Recicladores de Faca acusan a la Fuerza Aérea de provocar incendio en el que fallecieron dos menores. Esta es su historia.
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Desde el incendio, la familia Fómeque está atemorizada. La polícia está vigilando la zona de día, pero aún no se sabe quiénes propiciaron el incendio ni qué intereses tienen sobre la tierra. |
María Teófilde Fómeque llegó al Alto de la Virgen de la Roca, en Facativá, hace 45 años. Llegó desplazada a este cerro con Pilar, su hija recién nacida, y con sus padres, ya ancianos. Traía consigo solo la ropa que llevaba puesta y por recomendación del cura del pueblo se instaló debajo de una estatua de la virgen en un lote baldío al lado de la carretera.
Allí tuvo otros ocho hijos, casi 20 nietos, bisnietos, yernos y nueras que ahora suman 59 personas. Son nueve familias en total, 15 niños. En todo este tiempo, María Teofilde ha vivido del reciclaje de basura, en la pobreza absoluta.
Sin embargo, hasta comienzos de este año vivía en relativa calma. El 8 de mayo, sin embargo, un incendio cambió su vida y la de su familia. En las llamas, murieron calcinadas sus nietas Karen Rodriguez, de siete años, y Lorena Cárdenas, de 16 años. María Teofilde y sus parientes aseguran que las llamas fueron ocasionadas por un helicóptero de la Fuerza Aérea Colombiana.
Dado que las investigaciones no avanzan, es difícil saber con certeza si fue así. Lo que sí es un hecho, es que desde que sucedió el incendio, María Teofilde y su familia no sólo han sido ignorados por las autoridades, sino hostigadas y amenazadas como si en cambio de ser las víctimas fueran las culpables.
La noche del incendio
La noche del ocho de mayo María y su familia se acostaron hacía las 10:30 de la noche. A las 11, escucharon el ruido de un helicóptero que sobrevolaba encima de las casas y unos minutos después sintieron que caían gotas sobre el techo.
Cuando captaron lo que estaba sucediendo, ya se estaban ahogando con el olor a caucho quemado. Según los recicladores, las llamas empezaron por los árboles y por el techo, pero en la casa todavía no había llamas y por eso las dos niñas que estaban dormidas no alcanzaron a salir corriendo como los demás.
Las nueve casas de ese cerro se quemaron totalmente porque estaban hechas de plástico, cartón y palos, y los bomberos sólo llegaron una hora después, cuando las llamas lo habían consumido todo.
Al otro día, a los habitantes del sector no les quedaba duda de que el incendio lo había ocasionado el helicóptero. Estaban seguros porque nunca antes habían escuchado que un avión volara tan bajito y porque ellos no tenían luz en ese momento ni velas prendidas.
También porque supuestamente uno de los bomberos les aseguró que había encontrado una botella verde que decía ‘Fuerza Aérea de Madrid’. Cuando la Silla Vacía trató de buscar este testimonio descubrió que esta persona no había dado el testimonio a ningún medio, sino a uno de los habitantes del sector que lo había grabado en una grabadora.
El 9 de mayo, el alcalde de Facatativá Oscar Sánchez, al ser indagado sobre las causas del fuego, habló del sobrevuelo: “Lo que nosotros podemos constatar es que un helicóptero estuvo sobrevolando la ciudad por el corredor de Madrid y el cerro de Manjuy. Estamos confirmando con la Base Aérea de Madrid para que nos ratifiquen si era un helicóptero de esta base o de Catam y para que nos digan cuáles eran los objetivos del sobrevuelo”, dijo Sánchez a Caracol. Escuche las declaraciones.
Ni la Fiscalía ni la Policía tuvieron tiempo suficiente para investigar las causas del incendio, porque a las nueve de la mañana, una retroexcavadora del municipio ya había removido los escombros.
A pesar de eso, cinco horas después de las declaraciones del alcalde y menos de 24 horas después del incidente, el Mayor Mauricio Infante, comandante de la Policía de Facatativá, dijo a Caracol Televisión que la versión del helicóptero estaba descartada sin explicar por que.
