El nuevo alcalde uno de los principales representantes de los quijotes que vencieron a las maquinarias el año pasado. Dice que “los malandrines” lo quieren sacar del poder. Entrevista.
“Me estoy tragando sapos por Cartagena”: Dau
William Dau es desde ya uno de los personajes de 2020 en Colombia. El nuevo Alcalde de Cartagena representa a la generación de mandatarios que llegó al poder el pasado 1 de enero por la fuerza del voto libre, evidenciando que una nueva realidad política se abrió paso en el país, y por ello el resultado de su gestión tendrá repercusiones no sólo en su ciudad sino en todo un proceso nacional.
Abogado de 67 años, en las elecciones regionales de octubre pasado se convirtió en protagonista al derrotar de manera sorpresiva a los clanes corruptos y parapolíticos que llevaban mandando más de una década en la Alcaldía cartagenera.
La Silla Vacía lo entrevistó en su casa en el barrio Bocagrande. Nos recibió una mañana a las 7:30, mientras escribía con sus ya famosos marcadores en una hoja blanca un mensaje para su cuenta de Instagram, que junto a la de Facebook fue la base de su campaña en contra de “los malandrines”, como les llama a quienes venció.
La Silla Vacía:Usted derrotó a unas poderosas máquinas que compran y amarran votos y lo hizo básicamente a punta de redes sociales. ¿Cómo comenzó todo?
William Dau: En enero de 2017 creé mis cuentas de Facebook e Instagram, fue mi manera de empezar contacto con la ciudadanía. Yo estaba por fuera, en 2004 arrancaron las amenazas en mi contra. Tenía muchas denuncias por hacer. Comencé poniendo plata para ganar mayor alcance. Todavía hoy a veces le meto 50 dólares, cuando quiero que algún mensaje llegue más.
LSV:Usted siempre dice que tenía un buen trabajo en Estados Unidos (llegó a ser vicepresidente en Capital Partners, entidad financiera que pertenece a un fondo de inversiones alternativo) y que se había tenido que ir de Cartagena por amenazas por las denuncias que hizo como veedor, ¿qué lo motivó a cambiar eso por una candidatura bajo las circunstancias de la ciudad?
W.D.:Yo tengo 67 años y lo que quería realmente era buscar a alguien a quien apoyar, quería tener contactos. En 2014 había constituido Honesta América, una corporación a la que quería sumar activistas anticorrupción, pero no funcionó porque no conseguí tracción. En 2017, con mi entrada a redes, nace Let’s save Cartagena (su movimiento). A mí me llegaba muchísima información de corrupción en la ciudad y la publicaba. Y yo pensaba ‘si en diciembre de 2018 no ha aparecido nadie idóneo, me lanzo’, y así fue. El 2 de junio de 2019 llegué a Colombia.
LSV: A nada de las elecciones…
W.D.:Sí y el primer mes se me fue tratando de formar un grupo. La primera persona que creyó en mí y que siempre estuvo fue Cynthia (Pérez Amador, hoy asesora del Alcalde y primera dama de la ciudad. Se conocieron porque ella participó en una campaña de Dau por redes para borrar publicidad en las legislativas). Yo ni siquiera sabía los requisitos para lanzarme ni tenía programa de gobierno. En tres días encontré 400 voluntarios y en tres semanas recogimos 106 mil firmas para inscribirme.
LSV: ¿Cuánto se gastó en eso?
W.D.:Entre 40 y 50 millones de pesos en lo de las firmas. Había varias personas a las que se les pagaba. El resto en fotocopias, almuerzos, mensajería. La publicidad de la campaña se fue casi toda en redes, creo que sólo tuve una valla electrónica. Fueron como 120 millones de pesos. La mitad me la gasté en dos semanas. Creo que el post al que más le metí fue uno de 150 dólares.
Yo pensaba ‘si en diciembre de 2018 no ha aparecido nadie idóneo, me lanzo’, y así fue.
LSV: El día antes de las elecciones usted dijo que si no ganaba era porque había un fraude. ¿Cómo podía estar tan seguro de su triunfo si las encuestas no lo daban ganador y se enfrentaba a los compradores de votos?
