Hoy se clausura en Bogotá la tercera Asamblea Concordia de las Américas, encuentro de una fundación que viene tomando vuelo en Colombia de la mano de Álvaro Uribe.
Una Concordia sin partido pero hacia la derecha
Anoche, en un salón del hotel Gran Hyatt de Bogotá, cerró el primer día de la tercera Asamblea Concordia Américas. Pero no de cualquier forma: era un auditorio lleno con unas 700 personas y con una mesa en la que estaban sentados el expresidente Álvaro Uribe, el embajador de Juan Guaidó para Colombia y el Grupo de Lima, Julio Borges, y el director ejecutivo de la fundación para el Progreso (un centro de pensamiento chileno pro mercado) Axel Kaiser.
Este panel, al que conectaron por videoconferencia a la líder opositora venezolana María Corina Machado, fue el cierre de una ajetreada jornada en la que desfilaron por pasillos y salones del hotel medio gabinete de Colombia, dos secretarios y un subsecretario de estado de Estados Unidos, empresarios y presidentes de fundaciones y congresistas colombianos y norteamericanos.
Lograr un encuentro de ese nivel no es sencillo, y la historia de lo que se habla y quién lo impulsa es una muestra de la fuerza de una visión pro mercado con la que se identifican políticos colombianos tan visibles como el expresidente Andrés Pastrana, el presidente Iván Duque o Uribe.
Justamente él lo recordó, cuando inició su intervención con estas palabras: “El presidente Bush y yo tuvimos el honor de inaugurar un foro en 2011, ellos eran muy niños, quiero hacerles un homenaje y de corazón agradecerles que hayan hecho el esfuerzo de traer Concordia a Colombia”.
Los “niños” a los que hacía referencia eran Matthew Swift y Nick Logothetis que, en 2011 y con menos de 25 años, crearon Concordia con la idea de poner a conversar empresarios y funcionarios de Estados Unidos.
El primer foro tuvo algo así como 100 asistentes, nos contó Swift, con la idea de conectar a los empresarios con el gobierno para discutir temas de desarrollo económico y social, y ser facilitador de alianzas público-privadas, en un principio para "combatir el extremismo", pero se ha ido ampliando a temas económicos.
Por eso, además de las conferencias y paneles como el de anoche -que se hicieron ayer y hoy de 9 de la mañana a 7 de la noche en el Gran Salón- hay otros encuentros menos visibles en paralelo, que son parte de la metodología de las cumbres de Concordia.
Los encuentros
En la Cumbre se hicieron públicos encuentros entre los gobiernos Duque y Trump.
Por ejemplo, después de la inauguración que lideró el presidente Iván Duque, él y el presidente de Usaid, Mark Green, renovaron un convenio por 160 millones de dólares para atender la migración venezolana. La Ministra de Energía, María Fernanda Suárez, también se encontró con su homólogo de Estados Unidos, Rick Perry, y firmó con él un memorando de entendimiento para cooperación en temas de energía.
Duque también se reunió con el senador republicano Rick Scott para hablar de erradicación de cultivos ilícitos, un tema que marca la agenda bilateral.
En un salón más pequeño, delegados de las Naciones Unidas, la WWF y la empresa Mutual Empathy lanzaron ante no más de 20 personas de alto perfil, como directivos de las fundaciones del Grupo Bolívar, una iniciativa para impulsar y focalizar la financiación que hacen las empresas para conservación ambiental.
Y es que, más allá de las alianzas formales, en la Cumbre se promovieron diálogos privados y públicos entre empresarios y sector público. De hecho la de WWF fue una alianza que se empezó a cocinar en la Cumbre Mundial de Concordia en Nueva York el año pasado.
Al lado de la gran sala de conferencias, abierta a todos los que se inscriban, hay un salón más pequeño para hacer mesas de discusión de entre nueve y trece personas. Este salón también es abierto.
También hay cuatro salones más pequeños, en este caso en el segundo piso del hotel, donde empresarios, académicos y funcionarios conversaban por 20 minutos con empresarios. En estas mesas privadas estuvieron ayer, entre otros, la Ministra de Trabajo, Alicia Arango, el directivo de Continental Gold, Leon Teicher, y el Director del BID, Luis Alberto Moreno.
Uno de los organizadores nos comentó que con eso intentan conectar empresarios con conferencistas e invitados. Por ejemplo, si un empresario o el representante de una fundación les pide una reunión con el Canciller (que estaba ayer en el segundo piso), tratan de ponerlos en contacto, o con alguien de su equipo, y de encontrar un espacio para que se reúnan.
Por eso, ayer cerca de 60 personas de logística -entre el equipo de Concordia y el de Fenalco, uno de los aliados de la Cumbre en Colombia-, estaban moviendo estas agendas.
Detrás de toda esta logística está una noción de desarrollo basada en la creación y crecimiento de las empresas, justamente la visión con la que Álvaro Uribe presentó un proyecto de ley hoy, y que explica su importancia para Concordia, que en parte decidió enfocar su expansión en América Latina por él.
El padrino
Después de la primera Cumbre de Concordia en Nueva York, el expresidente Uribe invitó a Swift y a Logothetis Colombia. “Nos encantó el país”, nos dijo Swift, que además cuenta que les dio curiosidad porque trabajaban con varios colombianos.