La Silla Vacía preguntó al Alcalde por qué habían desechado en tan poco tiempo la posibilidad de que el helicóptero tuviera algo que ver: “Yo tengo que creer en las instituciones, un reporte me dice cuál era el recorrido. Ellos dicen que el helicóptero no arrojó nada que ocasionara el incendio. De todos modos yo solicité una investigación interna, en la Fuerza Aérea y en la Fiscalía”, contestó el alcalde Sánchez.
La Fuerza Aérea de Colombia negó ese mismo día a Caracol Radio que hubiera realizado sobrevuelos. Lea la noticia. Pero luego, su respuesta a un derecho de petición que puso el alcalde Sánchez, contradice la primera versión. En una carta del 16 de junio de 2009, la Fuerza Aérea asegura que si voló entre las 10:05 de la noche y las 11:26 del 8 de mayo sobre el puesto militar del cerro de Manjui. Horas en las que se inició el incendio. Ver respuesta al derecho de petición
Jaime Matiz, de la Dirección de Prevención y Atención de Desastres en Cundinamarca, dijo el 10 de mayo a El Tiempo (que cubrió el incendio sin mencionar a la FAC): “el incendio se pudo producir por un corto circuito”. Pero María Teofilde asegura que no había servicio de luz porque media hora antes del incidente se fue la luz en todo el sector, información que la Silla Vacía verificó de manera independiente.
Ese mismo 9 de mayo, el Fiscal de Facatativá, Neftalí Méndez, le dijo a Pilar, la hija mayor de María, que denunciar al Estado era un delito y se negó a recibir la denuncia. Pero minutos después se arrepintió, la alcanzó en la esquina y le dijo que sí, que pusiera la denuncia. La Silla Vacía no pudo confirmar esto con el Fiscal.
En este momento hay dos denuncias en la Fiscalía de Facatativá: una por los homicidios ocasionados por el incendio y la otra, por las amenazas de muerte que llegaron después del funeral.
Nadie ha podido probar la responsabilidad de la Fuerza Aérea en el incendio. Pero las cosas que le han sucedido a estas nueve familias tras el 8 de mayo, les deja muy claro que los quieren lejos del Alto de la Virgen.
Un accidente o un acto premeditado
El Alto de la Vírgen, donde vive María Teofilde, es un sector estratégico para la defensa militar del país. Está ubicado a 200 metros de la vía principal, es puerta de entrada al municipio y tiene visibilidad sobre las dos entradas de Facatativá: por la calle 13 y por la calle 80.
Facatativá es una de las ciudades más militarizadas de Colombia. Tiene el Batallón de Comunicaciones Distrito 46, el Batallón Contraguerrilla número 34, la Escuela de Inteligencia y la Escuela de Carabineros las Margaritas. Además, en el cerro Manjuy están las antenas repetidoras de televisión, radio y celular.
Por eso, una de las versiones sobre lo que se quiere hacer con el Alto de la Virgen está relacionada con inteligencia militar y el montaje de un puesto de la Policía en el cerro. Sin embargo, no existe ninguna evidencia concreta de que las autoridades militares o policiales quieran el terreno.
Existen también otras teorías. Miembros de las organizaciones sociales que ayudan a las familias después del incendio creen que las amenazas provienen de grupos paramilitares que según ellos abudan en el municipio y buscan que con la presión, las familias se vayan. Estos grupos paramilitares estarían aliados con las autoridades, según dice Yeison Cajamarca, líder del Movimiento Popular Regional de Facatativá.
En un video hecho por estudiantes de una escuela de Facatativá, la Secretaria de Gobierno de Facatativá, Adriana Lucía Roa, dijo que querían embellecer el terreno con un parque arqueológico. Pero esta versión fue negada por el Alcalde Sánchez que dijo que hasta ahora no hay planes con el terreno.
“El terreno algunos privados lo reclaman con títulos que estamos verificando si son verídicos. Otros dicen que es de la Iglesia, pero la Iglesia tampoco tiene títulos, nosotros tampoco tenemos títulos de propiedad”, dijo el alcalde Sánchez. “Pero ellos no se pueden quedar ahí porque no es el sitio adecuado para construir vivienda, por el plan de ordenamiento territorial.”
La Silla Vacía vio un acta de conciliación del 3 de septiembre del 2008, donde Flor Elisa Peña de Bayona, que tiene escrituras de la propiedad desde 1935, cede una cuarta parte de la propiedad a María. Lea el documento de conciliación.
