Duque queda con 53 de los 108 senadores y con 82 de los 172 representantes, un total de 135 de los 280 congresistas y sin mayorías en las comisiones que más le interesan.
Sin mermelada duquista, los liberales y media U se bajan del bus
Los partidos tienen hasta mañana viernes para declararse gobiernistas, independientes o de oposición. Los anuncios de ayer de La U de ser gobiernista y del liberalismo de ser independiente sorprendieron y mostraron que la decisión del gobierno de Iván Duque de no dar participación burocrática a otros partidos, por lo menos de alto nivel y por ahora, no solo cambia la relación entre el Gobierno y el Congreso sino que puede dejar al primero sin mayorías, algo que no ocurre desde antes del Frente Nacional.
La sorpresa se debe a que La U pintaba como independiente desde que su presidente, el ex ministro Aurelio Iragorri armó con Germán Vargas, jefe de Cambio Radical, un bloque para hacerle contrapeso al Centro Democrático, los conservadores y los liberales, la clase A en la coalición, y presentar proyectos de ley conjuntos. Como Cambio se declaró el martes en independencia, todo indicaba que haría lo mismo.
También sorprendió que los liberales no apoyaran a un Presidente al que impulsaron oficialmente desde la alianza entre éste Duque y César Gaviria en campaña, sino que había rumores de que habían logrado frenar el nombramiento de Ricardo Rodríguez en Fonade, una supuesta prueba de su influencia burocrática en el Gobierno.
Por eso, los anuncios muestran un cambio del mapa político cuando el gobierno lleva apenas un mes y los políticos empiezan a preparar las elecciones locales de octubre de 2019.
¿Qué pasó?
Pulgar y Name, los caciques de La U
El hoy vicepresidente del Senado, Eduardo Pulgar y el expresidente del Senado José David Name, senadores atlanticenses que fueron santistas 1A, se montaron al bus del uribismo desde que inició la campaña presidencial.
Lo demostraron votando con el uribismo las últimas leyes del Acuerdo de Paz que el Gobierno Santos tramitó en el Congreso, y por eso algunos copartidarios los acusaron de voltiarepas.
Aunque para segunda vuelta todo el partido terminó siendo duquista, Name y Pulgar parecían lejos de buena parte de sus compañeros. Eso quedó en la historia pues encabezaron la mayoría de 25 congresistas que ayer, en reunión de bancada, votaron por apoyar a Duque.
Entre los 16 que votaron por la independencia estaban los senadores Roosvelt Rodríguez, José Ritter López - ambos del grupo de Dilian Francisca Toro- Roy Barreras, Maritza Martínez, Armando Benedetti y Germán Hoyos; y los representantes Norma Hurtado, Elbert Díaz, Jorge Tamayo -de Dilian-, John Jairo Cárdenas y Alfredo Deluque,
Según tres congresistas de La U con los que hablamos, Pulgar y Name se sumaron al hoy alto consejero para la política de Duque, el exsenador del Centro Democrático Jaime Amín, para convencer a sus compañeros que lo mejor era declararse gobiernistas.
De cómo lo lograron hay dos versiones.
Name le explicó a La Silla que ellos no esperan nada de Duque y que no le pedirán nada porque entienden que la opinión pública está cansada de las componendas burocráticas, aludiendo a que quienes se fueron a la independencia lo hacen porque no les dieron puestos.
Otro senador que votó con él defiende una posición semejante. “Le aseguro que no ofrecieron nada. Otra cosa es que algún congresista les haya hecho insinuaciones, que es un tema diferente”, dice.
De hecho, declararse gobiernista tiene una ventaja frente a ser independiente: según el Estatuto de la Oposición, los candidatos quemados y directivos de partidos que se declaren independientes o en oposición no pueden ser nombrados por el Gobierno en cargos con autoridad de algún tipo.
Es decir, La U habría cerrado la puerta a que Duque nombre a algunos de sus miembros más visibles en cargos relevantes, como direcciones de institutos, presidencias o vicepresidencias de entidades, o incluso viceministerios.
Como según el Estatuto los independientes sólo obtienen a cambio un puesto, a compartir entre todos los partidos que se declaren como tal, en la comisión de relaciones exteriores de la Cámara, que no tiene mayor poder, solo tiene sentido hacerlo si el mensaje político de no ser duquista vale la pena.
