Las Farc no reconocen a muchos de los 117 supuestos milicianos disidentes de las Farc que se entregaron al Ejército en Tumaco porque constituyen lo que en la guerrilla se conoce como "el ripio".
Rendidos en Tumaco: la cara más oscura de las Farc
Aunque la noticia de los 117 jóvenes que se entregaron ayer en Tumaco y que aseguran ser milicianos de las Farc es positiva, por ahora, las Farc no los ha reconocido porque muchos de ellos son lo que la guerrilla llama “el ripio”, la cara más oscura de las Farc.
Se trata de traquetos que fueron reclutados en el 2013 por el entonces comandante del Frente Daniel Aldana de las Farc alias ‘Oliver’, que los integró a las redes de apoyo al terrorismo (RAT), y con ellos dominó la extorsión, el secuestro, los homicidios y las rutas del narcotráfico en Tumaco, como contó La Silla Pacífico. Entre este “ripio” estaba alias “Don Y” que fue asesinado por las propias Farc en octubre del año pasado, luego de cometer varios asesinatos en la parte norte de la costa de Tumaco, en límites con el municipio de Francisco Pizarro, como también contamos.
Son la mayor expresión de la degradación que tuvieron algunos frentes fruto del narcotráfico y que no son afines a los objetivos políticos de las Farc. Por eso, fueron objeto de una purga interna de la guerrilla en la que muchos fueron asesinados y otros quedaron sueltos antes de que arrancara el cese al fuego bilateral con el Gobierno a finales de agosto. De hecho, esa purga explicó que durante los meses de julio y agosto se presentara un pico en los homicidios en el municipio.
El problema es que al no reconocerlos, pueden correr el riesgo de terminar engrosando las filas de las bandas criminales que ya se están disputando el territorio que dejaron las Farc en Tumaco. Una batalla que dejó el año pasado un saldo de 147 homicidios, una tasa de 72 asesinatos por cada 100 mil habitantes. Y, que a futuro, pueden ser el mayor riesgo para la seguridad de los desmovilizados de las Farc.
La entrega
Los 117 jóvenes (99 hombres, una mujer y 17 menores de edad) que se entregaron ayer en Tumaco y dicen ser milicianos de las Farc hacen parte del mismo grupo que a mediados del año pasado renunciaron a hacer parte de la guerrilla y acogerse al proceso de paz.
Los mismos que después se arrepintieron, fueron a la zona veredal de Tumaco y le pidieron a la guerrilla que los dejara entrar. Y los mismos que, ante la negativa de las Farc, le enviaron una carta a la ex alcaldesa de Tumaco, Emilsen Angulo, a principios de enero, pidiéndole ayuda para resolver su situación jurídica.
Como contó Verdad Abierta, la carta decía que si no los ayudaban, “seremos blancos de persecución tanto de las Farc-Ep como del gobierno”.
De hecho, según una de las fuentes que habló con La Silla y que conoció el proceso de entrega de primera mano, la Policía ya tenía una lista de los 11 más buscados con los que estaba haciendo operativos y capturas en el puerto.
Ante esa situación, el pasado 16 de marzo, la Alcaldía, la ONU y el Ejército se reunieron con los voceros de esos presuntos milicianos y acordaron que entrarían a un proceso de desmovilización individual, distinto al que se está llevando a cabo con las Farc. La idea era que así pudieran dejar las armas y acogerse a los beneficios a los que tienen derecho los desmovilizados de los grupos armados que reconoce el Estado como las Farc, ELN y EPL.
Aunque en principio se iban a entregar 333 jóvenes que arrancarían por un “lote” de 167, según la otra fuente que también conoció de primera mano la negociación, al final de la tarde de ayer sólo se habían entregado 125. Ocho más de los que se anunciaron por la mañana.
Dentro de ese grupo están alias “El Pollo” y alias “Cardona”, dos cabecillas de “El Nuevo Orden”, un grupo que crearon esas disidencias para controlar el negocio del narcotráfico en el municipio con más cultivos de coca del país, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga, Unodc.
Además de sus hombres, alias “El Pollo” y alias “Cardona”, entregaron algunas armas, entre ellas solo cuatro fusiles largos, 13 pistolas y 7 revólveres. Además, tres granadas hechizas, una de mano y dos radios de comunicación.
“Muchos venían descompuestos, drogados. Incluso se les incautó ‘perico’ (cocaína)”, le contó a La Silla una de las fuentes que acompañó el proceso de entrega al Ejército.
La Silla supo que no fue fácil que el Ejército aceptara quedarse con ellos. De hecho, hubo una pelea interna entre la Brigada móvil 35 del Ejército y la Armada, que también hace presencia en Tumaco, porque ninguno de los dos quería tener la responsabilidad logística de alimentar, hospedar y proteger a estos 117 jóvenes.
