reprimir la trata de especies protegidas, vigilar las carreteras del país, controlar el tráfico en algunas ciudades, evitar el tráfico de sustancias ilícitas, investigar los crimenes cometidos, apoyar a las autoridades judiciales, participar en los esquemas de seguridad de personas protegidas, asegurarse de la protección a los derechos humanos, evitar el contrabando, combatir a la guerrilla, luchar contra los paramilitares, controlar las manifestaciones públicas y sellar locales.

Las pirámides, la seguridad de los políticos, la captura de los grandes capos, son sólo algunas de las cosas que dependen del general Naranjo.

Fotos: Prensa Policía Nacional

 


Logros y lunares


En los últimos años, entre sus grandes éxitos se cuenta el haber participado en la muerte o captura de los jefes guerrilleros 'Raúl Reyes', Martín Sombra', y ‘Santiago’, jefe del frente ‘Manuel Cepeda’ de las Farc y más recientemente de ‘James Patamala', cabecilla de las Farc en el Caquetá; de lugartenientes del narcotraficante 'Don Diego' como ‘El Señor de la Camisa Roja’ y ‘Capachivo’. Y de los paramilitares Miguel Ángel y Víctor Manuel Mejía Múnera, los ‘Mellizos’.

No es de extrañar, entonces, que todos quieran meterse debajo de la capa del superhéroe. Hace menos de dos meses, Fabio Valencia Cossio propuso que la Policía pasara al Ministerio del Interior. Esa vieja idea no sólo quiere regularizar la ubicación orgánica de la institución, sino que reforzaría al Ministerio con la buena imagen del Comandante de la Policía.

Pero esta buena imagen se puede convertir en un búmeran, pues en todo caso los recursos son limitados y por más súper poderes con los que cuente, Naranjo no puede estar en todas partes al mismo tiempo. Y últimamente, comienza a ser cuestionado por la decreciente seguridad urbana.

El alcalde de Barranquilla Alejandro Char puso el grito en el cielo por el número de muertes violentas en la ciudad en los últimos 20 días– 37, según las cifras oficiales –. Criticó a la Policía y se quejó de la disminución del pie de fuerza después de las festividades de fin de año.

“No quiero excusas de ninguna índole de que son las bandas emergentes. A las autoridades se les acabó el compás de espera, exigimos resultados ya”, dijo Char el martes pasado, poniendo el tema de la seguridad no solo como un tema local, sino como una problemática nacional.

Por cuenta de esto, el general Naranjo quedó en el centro del debate. Anunció el fortalecimiento de la 'Brigada de Homicidios', que funciona con la Policía y el CTI de la Fiscalía. Prometió combatir el tráfico de armas ilegales y enviar más de 800 policías para el Carnaval de Barranquilla.

En la misma línea, el mes pasado, el analista León Valencia hizo referencia a los números oficiales: "las cifras de Medicina Legal son alarmantes y señalan que en este año, con respecto al 2008, en Medellín hay un aumento del 133 por ciento en homicidios; en Sincelejo, uno de 61,7; en Cartagena, uno de 40; en Cali, uno de 38,4; en Santa Marta, uno de 34,4; en Bogotá, uno de 29,4," escribió.

Naranjo ha respondido con cifras globales que contrastan con las anteriores. En una entrevista con la revista Semana en noviembre pasado, aseguró que mientras en 2002 las capitales 'aportaban' nueve mil asesinatos al total del país, en 2008 fueron cinco mil. En el caso de Medellín, aseguró que al no haber un 'patrón' entre los delincuentes hay una "diáspora de delitos".

Más allá de que Naranjo pueda apagar varios incendios y dar un parte de tranquilidad, el tema de seguridad urbana, indiscutiblemente de su competencia, estará en el centro del debate electoral.

 

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