El liberal Horacio José Serpa superó la resistencia de un grupo de concejales de la coalición peñalosista, que cuestionan su ascendente acumulación de poder en el Distrito.
Serpa Jr., presidente del Concejo a pesar de la oposición
Horacio José Serpa Moncada, nuevo presidente del Concejo de Bogotá.
El liberal Horacio José Serpa Moncada, hijo del senador Horacio Serpa, fue elegido hoy presidente del Concejo de Bogotá. Aunque era una movida política cantada desde hace un año, en las últimas semanas hubo ruido por la resistencia que su nombre generaba entre un sector de concejales, no solo dentro, sino fuera de su partido.
Aunque finalmente fue elegido con el voto de los 45 concejales, en cumplimiento al acuerdo de las bancadas de hace un año para repartirse las presidencias durante el cuatrienio, y a que fue el concejal más votado de la suya, el ruido no cesa.
Consiste esencialmente en que mientras a algunos concejales se les ha dificultado darle algún mordisco a la torta burocrática del Distrito, cuestionan que él (de por sí influyente por pertenecer a una casa política poderosa) sume a su poder burocrático, que se concreta en la Personería, el que tendrá ahora como Presidente.
Y como él y cuatro de los otros cinco concejales liberales tienen todo listo para impulsar a un candidato a la Cámara, van a competir entre sí en marzo del 2018, y por eso ven con resquemor ese aumento del poder de Serpa.
Y es que al que ya tiene le sumará el que da ser Presidente del Concejo que, por un lado, tendrá facultades de contratación, y, por el otro, capacidad de negociación política ante sus colegas y ante la administración: manejará la agenda en un año clave para los propósitos de Peñalosa, que presentará un proyecto para apalancar por valorización la financiación del Transmilenio por la Séptima; otro para endeudar el Acueducto en al menos $3 billones; el POT y, posiblemente, las vigencias futuras que le permitan asegurar la plata para el metro.
Como el Presidente es el que cita a sesiones y decide el orden del día, tiene el poder de acelerar o atrasar proyectos y darle más o menos juego a los citantes a debates de control político a los secretarios. Es decir, visibilidiad en medios y capacidad de conceder o no favores.
Y Serpa justo tendrá ese poder en un año preelectoral que servirá de antesala a las legislativas de 2018, cuando su padre, el senador Horacio Serpa, aspirará a la reelección, y él lanzaría a la Cámara a Samir Abisambra, quien precisamente fue su principal cuota en la Personería el año pasado.
Su amigo en la Personería
Como lo contó El Espectador, los críticos de Serpa le cobran que haya aspirado a más poder a pesar de que ha gozado de una amplia influencia en la Personería por medio de su amigo y aliado político Samir José Abisambra Vesga, quien fue secretario general de esa entidad entre junio y diciembre de 2016 como cuota política suya.
Abisambra fue candidato a la Cámara en 2014 por el Partido Verde, respaldado por el concejal Edward Arias, con quien había trabajado en política por 10 años.
Se quemó y se fue a trabajar con Horacio José Serpa, a quien le hizo campaña para las elecciones de 2015. El nuevo objetivo sería que aspire de nuevo a la Cámara en 2018, pero por el liberalismo y como fórmula en Bogotá de Serpa padre.
La personera Carmen Teresa Castañeda, elegida por el Concejo en mayo de 2016 y cercana a Serpa (ambos son de Santander), nombró a Abisambra como su secretario general. En ese cargo pudo hacerse cargo de la contratación, sobre todo de la vinculación directa (a dedo) de contratistas, que pasa por las secretarías generales de las entidades.
De ahí surgió el ruido sobre el poder de Serpa en la Personería. Tres fuentes del Concejo de los partidos Liberal, Cambio Radical y La U que están al tanto del tema, le dijeron a La Silla que, con Abisambra, la contratación de aliados del hoy presidente del Concejo en ese órgano de control ha llegado a un nivel muy alto. “Me han dicho que es algo grotesco”, resaltó una fuente.
