Con la salida de Tomás González del Ministerio de Minas el presidente Juan Manuel Santos quemó un fusible al cual le puede echar la culpa del racionamiento, que ya casi va a llegar. Y González era el fusible perfecto por su cargo, porque no tenía un respaldo político importante fuera del Gobierno y porque estaba muy debilitado.
Tomás González, el fusible que quemó Santos por si se va la luz
Con la salida de Tomás González del Ministerio de Minas el presidente Juan Manuel Santos quemó un fusible al cual le puede echar la culpa del racionamiento, que ya casi va a llegar. Y González era el fusible perfecto por su cargo, porque no tenía un respaldo político importante fuera del Gobierno y porque estaba muy debilitado.
El anuncio lo hizo Santos durante el Consejo de Ministros de hoy, justo después de lanzar una “cruzada nacional por el ahorro de energía”.
“El señor ministro de Minas, Tomás González, ha asumido la responsabilidad por la demora en estas medidas de ahorro y ha presentado su renuncia. Como Presidente también hubiera preferido que este paquete de medidas las hubiéramos tomado con anterioridad. Lo que está en juego es la credibilidad del Gobierno pero sobre todo la confianza de los colombianos en el sistema eléctrico. He decidido, muy a mi pesar, aceptar la renuncia del Ministro de Minas“, dijo el presidente, endilgándole a González la responsabilidad de un eventual apagón.
De hecho, el Presidente no esperó a generar una crisis ministerial como la que se ha rumorado desde principios de año, sino que prefirió salir de uno de sus ministros más técnicos y que más cerca había trabajado a él en el pasado. Y de sus palabras, se deduce que lo hizo para reducir un costo político encontrando el chivo expiatorio porque el apagón está a la vuelta de la esquina.
El fusible
El fantasma de un racionamiento eléctrico, que trae recuerdos del ‘apagón’ durante gobierno Gaviria, apareció a fines del año pasado, cuando el fenómeno del Niño empezó a reducir la cantidad de agua de los embalses.
En ese momento la situación del sector ya estaba difícil por la quiebra de Termocandelaria y la precaria situación de otras termoeléctricas, y por el debate sobre el destino de la plata del cargo por confiabilidad, que se le cobra a todos los usuarios y debía servir para evitar que se cerraran plantas y hubiera racionamientos.
En ese panorama, los avances en electrificación que logró González y sus demás resultados (que presentó en su carta de despedida a Santos) quedaron en un segundo plano: evitar un apagón era su principal responsabilidad, y todo indica que no logró.
Aunque desde octubre se hablaba de la posibilidad de racionamientos, el Gobierno siempre negó que eso pudiera ocurrir. Para evitarlo, el Ministro tomó varias medidas, como reabrir Termocandelaria, usar los recursos de los cargos por confiabilidad para comprar energía a las generadoras más baratas o impulsar la entrada en funcionamiento de El Quimbo.
Sin embargo, la situación siguió siendo difícil. Y un incendio en el cuarto de máquinas de la hidroeléctrica de Guatapé, en Antioquia, puso la situación en jaque hace menos de 3 semanas: aunque la hidroeléctrica solo produce alrededor del 7 por ciento de toda la energía del país, las aguas que libera alimentan las hidroeléctricas de San Carlos y Playas, que suman otro 7 u 8 por ciento de la generación. Por eso, González dijo que eso “es similar a perder a James en la semifinal”
EPM, dueña de la hidroeléctrica, está empezando a arreglar los daños, pero Guatapé solo empezará a trabajar, a un cuarto de su capacidad, en mayo. Y hace una semana también salió de servicio Termoflores, una planta en Barranquilla que es la más grande de las termoeléctricas y tuvo que entrar a un mantenimiento programado.
Mientras la oferta de energía se reduce por esos problemas, XM, la empresa filial de ISA que coordina el sistema interconectado eléctrico, ha mostrado que en enero y febrero la demanda de energía siguió creciendo a un 5 por ciento mensual.
Por todo eso, el fantasma tiene cada vez más capacidad de asustar.
Los anuncios de la “cruzada” anti apagón de Santos muestran que estamos muy cerca del racionamiento. No de otra manera, se explican medidas tan drásticas como obligar a que las entidades públicas apaguen la luz a las 6 de la tarde o que el gobierno, en pleno apretón fiscal, esté dispuesto a pagarle a los usuarios que reduzcan el consumo.
Las declaraciones de María Nohemí Mejía, presidente de XM, también muestran la situación crítica: “Hay que ahorrar energía por las buenas o por las malas”, le dijo a Semana este fin de semana.
La Silla supo que ya el Gobierno le preguntó a las distribuidoras de energía cuáles de sus circuitos son legalmente desconectables y cuáles no (porque solo tienen consumidores que no se pueden desconectar como hospitales, clínicas y aeropuertos), lo que muestra que por lo menos se está empezando a preparar un posible racionamiento.
Esa pregunta coincide con lo que le dijo un ministro a La Silla: que probablemente no habrá un apagón nacional sino cortes localizados para reducir el consumo. Y con lo que dice otro "la pregunta no es si habrá cortes, sino cómo y cuándo".
El sábado González estuvo con Santos (y con una comitiva que incluía al ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas, la ministra de presidencia María Lorena Gutiérrez y el presidente de EPM Jorge Londoño de la Cuesta) en Guatapé, revisando las instalaciones de la hidroeléctrica. Y siguió dando declaraciones públicas sobre la situación eléctrica, negando que pudiera venir un apagón, y Santos nunca lo desmintió.
Menos de 48 horas después de esa visita, el Presidente anunció que le había aceptado la renuncia.