W.D.: Aunque no creía en las encuestas, sí veía que cada vez que salía una me iba mejor y mejor, yo iba en curva ascendente y (el candidato William) García al contrario, A los compradores de votos no tenía cómo competirles con plata, pero sí armando un plan ‘puya ojo’ (compradores de votos que reciben la plata y luego votan por otro) para que la gente los denunciara. Hice bulla con eso para en redes que les hicieran fotos, les armé escándalo a los ‘puya ojos’. Faltando una semana, yo ya me sentía ganador.
LSV:¿Por qué?
W.D.: Era una locura: los estudiantes me paraban en la calle para tomarse selfies conmigo, los carros me pitaban. Yo me sentía como una estrella de cine, un artista de rock. Mira, en los debates nunca vi, jamás, un sólo estudiante que se haya acercado a otro candidato a decirle ‘hola, candidato, mucho gusto’, como sí me pasaba a mí.
Otra cosa fue que, faltando una semana, una universitaria me contó que ese día en clase un profesor les preguntó de la nada ‘¿por quién van a votar para Alcalde?’, y al unísono todos los estudiantes dijeron Dau. Todos esos eran indicios. Además, sé que mucha gente terminó votando por mí pensando: ‘por lo menos que quede de segundo y vaya al Concejo a armar el mierdero’.
LSV: Esa gente, al igual que la clase política tradicional, pensaba que a usted le daría máximo para quedar segundo…
W.D.: Ellos pensaban que yo no iba a sacar muchos votos, creyeron que sacaría unos 50 mil, y entonces sólo cuadraron hasta 100 mil votos de las dos maneras que tienen, y esto lo sabes tú mejor que yo porque tú lo investigas: comprándolos ‘chan con chan’ (efectivo) o amarrándolos con las OPS (Órdenes de Prestación de Servicios) que dan, ‘yo te doy la OPS y tu me llenas este formulario’. La gente me mostraba los formularios que les hacían llenar con nombre, cédula, celular y lugar de votación. Dos noches antes del día de las elecciones, comencé a escuchar un poco de cuentos, por redes y por mis informantes, de que William García no estaba soltando el billete porque ya tenía asegurados esos 100 mil votos. Entonces por ahí por redes comenzaron a rodar grabaciones anónimas, y había una que decía: “García nos está haciendo conejo, si es el caso tomen la plata y voten por Dau”.
LSV: ¿Eso lo puso a circular su campaña o quién?
W.D.: Eso llegó. Entre los mismos puya ojos dijeron: ‘No están dando la plata, voten por Dau’. Porque hasta los puya ojos saben lo que le conviene a Cartagena.
LSV: ¿Cuál es su expectativa de estas primeras semanas como Alcalde?
W.D.: Los malandrines ya tienen plan orquestado para sacarme del poder lo más rápido posible. Hace unas semanas, en Palacio de Nariño, una asesora del propio Presidente me dijo que hay unos que están apostando a que yo no voy a durar más de tres meses.
LSV: ¿Cómo lo van a sacar y quiénes?
W.D.:La intención de ellos es inhabilitarme, sacarme del poder. Me están atacando por todos lados. Los periodistas de estómago, los veedores de estómago, veedores extorsionistas. Me han puesto denuncias, tutelas, de cuanta vaina. Pidieron que anulen mi credencial y ahorita vendrán más acciones tratando de sacarme. Presiento que en mi caso van a hacer efectivas más órdenes de arresto por tutelas que en el resto de alcaldes.
LSV:O sea, una suerte de guerra jurídica y mediática, ¿dirigida por quién en concreto?
W.D.:Prefiero decírtelo off the record.
William Dau, alcalde de Cartagena. Foto: Laura ArdilaLSV: A propósito, varias de las acciones en su contra hasta ahora han sido en respuesta a acusaciones suyas sobre las que le han exigido rectificar. Así lo hicieron el exgobernador Dumek Turbay y el empresario Alfonso ‘el Turco’ Hilsaca (quien está en juicio por varios delitos). Incluso le ha tocado pagar días de cárcel. ¿No le preocupa que se le vaya el mandato en esas?