Esas versiones las confirman tres funcionarios de la Personería que pidieron la reserva de su nombre para evitar problemas laborales. Uno dijo que Abisambra llegó a tener tanta discrecionalidad para contratar, que hubo un momento en que la personera no tenía del todo claro qué hacía su subalterno.
Las otras dos fuentes coinciden en que las inquietudes dentro de la entidad escalaron al punto que Abisambra renunció más rápido de lo previsto, en diciembre, pues tenía plazo hasta marzo para no inhabilitarse como candidato a la Cámara en 2018.
El concejal Serpa le admitió a La Silla que “esa renuncia ayudó a mejorar el ambiente”, pero negó de tajo estar al tanto de la contratación en la Personería.
De todas formas es claro que esa entidad tiene todo para operar como un fortín político, pues además de contar con una planta de 890 funcionarios, se requieren, al menos, 600 personas de acuerdo con un estudio de cargas hecho en 2015. Esos faltantes los llenan con contratistas.
En el segundo semestre de 2016, desde que la personera Castañeda y su secretario Abisambra llegaron a sus cargos, los contratistas costaron $6.400 millones. Y en todo el año esa cifra llegó a los $16.520 millones.
Es un monto cinco veces mayor al gastado en 2012 ($3.020 millones), cuando fue elegido el anterior personero, Ricardo Cañón, pero obedece a un crecimiento que arrancó en 2013, cuando se echaron a andar programas de atención 24 horas y en centros comerciales que requirieron personal adicional . Por eso en 2015 el costo ya iba en $15.400 millones.
En todo caso, el aumento de contratistas es tal que, según dos fuentes que conocen la Personería por dentro, hay días en los que se dificulta encontrar sillas o computadores para trabajar.
¿Por qué lo eligieron?
A pesar de los reparos de algunos concejales a la fortaleza burocrática de Serpa, para sus críticos era difícil oponérsele de frente. Hubo amagues, como el del primíparo liberal Germán García, que intentó pelearle la presidencia dentro de su bancada. Entre los liberales también se estudió una salida salomónica, como la posibilidad de nominar a Armando Gutiérrez, el único de los seis que no se meterá en una campaña al Congreso y por eso les daba garantía de neutralidad.
Y es que si Serpa está con Abisambra para la Cámara de Representantes, María Victoria Vargas impulsará a su sobrino Juan Carlos Losada, quien fue elegido en 2014 pero perdió su curul en el Consejo de Estado por una demanda del hoy representante Andrés Felipe Villamizar en 2014; Germán García, a su padre el ex concejal Germán García Zacipa; Luz Marina Gordillo, a su esposo el ex concejal de Cambio Darío Fernando Cepeda; y Jorge Durán, al exconcejal de La U Javier Palacios.
A pesar de ese ruido, Serpa hizo valer el derecho a que lo nominaran, pues fue el candidato que sacó la votación más alta de todos los concejales de Bogotá en 2015, con 36.942 votos. Además, como desde el año pasado se empezaron a ejecutar los acuerdos de la coalición mayoritaria, ya todos los concejales habían cumplido con su parte del trato, como ir a determinadas comisiones.
Justamente porque los acuerdos se han cumplido sin problema, por fuera del partido, donde estaban los sectores que más aprensión tenían con Serpa, también era difícil oponerse a su aspiración.
De hecho, él, respetando los acuerdos, votó el año pasado por Roberto Hinestrosa a la Presidencia del Concejo, después de que a este lo nominó Cambio Radical. Era difícil que este partido no devolviera esa atención, y desde ayer sus nueve concejales publicaron un comunicado manifestándole su apoyo.
Una lógica similar opera para los demás partidos de la coalición, sobre todo para el Centro Democrático (seis concejales) y la Alianza Verde (cinco), a los que les corresponde la Presidencia en 2018 y 2019 y por eso les interesaba respetar la decisión de los liberales.
Al final la promesa de que se sigan cumpliendo los acuerdos más el argumento de los votos, que tiene tanto recibo entre los políticos, hicieron que Serpa ganara el pulso a pesar de las críticas.