En ese lapso el procurador Alejandro Ordóñez se había metido con el ya debilitado ministro. Aunque la salida de González se rumoraba hace más de una semana entre miembros del gabinete.
La despedida
Ordóñez abrió una investigación contra González para determinar si el Ministro tuvo injerencia o influencia indebida en los contratos que firmó la encuestadora Connecta, que encabeza su esposa, con varias entidades del Gobierno.
Connecta nació en 2009 con cuatro accionistas: González, su esposa Angela Baena, su cuñada Liliana Baena y María Josefina Sierra Baena. En la campaña presidencial de 2009 - 2010, Connecta fue la encuestadora de la campaña de Santos, y tuvo el éxito de ser la única que mostró que la Ola Verde se iba a desinflar, lo que le dio credenciales en el mercado cuatro años antes de que Tomás fuera ministro.
En 2010, días antes de ser nombrado viceministro, González le vendió su participación a su concuñado Michael Greiffenstein.
Como reveló inicialmente el militante uribista Andrés Felipe Arcos, Connecta firmó contratos para hacer encuestas sobre la percepción del proceso de paz con el Fondo para la Paz, que maneja desde Palacio María Inés Restrepo, por 5.246 en 2014 y 2015. Además, firmó otros con el Ministerio de Educación por 350 millones de pesos.
Aunque González no tenía relación directa con al empresa, y consultó en la secretaría jurídica de Palacio si había alguna inhabilidad antes de que se firmaran los contratos, después de que esa información salió a la luz en enero de este año, terminó duramente criticado.
Con la información de prensa, la Procuraduría ya le había abierto una indagación preliminar el 19 de febrero, lo que tenía al ministro aún más débil. Y en tan solo dos semanas pasó a la etapa siguiente, la investigación formal.
Encima, las otras áreas de su sector entraron en crisis.
Los otros nubarrones
Aunque la gestión de González es bien vista por muchos mineros porque conoce el sector (fue gerente de asuntos externos de British Petroleum Colombia) y es un funcionario reconocido por su compromiso, la situación del sector es muy negativa.
En hidrocarburos, es conocida la crisis que atraviesan muchas empresas privadas, encabezadas por Pacific, por cuenta especialmente de la caída del precio del petróleo en el mundo entero. A pesar de que fue ministro cuando la producción petrolera del país logró sobrepasar el millón de barriles por primera vez, esa cifra cayó este año a poco más de 900 mil barriles.
Y Ecopetrol anunció ayer que el año pasado arrojó pérdidas por 3,9 billones de pesos a pesar de haber recortado 2,8 en gastos, y que no va a girar dividendos.
Por el lado minero, la situación no era mejor. Por un lado, el conflicto entre el Ministro y la directora de la Agencia Nacional Minera Natalia Gutiérrez, que finalmente provocó su salida hace unos meses, había causado incertidumbre en un sector ya golpeado por la caída de los precios internacionales de los minerales.
Y a esto se sumó el fallo de la Corte Constitucional sobre la prohibición de la minería en páramos, el reconocimiento que hizo de que los municipios pueden prohibir la minería via popular y la quitada de dientes a los Pines, que cayó mal en muchas de las empresas del sector que ya están golpeadas por los bajos precios de sus productos
Como contó Semana ayer, las grandes mineras de carbón están en mala situación económica y Cerrejón está cerca de una huelga que le daría otro golpe.
En algunos casos la situación puede ser aún más crítica: La Silla supo que Cerro Matoso, una de las 10 empresas más importantes del sector, está discutiendo si cerrar la operación porque está perdiendo millones de dólares al año.
Además de su permanente roce con políticos cordobeses como David Barguil y con entidades como la Contraloría General, y del litigio que tiene por las regalías que debía haber pagado en el pasado (que va ganando pero no se ha cerrado), el precio del ferroníquel ha bajado en un año de alrededor de 6 a 4 dólares por libra.
Con un sector tan golpeado por asuntos que en realidad poco tienen que ver con él, González estaba débil también por este flanco, lo que lo dejó sin oxígeno.
Además, aunque al nombrarlo como ministro Santos lo presentó como ficha conservadora, González llegó al ministerio por su conocimiento del sector y porque es (o era) cercano al Presidente. Su salida, entonces, no golpea a ninguna bancada en el Congreso, por lo que el Presidente no asume un costo político al sacrificarlo por ese lado.
En cambio, le sirve a Santos para tener a quien señalar como culpable una vez se hagan efectivos los cortes de energía, como ya hizo hoy al anunciar la salida.
Sin embargo, el sacrificio de González puede pasarle cuentas de cobro al Presidente.
El costo
Una, porque el sector que jalonó la economía en su primer gobierno y que más impulsó las cifras de inversión extranjera (tan importantes para las cuentas internacionales del país) sumará su sexto ministro en solo seis años, una muy mala señal para las empresas mineras y petroleras.
Ahora quedará en interinidad con María Lorena Gutiérrez a cargo. Aunque la ministra de la Presidencia cuenta con gran credibilidad entre los empresarios, ella ya es responsable de la mitad de los temas de ese gobierno y no podrá encargarse de los múltiples temas del sector.
Y otra, porque seguramente posterga la oportunidad para hacer una crisis ministerial en la que reconfigure sus apoyos y la Unidad por la Paz en el Congreso y eventualmente le de entrada a sectores de izquierda al gabinete..
Pero, sobre todo, porque salir de González no aleja un milímetro la posibilidad de que haya racionamientos y se queda sin un ministro experto en energía justo cuando el país camina sobre el filo de la navaja de un apagón.