W.D.: Yo no puedo seguir en el plan ese porque necesito poder dedicarme a gobernar a un millón de cartageneros y justamente por eso tuve que tragarme esos sapos. En el caso del exgobernador me reafirmé en los hechos denunciados, pero reconocí que no podía estar hablando ya de hechos fallados como delincuenciales y por eso pedí disculpas.
LSV: En cuanto a los medios, usted no ha hecho sino decir que cualquiera que lo critique juega para “los malandrines” o que todos los periodistas son corruptos. A nivel nacional, lo insinuó de la periodista de Caracol Radio Diana Calderón...
W.D.: Si, yo sé, reconozco que me pasé. Estaba emputado por la manera en que ella dijo que, por el hecho de haber tenido yo unas acciones en Acuacar (Aguas de Cartagena), ya eso era como si el Alcalde de Medellín tuviera acciones en EPM. Yo había comprado 500 mil pesos en acciones en Acuacar en mi calidad de veedor. ¿Te echo el cuento de esas acciones?
LSV: Sí
W.D.: Fue hace más de 20 años, en el mandato de Gabriel García Romero, que estaba privatizando todo, robándose todo. Yo vi un aviso que salió en El Universal, en una página interior en letra bien menudita, convocando a las personas interesadas en conformar o asistir a la asamblea de constitución de Aguas de Cartagena. Creo que era en la Universidad Tecnológica. Yo dije ‘epa, esto me da la posibilidad perfecta para meter el pie en la puerta y ver cómo es la cosa’. En ese momento estaba en plan de formar la Corporación Cartagena Honesta. Compré 500 mil pesos en acciones, que era platica, pero tampoco era algo del otro mundo. No tengo acciones en ninguna otra vaina ni soy un ricachón, como algunos quieren decir.
LSA: ¿Y tener un pie adentro de Acuacar como veedor, sí le ayudó a averiguar algo?
W.D.:Pues, en los primeros tres años recuperé en dividendos y utilidades los 500 mil pesos que invertí y las acciones valían cuatro veces más. Y así como funcionó para mí a nivel micro, funcionó a nivel macro para los españoles que tenían el 45 por ciento. Eso lo pude contar en un libro que hizo gente que trabajó lo de los Panamá Paper y que se llama ‘Los Barones del Agua’, sobre cómo las multinacionales se están apropiando del recurso natural más preciado. Me entrevistaron, me pidieron las pruebas de los dividendos, les mandé todo y me citan en el libro.
LSV: Y tras conocerse sus acciones estando electo las donó a la Liga contra el Cáncer…
W.D.: Sí y no tengo ningún impedimento ahí.
LSV: Volviendo a los señalamientos que hace, ¿qué reflexión le dejan estos episodios en los que le toca echar para atrás?
W.D.: En lo de Diana Calderón yo he debido reclamar sin hacer la pregunta: ‘¿Será que está con los malandrines?’. Eso fue en un momento ofuscado, con rabia. Hablé a la ligera, aunque ella también, yo me sentí atacado.
LSV: ¿Usted sabe que los personajes públicos, y más aún los elegidos para administrar los recursos de todos, son objeto de escrutinio del periodismo y de cualquier ciudadano? ¿Cómo piensa manejarse en ese sentido para cuando lo cuestionen o se enfrente a algún político?
W.D.: Yo ya me estoy mordiendo la lengua por el bien de Cartagena. No he vuelto a mencionar nombres, sólo una vez hace unas semanas en el empalme que mencioné el grupo de La Gata (Enilce López) porque Lidy Ramírez (hoy asesora de despacho), que estaba coordinando todo lo de salud, recibió una propuesta indecente para que ayudara a dejar la ESE Cartagena de Indias en manos de esa gente. Lo hice para desviar el peligro hacia mí y que no quedara en Lidy.
LSV: Efectivamente, en La Silla hemos contado que el combo de La Gata ha tenido influencia burocrática en la ESE, ¿cuál fue la propuesta y quién la mandó?
W.D.: Prefiero no mencionarlo porque ya me pidieron rectificación. Pero mandaron tres emisarios que yo saqué de mi comité de empalme.
LSV: Y¿Tres personas que estaban en su empalme aceptaron dar la razón?
W.D.: Sí, sí. Obviamente no les dio resultado. Les dije que por falta de confianza quedaban fuera.
LSV: ¿Y quién había metido a esas personas en su empalme?
