Mermelada Reciclada: el poder de Roy en la Esap

Silla Pacífico

El centro educativo en donde se forman nuestros servidores públicos, seguirá educándolos en el sistema de administración inspirado en lo que encarna el camaleón enmermelado, Roy Barreras.

La Escuela Superior de Administración Pública (Esap), institución de educación creada para formar a los dirigentes y servidores públicos que administran a nuestro país, no será certificada por el Consejo Nacional de Acreditación en, por lo menos, los próximos dos años.  

Mientras eso ocurre, Roy Barreras sigue siendo el súper poderoso que dirige tras bambalinas esa institución, desde que Santos se la entregó para su usufructo politiquero. Santos encargó como director, desde el mes de mayo de 2018, a Giovanny Javier Chamorro Ruales, hombre de confianza de Barreras, quien pese a haber cumplido a la fecha más de ocho meses de encargo, violando el plazo máximo de tres meses de interinidad establecido por la ley, sigue al frente de la Escuela, sin que se produzca un nombramiento en propiedad en una Dirección con tanta responsabilidad. (Ley 904 artículo 24 inciso 3)

La alerta de no acreditación se la notificó a la Esap su evaluador, el CNA, desde el pasado mes de septiembre; sin embargo, esa no es una decisión que sorprenda.  La politiquería, los malos manejos, la depredación heredada de la mermelada tóxica que entregó el Gobierno Santos a la coalición política que armó para hacer lo que le dio la gana con el País, se tomó también a la Esap y, en un acto de extrema irresponsabilidad, arrastró por esa senda a la institución educativa que se supone, debe formar a aquellas personas que hacen de la función pública su profesión, a aquellos que tienen en sus manos regir el destino de lo público.

En los últimos cuatro años han estado frente a esa institución cuatro diferentes directores, los últimos dos a título de encargados en representación de diferentes actores políticos según las necesidades de la coalición de La U en épocas de Santos. 

Lo anterior no tiene nada de novedoso, ya sabemos bien que Santos y su pandilla política no tenían miramientos con tal de usufructuar del Estado los cargos, los contratos y los recursos para saciar su voracidad. 

Lo raro es que este Gobierno que se posesionó desde agosto del año pasado con la promesa de combatir la corrupción y de cambiar su relacionamiento con la clase política, después de seis meses de ejercer el poder y de haber sido notificado de la no acreditación a su Escuela, no solamente no haya tomado cartas en el asunto sino que sostenga al frente de ella al mismo director que dejó encargado Juan Manuel Santos.

En mayo de 2018, en pleno fragor de la campaña política por su sucesión, Santos designó como director encargado de la Esap a Giovany Javier Chamorro Ruales, un funcionario que ya estaba en su gobierno y que ha sido señalado por sirios y troyanos de ser la cuota política de Roy Barreras aunque el camaleónico político, como es obvio, lo niega.

Este funcionario, sin ninguna experiencia en las lides académicas, cuyos únicos referentes para ocupar la Dirección de la Esap son los de haber sido funcionario de alguna campaña de Roy Barreras y después, miembro de su unidad de trabajo legislativo en el Congreso, es el encargado de ejecutar los 418 mil millones de pesos de presupuesto que tiene la Esap (dato de 2018), los miles de contratos de prestación de servicio y el nombramiento de gerentes en todo el país, que sirven como coto de caza para los congresistas de la -para estos fines depredadores- aún viva coalición de Santos, presente en el Gobierno de Duque.

Es en manos de la ficha de Roy, en donde recae hoy la responsabilidad de la no acreditación que tanto daño le hace a ese centro educativo ya que, por cuenta de esa situación y de reglamentación expedida por el pasado Gobierno, las instituciones de educación superior que no estén acreditadas no podrán ser destinatarias de créditos del Icetex, ni podrán abrir nuevos programas o ampliar los cupos estudiantiles que ya tienen y en general, demuestra ante el Pais que no cumple con los requisitos de excelencia en la educación que el mismo Gobierno impuso a las instituciones de educación superior.

Ese incomprensible statu quo empezó a ser ventilado desde finales del año pasado: el reinado de Roy en la ESAP a través de su ahijado político, el actual Director encargado, afloró en medio de los avatares de la agenda legislativa del Gobierno. Esa relación salió a flote cuando, en las dificultades políticas que tuvo el gobierno para sacar adelante sus proyectos, recibió una inesperada y sorprende ayuda, la de Roy Barreras, quien en su reconocido camaleonismo político, terminó siendo aliado de las propuestas que el gobierno Duque veía hundidas y en las que Roy pasó de opositor a colaborador.

Después de ese salto de garrocha, el 'neoduquista' Roy Barreras, sigue conservando -en encargo- el poder que ha ejercido desde épocas de Santos en la Esap, en donde sus cuotas vallecaucanas y las del representante de la U por el Tolima, Jaime Yepes, una de sus fórmulas a la cámara en las pasadas elecciones, son “vox populi” en los pasillos de la Esap y del propio Congreso de la República. 

Mientras realizaba la investigación para esta columna, un par de congresistas del partido de La U, me aseguraron, off the record que: “cualquier tema relacionado con la Esap, hay que hablarlo con Roy, le van a dejar (el gobierno), eso a él”. 

Mientras el Gobierno, intencionalmente o no, le conserva a Roy su mermelada, reciclada desde el Gobierno Santos en la Esap, la entidad contrata y compromete todo el presupuesto de 2019; con lo cual, se perderá un año más en cualquier proceso de depuración de la politiquería y el robispicio que quisiera o pudiera empezar una nueva administración. 

¡Qué paradoja! el centro educativo en donde se forman nuestros servidores públicos, seguirá educándolos en el sistema de administración inspirado en lo que encarna el camaleón enmermelado, Roy Barreras.

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