Una investigación de la Universidad de los Andes concluyó que sembrar árboles en un sector hace que ahí caigan las cifras de hurtos. Además, ese efecto se contagia a manzanas vecinas y se mantiene al menos por seis meses.
Tres razones para sembrar árboles en Bogotá
Desde principios de febrero, los vecinos vienen denunciando una tala masiva de árboles en el separador de la calle 100 entre carreras 7 y 9, y en el de la carrera 7 entre calles 99 y 102, zona donde la constructora Aldea Proyectos está construyendo la megaobra El Pedregal.
Más allá de los efectos urbanísticos y ambientales, un reciente estudio de la Universidad de Los Andes indica que talar árboles también podría aumentar los índices de criminalidad en la zona.
La investigación la realizaron los profesores Fernando Carriazo y Jorge Tovar, de la Facultad de Economía. Se titula “Arborización y crimen urbano en Bogotá” y es la primera sobre el tema en países emergentes.
Corroboró resultados de algunos estudios realizados en países desarrollados que demuestran que a mayor número de árboles sembrados menor número de hurtos a personas.
La medición abarcó el período comprendido entre el primer trimestre del 2008 y el primer trimestre del 2014 y se llevó a cabo utilizando la información mensual de árboles plantados y retirados en Bogotá proporcionada por el Jardín Botánico, así como el número mensual de hurtos a personas reportados por la Policía Nacional.
Los investigadores dividieron el área urbana de Bogotá en 42.596 bloques de 100 metros cuadrados, número similar a las manzanas que hay en la ciudad.
Realizaron dos ejercicios diferentes para obtener resultados más certeros, controlando variables (es decir, congelándolas en la ecuación para que no alteraran los resultados) como la cercanía de una manzana determinada a un CAI, a estaciones de Transmilenio, a hoteles, y otras estructuras, bajo la premisa de que a mayor movimiento urbano en una manzana, mayor número de hurtos.
El primer ejercicio analizó el comportamiento de los hurtos durante el trimestre siguiente a la siembra (impacto directo), en las 6.590 manzanas en las que se plantaron árboles durante el período estudiado. Para tener un punto de referencia, compararon los resultados con el promedio de atracos registrados durante todo el período de estudio, así como con las cifras del tercer trimestre del 2013, en el que más hurtos se registraron.
El segundo ejercicio estudió las 42.596 manzanas, revisando el promedio de hurtos durante los seis años de estudio y el promedio de siembra de árboles en cada una. Esto permitió además entender los efectos que tiene, en la criminalidad de una manzana, sembrar árboles en las manzanas aledañas.
A partir de esos dos ejercicios, la investigación arrojó tres grandes conclusiones, que también son razones para sembrar más árboles en Bogotá:
Impacto directo: a más árboles, menos robos
La principal conclusión del estudio es que, estadísticamente y con un escaso margen de error, sembrar árboles en un área hace que caigan las cifras de hurtos en ese lugar (la llamada correlación negativa).
Un aumento del 10 por ciento en el número de árboles sembrados en las 6.590 manzanas en las que hubo arborización en el periodo de estudio, implicó una reducción de 1,34 hurtos por manzana por trimestre. Por eso, solo en esas 6.590 manzanas se evitarían, aproximadamente, 8.831 hurtos por trimestre.
Efecto contagio: a más árboles en las manzanas vecinas, menos hurtos en mi manzana
La segunda conclusión es que el impacto directo se contagia y la criminalidad en una manzana se ve afectada por la siembra de árboles en las manzanas aledañas.
Los hurtos en una manzana disminuyen en 0,173 por ciento (143 casos de los 82.738 hurtos reportados) con un incremento del diez por ciento en la siembra de árboles en las manzana vecinas.
La disminución de los hurtos se mantiene en el tiempo
El efecto de la siembra de árboles no se limita al período inmediatamente siguiente a cuando se hizo esa tarea, sino que se puede extender incluso por seis meses más, al cabo de los cuales pareciera estancarse.
Las razones detrás: La explicación de esta relación entre árboles y hurtos tiene que ver con dos cosas.
De una parte con una teoría vinculada a la de las ventanas rotas, que dice que las zonas cuidadas tienen menores índices delincuenciales. En este caso la presencia de árboles y su buen mantenimiento envía el mensaje de que la zona es vigilada por los vecinos, lo que para los delincuentes aumenta la percepción del riesgo de ser atrapados.
De otro lado, desde una perspectiva psicológica, un entorno de árboles produce sensación de tranquilidad, y eso tiene “un efecto restaurador psicológico” que previene los comportamientos violentos.
Por todo eso, el estudio reseñado recomienda extender el proceso de arborización a más manzanas, especialmente a las que tienen mayores niveles de inseguridad, para que el efecto disuasorio se multiplique.
Hoy las zonas del norte y el oriente tienen una buena tasa de árboles, mientras que a lo largo de la Avenida Caracas, especialmente en las localidades de Santa Fe, Candelaria y Mártires, y en Fontibón y Bosa, su presencia es baja.
Vea aquí un video sobre este tema.