W.D.: Yo.
LSV: ¿Las conoció por redes?
W.D.: Me habían medio colaborado en campaña. Pero mira que no digo nombres de nada, me estoy tragando los sapos de aquí para adelante porque yo tengo perfectamente claro que no soy el veedor sino el alcalde y tengo que cambiar el chip mental.
LSV: ¿El chip mental pasa por no dar papaya haciendo acusaciones sin los soportes?
W.D.: Ellos saben que yo me sublevo fácil, por eso no estoy dando nombres. Digo ‘los malandrines’, porque si digo ‘delincuente o ladrones’ ya eso da para cosas. Pero ‘malandrines’ cada quien lo interpreta. Por ejemplo: los malandrines están orquestando un plan para hacer que yo no pueda gobernar, pero sin mencionar nombres. Ahora, en muchos casos las pruebas están.
LSV: Hablemos de las OPS. Usted ha dicho -y es así- que son una herramienta de los políticos tradicionales para nutrir sus empresas electorales. Pero también son un drama para muchas personas que cada enero padecen tener que trabajar sin contrato. Según la Administración pasada, en Cartagena son unas cuatro mil...
W.D.: Creo que son muchas más de cuatro mil.
LSV: ¿Cómo se está moviendo su gobierno ahí?
W.D.: Las OPS las usan ellos (los políticos tradicionales) para mantener el poder, pero el propósito de la corrupción es robarse el dinero y eso viene a través de los contratos. Entonces mi enfoque va a estar es en los contratos. No soy enemigo de las OPS, soy enemigo de las OPS ficticias. Sergio Londoño (excandidato y exalcalde encargado) decía en campaña que él denunció que cuando llegó a la Alcaldía encontró un pico y placa de OPS, que unos iban a trabajar el lunes, otros el martes, otros miércoles, otros el jueves y otros el viernes. Yo le dije ‘y bueno, ¿cuántos de esos echaste a la Fiscalía?’. Cero. Eso es lo que yo tengo que eliminar.
LSV: Y¿Cómo piensa hacerlo?
W.D.: Se publica la lista con quién es la OPS, en qué dependencia, el valor, los servicios a realizar, que sean transparentes, porque yo sé que se necesitan. De hecho, voy a buscar mediante OPS contratar gerentes de proyectos para todos los grandes proyectos de ciudad. Por decir algo, para el Plan de Drenaje Pluvial. El secretario de Infraestructura no puede manejar el día día y demás de ese megaproyecto, entonces voy a buscar personas capacitadas y voy a sacar un aviso público. El Plan de protección costera, el aeropuerto nuevo, se pueden hacer mediante OPS.
LSV: ¿Cuál va a ser la diferencia entre lo que haga su secretaria general y la gerente o vicealcaldesa que nombró?
W.D.: La secretaria general tiene muchas funciones, pero no abarcan todo lo que yo quiero. Yo quiero que Mónica (Fadul, la gerente) maneje el día a día de la Alcaldía, que se cayó el árbol, que hubo un incendio. Obviamente reportandome todo a mí. Pero para yo poder dedicarme a cosas más grandes. Yo quiero coger Cartagena y sacarla de la mentalidad de pueblo. Pero para poder hacer eso necesito enfocarme en estas grandes debilidades que quiero sacar adelante. Por ejemplo, ser ambicioso y rebajar la pobreza absoluta a cero por ciento. Seguramente no alcance a hacerlo todo, pero soy ambicioso, quiero hacerlo. Para eso necesito un gerente de ciudad. En todas las grandes ciudades del mundo existe el cargo de gerente de ciudad.
LSV: ¿Con cuál de los dos se entenderá el Concejo? ¿Usted o Mónica?
W.D.: En estos momentos estoy pensando que sea Mónica. Claro, cuando yo tenga algo que decirle al Concejo voy y les digo.
LSV: Respecto al Concejo, en diciembre se reunió con los 11 concejales nuevos, entre ellos uno del grupo del parapolítico William Montes y otra que ha sido cercana al grupo de La Gata. ¿Cuáles serán las reglas de la relación con una clase política que, de todas maneras, en Cartagena siempre ha soportado su diálogo con los alcaldes sobre las transacciones clientelistas?
