15 millones de colombianos están pasando la cuarentena en viviendas con materiales precarios, espacios pequeños, hacinamiento o falta de servicios públicos.
'Quédate en casa' significa cosas muy diferentes según la casa
La cuarentena obligó al país a encerrarse en su casa hasta, por lo menos, el próximo 13 de abril, lo que pone el foco sobre la calidad de las viviendas en las que millones de colombianos pasarán su aislamiento.
Materiales precarios de construcción, espacios pequeños, hacinamiento y falta de servicios públicos no solo vuelven más duro el aislamiento, sino que ponen en riesgo la salud de familias para las que incluso lavarse las manos, la medida más básica de prevención del contagio, puede ser imposible.
Fuimos por Google Earth a los barrios porque no pudimos visitarlos por la cuarentena. Fotos: viviendas al lado del puerto de Buenaventura.
Una realidad que en plena pandemia las hace más vulnerables, como lo han mostrado estudios como el del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que plantean que vivir en casas con pisos de tierra o sin acueducto incide en la propagación de enfermedades pulmonares.
1 de 4 colombianos está pasando la cuarentena en viviendas con condiciones deficientes.
Según datos del Ministerio de Vivienda.
Las viviendas son deficientes ya sea porque están construidas con materiales precarios, no cuentan con servicios públicos o viven en hacinamiento. O todas las anteriores. A esas condiciones se les llama ‘déficit cualitativo de vivienda’. El 57 por ciento de las casas rurales, según MinVivienda, tienen esas condiciones; la cifra en las ciudades es del 18 por ciento.
Otras viviendas presentan daños estructurales que pueden ser reparados, pero no hay recursos para hacerlo, o no tienen servicios públicos constantes. A esas condiciones se les llama 'déficit cuantitativo de vivienda'.
Hace 15 años no hay un censo cualitativo de las viviendas del país. Según nos dijeron en el MinVivienda, en los próximos meses (si la pandemia deja) habrá una actualización de ese censo.
Los datos más actualizados que tiene el Gobierno muestran en departamentos como Vichada, Chocó y Amazonas, más de la mitad de personas viven con déficit de construcción.
Pero en departamentos más poblados, como Antioquia, Bolívar, Bogotá, Córdoba, Valle del Cauca, Cundinamarca, Nariño y Magdalena, es donde vive la mayoría de personas del país que tienen déficit en sus viviendas.
En López de Micay, Cauca, como en otros lugares con altos índices de pobreza y asentamientos informales, hay familias que dependen de los materiales que logran rebuscarse para hacer sus casas.
“La mayoría de viviendas son construidas en madera y techo de zinc, las familias son numerosas y dadas las condiciones de la gente, el poco acceso al trabajo, hay gente que duerme en piso de tierra o madera. Y personas que no alcanzan a tener unas paredes porque no tienen para conseguir tablas o ladrillos”.
Padre Ariel Viáfara, vicario iglesia López de Micay.
A eso se suma que 96 veredas rurales del municipio ni siquiera tienen alcantarillado y las familias se abastacen del río o del agua lluvia, como nos lo dijo el padre Ariel Viáfara, vicario de la iglesia de López de Micay.
Condiciones que, a pesar de las distancias entre uno y otro, se repiten en otros lugares. Por ejemplo, en Buenaventura, Valle del Cauca, y Altos de Cazucá, uno de los asentamientos o barrios informales más grandes de Bogotá, como nos lo dijeron fuentes que viven allá.
En Buenaventura, 22% de las casas de estratos 1 a 3 -la gran mayoría del puerto- están construidas con materiales 'inapropiados' como latas y palos.
En la única encuesta de calidad de vida del principal puerto del Pacífico, que lanzó Propacífico en 2019, los encuestados señalaron esas condiciones como la principal razón con la que explican sus necesidades básicas insatisfechas.
En Buenaventura, además, solo el 7 por ciento tiene agua las 24 horas del día.
Según datos del la Encuesta Propacífico.
Por eso, el secretario de Vivienda del puerto, Santiago Jory, nos dijo que por la pandemia tienen tres carrotanques haciendo recorridos por las comunas y están gestionando con la Gobernación del Valle la llegada de otro más.
