Santos le dio el guiño a Carrillo y definió Procurador

Silla Pacífico

Después de semanas de silencio, entre el lunes y el martes el Presidente se metió en la carrera.

Fernando Carrillo va a ser el Procurador.

Después de semanas de silencio, entre el lunes y el martes, el presidente Juan Manuel Santos envió mensajes de que el liberal era su candidato y con eso definió la votación en el Senado.

Todo eso ocurrió antes de la audiencia en el Senado a la que estaban citados el martes a las tres de la tarde Carrillo, María Mercedes López (ternada por Santos  y quien hasta el lunes le estaba peleando la elección) y el ex vicefiscal Jorge Fernando Perdomo para presentar oficialmente sus candidaturas ante el Senado.

Por eso, y como es usual, cuando las cámaras estaban enfocadas en las propuestas de los tres, en la audiencia la suerte ya estaba echada.

La novela final

Hasta el lunes al medio día la pelea pintaba muy pareja entre López y Carrillo y la tensión era muy alta entre las campañas.

A diferencia de todas las elecciones recientes a la Procuraduría no había un favorito obvio; varias bancadas estaban divididas en sus apoyos, y el Presidente no había hecho ningún guiño, quizás porque ganaba con López y con Carrillo, como contó La Silla.

Después de varios pulsos, como el que ganó Carrillo al lograr el apoyo unánime de la bancada liberal; el que quedó en tablas cuando López se quedó con el apoyo oficial de los conservadores pero con casi la mitad de la bancada del lado de Carrillo; o el que ganó el ex ministro cuando se adelantó la votación contra la intención del presidente del Senado Mauricio Lizcano, la definición clave era la de la bancada de La U, la más grande del Senado.

 

Como contamos, esa bancada estaba dividida. De un lado, un grupo liderado por Lizcano estaba con López; del otro, uno que incluía a Roy Barreras, Armando Benedetti y los costeños con Carrillo. La definición se iba a dar después de la audiencia, hacia las 5 de la tarde del martes, a voto limpio.

Para reforzar sus apoyos y alistar todo para esa votación, el lunes por la noche los dos candidatos invitaron a los senadores a comidas simultáneas, López en el club El Nogal y Carrillo en su casa. El que lograra convocar más senadores iba a probar que tenía más apoyo, algo fundamental para captar votos de indecisos  y eventualmente deslizar a los que preferían no estar del lado perdedor el martes.

Pero las dos comidas tuvieron prácticamente la misma asistencia: cinco fuentes consultadas dan cifras variables, pero el resultado fue alrededor de 10 de cada lado.

Pero ese virtual empate, que dejaba la decisión en manos de la bancada uribista del Senado, se rompió ese mismo día.

Por el lado de López, el apoyo que tenía del vicepresidente Germán Vargas parecía estarse concretando en una intervención del Fiscal General Néstor Humberto Martínez, quien citó a dos senadores de La U esa misma tarde, según le contaron a La Silla cuatro fuentes, unas pertenecientes a las dos campañas y otras altos funcionarios.

Según fuentes de las dos campañas, esa llamada aparentemente debía servir como presión para que esos congresistas apoyaran a la ex magistrada, al mandar la señal de que quien no la apoyara podía tener líos penales. Pero no tuvo ese efecto.

“Uno de los dos senadores me contó que  salió sintiendo que el Fiscal no los había presionado y más bien que los había dejado en total libertad para votar”, explica una fuente del corazón de la campaña de López. De hecho, salieron de la Fiscalía y fueron a la comida de Carrillo.

En cambio, por el lado de Carrillo el conmutador de Presidencia sí movió a la bancada de La U.

Según tres fuentes de las dos campañas, el secretario privado de Santos, Enrique Riveira, llamó a un senador de esa bancada para decirle que el ex ministro era el candidato del Gobierno y pedirle que le contara eso al resto de sus colegas. Las fuentes no le dijeron a La Silla de qué congresista se trató, pero coinciden en ese hecho.

Sin embargo, un alto funcionario de presidencia le dijo a La Silla que esas llamadas se dieron después de que la mayoría estaba del lado de Carrillo.

Según esa versión, lo que llevó a La U a irse para donde el ex ministro fue la pérdida de liderazgo de Lizcano en su bancada, que viene desde el trámite de la ley de licores.

Allí, como contamos, solo parte de la bancada de La U apoyó al Gobierno Fue justo la misma que apoyaba a Carrillo. En cambio Lizcano y sus aliados (los senadores Milton Rodríguez, Jimmy Chamorro, Maritza Martínez, Carlos Enrique Soto y Manuel Enríquez Rosero) se demoraron en llegar y no impulsaron el proyecto. Con una excepción: la de Ángel Custodio Cabrera, quien es de ese sector pero sí se la jugó por el proyecto.