W.D.: Yo les he dicho que espero todos se porten bien, que todos sean honestos, que esta es una oportunidad de oro. Y como te dije hace un rato: me estoy tragando sapos por Cartagena. Porque sé que me queda muy difícil gobernar sin tener un Concejo a favor. Si toca, toca. Yo salí electo con coalición de uno, con Javier Julio Bejarano, que es el concejal mío.
LSV: ¿Qué le respondieron ellos?
W.D.: Ellos solicitaron esa reunión y yo traté de transmitir el mensaje. Les dije: ‘Dentro de cuatro años nadie va poder salir electo a punta de arreglos, de amangualarse, de los puya ojos, de las alianzas. El pueblo hoy día ha reaccionado. La gente se entera de quién es quién, quién es el bueno y quién es el malo, y se entera por redes sociales antes que por los medios de comunicación. Ya los días en que se hacían todas estas cosas tras bambalinas pasaron. Yo soy mayor, no estoy para hacer carrera, pero si ustedes quieren hacer carrera política trabajen por Cartagena’.
LSV: ¿Qué respondieron?
W.D.: Todos asintieron. Y también les dije ‘sé muy bien, y toda la ciudad sabe, que varios tienen vínculos con personas de dudosa procedencia, les pido a ustedes que abran los ojos y se independicen. Ya los concejales son ustedes, son ustedes quienes tienen el poder’. Un mensaje que me pareció bastante positivo para transmitirles. Puestos conmigo no tendrán, si quieren OPS, que se las den en el Concejo.
LSV: Hablando de puestos y de representación, su gabinete fue muy bien recibido en la ciudad (por ejemplo, su secretario del Interior es el exconcejal del Polo David Múnera, el Jorge Robledo cartagenero), a diferencia del de la Gobernación que quedó en manos de los clanes cuestionados de siempre. Cuénteme el detalle del concurso que abrió para armar su equipo...
W.D.: Hicimos una primera convocatoria para secretarios, creo que eran como 18 cargos, presentaron como 7.300 hojas de vida. Una firma de cazatalentos, de una señora que se llama Maria Claudia Bustillo, fue la que se encargó de recibirlas. La gente mandaba su hoja de vida al correo electrónico, inmediatamente le salía una respuesta sistematizada diciendo que había sido recibida, un grupo de 40 personas estaban trabajando para recibirlas. De los 7.300 pasaron el primer filtro como unos 700. Esos pasaron a entrevistas, luego de lo cual quedaron entre 70 y 75. Yo no quise participar, me decían ‘William, metí la hoja de vida, ayúdame’, y respondía que eso era con los cazatalentos. Eso sí, algunas personas que quería, les pedí que mandaran la hoja de vida a los cazatalentos.
LSV: ¿Y por qué si los quería no los nombraba directamente?
W.D.: Porque quería que pasaran los filtros. Obviamente, para mí lo más importante es que sea gente de confianza y por eso les pedía que se postularan, para de pronto si no quedaban al final poder ponerlos en otro lado.
LSV: En Cartagena, por poner sólo dos ejemplos, la Secretaría de Educación y el Instituto de Cultura estaban en manos de los grupos de los parapolíticos William Montes y Vicente Blel Saad (padre del nuevo gobernador Vicente Blel Scaff), respectivamente. Idas estas cabezas, de todas formas y tras tantos años, todavía quedan allí funcionarios mandos medios afines a estos grupos. ¿Qué va a pasar allí?
W.D.: El cáncer hay que extirparlo definitivamente. La gente que pertenece a los grupos de malandrines tiene que salir. Seguramente desde el primer día no se podrá porque no tendré suficiente gente, pero hojas de vida interesantes están llegando para que rodeen a los nuevos secretarios. También hay gente de los malandrines en algunos departamentos que son empleados de planta, no los puedo echar. Entonces esos empleados de planta de malandrines, moverlos a otras dependencias, que eso sí lo puedo hacer.
LSV: Dado que el sistema clientelista ha sido la principal forma de acceder a algunos cargos públicos, ¿cómo va a hacer para no cometer injusticias allí con gente que sí lo haya hecho bien?
