El Gobierno y los partidos minoritarios arrancan discusiones para aprobar una norma que les permita sobrevivir a la entrada a la política de las Farc.
Miedos, debates y peleas de la lista de coaliciones del Fast Track
Semanalmente, el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, se reúne con los partidos políticos, incluyendo los minoritarios, para revisar los puntos de las reformas políticas para aterrizar el punto 2 del Acuerdo con las Farc. Foto: Ministerio del Interior.
Mientras Sergio Fajardo hace campaña con videos en redes sociales, Jorge Robledo estrena candidatura presidencial del Polo, Claudia López promueve su consulta popular anticorrupción y Gustavo Petro busca una “unidad democrática” con sectores minoritarios, sus partidos y movimientos están pendientes de una decisión más crucial e inmediata para su supervivencia: la Ley de Coaliciones que revisa el Gobierno para que entre por Fast Track al Congreso.
La ley, que sería radicada en las próximas semanas, busca que los partidos y movimientos políticos minoritarios presenten listas conjuntas al Senado y la Cámara, cumpliendo los requisitos que la ley exige para las coaliciones de un solo candidato (programa, financiación de campaña, distribución de gastos, publicidad, auditoría y la prohibición para que la coalición no apoye a otro candidato).
Es decir, si la ley es aprobada, en las parlamentarias de 2018 un Partido minoritario podría presentar una lista de candidatos que incluya no solo a miembros de su colectividad, sino aspirantes de movimientos con los que haya hecho coalición, para agrupar los votos de ambos grupos políticos.
La forma en que esta coalición actúe en el Congreso (siguiendo la ley de bancadas o por separado), todavía es objeto de discusión dentro del Gobierno, los partidos y la misión electoral.
El Gobierno dice que la norma aplicaría “para promover y estimular los nuevos partidos y movimientos políticos de alcance nacional, así como a otros que habiendo tenido representación en el Congreso la hayan perdido”, según el documento explicativo que le entregaron a los partidos en las reuniones con la Misión Electoral.
Según ese mismo documento, la ley estaría enmarcada en los mandatos implícitos del Acuerdo (es decir, que el texto no obliga a presentar esta norma), en el punto 2 de participación en política, para facilitar la construcción de nuevos partidos y movimientos políticos y que puedan “ser verdaderas alternativas de poder”.
Si se da, partidos como Mira, Opción Ciudadana (el antiguo PIN), los Verdes, Progresistas y Compromiso Ciudadano podrían ampliar su presencia en el Congreso, y competir contra maquinarias electorales consolidadas como La U, y los tradicionales conservadores y liberales.
Y también servirá para las Farc, porque tal y como dice el Acuerdo, una vez dejen las armas y formen su partido político, podrá inscribir candidatos y listas en coalición con partidos o movimientos políticos con personería para el Senado y la Cámara, además de tener ya las cinco curules en cada una de esas cámaras por derecho propio.
Como ya la guerrilla tiene más o menos pavimentado el camino hacia el Congreso, los partidos minoritarios son los que deberán dar peleas, superar miedos internos y externos, y aclarar dudas para que el Gobierno entregue una ley que los satisfaga.
Los miedos del umbral
Los partidos pequeños han insistido al Gobierno que es necesario que el umbral baje del 3 por ciento, como está actualmente, al 2 por ciento.
El umbral, o sea el mínimo de votos válidos para tener una curul en el Congreso, aumentó del 2 al 3 por ciento para 2014 y supuso un reto para los partidos minoritarios en ese momento.
Volver al estado de cosas previo a 2014, aliviaría las cargas para los pequeños porque necesitarían menos votos de los 450 mil que, cada uno, tiene que tener ahora para mantener sus puestos en el Congreso.
“La lista de coalición debe venir con la disminución del umbral”, nos dijo el senador Jorge Robledo del Polo, partido que tuvo 541 mil votos en las pasadas elecciones y una cuarta parte de ellos (191 mil) fueron de Robledo.
El candidato presidencial nos dijo que si bien su Partido apoya las normas que se preparan para aterrizar los acuerdos para permitir que las Farc participen en política, “el ingreso de las Farc a la política no nos puede sacrificar”, nos dijo.
”El ingreso de las Farc a la política no nos puede sacrificar”
En el caso del Polo, la entrada de las Farc a la política legal representa una eventual competencia por los mismos votos y por eso la misma supervivencia de este partido de izquierda se vería amenazada.
“La disminución de umbral al 2 por ciento nos permite alcanzar representación, que es lo más importante”, agregó Carlos Baena, del Mira, partido que obtuvo 326 mil votos al Senado en 2014 y no alcanzó curul en esa cámara.
