Tres alcaldes 'quijotescos' que deben gobernar contra las mafias
El primero de noviembre, el voto de los ciudadanos revivió la esperanza en la política al salir elegidos algunos mandatarios en contra de los pronósticos, de las clases políticas oscuras e incluso de las mafias que derrotaron. Pero hoy, a dos semanas de su posesión, estos nuevos alcaldes comienzan a enfrentar lo que será su administración: concejos en oposición y contralores y personeros con una historia de persecución hacia los nuevos mandatarios o que obedecen a sus rivales políticos, varios de ellos al margen de la Ley.
Tres de los casos esperanzadores: Carlos Caicedo, Alcalde de Santa Marta; Marcelo Torres, Alcalde de Magangué y Bartolo Valencia, Alcalde de Buenaventura ya sufrieron las primeras consecuencias de haber sido elegidos con el apoyo popular en contra de los políticos corruptos y por eso trazaron sus propias estrategias para poder gobernar a pesar del tamaño de los enemigos que enfrentan.
En Santa Marta, Carlos Caicedo fue elegido sin el apoyo de ninguno de los concejales electos, ni siquiera de los que aspiraron por el Partido Liberal que le dio su aval. A pesar de que públicamente dijeron que obedecían la decisión de su partido, en la práctica no cumplieron.
En la primera sesión del Concejo, el alcalde Caicedo se llevó la primera sorpresa. Supuestamente había una mayoría de concejales que lo iba a acompañar en su Gobierno y los liberales pretendían obtener la mesa directiva, pero a la hora de la votación esto no fue así y el conservador Nelson Calderón se quedó con la Presidencia. Esa elección dejó a la vista que tendrá la oposición de doce concejales frente a siete que decidieron acompañar a Caicedo.
Pero el golpe más fuerte fue la elección del Contralor Municipal. Con esas mismas mayorías, el Concejo eligió como Contralor a Horacio de Jesús Escobar, quien obtuvo once votos a favor.
El nuevo funcionario es cercano a los intereses de grupos políticos mafiosos y específicamente a algunos de los políticos que hoy están presos en La Picota. Es parte de la familia Campo Escobar cuyo jefe del clan, Alfonso Campo Escobar, fue condenado a seis años de prisión por sus nexos con los paramilitares, y es cercano al ex gobernador Trino Luna, condenado por parapolítica. Y como funcionario de la Contraloría departamental, Escobar fue el encargado de orientar la investigación en contra de Carlos Caicedo cuando era rector de la Universidad del Magdalena. Esa investigación fiscal fue orquestada por Trino Luna cuando fue Gobernador del Magdalena. Estas denuncias se hicieron paralelamente con la investigación penal, por la cual Caicedo fue absuelto y se demostró que había sido un montaje de los parapolíticos de la región.
La respuesta de Caicedo a la oposición anunciada por los concejales fue determinante y por eso implementará un modelo de presupuesto participativo. Es decir, será la comunidad la que decida el destino del presupuesto. El presupuesto de Santa Marta se dividirá en un 50 por ciento para los proyectos de ciudad y la otra mitad para obras con impacto en las comunas. Y todo ese presupuesto será definido por la comunidad a través de asambleas ciudadanas. Una vez la ciudadanía decida los proyectos que considera prioritarios, el Presupuesto pasará al Concejo y allí los concejales decidirán si acompañan o no la decisión de la comunidad.
Y para hacer frente a la persecución que podría darse desde la Contraloría, el Alcalde ha dispuesto que se hagan diferentes tipos de veeduría a su administración y él, por su parte, realizará rendiciones de cuenta que no dejen ninguna duda sobre sus decisiones.
Marcelo Torres fue elegido por el Partido Verde en un municipio dominado durante décadas por el paramilitarismo, la mafia y la corrupción. En Magangué siempre ha mandado Enilce López, la empresaria del chance conocida como “La Gata” y quien está pagando una condena en casa por cárcel por sus vínculos con el paramilitarismo. Torres le ganó al candidato de “La Gata”.
Contra Marcelo Torres se está montando "una especie de cacería política y una operación de acoso sin piedad", anunció el periódico local El Comunicador cuando apenas Torres se iba a posesionar y se anunciaban las coaliciones en el nuevo Concejo.
Cuando tomó posesión de su cargo, la primera denuncia que hizo fue que el edificio de la Alcaldía parecía abandonado hace más de una década. "Lo saquearon antes de mi posesión", dijo el mandatario en twitter, al tiempo que contó que se llevaron los baños, los computadores, los escritorios y hasta los aires acondicionados.
