No importa que sus candidatos hayan perdido las elecciones de octubre, que falten más de 2 años para las siguientes, ni que su archirrival lo haya reemplazado como gobernador de Antioquia: Sergio Fajardo ya está empezando a armar su campaña para las elecciones del 2018.
Sergio Fajardo prende motores para el 2018
No importa que sus candidatos hayan perdido las elecciones de octubre, que falten más de 2 años para las siguientes, ni que su archirrival lo haya reemplazado como gobernador de Antioquia: Sergio Fajardo ya está empezando a armar su campaña para las elecciones del 2018.
Aunque los fajardistas empezaron a reunirse en noviembre, el primer encuentro público será este sábado, en el Colegio San Ignacio de Loyola de Medellín. A ella esperan que asistan unas 400 o 500 personas y que aún más gente se conecte vía streaming.
Las metas están claras: salir el sábado con una hoja de ruta para construir al fajardismo, ahora sí, como un movimiento político organizado.
En 2014 se hizo un intento similar pero, con Fajardo de gobernador e impedido para participar en política, no era claro quién era el líder en un movimiento que ha sido hasta ahora caudillista alrededor del político matemático. Ahora enfrentan el reto de que esa organización despegue en un momento en que en círculos políticos del nivel nacional se da a Fajardo por muerto y de que la convocatoria, que lanzó el ex gobernador en redes sociales, no ha tenido mayor despliegue.
A hacer de la derrota la oportunidad
El mismo día de la derrota del candidato de Fajardo a la gobernación, justo después de que Federico Restrepo reconociera el resultado, el candidato y su grupo más cercano se reunieron. Entre ellos estaba su gerente de comunicaciones Tatiana Vásquez, el ex secretario de Hacienda Mauricio Pérez y Santiago Londoño, ex secretario de gobierno de Fajardo y gerente de campaña.
Decidieron que no iban a cerrar la sede de campaña en el barrio Belén de Medellín
Esa decisión era una forma de decirse internamente que la derrota no era el final del fajardismo. Y también se convirtió en la semilla de la de la reunión del sábado. Un par de semanas después se reunieron de nuevo, esta vez a analizar por qué habían perdido. Encontraron que parte del problema era la falta de tener un movimiento organizado. Así que acordaron que iban a empezar a trabajar en construirlo, alrededor de cuatro líneas de trabajo, y que iban a mantener la casa abierta por 6 meses, para tener un espacio donde encontrarse y hacerlo.
En diciembre se reunieron con Fajardo, le presentaron la idea y éste dijo que le gustaba. También les contó que su idea al salir de la Gobernación era empezar a trabajar en una propuesta de construcción de paz, por lo que entre todos decidieron incluirla como otra línea. De ese encuentro salieron las seis líneas de trabajo que se discutirán el sábado y que buscan no solo armar un movimiento organizado sino mantenerlo vigente.
En enero montaron una página web del movimiento e hicieron otra reunión, ya con unas 40 personas, para empezar a ambientar la discusión, y en ella acordaron convocar a una nueva reunión, que es la de este sábado.
En paralelo, Londoño, Pérez y Restrepo se han ido reuniendo con varias figuras del fajardismo, que han dicho que les interesa apostarle al movimiento.
Entre ellas hay algunos recientes funcionarios de Fajardo, como el ex secretario de Gobierno de Fajardo Esteban Mesa; el ex director de comunicaciones de la Gobernación Sergio Valencia; la ex secretaria de Bienestar Social de Medellín, Clara Inés Restrepo; o Beatriz Rave, gerente de la Empresa de Vivienda de Antioquia (Viva).
También han hablado con otros históricos del fajardismo que se habían alejado, como Jorge Melguizo (quien fue secretario de cultura de Alonso Salazar), Carlos H. Jaramillo (director de Planeación de Medellín de Fajardo y Salazar) o el ex secretario de Productividad y gerente de Indeportes de Antioquia, Tomás Molina,. El sábado quedará claro quiénes se están montando al bus y quiénes no.
El proyecto...
En la reunión del sábado van a hablar los cuatro impulsores (Fajardo, Restrepo, Londoño y Pérez) y Alonso Salazar, para presentar una propuesta de las seis líneas en las que esperan ponerse a trabajar, y que desarrollaron ellos y varias decenas más de personas.