Cabrera, además, se inclinó por la candidatura de Carrillo, lo que dejó fracturado el grupo de Lizcano. Por eso, en los días siguientes Chamorro y Rodríguez se empezaron a acercar a esa candidatura.

Para la comida del lunes en el Nogal, Lizcano los convocó. Allí estuvieron, pero dejaron claro que iban a votar en conjunto y que tenían abierta la ventana para irse a donde Carrillo, según una fuente de la campaña de López.

En todo caso, según la fuente de esa campaña y el alto funcionario, después de esa comida se encontraron con Carrillo. Con eso quedó claro que Carrillo iba a ganar dentro de La U, y según el alto funcionario, las llamadas del Gobierno habrían sido temprano en la mañana del martes, como reconocimiento a ese hecho.

Sea como fuere, otra fuente le dijo a La Silla que el lunes por la mañana hubo una reunión de senadores de La U, en la que se discutió el mensaje del Presidente, que sellaba cualquier discusión, y la virtual victoria de Carrillo en esa bancada.

Victoria que quedó refrendada durante la audiencia, cuando Benedetti trinó una carta firmada por 20 senadores de La U incluyendo a Lizcano, y que reemplazó la votación que se tenía pensada por lo claro de la mayoría en favor de Carrillo.

Entre una cosa y la otra, y antes de la audiencia, Cambio Radical hizo saber que finalmente no apoyaba a López sino a Carrillo, y con eso sentenció la victoria de Carrillo

Una Procuraduría liberal

Con esa elección asegurada, la Procuraduría seguramente vivirá un giro radical frente al rumbo que le dio el anulado Alejandro Ordóñez.

Mientras que Ordóñez es un conservador cuya visión del derecho es muy distante de la Constitución de 1991, Carrillo es un liberal que fue uno de los protagonistas del movimiento de la séptima papeleta, la semilla de la que nació la Constitución. Por eso será grande el giro en un organismo de control, que durante casi ocho años se opuso a políticas progresistas como el matrimonio igualitario, la despenalización del consumo de drogas o la del aborto.

El virtual Procurador dejó clara esa diferencia en su presentación ante el Senado.

“Vengo a ofrecer garantías de equilibrio e imparcialidad y a desechar esas ideas peregrinas que en algunos momentos de la historia de esta institución la han convertido en un instrumento de persecución política”, dijo, en una crítica velada a su antecesor.

En esa presentación también aprovechó para prometer una Procuraduría garantista, “donde estén representadas todas las expresiones de la ciudadanía, los partidos y los movimientos sociales, sin exclusiones de ninguna naturaleza".

En una línea similar, ante una pregunta enviada por un tuitero sobre la promoción de educación sexual en los colegios, que fue objeto de fuertes críticas de parte de Ordóñez, Carrillo prometió promoverla.

Si ese giro ideológico no deja dudas, no es tan claro cuál será el manejo político que le drá a una entidad cuyo poder demostró Ordóñez, tanto en el manejo de una nómina de unos 4 mil funcionarios (de los que unos mil, los procuradores judiciales, finalmente serán elegidos por concurso tras los aplazazmientos que obtuvo Ordóñez para implementarlo) como en el del enorme poder disciplinario que puede ser utilizado para asustar a todo tipo de funcionarios.

Según una fuente cercana a Carrillo, el manejo será ante todo técnico y por eso el énfasis de su discurso ante el Senado en una Procuraduría garantista, en la que no se persigan a personas por ser de una determinada vertiente política o ideológica.

Pero, según esa fuente, seguramente también le dará juego a los grupos políticos que lo apoyaron desde el principio, liberales o de otros partidos (incluyendo los conservadores que lo apoyaron), pero seguramente no a los que llegaron al final.

Esa es una mala noticia para el vicepresidente, solo apoyó a Carrillo con todo cocinado y que se queda sin una aliada en la Procuraduría que le pudiera ayudar en su campaña presidencial para 2018.

En cambio, es buena para Santos, que evitó que el uribismo pudiera poner a la cabeza del poderoso organismo de control y ayudó a llegar allí a una persona que ha trabajado con él y se la jugó por el Acuerdo con las Farc.

Y que, además, logró poner en una misma orilla a toda la Unidad Nacional sin perder del todo a los conservadores -por lo menos seis de los 17 senadores azules estuvieron siempre con Carrillo- y recordar que su poder de presidente sigue fuerte, justo cuando necesita esas dos cosas para sacar adelante la Reforma Tributaria y cualquier renegociación del Acuerdo con las Farc.

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