Aparentemente en el caso de La U consideraron que no.
La segunda versión es que, más que ese cálculo, lo que jugaron son los puestos.
“Hubo reuniones con Amín, pero no sé que les ofrecieron para que se fueran con el gobierno”, le dijo un congresista de La U, que pidió no ser citado, a La Silla Vacía.
Aunque eso no significa que haya ofrecimientos de cargos, y es posible que se trate de un cálculo de los congresistas de La U para estar arriba en la fila en caso de que Duque decida repartir puestos más adelante (como hizo su jefe político, Álvaro Uribe, tras el referendo de 2003 y más a medida que se acercaba su reelección), hay rumores de acuerdos burocráticos.
Así lo dijo el senador Armando Benedetti en Twitter.
El gobierno de @IvanDuque lleva casi un mes diciendo que está haciendo historia porque no ha dado mermelada, pero hoy en la Casa la Sociedad Económica, con más de 15 congresistas,se acabó el cuento de hadas cuando crearon expectativas de futura mermelada y mantuvieron la que hay
— Armando Benedetti (@AABenedetti) 5 de septiembre de 2018
Name le dijo a La Silla que esa reunión era falsa y que el único encuentro fue el oficial de toda la bancada, Amín y la Ministra de Interior, Nancy Patricia Gutiérrez.
Otro congresista gobiernista le dijo a La Silla que el acuerdo había sido mantener cargos regionales, de rango medio, que hoy tienen padrinos de La U. Otros dos congresistas dijeron algo similar, y todos ellos señalan que eso se dará especialmente en las direcciones regionales, que manejan autónomamente su presupuesto, del DPS, el Icbf y el Sena.
La Silla Vacía estará pendiente de qué ocurra en esos cargos para verificar si efectivamente el gobierno Duque termina repartiendo burocracia por esa vía o no.
En cualquier caso, oficialmente gobiernista La U terminó rota y Duque ganó un apoyo. Pero perdió otro más visible.
El florero de Llorente
El expresidente César Gaviria, que como cabeza del Partido Liberal lo llevó a que apoyara a Duque en segunda vuelta a cambio de que éste no reformara el corazón del Acuerdo de Paz, fue quien anunció ayer,ante las cámaras de varios medios, que no se sentían invitados a ser parte de la coalición de gobierno y por eso serían independientes.
Lo hizo después de reunirse por separado con los representantes y los senadores.
En la primera reunión, más o menos la mitad de la bancada contando a representantes como Harry González, John Jairo Roldán, Nilton Córdoba, Óscar Sánchez, Gustavo Estupiñán y el presidente de la Cámara Alejandro Carlos Chacón, votaron por declararse gobiernistas. En la segunda fue unánime la decisión de la independencia.
Según cuatro congresistas liberales, que hablaron por separado, a Gaviria le molestó que la Ministra del Interior viniera diciendo que los partidos de gobierno son el conservador y el Centro Democrático y que los liberales podían adherir si querían.
Esa sensación de ser tratados de segundones molestó también entre los senadores como, según un congresista liberal, se lo hicieron saber ayer a la Ministra.
Además de esa sensación, los liberales marcan distancia por sus divergencias programáticas con Duque.
“La decisión viene de una solicitud de los senadores liberales hace más de 20 días, a través de una carta firmada por todos”, explica uno de ellos. ”Es imposible apoyar esa reforma tributaria. No sabemos qué va pasar con la implementación de los acuerdos de paz, que es bandera nuestra”
Pero, como en La U, hay otra versión de la historia que tiene que ver con puestos.
Dos congresistas le explicaron a La Silla -sin dar su nombre para no pelear con el ex presidente- que cayó mal el nombramiento anteayer de Luis Miguel Morelli como director de la Agencia Nacional de Hidrocarburos, pues esperaban que el cargo se mantuviera en cabeza del ex congresista liberal Orlando Velandia.
De hecho, según un congresista liberal gavirista y otros dos no gaviristas, el ex presidente tenía la expectativa de llevar a su partido a tener representación política en el Gobierno. Una de ellas dijo que alcanzó a pasar hojas de vida, algo que negaron los otros dos congresistas rojos.
Sea por el motivo que sea, hoy el liberalismo no está con Duque.
