Miriam Villegas, la cuota campesina en el gobierno

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El Incoder, el instituto clave para la ley de restitución de tierras, está dirigido desde hace tres semanas por una mujer que muchos campesinos reconocen como su cuota en el gobierno de Santos. “Nosotros consideramos que Miriam Villegas es vocera del campesinado, tiene el corazón del lado de la causa campesina”, dijo a La Silla Andrés Gil, líder de la reserva campesina en el valle del río Cimitarra.


Hace tres semanas el presidente Juan Manuel Santos anunció a Miriam Villegas como nueva directora del Incoder. El presidente dijo que fue recomendada por el padre Francisco de Roux, pero olvidó mencionar que también es vista por los campesinos como su cuota en el gobierno.
Foto: Camila Osorio


El Incoder, el instituto clave para la ley de restitución de tierras, está dirigido desde hace tres semanas por una mujer que muchos campesinos reconocen como su cuota en el gobierno de Santos. “Nosotros consideramos que Miriam Villegas es vocera del campesinado, tiene el corazón del lado de la causa campesina”, dijo a La Silla Andrés Gil, líder de la reserva campesina en el valle del río Cimitarra.

Y ella tampoco lo niega. Lo dice con orgullo y cierto humor: “Lo soy, soy cuota de los campesinos, por eso me siento con la responsabilidad de responder a todas sus cartas o peticiones lo más rápido posible. Esas son las obligaciones de ser una cuota ¿no?”, dijo Villegas a La Silla Vacía.

Ganarse ese reconocimiento entre campesinos no fue tarea de un día. Es el fruto de 14 años en los que Villegas trabajó junto al padre Francisco de Roux en el programa de Desarrollo y Paz, que desde 1997 ha buscado ayudar a familias campesinas del Magdalena Medio a salir de la violencia y de la pobreza con proyectos productivos.

Lo paradójico es que, antes de entrar al Magdalena Medio, Villegas nada tenía que ver con tierras y mucho menos se la imaginaban los campesinos ni ella misma dirigiendo una de las entidades más complejas del Estado en el tema agrario. Villegas no viene del campo. Pertenece a una familia acomodada del Valle y su vida antes de convertirse en una líder poco tenía que ver con reivindicaciones sociales o políticas. El Incoder, de hecho, es su primer cargo público. 

Su primera relación con el poder
El senador conservador Germán Villegas Villegas fue Gobernador del Valle, alcalde y concejal de Cali. Pero su hermana Miriam Villegas nunca ha participado en sus campañas políticas. De hecho, ella nunca ha sido militante.
Andrés Gil, campesino y vocero de la reserva campesina del Valle del río Cimitarra, considera que Villegas es cuota de los campesinos del Magdalena Medio ahora el gobierno de Santos.
El padre Francisco de Roux es el fundador del programa de Desarrollo y Paz y a mitad de los noventas comenzó a trabajar con Villegas por los campesinos en medio del Magdalena Medio.

Miriam Villegas nació en el seno del poder. Nació en Cali, en una familia grande del Valle del Cauca (tiene nueve hermanos y 36 tíos) y con conexiones políticas.

Su hermano German Villegas es uno de los caciques conservadores más importantes del departamento desde hace varios años; es senador del Partido Conservador desde el 2006 (este es su segundo período), fue gobernador del Valle en el 95 y 2001, y alcalde de Cali en el 90. Otro de sus hermanos es Álvaro Villegas, ex embajador de Colombia en España y ex representante de la Federación Nacional de Cafeteros en Nueva York, donde conoció al presidente Santos.

A pesar de la cercanía de su familia con los conservadores, después de graduarse como diseñadora textil en la Universidad del Valle, Miriam Villegas se casó con el político liberal y también caleño Rodrigo Villamizar. Villamizar fue Embajador en Japón en el 92, durante el gobierno de César Gaviria, pero abandonó la política luego de estar involucrado en el escándalo del miti-miti, cuando fue Ministro de Energía de Ernesto Samper (escándalo en el que se encontró una conversación entre Villamizar y el entonces Ministro de Comunicaciones Saul Arboleda, en la que ambos acuerdan la adjudicación de una emisora: la mitad para unos periodistas, la mitad para “los amigos del presidente”). Después de este escándalo, Villamizar salió del país. Miriam, en cambio, prefirió quedarse en Colombia.

Sus amigos más cercanos aseguran que ella no le hizo nunca campaña ni a su hermano ni a su ex marido, que la política poco le ha importado a pesar de que la ha tenido en las narices. “Ella es apolítica”, dice uno  de sus familiares.

