En los últimos dos meses las comunidades rurales de Riosucio se llenaron de minas antipersonal, la estrategia “de bloqueo” que está usando el ELN para detener a sus enemigos sucesores del paramilitarismo.
Mientras el país desmina, el ELN sitia a Riosucio
Mientras el país hace una megainversión para desminar el territorio liberado de las Farc y el Eln negocia con el Gobierno un piloto de desminado, en el municipio de Riosucio, al norte del Chocó y vecino del Urabá, los campesinos están sitiados por la cantidad de minas antipersonal que ha sembrado esta guerrilla. Lo han hecho para "bloquear" el avance de las Autodefensas Gaitanistas con las que están trenzadas en una guerra que, según anunció el jueves pasado el Defensor del Pueblo, ya suma más de 997 familias desplazadas y otras 4 mil confinadas. Sólo cuatro comunidades rurales del municipio de Riosucio, al norte del Chocó y vecino del Urabá, han aportado más del 25 por ciento de ese total de desplazados.
“La zona rural de Riosucio está colmado de minas al mil por ciento. La gente no puede pasar al otro lado del río. Las siembran en los caminos y rodeando los caseríos. La gente está en pánico y no pueden salir a buscar qué comer”, le dijo a La Silla Pacífico una fuente que conoció la situación de primera mano pero pidió la reserva de su nombre por seguridad.
“El ELN les ha dicho ‘váyanse o váyanse’, que no los quieren en el territorio porque van a terminar heridos”, agregó.
Por cuenta de esta situación, 264 familias están desde hace un mes desplazadas en la plaza de mercado del casco urbano de Riosucio. Son familias de 8 comunidades afros que ya abandonaron completamente el territorio. Aún así, todavía quedan unas 900 familias sobre todo indígenas Wounan y Emberá, que viven alrededor de la cuenca del río Truandó y Salaquí.
“Recientemente un joven indígena de 14 años cayó en una mina en el río Truandó y este año ya habido al menos unos cinco casos de combatientes heridos”, agregó otra fuente del sector humanitario.
La situación es crítica, además, porque esta región es selvática, donde llueve casi todos los días. Por eso, las minas sembradas se desentierran y se mueven con el agua e incluso terminan cayendo a los ríos, lo que impide aún más que los pobladores salgan de sus casas.
La Silla supo que el Ejército está haciendo presencia en el territorio y que están desactivando las minas de manera controlada. Sin embargo, organizaciones humanitarias de las Naciones Unidas pide atención humanitaria urgente para proteger a la población y garantizar que a estas personas les lleguen alimentos.
Esta situación se está viviendo también en el municipio del Alto Baudó.
Mientras tanto, a la reunión del jueves que convocó el defensor Carlos Negret en Bogotá no asistieron altos funcionarios del Gobierno aunque sí la plana mayor de las Fuerzas Armadas y los gobernantes locales de Chocó y el Valle que estaban invitados.
“La exposición más larga la hizo Findeter para mostrar toda la plata que han invertido. Se perdió el foco de la crisis humanitaria”, dijo una de las fuentes que estuvo allí.