Eso no significa que el Presidente no pueda sumar votos rojos, por lo menos en algunas coyunturas o para algunos proyectos. Como dice el senador Horacio José Serpa, “La independencia no significa una declaración de guerra. En liberalismo queremos que al gobierno del presidente Duque le vaya bien”.
También es posible que la foto cambie, pues entre los liberales hay un grupo que está buscando cambiar la decisión, algo que legalmente solo se puede hacer una vez.
Pero los anuncios tienen efectos fuertes para el futuro inmediato.
El reto para Duque
Las decisiones de ayer, de entrada, se la ponen difícil a Duque en el Congreso.
Sumando su partido Centro Democrático, los conservadores, La U, algunos sectores indígenas y los partidos cristianos, Duque quedan 53 de los 108 senadores y 82 de los 172 representantes, un total de 135 de los 280 congresistas.
Eso es particularmente delicado en las comisiones clave para sus proyectos legislativos, que son las primeras, que deben aprobar por aparte sus reformas Política y de Justicia y sus proyectos Anticorrupción, y las terceras y cuartas, que deben aprobar el presupuesto nacional, la reforma tributaria y el plan de desarrollo.
En la primera de Cámara tiene 17 de 38 votos y en la de Senado 11 de 22; en las terceras 15 de 31 y 9 de 17; y en las cuartas 15 de 27 y 8 de 15.
Es decir, Duque no arranca con mayoría en ninguna de las de la Cámara ni en la primera de Senado, y con apenas un voto de ventaja en las económicas de Cámara.
Y eso contando esos los votos de los gobiernistas como fijos, lo que no necesariamente es así. “Esto no implica que votaremos todo lo del Gobierno. Lo acompañaremos, pero no le votaremos todo”, le dijo a La Silla el representante cesarense de La U, Christian Moreno.
“Acompañaremos al gobierno en algunos temas, como los de la consulta anticorrupción, las reformas electorales, pero disentimos de otras, como la tributaria, la reforma al sistema de regalías”, concuerda su copartidario Berner Zambrano.
Además de esa cuesta arriba en lo legislativo, un Presidente que no tuvo luna de miel en la opinión empieza su mandato con casi 150 congresistas dispuestos a hacerle críticas, más o menos fuertes, desde el inicio de su mandato y con presencia en todas las regiones.
Ese reto ya se nota, por ejemplo, en las críticas del Partido Liberal a la propuesta del ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, de replantear los subsidios a los servicios públicos para los estratos 1 a 3; contra el IVA a la canasta familiar; o contra el decreto sobre incautación de la dosis personal de droga.
Encima, el senador liberal Mauricio Gómez Amín le dijo a La Silla que la nueva situación abre la puerta a que los liberales se unan con Cambio Radical.
“Ahora el juego va a ser con Vargas, habría una coalición ahí y si podemos sumar a la oposición en algunas votaciones podríamos jugar en contra. Además, para las elecciones del año entrante eso nos podría beneficiar y eso podría reunificar al Partido Liberal”, afirmó.
Como Vargas ha buscado hacerle contrapeso a Duque, si esa posibilidad se concreta puede ser un reto grande para éste y el uribismo en el Congreso y con miras a las elecciones locales, pues sumados esos dos partidos son poderosos en el Caribe y en departamentos como Cauca, Quindío o Santander.
Si, suman el apoyo de los no gobiernistas de La U, como propuso Benedetti, pueden ser decisivos en el Valle o Caldas.
En la historia reciente de Colombia, y por lo menos desde el Frente Nacional, ningún Presidente había tenido el respaldo de menos de la mitad del Congreso. Por eso, esa situación plantea un reto inédito para Duque.
Inédito también es que su relación con los partidos no incluya la representación burocrática y que, por lo tanto, propuestas como sus “pactos nacionales” arranquen no con la mayoría de los partidos cautivos sino como una mesa abierta.
Duque puede naufragar en el intento de hacer política de una forma diferente pero, si no lo hace y saca adelante su Gobierno, habrá cambiado la forma de hacer política en Colombia. Eso si no termina cambiando de táctica y consiguiendo la llamada gobernabilidad a punta de puestos. Con apenas un mes de gobierno, queda mucho tiempo para saberlo.