En todo caso, legalmente María y su familia son dueños del terreno por la Ley de Posesión y para construir algo allí tendrían que comprarles la propiedad a los recicladores.
El alcalde le dijo a María el martes 11 de agosto que no pusiera ni un palo más allí que en diciembre se tendrían que ir, aunque le dijo que todavía no tiene el terreno para reubicarla.
“Las familias tienen voluntad para que los reubiquen, pero hay personas que se han metido a ayudarles y han dificultado el proceso,” dijo el Alcalde, haciendo referencia a Yeison Cajamarca. “Tres días después de los hechos ya estaba todo listo para llevarlos a un arriendo transitorio, pero después por influencia de otras personas no quisieron aceptar. Hoy lo único que puedo garantizar es que respondemos por el arriendo y como ser humano aspiro dejar solucionado el problema del lote,” dijo el alcalde de Facatativá Óscar Sánchez.
La intervención de Cajamarca
Yeison Cajamarca es un joven de 25 años, líder del Movimiento Popular Regional de Facatativa, que es una organización de defensa de los derechos humanos.
Después del incendio, este movimiento le ofreció asesoría jurídica y ayuda social a María y a su familia. Cajamarca les recomendó que no dejaran su tierra, que después de habitarla por más de 45 años, ya les pertenecía por posesión.
Entonces, las familias rechazaron un subsidio de arriendo temporal que les ofreció el alcalde tres días después del incendio. Este subsidio consistía en tres meses de arriendo prorrogables por otros tres meses. María Teofilde no tenía con qué pagar los servicios públicos y tampoco un sitio a dónde irse tras esos seis meses, por eso rechazó la oferta.
Con cartones y carpas que sacaron del reciclaje y que les regalaron los habitantes de Facatativá, rearmaron sus casas. Pero pocos días después, empezaron las amenazas de muerte.
Unos 10 hombres encapuchados aparecieron de noche en sus casas y les exigieron con armas de fuego que abandonaran el terreno.
Estas amenazas, según consta en las denuncias a la Fiscalía y en los testimonios de las familias escuchados por La Silla Vacía, sucedieron el 22 de mayo, el 29 de mayo, el dos y el tres de junio. Ver denuncia
En la primera amenaza, un hombre les dijo que el incendio no era una casualidad sino un atentado y que no era el último. Otra vez les pidieron que quitaran las pancartas del Movimiento Popular Regional y Sinaltrainal que les estaban ayudando.
Según Cajamarca, él tampoco se salvó de las amenazas. Cuenta que el 10 de julio fue abordado en Facatativá por policías que pretendían llevarlo sin razón a la Estación. “El Comandante del Distrito, el Mayor Iván Infante Pinzón, le dijo a los oficiales que me dejaran ir, que solo me quedaba un mes”, dice Cajamarca. Del hecho son testigos los compañeros de Yeison que lo acompañaban en ese momento, sin embargo nadie más confirmó esta versión.
En todo caso, el Comandante de la Policía Óscar Naranjo, ya se apersonó del tema, después de que el abogado estadounidense Dan Kovalik, presidente del poderoso sindicato de trabajadores de acero Steelworkers Union llevó al caso al Congreso de E.U., y envió una carta al Presidente Uribe para que garantizara la seguridad de Cajamarca y las familias del Alto de la Virgen.
El sindicato se apersonó del tema porque el papá de Cajamarca, Gerardo Cajamarca, trabaja en el sindicato en Estados Unidos, y es uno de los activistas más fuertes en contra del TLC con Colombia.
El 6 de agosto, la Policía Nacional instaló un CAI Móvil en la entrada del Alto, donde vive María Teofilde. Los policías cuidan en el día, pero en las noches, que es cuando van los encapuchados, no hay seguridad.
María cuenta que un día intentaron volver a prender fuego y que alcanzaron a regar gasolina por los alrededores del terreno, pero las familias se levantaron, gritaron y lograron espantar a los agresores.
Según habitantes del sector, esta no es la única vez que familias desplazadas han sido víctimas de incendios en Facatativa. En 1999, un grupo de familias desplazadas ubicadas cerca al colegio John F Kennedy fueron víctimas de un incendio y se fueron del terreno. Y en el 2002, en Cartagenita, otro grupo de familias se fueron de sus tierras después de otra conflagración. Maria Teofilde no quiere ser el tercer caso.