En la mitad del nuevo corredor no habrá ciclorrutas y los peatones caminarán por andenes más estrechos que en el resto de lo que será la nueva avenida.
Para que quepa TM por la Séptima, Peñalosa sacrificará parte de su visión urbana
En las próximas semanas el IDU está comprometido a abrir la licitación para construir el Transmilenio por la Séptima, una obra insignia del gobierno de Enrique Peñalosa. El sólo hecho de echar a andar ese proyecto será un triunfo suyo sobre los detractores de su visión de ciudad, sobre todo porque se trata de una nueva troncal para buses.
Pero eso tiene por lo menos un matiz. Y es que, aunque el IDU no ha publicado los estudios porque dice que los está revisando después de que se los recibió al contratista, ya es claro que para lograr que el proyecto quepa en esa vía tendrá que sacrificar, en cerca de la mitad del corredor, parte de la visión de ciudad que tiene el Alcalde para desarrollar obras de este tipo.
Peñalosa siempre ha defendido que los carros particulares pasen a un segundo plano para darle prioridad al transporte masivo (con la implementación de un sistema de buses con carril exclusivo), los peatones (con la construcción de bolardos y la recuperación de corredores como la Carrera 15) y las bicicletas (con la construcción de ciclorrutas).
Sin embargo, en la Séptima, específicamente en el tramo más estrecho, entre las calles 32 y 100, el IDU no incluirá ciclorruta y los andenes serán más o menos la mitad de anchos que en el resto del corredor, con la idea de que quepa Transmilenio y se mantengan dos carriles de carros.
Un proyecto, dos versiones
El proyecto de Transmilenio por la Séptima va de la calle 32 a la 200.
En el tramo que va de la 100 a la 200 habrá ciclorruta y los andenes serán más o menos de 2,5 metros. Con eso, Peñalosa garantiza la aplicación de su modelo porque mantiene un eje central de buses para el transporte, entre dos y tres carriles para carros (dependiendo del sector), ciclorruta y andenes. De hecho, más de la mitad del espacio que tiene ese tramo será para Transmilenio, bicicletas y peatones.
Sin embargo, entre la 32 y la 100 eso cambia porque ese corredor es más estrecho.
Aunque se mantienen los dos carriles para carros, en ese corredor no habrá ciclorruta, y en la mayor parte del trayecto los andenes tendrán entre 1,5 y 1,2 metros, que es lo mínimo que exige la legislación vigente.
Llegarán a los 3,5 metros recomendados por los expertos en los puntos donde van a quedar las estaciones, donde será necesario comprar predios o utilizar el espacio público actual para otros usos, como en el Parque Nacional, le explicó a La Silla Cachaca Roberto D’Paulo, Gerente del Transmilenio por la Séptima.
Yaneth Mantilla, la directora del IDU, agregó que la séptima es un corredor totalmente consolidado, con predios costosos. Efectivamente tiene un espacio público reducido, por lo que se amplía en los sitios donde técnicamente es posible, garantizando los dos carriles por sentido al los carros y el carril exclusivo a transmilenio.
Es decir que por allí serán sacrificados los peatones y ciclistas ante la falta de espacio, ya que deben mantener el carril exclusivo para los buses y dos carriles para carros particulares que, de lo contrario, tendrían que andar más lento.
Un elemento de contraste es la propuesta de la nueva Caracas con el metro elevado, pues allá la Alcaldía decidió dejar un solo carril para carros particulares. Aunque los diseños aún no se conocen totalmente, el Distrito ya dejó ver cómo se va a dividir el espacio de los corredores por donde pasa el sistema, y decidió que mantendrá andenes de 4,5 metros (aunque no habrá ciclorrutas).
En el caso de la Séptima, el IDU y defensores del proyecto argumentan que, en todo caso, la renovación urbana llegará de la mano con el proyecto, pero hay expertos opositores y afines a la obra que ven lo que ocurrirá entre la 32 y la 100 como un lunar.
Darío Hidalgo, Director de la Práctica de Transporte del Centro WRI Ross de Ciudades Sostenibles, a pesar de considerar que esta troncal se necesita para renovar la Séptima y alimentar el metro, cree que la Alcaldía debió dejar un solo carril para carros particulares para dejarle el espacio del otro carril a peatones y ciclistas. Sería una forma, para él, de que la ciudad cambie el chip de usar más el carro.
Mario Noriega, profesor de la Maestría en Planeación Urbana en la Universidad Javeriana y opositor del proyecto, agrega que además de tener andenes más angostos que lo recomendado, la nuevo Septima puede afectar aún más al peatón si no existe una distancia prudente que lo separe de los carros.
Es cierto que el nuevo corredor será más rápido porque, de acuerdo con los diseños que ha mostrado el IDU, se eliminarán los giros a la izquierda, se reducirá el tiempo de los semáforos y se eliminarán algunas intersecciones críticas como en las calles 92 y 94.
Noriega considera que tan sólo la imposibilidad de mantener un buen espacio para ciclistas y peatones hace que el transmilenio por las Séptima no deba construirse.
Por otro lado, Mauricio Rico, de Corposéptima, una organización que hace parte de los grupos que han hecho sugerencias para mejorar el proyecto, pero no se han opuesto, cree que el sistema sí presenta una clara mejora con respecto a lo que existe actualmente.
Sobre las bicicletas, por ejemplo, plantea que la ciclorruta que habrá por la Séptima entre las calles 200 y 100 se podrá conectar en ese punto con la ciclorruta de la carrera 11, que es paralela a la Séptima, y luego con la de la carrera 13, también paralela, por lo que así los ciclistas podrán continuar hacia el sur. Eso hace, agrega Rico, que la ciclorruta por la Séptima no se necesite en esos tramos.
Además, agrega Rico, además de que los andenes tendrán el ancho recomendado en las estaciones, estarán adaptados para personas con discapacidad en todo el corredor, por lo que la visión de ciudad de Peñalosa, a su juicio, sí se mantendrá.
Pero eso también es objeto de debate. Por ejemplo, Juan David García, integrante de la Mesa de la Bicicleta, sí considera que una ciclorruta en la Séptima es necesaria en el tramo en el que no se construirá, debido a que en las de las carreras 11 y 13, sobre todo de la calle 82 hacia el sur, existen conflictos permanentes entre ciclistas y peatones.
Incluso, por eso mismo cuestiona que la ciclorruta que habrá por la Séptima entre las calles 100 y 200 se vaya a construir al mismo nivel del andén.
Dado que este proyecto ha sido objeto de tanto debate, la discusión continuará en los próximos días, cuando apenas se abra la licitación se conozca los detalles mínimos de la propuesta de Peñalosa para la Séptima.