De hecho, en 2013 Swift se llevó como segunda al mando a María Paula Correa (hoy Secretaria Privada de Duque) como Directora Senior de Compromiso Estratégico de la Fundación. Correa venía de ser cónsul en Nueva York nombrada por Uribe, como parte del kínder de la poderosa secretaria de Uribe, Alicia Arango (hoy Ministra de Trabajo).
Uribe hace parte del consejo de líderes de la fundación, en el que también participa el expresidente Pastrana. Swift dice que estar en ese consejo equivale a ser asesor, y nos dijo que Uribe suele sugerir temas para tratar en las asambleas y conferencias.
Pese a la cercanía que viene desde 2011, la llegada a Colombia se tardó unos años. Hicieron una primera Asamblea Concordia de Las Américas (las anteriores fueron mundiales) en Miami en 2017, para hablar de temas económicos de la región, pero también puntuales de Venezuela y Cuba.
Ese año se empezaron expandir por fuera de Estados Unidos. Hicieron en junio una Asamblea Europea en Atenas, donde Uribe fue invitado de honor y tuvo una participación muy sonada en la que se fue lanza en ristre contra el Gobierno de Juan Manuel Santos, con una cascada de críticas que chequeamos.
A Bogotá se trajeron la segunda Asamblea de las Américas el año pasado en alianza con el Instituto de Ciencia Política Hernán Echavarría Olózaga, Fenalco, Noticias RCN y NTN24, todos caracterizados por sus posturas pro empresariales.
También son cercanos a Duque, al punto que en su más reciente viaje a Washington, en marzo, la fundación hizo una cena en su honor. En ella hablaron Swift, Logothetis y Morgan Ortagus, analista en seguridad y comentarista de Fox News a quien Mike Pompeo nombró en abril como vocera del Departamento de Estado.
En la cena, para presentar a Duque publicaron un comunicado en el que resaltaban que en seis meses bajo su mandato Colombia “está bien encaminado para entrar a un periodo de transformación, avance y oportunidad”.
Los temas de la Asamblea de Bogotá también están alineados con la agenda de Duque, pues hay páneles sobre economía naranja, infraestructura, energía, alianzas públicas privadas y Venezuela, que como registraron varios medios fue el punto central del lunes.
Hacia la derecha
Ayer en el foro preguntamos a seis asistentes si identificaban a Concordia con un punto en el espectro político, y todos nos dijeron lo ven como un centro de pensamiento alineado con la derecha y con vínculos con el partido republicano.
“Es como un Clinton Initiative (una fundación similar liderado por la demócrata familia Clinton) pero hacia la derecha”, nos dijo uno de los asistentes.
Para Swift la fundación trabaja con los Gobiernos en ejercicio, por lo que cuando hay presidentes de derecha trabajan con ellos, por lo que entiende que algunos puedan ver a la fundación inclinada a este lado.
No solo trabajan con ellos: para la Asamblea de Europa de 2017 trabajaron con el Primer Ministro de Grecia, Alexis Tsipras, que es de izquierda; en la Cumbre de Bogotá tenían entre los panelistas las representantes verdes Catalina Ortiz y Juanita Goebertus, o la senadora Demócrata Debbie Wasserman; y el año pasado uno de los oradores principales fue el exvicepresidente demócrata, John Biden.
De hecho, Concordia dice que no es partidista y recuerda que entre sus socios hay organizaciones de tendencia demócrata como Open Society (que ha financiado a La Silla Vacía) y la Clinton Foundation, cuyo programa de diálogos para América Latina absorbió Concordia en 2017.
Swift dice que, de hecho, el crecimiento de Concordia en los últimos dos años se explica por no ser partidista. “¿Dónde más puedes ver una conferencia de Open Society sobre migración, seguida de una charla de Ivanka Trump, en un mismo escenario?”, argumenta.
Quizás la percepción se debe a su agenda, que se enfoca en oportunidades de desarrollo económico, usualmente a partir del mercado. Algo semejante a la visión de Duque, que él mismo explicó en su discurso de ayer en la asamblea:
“El emprendimiento, desde el pequeño famiempresario, que empieza un negocio, para subsistir, hasta el que se ha consolidado como una gran empresa, es el mejor vehículo para la generación de prosperidad en una sociedad”, dijo. “Poner el emprendimiento en el centro de la discusión del desarrollo es fundamental porque solamente los países que tienen cultura emprendedora son capaces de derrotar la pobreza.”
Justamente con Duque en la Presidencia, Concordia dobló su apuesta en Colombia. En febrero abrieron su oficina en Bogotá con tres personas a cargo de Juliana Márquez, que fue asesora de la Agencia Nacional de Infraestructura en el Gobierno Santos, y fue edil de Chapinero (Bogotá) por Cambio Radical entre 2012 y 2014.
Swift nos dijo que a Colombia hay que prestarle atención y por eso quieren seguir creciendo acá orgánicamente, no solo con Asambleas sino con un equipo que le haga seguimiento a los acuerdos público-privados que se hagan en ellas, y promoviendo diálogos entre personas de distintos espectros políticos.
Pero además de los diálogos y las alianzas, Concordia termina poniendo en el centro de la agenda nacional los temas económicos y empresariales claves de Estados Unidos para Colombia.