Al final, al Ejército le tocó aceptarlos y tenerlos durante los próximos 15 días en la Brigada, contigua al Aeropuerto de Tumaco, mientras se verifican sus antecedentes y se comprueba que efectivamente son milicianos de las Farc.
Ese proceso estará en cabeza del Comité Operativo de Dejación de Armas, Coda, del Ministerio de Defensa, que hará dos filtros con entrevistas individuales antes de permitir que los jóvenes puedan continuar la ruta de desmovilización con la Agencia Colombiana para la Reintegración, ACR.
Los filtros
El reconocimiento del 'ripio' por parte de las Farc será el primer cuello de botella de este proceso.
Una fuente que habló con La Silla y conoce a los jóvenes que se entregaron ayer, dice que de los 117 que se entregaron ayer, sólo 59 son realmente milicianos de las Farc. “El resto son ripio”.
Hasta ahora las Farc no han querido reconocer que parte de los jóvenes que se entregaron ayer y de los que quisieron entregarse antes, efectivamente hacen parte de sus milicias urbanas.
Así se lo confirmó a El Tiempo ayer Harold Ruiz, asesor de paz de la Gobernación de Nariño. '"Pacho Chino desde el 31 de enero en consejo de seguridad cuando le presentamos el caso negó que estas personas fueran integrantes de las Farc", dijo.
“La guerrilla fue muy irresponsable. ¿Cómo van a decir que ellos no son milicianos?”, agregó una fuente consultada por La Silla.
A este lío se suma que ni alias “El Mocho” ni alias “Junior Barba” -que son jefes de esos milicianos traquetos- están entre los 117 jóvenes que se entregaron ayer.
“Eso del Mocho y Junior Barba está embolatado. Ellos no se van a entregar. Están concentrados en sus intereses del narcotráfico”, le dijo a La Silla una de las fuentes que estuvo dentro del proceso de entrega de ayer.
Lo mismo le confirmaron a La Silla otras dos fuentes. Una de ellas agregó que estos hombres no se van a desmovilizar porque tienen a cuestas delitos mucho más graves que los que sí se entregaron ayer como el asesinato de tres niñas en zona rural de Tumaco a principios del año pasado. Junto con ellos estaría el resto de los 50 jóvenes que en principio se iban a desmovilizar ayer pero que al final, no llegaron a la cita.
Pero más allá de los que no están, entre los que sí están tampoco es claro que todos puedan superar los filtros para desmovilizarse.
Resulta que para pasar los filtros, el Coda debe comprobar que los jóvenes son milicianos de las Farc y que no vengan de otros grupos que el Gobierno no reconoce como actores políticos del conflicto como los que surgieron tras la desmovilización de las AUC. Si no hacen parte de las Farc, legalmente no pueden acceder a los beneficios de la desmovilización sino que les toca presentarse por la justicia ordinaria que tiene beneficios mucho menos atractivos, empezando por rebajas de pena mucho menos cuantiosas.
“Los que vienen de los grupos paramilitares no van a pasar el filtro y ahí se viene otro chicharrón porque se van a sentir engañados. Son por lo menos el 50 por ciento. Va a haber gente de Los Rastrojos, de las Autodefensas Gaitanistas, gente que se quiera colar en el proceso”, le dijo a La Silla una de las fuentes.
“Si no son de las Farc, no hay nada para ellos. Es un vacío legal. Estamos presionando para pedir al Gobierno que invente una ley para que esas personas se puedan acoger y desmovilizar aunque sea por otra vía, no importa, pero suficientemente atractiva para que dejen las armas. Si no se les acoge seguirán sembrando guerra”, agregó otro de los consultados.
La preocupación es que con las declaraciones de las Farc pareciera que ni siquiera la guerrilla va a ayudar a que algunos de ellos pasen los filtros. Eso, sumado a su origen, implicará que muchos se quedarán por fuera aunque quieran dejar las armas y aunque hagan parte de los grupos que se están disputando a sangre y fuego las rutas del narcotráfico que dejaron las Farc en Tumaco.
Al quedar a la deriva, pueden terminar asesinados o cooptados por esos grupos que incluyen a las Autodefensas Gaitanistas, también llamado Clan del Golfo; al grupo de alias ‘David’, el hermano de ‘Don Y’ que sigue activo en el narcotráfico; o que puedan formar otro grupo solos.
De hecho, el jueves pasado, según una fuente de la Alcaldía, en tres veredas de la la costa pacífica de los municipios de Mosquera y Francisco Pizarro, 144 familias salieron desplazadas al casco urbano de Tumaco por disputas territoriales entre una banda criminal y el grupo que lidera ‘David’.
Aún así, a los tumaqueños solo les queda esperar a que en 15 días se sepa con certeza cuántos de estos jóvenes se podrán desmovilizar y cuántos volverán al puerto con las manos vacías.