Cuando estaba casada con Villamizar se dedicaba a sus hijos pero también organizó a un grupo de amigas para ir a zonas campesinas y enseñarle a mujeres a tejer, a mejorar sus técnicas de tejido, o enseñarles sobre comercio de telas para que mejoraran su calidad de vida. 

Así fue su vida hasta que dio un giro y el padre Francisco de Roux la metió de lleno en el tema campesino.

Su relación con el campesinado

Hace 14 años, Villegas decidió abandonar la élite caleña e irse a Barrancabermeja a trabajar junto al padre Francisco de Roux, quien estaba comenzando a organizar su equipo de trabajo para el programa de Desarrollo y Paz. Era una época en la que también comenzaba la expansión paramilitar en el Magdalena Medio. “Nunca me amenazaron directamente, pero claro, en ocasiones quedamos en medio de combates”, dijo Villegas a La Silla.

De Roux es también caleño y conocía a la familia Villegas desde que estudió en el colegio con el hoy senador Germán Villegas. “Siempre quise comprometerme con las causa sociales, ese fue sencillamente el paso que me faltaba dar”, dice Miriam, al recordar el momento en el que decidió empacar maletas hacia Barranca en el departamento de Santander, en el corazón del Magdalena Medio.

“Ella entró inicialmente solo a hacer voluntariado”, contó a La Silla Luis Eduardo Celis, miembro de la Corporación Nuevo Arco Iris, que conoció el trabajo de Villegas en el Magdalena Medio. “Pero poco a poco pasó a ser la segunda al mando en el Programa de Desarrollo y Paz, se encargó de temas difíciles como el retorno de poblaciones desplazadas. Por ejemplo, ha acompañado a los campesinos de la hacienda Las Pavas”.

Las Pavas es una Hacienda en el Sur de Bolívar en manos de dos empresas palmeras investigadas por el escándalo de Agro Ingreso Seguro y que reclaman 123 familias desplazadas (ver historia). Es un caso en el que Villegas se tendrá que declarar impedida, como dijo en una entrevista a El Tiempo, por haber estado acompañando a los campesinos a reclamar los títulos en la institución que ella ahora dirige.

“Durante su tiempo en Desarrollo y Paz, ella se dedicó a buscar salidas salomónicas a los conflictos por la tierra”, dijo a La Silla uno de sus más duros críticos, también acompañante de Las Pavas y que reconoce el esfuerzo que ella ha hecho por sacar adelante proyectos de desarrollo agrícola para los campesinos.“Ella cree que todos caben en un mismo paquete, empresarios y campesinos, su modelo de país es que ambos trabajen de la mano, ella defiende esa postura. Y no, a veces los campesinos no quieren aliarse con empresarios”. Pero ella ya ha tenido experiencia convenciendo a ambos grupos.

Uno de esos casos fue el de la Asociación del Valle del Río Cimitarra, una reserva campesina que ha sido asociada con la izquierda (o con la guerrilla por el gobierno del ex presidente Uribe) y que obtuvo el Premio Nacional de Paz en 2010 por promover proyectos productivos campesinos en medio del conflicto.

“Nosotros tuvimos diferencias con ella en un principio, sobre el tipo de proyecto que planteaba, de hacer monocultivos de palma”, dice Andrés Gil, líder de la reserva, “pero logramos llegar a un acuerdo sobre lo fundamental.”

Villegas consiguió recursos para impulsar los proyectos productivos en esta zona, entre los que está la palma campesina, que son cultivos de palma administrados y titulados a campesinos. El miedo de los campesinos era que si se priorizaba solo la palma luego no tendrían incentivos o tierras para hacer cultivos de alimentos, y terminarían dependiendo de importaciones para comer. 

Pero Villegas los ayudó a conseguir el dinero para financiar también proyectos de carne de búfalo, de pancoger, y consiguió presionar al gobierno para construir carreteras terciaras que volvieran a comunicar estas zonas con el mercado. “A pesar de las diferencias, Miriam logró conseguir dinero para los proyectos y siempre respetando a las organizaciones campesinas”, dice Gil. “Nos ayudó muchísimo”.

Otra de las debilidades del programa que fomentó Villegas, y que ella admite, es que solo se consiguió para la producción de materias primas, pero los dueños de las extractoras y las comercializadoras en la zona eran empresas privadas. “Es lo que hay que arreglar desde el Incoder”, dice Villegas. “La relación del campesino con los empresarios debe ser de igual a igual. Es decir, que los campesinos también deben tener derecho a participar en toda la cadena y no solo en la producción de la materia prima. Una de las misiones del Incoder debe ser fortalecer a la organización campesina”.