W.D.: Claro, tampoco es así a la ligera porque simplemente tienen un vínculo, hay que mirarlos bien. A mí me estuvieron reclamando los concejales ‘es que tú nos tildas a todos los que estamos en política de malandrines’. Yo digo que hay muchos malandrines, quizá hasta la mayoría, pero no estoy estigmatizando a toda la clase política. Hay mucha gente honesta en la administración pública. Tendremos que mirar caso por caso las personas que hayan tenido algún vínculo. ¿Ves? Estoy cambiando, moderando el lenguaje.
LSV: Pocos días antes de irse, el alcalde saliente Pedrito Pereira tomó dos decisiones grandes que tendrán que ver con usted: prorrogó un año la concesión de alumbrado público y firmó la Alianza Público Privada para el corredor portuario y la Quinta Avenida de Manga. Comienzo por lo primero, ¿cómo va a hacer para que no lo coja el tiempo y pueda armar la licitación de alumbrado, negocio que viene siendo prorrogado desde diciembre de 2018?
W.D.: Mi propuesta era renovarlo unos meses mientras se licita.
LSV: Sobre la APP para el corredor portuario y la Quinta Avenida, un proyecto que no se había podido concretar desde la Alcaldía de Dionisio Vélez y de alguna manera expresa el desgobierno de Cartagena, hay gran malestar porque crea nuevos peajes. Usted ha dicho que no más peajes, ¿qué alternativa propondrá ahí entonces?
W.D.: Yo me manifesté rotundamente en contra de eso. Cartagena no quiere peajes. Están tratando meter los peajes por la vía trasera, por 30 años más. No solamente dejarían los actuales, sino que van a revivir uno que ya habían cerrado. Yo no sé ni dónde ni cómo porque todo esto es nuevo para mí, pero me paso estudiando temas de ciudad porque todavía no domino todo. Yo reconozco, así como un estudiante va a la universidad a aprender, yo estoy aprendiendo también. Lo importante es que soy honesto y tengo buena voluntad y dispuesto a trabajar 24/7.
Lo que me han dicho personas que saben es que la Quinta Avenida de Manga no va a solucionar el problema porque todo el tráfico va a salir embotellado en un mismo sitio y que además es una vía para abrirle paso a la Sociedad Portuaria. Tronco de negocio. ¿Por qué carajos Cartagena tiene que subvencionar ese tronco de negocio? No es justo. Si la carretera se deteriora por el uso de tractomulas, mi posición es que el peaje lo paguen esos vehículos y no todos los cartageneros. Cartagena está muy atrasada. Yo a los proyectos que ya existen les quiero agregar unos míos propios.
LSV: ¿Como cuáles?
W.D.: Principalmente la pobreza absoluta. Quiero uno para desarrollar la Ciénaga de la Virgen. Otro muy chévere que tiene que ver con el drenaje de los caños en canales para disminuir la cuestión de los drenajes fluviales, el proyecto vale 150 millones de dólares, que no me parece excesivo.
LSV: Dígame en qué consiste en concreto el de la pobreza (en su plan de gobierno de ocho páginas no estaban aterrizados)...
W.D.: Infraestructura, ambiental. Todo lo que tiene que ver con esa cuestión, creación de empleo y demás. También tengo uno propio que es un recinto de ferias. Tú vas a cualquier país del primer mundo y preguntas y todos vendrían a Cartagena a un congreso. La ciudad se vende solita, pero nuestra capacidad de recibir se quedó pequeña.
LSV: ¿Quién lo financiaría, cómo se lo imagina?
W.D.: Ya lo veremos porque ese es apenas uno de los tantos proyectos. Así como en Cartagena se está formando una nueva Cartagena estrato 20, que es el proyecto Serena del Mar (proyecto urbano privado a gran escala en el norte), hecho para lucrarse, yo quiero construir otra Cartagena para desarrollar en las zonas más vulnerables donde existe la pobreza extrema. Y crearles trabajo para que la gente no tenga que gastarse todo su sueldo en pagar un Transcaribe, para que no tengan que gastarse una, dos y tres horas yendo y viniendo. Yo quiero construir algo grande para que todas las demás ciudades queden comiendo polvo.
LSV: ¿Pero financiado cómo? ¿estructurado en qué sentido?