Una de las líneas (“Laboratorio de Ideas”) consiste en crear una plataforma ideológica que concrete la visión que tienen para Colombia; otra los pone a hacer oposición -constructiva, aclara Restrepo- a los gobiernos actuales (“veeduría ciudadana y control social a la gestión pública”); la tercera (“Comunicación política”) busca que se mantengan vigentes entre la opinión a pesar de no estar en el Gobierno; una más (“Escuela de Formación Política”) está encargada de formar nuevos líderes para nutrir al partido de futuros candidatos y administradores de lo público; otra (“Movilización Social,”) sierve para identificar a los fajardistas, mantener los lazos entre ellos y, en últimas, tener una estructura electoral; y la última línea (“Construcción de Paz Territorial”) busca armar una propuesta específica del movimiento para el posconflicto.
La idea es arrancar a trabajar pronto, especialmente en la veeduría ciudadana a los planes de desarrollo -que es su primer espacio para mostrar que el fajardismo sigue vivo y es una fuerza política importante- y en la movilización social, para jugar un papel en la refrendación de un Acuerdo Final de La Habana, que creen cercana y les daría otro espacio para mostrarse con vida.
“Vamos a hacer campaña por el sí”, explica Restrepo. “Esto es con miras al plebiscito y luego a las elecciones del 2018 y el 2019, y a ocupar espacios en instancias como los consejos municipales de juventud”, dice Londoño. "Este es un movimiento con vocación de poder".
... y sus dificultades
Pero eso no es tan sencillo, por varios motivos.
Uno es que para lograr la meta de llegar al 2018 con una organización equivalente a un partido, con una propuesta de sociedad para el posconflicto y unos liderazgos fuertes y vigentes, necesitan plata. Y por ahora no hay mucha.
Según Mauricio Pérez, arrancan con algunos ahorros que tiene la Corporación Compromiso Cívico y la expectativa de recibir la reposición de votos de la campaña de Restrepo. Una vez paguen un crédito bancario con el que se financió la campaña, calculan que tendrán lo suficiente para mantener la casa abierta todo el año y pagar algunos gastos necesarios, como la celaduría.
Pero una cosa es el entusiasmo inicial y otra el seguir adelante con la tarea, cuando el puesto es sin cargo y sin salario. Por eso Restrepo, Londoño y Pérez coinciden en que se va a necesitar eventualmente una estructura, aunque sea mínima, que tenga posiblemente un coordinador por línea de trabajo.
Esa estructura, más el sostenimiento de una escuela de formación política, por ejemplo, requieren muchos más recursos. Según Londoño y Pérez, la idea sería recibir donaciones de miembros y simpatizantes, algo de lo que hasta ahora no vive ningún partido en Colombia.
Otro obstáculo es que ya en el pasado el fajardismo ha buscado organizarse como partido y no ha podido. El fracaso en las elecciones al Congreso en 2010, cuando no alcanzaron el umbral al Senado, es un ejemplo, la reciente derrota es otro.
El intento de formar parte del Partido Verde, que arrancó tras el fracaso de 2010 y se concretó en el aval a la candidatura de Fajardo en 2011, también terminó en un fiasco. Los fajardistas se fueron ausentando de la dirección nacional del Partido y sus decsiones hasta quedar totalmente por fuera. Tanto que, el año pasado Restrepo no se lanzó por ese partido sino por firmas.
En los dos casos quedó claro que buena parte del éxito electoral se debe a la figura carismática de Fajardo, y que la conformación de liderazgos colectivos ha sido difícil. Por eso el difícil reto es que la nueva organización no dependa solo de ese gran activo electoral y que pueda armar una estructura muy horizontal, como quieren Restrepo y Londoño.
Y uno más es que el panorama político del fajardismo cambió con la victoria de Federico Gutiérrez en la Alcaldía de Medellín, quien hizo campaña desde las calles, en una inestable alianza con el resto del fajardismo y que al final ganó como un independiente.
Gutiérrez está armando un proyecto político propio, algo que arrancó desde su campaña cuando se lanzó por firmas, con un movimiento llamado Creemos y una lista al concejo propia, compitiendo por votos con los fajardistas de la ASI y la Alianza Verde.
Hoy tiene dos concejales y a Juan David Valderrama, primo de Fajardo, fajardista de toda la vida y ex secretario privado de Alonso Salazar en la alcaldía, organizando Creemos con la meta de mantener la alcaldía en 2019 y, eventualmente, crecer.
Esa competencia no es fácil para el fajardismo, que durante los últimos 12 años ha aprovechado la visibilidad que da gobernar.
Pese a todas estas dificultades dos cosas quedan claras: que Fajardo se lanza desde ya a la competencia presidencial del 2018 y que su apuesta es perfilarse como el candidato del posconflicto.
Nota: el jueves 18, después de publicada esta historia, Jorge Melguizo aclaró en Facebook que no se ha sumado a este proceso. Actualizamos la nota para reflejar esa aclaración.