El nombramiento de Nayid Fager en la dirección de Derechos Humanos de Interior muestra que no solo hay fichas del Mira en MinTrabajo.
Otra prueba de que los cristianos sí tienen juego en el Gobierno
Aunque ha pasado desapercibido hasta ahora, el nombramiento del abogado Nayid Abu Fager en la dirección de Derechos Humanos del Ministerio de Interior es una muestra del poder que han adquirido los cristianos en el gobierno Duque, como hemos contado en el caso del Mira en el Ministerio de Trabajo.
Fager, un académico de la Universidad del Rosario, ha hecho su carrera académica en asuntos de derechos fundamentales, con una mirada claramente cristiana: en un foro en febrero lo presentaron como "un filósofo y jurista cristiano" que ha hecho investigación "desde valores y principios cristianos".
Ahora será el encargado, entre otras cosas, de consolidar la cultura de derechos humanos en el país y de hacer seguimiento a los proyectos de ley que toquen derechos fundamentales, incluyendo los que se refieran al aborto o al matrimonio.
Eso es significativo porque Fager también es un activista cristiano.
Entre otras cosas creó en esa universidad el grupo "Cristianos UR" a finales de 2014 con estudiantes cristianos. “Esperamos mostrarle a las personas en un ambiente académico que lo que nosotros creemos es perfectamente razonable, y así ir quitando prejuicios acerca del cristianismo”, le explicó al medio universitario Plaza Capital en ese entonces.
Además, fue asesor de la entonces senadora Viviane Morales, también cristiana y también abogada rosarista, en el Senado en 2015 (cuya fallida fórmula en 2014, Lorena Ríos, es directora de Asuntos Religiosos de Interior desde el gobierno Santos, y sigue en su cargo).
Ha hecho una llave fuerte con su esposa Karla Enríquez, tanto en lo académico (ella era uno de los dos miembros del grupo de investigación en Derechos Humanos que coordinó Fager en el Rosario) como en el activismo que mezcla lo religioso con lo político.
De hecho, Enríquez fue la cabeza de lista del partido cristiano Somos a la Cámara en Cundinamarca este año. Se quemó con 8.607 en una campaña en la que Fager participó.
Los dos estuvieron entre los fundadores de la Mesa Nacional de Eduación y Autonomía, MenaceA, para defender la libertad de cátedra y la posibilidad de una educación religiosa cristiana. Con ella, a la que se sumaron decenas de empresas, colegios y padres de familia, se unieron al movimiento contra las cartillas de educación sexual de la entonces ministra de Educación Gina Parody en 2016.
De hecho, MenaceA fue uno de los brazos fundamentales de la campaña pues recogió decenas de miles de firmas en una carta al Gobierno para “hundir” las cartillas y Enríquez participó en uno de los debates en el Congreso contra las cartillas, convocado por la entonces congresista uribista Esperanza Pinzón de Jiménez, quien era la ficha de la iglesia cristiana Misión Carmismática Internacional.
Fager y Enríquez ayudaron a difundir una visión crítica del Acuerdo de La Habana en iglesias cristianas; e impulsaron vía MenaceA y en alianza con la ONG internacional CitizenGO y el Movimiento Nacional por la Familia que encabeza la diputada santandereana Ángela Hernández, el llamado bus por al libertad como estrategia mediática para combatir la adopción por parejas del mismo sexo.
El nuevo director de Derechos Humanos defiende una visión naturalista de los derechos fundamentales, en la que hay unos derechos preestablecidos que las sociedades reconocen pero no crean, y que si bien los religiosos deben participar en las elecciones, lo deben hacer entendiendo que no es para convertir la democracia en una teocracia.
A pesar de esa mirada, en los asuntos de fondo representa posiciones conservadoras, como mostró en una conferencia en Pereira hace casi un año que difundió el Movimiento Nacional por la Familia y que llamó "El nosotros originario: Desafíos del sector religioso frente a la democracia participativa".
Allí dijo “el peor genocidio que ha tenido en los últimos 50 años la humanidad, que es el aborto, pues pasamos por más de 100 mil millones de abortos” (luego corrigió la cifra a 55 millones); que los argumentos que lo defienden como la protección de la salud de la madre, la violación o la inviabilidad del embrión son “puramente subjetivos”; y que ampliar el concepto de familia más allá de las basadas en hombre y mujer lo destruye porque lo desnaturaliza.
Nota del editor: el martes 9 de octubre, tras notar que las fotos que ilustran el apoyo de Fager a la campaña de su esposa fueron borradas de Instagram, reemplazamos el vínculo directo a al cuenta de Instagram de Enríquez por capturas de pantalla de las imágenes.