Algo parecido pasó en Cazucá la semana pasada. No hubo agua.
“Llegaron los carrotanques a dar agua y la gente aglomerada, en plena contingencia, todo el mundo arrinconado allá”
Miguel Zambrano habitante de la zona.
Viviendas de Cazucá y de la localidad de Usme (Bogotá).
Según el Dane, más del 86 por ciento del país tiene cobertura de agua y más o menos el 76 por ciento de una red de alcantarillado. Para un millón de esas viviendas que tenían cortada el agua por falta de pago, el Ministerio de Vivienda anunció ante la crisis su reconexión.
Pero aún cuando se cuenta con servicio de acueducto, se tiene baño y cocina -porque hay viviendas que no los tienen- y paredes de madera, cemento o ladrillo, ahora que la instrucción es no salir una carencia se siente más que antes: la falta de espacio.
Cerca de 2 millones de colombianos viven en hacinamiento.
Según el censo 2018 del Dane.
Nuestras fuentes en López de Micay, Buenaventura y Cazucá viven en casas que no superan los 6 por 10 metros y en donde meten una sala, una cocineta pequeña o un baño y al menos un cuarto.
Pero el problema, más allá del tamaño de las viviendas, es cuántas personas terminan compartiendo esos espacios. Y que por la escasez aparece otra realidad: el hacinamiento.
De acuerdo con el censo poblacional del Dane, en promedio hay 3.3 personas dentro de una vivienda. Ese número varía dependiendo de la región. Sin embargo, en asentamientos, barrios informales y regiones apartadas, el número crece.
“Lo que hace la gente es que subdivide esos espacios que quedan como gallineros de construcción informal y empiezan a subarrendar. A veces pienso si es mejor la aglomeración afuera o adentro de las casas.”
Miguel Zambrano, habitante Cazucá.
Miguel Zambrano, líder de un proyecto comunitario para -entre otros- ayudar a construir baños o cocinas en las casas de Cazucá, vive con su hermana, dos sobrinos y sus dos papás y su casa es más grande que el promedio del barrio. Tiene 6 por 12 metros. “Acá tenemos 5 alcobas y digamos que nosotros la podemos pasar por estos días”, dice.
Pero sus vecinos no tienen las mismas condiciones.
“Tenemos casos de 10 personas viviendo en cuartos de 3 por 5 metros. Uno pasa y a veces tienen la puerta abierta. A veces viven 2 o 3 familias en esos espacios”
Miguel Zambrano, habitante Cazucá.
El mismo dato que nos dio David Sánchez, el director general de Techo Colombia, una organización que trabaja para el mejoramiento de vivienda en barrios informales: “la realidad es que en muchas comunidades encontramos dos hasta tres núcleos familiares en una casa. Tienen abuelo y abuela, dos hijos y cada uno con familia”.
Viviendas en Cazucá (Ciudad Bolívar), Usme y Las Cruces (Santa Fé).
En Buenaventura la situación es similar. De acuerdo con el secretario de Vivienda, Santiago Jory, por lo general en las comunas más pobladas del puerto, como las 1 y 2, viven de a dos familias en una misma casa. Y según el estudio de Propacífico, en promedio, las familias las componen tres personas.
En Cauca también pasa lo mismo. Según el padre Viáfara, en las 96 veredas de la zona rural de López de Micay, la generalidad es que las casas las compongan familias de 10 personas.
“Vive en uno o dos cuartos y algunas viviendas no tienen cuartos, no tienen divisiones, no tienen sala. Son muy estrechas y la gente vive ahí como hacinada”.
Padre Ariel Viáfara, vicario iglesia López de Micay.
El hacinamiento no solo ocurre en la vivienda informal. En las viviendas subsidiadas, como las cien mil casas ‘gratis’ de Vargas Lleras, muchas familias beneficiarias se pasaron a vivir a los 40 o 50 metros cuadrados en obra gris que recibieron con núcleos familiares extendidos.
Hasta ahora el Gobierno no tiene previsto un plan ante la contingencia para el mejoramiento de este tipo de vivienda ni para enfrentar el hacinamiento, con lo cual para 15 millones de personas quedarse en casa no implicará lo mismo que para el resto de colombianos.