Villegas considera que no es necesario romper vínculos con el sector empresarial. Al contrario, es una gran defensora de las alianzas público-privadas. Pero como tiene claro que el sector privado es más fuerte que las organizaciones campesinas y que los empresarios muchas veces hacen negocios que no son igualitarios, defiende la creación de áreas de reserva campesina (que fueron estigmatizadas como guerrilleras durante el gobierno de Uribe) y el fortalecimiento del movimiento campesino para que se siente con el empresariado en la mesa como iguales.

“Es más, ella fue una de las que insistió al Programa de Desarrollo y Paz y a otras organizaciones sociales del país para que participaran en el evento de Barrancabermeja el año pasado en agosto”, contó a La Silla uno de sus amigos. Este evento fue uno de los más importantes en los últimos años para articular organizaciones rurales en el país (también allí salió la propuesta de crear el Movimiento Marcha Patriótica). Pero el gobierno de Santos dijo en su momento que esta reunión estaba infiltrada por las Farc.

Una gran lobista

A pesar de su labor junto a los campesinos los últimos 14 años, ella sigue siendo asociada como una persona muy cercana al poder político. "Ella está en la crema y nata del poder”, reconoce Gil, el líder campesino del Valle del río Cimitarra.

Dado que parte importante del trabajo de Villegas en el Magdalena Medio era conseguir recursos para los campesinos, le tocó ganarse al poder para que financiaran los proyectos que proponía.  “Me tocó comenzar a tocar puertas”, dice Villegas, “toca saber bien cómo vender el proyecto. Toca proponer con cuidado, sabiendo que no son las empresas las que pueden poner las condiciones o las reglas del negocio”.

Villegas consiguió recursos de Ecopetrol y de la Unión Europea, y buscando recursos, logró ser reconocida como una gran lobista. En ese proceso también se volvió muy cercana a distintas figuras políticas, como Lina Moreno de Uribe (esposa del ex presidente) o del actual alcalde de Cali Rodrigo Guerrero.

“Lina Moreno visitaba los municipios, y se comprometía con los campesinos del Magdalena Medio, así la conocí. Y en muchos casos les cumplió, por eso nos volvimos amigas”, dice Villegas. En cuanto a Guerrero, no sólo lo conoce por ser también del Valle como ella, sino que el actual alcalde de Cali promovió la fundación Vallenpaz, organización que busca darle tierra y ayuda técnica a los campesinos del Valle. “Se hizo amiga de todos los políticos que tuvieran algo que ven con las luchas campesinas”, dijo a La Silla uno de sus amigos.

Miriam repartió los últimos años entre Barranca y Bogotá. En la primera, escuchaba las demandas de los campesinos. En la segunda, buscaba que el gobierno reconociera esas necesidades. Este contacto con el Gobierno cuando tuvo que defender a campesinos del sur de Bolívar fue lo que le permitió llamar la atención del Ministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo, y del presidente Juan Manuel Santos.

Villegas venía desde 2009 peleando para que unas tierras en Simití, que fueron entregadas por el ex paramilitar alias ‘Macaco’ a Justicia y Paz, fueran administradas por campesinos desplazados. “El ex ministro Valencia Cossio quería que una vez esas tierras fueran entregadas por el Departamento Nacional de Estupefacientes, fueran vendidas en el mercado”, explica Alejandro Reyes, asesor del Ministro de Agricultura.

De acuerdo a una de las personas que ha trabajado con ella, Villegas pasó meses peleando el derecho de los campesinos a administrar las tierras como forma de reparación colectiva, pidiendo ayuda a funcionarios de Acción Social, de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, y del mismo Ministerio del Interior. Pero no logró convencer al gobierno Uribe.

Una vez subió al poder Santos, Villegas contactó a Alejandro Reyes para hacerle la propuesta. Y lo convenció, a él y al gobierno. Aunque aún no han sido tituladas todas las hectáreas porque parte del proceso sigue en extinción de dominio, en septiembre de 2010 Santos entregó 15 mil hectáreas a los campesinos para que sean los directos administradores. La promesa es que una vez las tierras salgan del proceso jurídico, les serán tituladas.

“Apenas les dieron las tierras, Miriam tuvo que resolver cada problema del día a día, como siempre ha hecho. En pocos meses logró conseguir cuidado fitosanitario para las tierras, presionó para que se construyeran caminos, y hoy en día ya hay 2 mil familias que se están beneficiando en ese lugar, que ya arrancaron con proyectos productivos de palma”, explica Reyes.