Desde diciembre de 2015 los partidos Verde, Polo y Mira se han reunido con el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, para hablar el tema pero en parte la discusión no ha avanzado porque en el Gobierno hay “miedo de que con ésto se creen microempresas electorales”, según nos dijo el magistrado Armando Novoa, del consejo nacional Electoral, .
El riesgo de la creación de las microempresas existe porque el umbral (primero del 2% y después del 3%) fue introducido en la reforma política de 2003 para evitar la fragmentación de los partidos políticos, y así poner orden en los mismos. Disminuirlo o quitarlo obligaría a introducir otros requisitos para que no ocurra una situación previa a la reforma de 2003.
Un miembro del Mira, que pidió reserva de su nombre porque la vocería única es de Baena, nos contó que le pidieron a Cristo que si no había disminución del umbral (“porque la sola lista de coalición es una solución a medias”, dijo), las minorías políticas tuvieran por lo menos curules fijas, como las que tendrían las Farc. Sin embargo no hay respuesta oficial del Gobierno aún.
Por ahora, la pelea de los partidos pequeños para tener blindajes como la disminución del umbral y las curules fijas la tienen perdida.
El debate interno
Para Compromiso Ciudadano, el movimiento de Sergio Fajardo, la posibilidad de una coalición en el Congreso con el Partido Verde que lidera Claudia López les serviría.
“¿Cómo es posible que teniendo 4 millones de votos (los que Fajardo obtuvo en la alcaldía y gobernación) durante 17 años de historia de Compromiso no tengamos un solo congresista?”, nos dijo Santiago Londoño, uno de los dirigentes fajardistas, que cree que en Antioquia, con una lista de coalición con los Verdes, tendrían aceptación, pese a que históricamente el departamento ha sido conservador y uribista.
El punto a favor, dice Londoño, es que con los Verdes hay afinidad ideológica y por eso les llama la atención una alianza para las presidenciales con Claudia López y los Verdes y el Polo.
”Nos preocupa la identidad política del Partido”
Pero si bien Mira ve que la coalición es un “salvavidas”, como dijo Baena, que este movimiento eminentemente de raíces cristianas encuentre otros aliados dentro del espectro político no será tarea fácil.
“Sabemos que nosotros aportamos 425 mil votos, la preocupación es la identidad ideológica y la del partido político”, nos dijo Baena.
Peleas con los grandes
La lógica que hasta ahora ha tenido el Fast Track en el Congreso es que todos los proyectos que presenta el Gobierno son aprobados. Pero con éste, los minoritarios creen que los partidos grandes, como los conservadores, liberales y La U, podrían oponerse.
“Lo que se oye en el Congreso es que los partidos grandes no quieren esta coalición porque saben que somos fuertes en las regiones”, nos dijo el representante santandereano Freddy Anaya, de Opción Ciudadana (el antiguo PIN que tuvo 500 mil votos en las parlamentarias y tiene 11 congresistas).
En ese mismo sentido hablaron los demás consultados de los partidos pequeños.
Esta misma visión la tiene el magistrado Novoa, quien durante las reuniones de la Misión Electoral con el Gobierno y los partidos, dice que se nota que los representantes de los mayoritarios “no quieren que esta reforma pase porque le quita cupos a la Cámara”.
”Los chiquitos no creen en fortalecer los Partidos”
Y aunque las maquinarias electorales muy seguramente mantendrán el poder en las regiones para conservar y aumentar las curules que tienen en la Cámara, las elecciones parlamentarias del próximo año también sirven para calentar motores para las elecciones de alcaldes y gobernadores de 2019, en la que como hemos reportado, ya hay movimientos de nuevas figuras políticas, y hasta grupos cristianos para consolidar el poder regional y dar la pelea en esas elecciones.
Así que tener líderes departamentales haciendo política desde la circunscripción regional de la Cámara ayuda a que desde la posesión de los nuevos congresistas arranque la siguiente campaña electoral.
Para los partidos grandes, el miedo es de los partidos minoritarios.
“Ahora hay un debate de si hay que fortalecer o no los partidos. Los chiquitos creen que no se deben fortalecer los partidos porque creen que los van a sacar del camino con reglas más estrictas”, dijo el senador Armando Benedetti de La U, para quien debe haber primero un consenso entre los partidos para sacar adelante todas las propuestas de la reforma.
“Va y todas estas propuestas se anulan”, dijo, en relación a que entre todos los partidos, la misión electoral y el Gobierno debe haber consenso para presentar las normas.
Si no hay un consenso, el proyecto de la ley de coaliciones no llegaría si quiera a la radicación (ésto ya pasó con la propuesta de Cristo del voto desde los 16 años que ayer quedó excluida de los proyectos de reforma política), pero el ministro del Interior dijo en la última reunión de Partidos que hay “toda la intención”, de aterrizar el punto 2 de La Habana y dar debate a la expansión de la democracia, que incluye a todo el espectro político, no solo a las maquinarias.