W.D.: Todo eso es un proyecto por desarrollar. Para los proyectos yo quiero ser sumamente ambicioso. Seguramente no lograré hacer todo, pero tengo mis cuatro años. Quiero hacer un paquete grande donde entren todas las obras, que la protección costera, que drenajes fluviales, que el Canal del Dique, que el aeropuerto nuevo, el recinto de ferias. Todo esto lo quiero montar en un solo paquete bien grande porque plata hay. El Gobierno Nacional nos ha querido dar plata y no ha habido a quién dársela. Y con ayuda internacional. Con un equipo jurídico, los ingenieros, los financistas, un grupo de sabios que me diga: ‘Alcalde, ya tenemos resuelto cómo lo vamos a hacer’, entonces arrancamos. Algunas cosas las podré inaugurar y otras las dejaré avanzadas.
LSV: ¿Qué expectativa tiene en sus relaciones con el Gobierno Nacional y con el gobernador Vicente Blel?
W.D.: Nuevamente, estoy dispuesto a tragarme unos sapos por el bien de los cartageneros y de los bolivarenses. No tengo interés en hablar con Vicente Blel, pero si hay proyectos que conciernen a Cartagena y que también involucran al departamento, yo hablo con él. Y mientras no me propongan ningún torcido, yo estoy dispuesto a darle el beneficio de la duda.
LSV: Y¿Y sobre el Gobierno Nacional?
W.D.: Mira, yo no les paro bolas a los asunto nacionales, lo mío es Cartagena y la corrupción de acá, pero sé que el Gobierno Nacional es absolutamente indispensable. Por eso yo trato de llevarme bien con el presidente (Iván) Duque a pesar de que no quiero ser vinculado con el Centro Democrático. No sé si te eché el cuento de las aproximaciones que han querido tener, dicen que si quiero apoyo del Centro Democrático me hable con el senador hijo de Fernando Araújo (Fernando Nicolás Araújo). La secretaria privada de (Álvaro) Uribe se tomó una selfie conmigo en Bogotá en una capacitación de la ESAP. Me dijo que en su bancada me querían conocer y se refieren a mí como muestra de algo positivo y de que sí se puede derrotar a las maquinarias. Yo no puedo estar en la calle más de 60 segundos sin que alguien me pida una foto. Yo creo que eso no pasa con ningún otro político porque el pueblo me ama.
LSV: Lo suyo es Cartagena, pero ¿si sabe que, como contempla la Constitución, se ha empezado a concretar la idea de desarrollo regional descentralizado y que ya está constituida incluso una Región de Administración y Planificación RAP Caribe en la que está Bolívar?
W.D.: Sí y mucha gente me ha dicho que Barranquilla está muy desarrollada, pero sí creo que a Cartagena la arreglan los cartageneros.
LSV: ¿Con Duque cómo le ha ido?
W.D.: Duque se me puso a la orden para todo lo que necesite para Cartagena. Me pareció la berraquera. Igual la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, todos los ministros se me han presentado, se pusieron a la orden para todo.
LSV: ¿Qué opina del paro y de la ciudadanía que se está expresando libremente y ayuda a entender su triunfo?
W.D.: El nuevo despertar de la sociedad civil colombiana. Simpatizo, pero no puedo apoyar públicamente porque yo necesito ser realista, ser práctico. Obviamente yo estoy con la gente pobre, yo estoy con el ciudadano de a pie, aquellos que nunca han tenido quien ponga la cara, el pecho y la vida para defenderlos. Eso es lo que yo estoy haciendo, pero me toca ser práctico.
LSV: Usted dice que no está para hacer carrera política, ¿qué futuro le ve a su movimiento Salvemos a Cartagena?
W.D.: Yo no quiero ser el que nombre al siguiente alcalde, sino inspirar a toda una generación nueva. Quiero que subsista Salvemos a Cartagena como movimiento político para darle estabilidad a Cartagena y a la vez extirpar el cáncer hasta que ellos (“los malandrines”) no puedan volver tan siquiera a aspirar.
LSV: ¿Cómo espera ser recordado después de estos cuatro años?
W.D.: ¿Me perdonas la falta de modestia? Yo quiero que la historia política y del desarrollo de Cartagena se divida en antes de Dau y después de Dau.