Una de los funcionarios cercanos al Ministerio de Agricultura dijo a La Silla que después de la salida de Juan Manuel Ospina, fue el ministro Restrepo quién postuló a Villegas como su reemplazo, por recomendación de Alejandro Reyes (quien varios medios dijeron que era el nuevo director del Incoder). “Ella en principio no quería ser una figura pública”, dijo a La Silla uno de sus amigos “Pero le insistieron, el mismo Presidente la llamó. Hasta que ella entendió que era el lugar para seguir trabajando por los campesinos”.

¿Una verdadera gerente?
El 18 de abril el presidente Santos posecionó a Villegas como nueva directora.“No es usual que el Presidente posesione a la Directora del Incoder, pero quise hacerlo para enviar una señal sobre la importancia que tiene el papel que está cumpliendo el Incoder dentro de la política que está adelantando el Ministerio de Agricultura", dijo.
Uno de los retos de Villegas será presentar la ley de desarrollo rural junto con el Ministro Juan Camilo Restrepo. Esta ley está actualmente en consulta previa, y será presentada el 20 de julio al Congreso.
El Incoder es el primer cargo público de Villegas. Ahora estará a cargo de una de las políticas más importantes de Juan Manuel Santos y en la mira de los campesinos que confían en su gestión. 

Cuando Juan Manuel Ospina salió del Incoder, el Ministro de Agricultura dijo que Ospina no era un gerente suficientemente rápido y que su administración iba a “10 kilómetros por hora” cuando el gobierno quería que fuera a 100. Y cuándo el presidente Santos anunció que Miriam Villegas sería la nueva directora, explicó que lo hizo después de que el padre Franciso de Roux la describiera como una ejecutora. 

La pregunta es si realmente Villegas, que nunca ha ejercido un cargo público, podrá con una institución tan complicada como el Incoder, que tiene alrededor de 750 empleados y 1.500 contratistas, y si podrá ponerla a funcionar a la velocidad que le pide el gobierno.

“Acá lo difícil para mí es el tema de la contratación pública, un tema que no conozco”, admitió Villegas. “Pero me he asesorado bien sobre el tema, y uno bien rodeado puede lograr un buen reordenamiendo de la Institución para defender el territorio”. 

Uno de los funcionarios del Incoder dijo a La Silla que ella ya está en proceso de revisar los casos de contratos realizados por Ospina y que al parecer tuvieron que ver con su salida (ver historia). “Aunque lleva solo dos semanas, Miriam nos ha puesto a trabajar los sábados y hasta el día del trabajo para cogerle el tiro a los temas de tierras que estamos manejando”, dijo este funcionario. “Está pendiente de de todos los procesos, da línea sobre las decisiones que se deben tomar, está presente en todas las reuniones”.

Ya está, por ejemplo, al frente de un proyecto en el Incoder para resolver los conflictos de tierras en las zonas de más alta concentración como el Catatumbo, la Altillanura, Montes de María y Urabá. “Vamos a extinguir dominios, clarificar propiedades y recuperar tierras. En ese capítulo están las 40 mil hectáreas en Vichada vinculadas al exsenador Habib Merheg y una propiedad de Daniel el ‘Loco’ Barrera”, dijo Villegas a El Tiempo.

Entre sus retos estará conseguir un mayor presupuesto para el Incoder, fortalecer su planta, denunciar a los funcionarios de esta institución que hayan estado vinculados con el despojo de tierras, y sobre todo, presentar y defender la Ley de Desarrollo Rural junto al Ministro de Agricultura.

Esta ley, que se radicará el día de la Independencia ante el Congreso, será la que medirá su aceite. La Ley de Desarrollo Rural es como una ‘hermana gemela’ de la Ley de Restitución de Tierras que fue sancionada el año pasado, porque debe crear el marco necesario para que campesinos desplazados que regresen a sus tierras tengan proyectos productivos para quedarse, entre otros temas.

“Porque no basta con devolverle un título al campesino, hay que acompañarlo en todo el proceso de producción”, dice Villegas “A los campesinos no se les puede dejar solos, nosotros necesitamos acompañamiento constante”.

En medio de la entrevista, Villegas se da cuenta de su lapsus. Se ríe y ratifica que ella ya no hace parte de “nosotros los campesinos”, no hace parte ya del programa de Desarrollo y Paz, sino que hace parte del gobierno al que le estuvo exigiendo derechos y títulos durante 14 años.

Ahora es su momento para demostrar si es o no la verdadera cuota de los campesinos en el Gobierno de Santos.

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