Pero lo peor estaba por venir. En Magangué es vox populi que “La Gata” está financiando a los concejales para que se mantengan en la oposición y con ello logró la mayoría que eligió mesa directiva. Nueve concejales decidieron que la mesa directiva será liderada por Álvaro Echeverría, del PIN, las vicepresidencias quedaron en manos del MIO y en la secretaría se quedó La U. Todos los miembros de la mesa directiva hacen parte del grupo La Esperanza de un Pueblo conformado por el PIN, el MIO, La U y parte de Cambio Radical. Este es el grupo de “La Gata”.
Esa mayoría eligió como nuevo Personero a Giovanni Urrea, un abogado cercano a “La Gata” porque no fue posible elegir al abogado personal de la empresaria y que era su primer candidato, pues tenía una inhabilidad.
Al cargo se presentaron 11 aspirantes pero solo un par llenaban los requisitos. Lo que se dice en el pueblo es que “La Gata” les pagó para que se postularan y para que así la elección pareciera democrática.
El primer paso del nuevo Alcalde fue lograr apoyo nacional para poder gobernar. Y lo logró muy pronto. El presidente Juan Manuel Santos visitó el municipio la semana pasada y le dijo a Marcelo Torres “usted no está solo señor Alcalde”.
Torres dice que su estrategia será gobernar “de cara al pueblo” que lo eligió. Y por eso su lema de Gobierno es “Magangué ahora sí tiene doliente”.
El propósito de Torres es gobernar para volver a subir de categoría al municipio. Hace una década tenía categoría dos y hoy tiene categoría seis, es decir que recibe menos inversión y le falta muy poco para perder la categoría de municipio. Para eso va a sentarse con los diferentes sectores de la sociedad para debatir los proyectos que le convienen a la población.
Y el primer paso será declarar una Emergencia Social para poder atender directamente a los cientos de familias pobres que requieren asistencia. Con esta declaratoria de un estado de excepción, el Alcalde podrá disponer del gasto y podrá tener más autonomía en el manejo presupuestal y en la atención prioritaria que requiere el municipio.
El nuevo alcalde de Buenaventura es Bartolo Valencia, un liberal que le hizo oposición de frente al ex senador Juan Carlos Martínez quien aun desde la cárcel manejaba a su antojo el municipio. Durante los últimos ocho años había puesto el alcalde en el puerto.
A pesar de su derrota electoral, esa fuerza de Martínez no desapareció y al contrario fue predominante en la elección de las directivas del Concejo y de los organismos de control.
Lo que un funcionario de la administración le dijo a La Silla Vacía es que el parapolítico no solo quiere impedir una buena gestión del Alcalde sino que al 'poner' a los encargados de los organismos de control garantiza que el pasado de los mandatarios que él ayudó a elegir quede limpio.
Como nuevo presidente del Concejo de Buenaventura fue elegido Timoteo Ruiz Manyoma, que es del partido Conservador y opositor público de Bartolo Valencia. Es un concejal de vieja data y el nuevo alcalde lo ha criticado diciendo que es el concejal con menos productividad en toda la historia del Concejo.
La coalición mayoritaria logró incluso el acompañamiento de los concejales jóvenes que hicieron campaña como supuestos representantes de la renovación. Solo tres concejales quedaron acompañando al alcalde actual. Incluso dos de Cambio Radical, que fue el partido que le dio el aval al contendor Héctor Copete, hoy secretario de Planeación de la Gobernación del Valle, apoyaron a Valencia.
La nueva contralora es de la bancada del MIO, Rosa Felisa Gongora, ficha de Martínez, según varias fuentes le confirmaron a La Silla Vacía. La elección fue reñida porque el voto fue público por petición de los concejales del PIN -también cercanos a Martínez- que querían garantizar que nadie se “volteara”. Esto hizo que se demorara una hora la votación en la que estuvieron presentes los congresistas del PIN, entre ellos Heriberto Escobar, y Heriberto Arrechea, del MIO. Al final el resultado fue doce contra siete.
El primer paso de Valencia fue enfrentarse al Concejo. El día de la posesión no asistió al recinto del Concejo y luego les envió el mensaje de que no se dejaran dominar por los que llamó “intereses mezquinos” de quienes no quieren trabajar del lado de la administración y por el bienestar de la comunidad. “No me dejaré condicionar, presionar, chantajear ni intimidar por quienes no tienen ningún compromiso serio por la ciudad y por su gente distinto a sumirla en la miseria”, decía el mensaje que les envío a los concejales a través de una alocución.