Una familia dividida por el acuerdo de paz

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En medio de la refrendación de los acuerdos en el Senado, se oyeron dos discursos radicalmente diferentes sobre una misma tragedia: el de Yolanda Pinto y el de Sofía Gaviria. 

La semana pasada, en medio de la refrendación de los acuerdos en el Senado, se oyeron dos discursos radicalmente diferentes sobre una misma tragedia.

Al mediodía habló la abogada y ex senadora Yolanda Pinto, la segunda esposa de Guillermo Gaviria Correa, que fue secuestrado por las Farc en 2002, mientras protestaba en una Marcha de la No Violencia y un año después, lo mataron. Casi al final de la noche, también habló la senadora liberal Sofía Gaviria, hermana de Guillermo.

Yolanda iba en representación de las víctimas por el Sí y su discurso giró en torno a que todas las víctimas, tanto las del Sí como las del No, tenían derecho a exigir verdad y el acuerdo era una ventana para hacerlo.

Sofía, en cambio, dijo que desde el principio el Acuerdo no contempló a las “víctimas empoderadas de las Farc”, recordó su drama familiar y dijo tener la esperanza de que con la renegociación iba quedar un mejor acuerdo, que según ella, no quedó.

Esa diferencia de opiniones muestra que dentro de la familia Gaviria Correa, como en muchas familias colombianas, la discusión del proceso de paz no ha sido un tema fácil. De hecho, es un debate que evitan y que solo una vez tocaron a fondo.

La decisión

En la familia Gaviria Correa hay una regla tácita: del acuerdo de paz no se habla a menos que toque.

Nadie pone el tema ni en los almuerzos, ni en las pocas veces que se ven. La única vez que sí lo hicieron fue cuando enterraron al papá de la casa, el ingeniero antioqueño Guillermo Gaviria Echeverri, en septiembre de 2014.

Un día después del entierro de Guillermo, en Medellín, su esposa, doña Adela Correa y sus hijos Sofía, Aníbal, Irene, Adelaida, Jorge Julián, León Toné y Pedro Sergio  se sentaron a hablar sobre el acuerdo de paz entre el Gobierno y las Farc. A esa reunión también fue Yolanda Pinto.

Querían hablarlo porque justo por esos días habían comenzado los viajes de las delegaciones de víctimas a La Habana y dentro de la familia sintieron que tocaba tomar una decisión porque los nombres de algunos, sobre todo Sofía y Aníbal, el exalcalde de Medellín, que son los más conocidos en el mundo político, sonaron para ir.

“En la familia, y ahí no está incluida Yolanda, tomamos la decisión de que se delegaba a Sofía para asumir la vocería de todos nosotros”, dijo a La Silla Irene Gaviria, directora del periódico El Mundo, el diario de toda la vida de una fundación de la familia. “Esa decisión la tomamos todos”, dijo.

“Ella ha defendido la causa de las víctimas de las Farc, ha liderado la Federación de Víctimas y es la que habla en nombre de las víctimas empoderadas”, agregó.

Decidieron también que cada quien era libre de opinar lo que quisiera sobre el proceso y que eso no tenía por qué afectar a la familia.

Justo en ese encuentro, Yolanda les contó a todos que a ella la habían invitado a ir a La Habana y que estaba pensando si ir o no.

“Les conté que yo estaba invitada y la verdad no fui por evitarme un problema y por no hacer públicas unas diferencias de familia”, le dijo a La Silla Yolanda.

“Hoy me arrepiento de no haber ido, la verdad. Era importante ir y decirle a ellos lo que yo pensaba”, agregó.

Según Yolanda, la diferencia entre ella y los hermanos de Guillermo es que: “Ellos están convencidos que lo de él fue un crimen de lesa humanidad. Yo creo que llegó el momento de perdonar. Llevamos 52 años buscando eliminarnos”.

Para Sofía Gaviria, con quien también habló La Silla: “Ni filosófica ni éticamente la consideramos parte de nuestra familia, pero respetamos sus opiniones”.

“Nosotros, con mis hermanos, tomamos la decisión de que nadie iba porque es que yo francamente nunca he entendido el sentido de una reunión privada entre las víctimas y los victimarios. Que ellos digan lo que hicieron en público sí tiene un sentido”, añadió.

Sobre la relación entre Yolanda y los hermanos Gaviria, ambos lados coinciden en que se respetan, pero no hay mayor comunicación.

Por eso cuando les llegó la hora de tomar una decisión sobre el plebiscito, ni siquiera sin reunirse para hablarlo, respetaron la regla de proteger a la familia y que cada quien votara como quisiera.

El plebiscito

“En la casa no se pregunta quién votó por quién o por qué. Mi papá nos enseñó a crecer en un ambiente liberal y cada quien piensa lo que quiera”, nos dijo Sofía.

Ella nunca reveló su voto durante el plebiscito y escribió columnas defendiendo su derecho a mantenerlo secreto.

Su hermano, el exalcalde de Medellín Aníbal Gaviria, duró varios días sin decir por cual lado se iba, y unos días antes dijo que se iba por el.

De hecho, Irene, su hermana, la directora de El Mundo, le cedió su editorial para que él explicara la razón de su voto a pesar de que ella votó No y lo explicó también en el mismo espacio en el periódico

“Cuando yo vi que Aníbal salió a decir que votaría por el Sí, yo hablé con él y le dije que respetaba profundamente su decisión y que le cedía el editorial. Él me dijo que le pareció un gesto muy lindo. Al otro día yo salí diciendo por qué No.”, dijo Irene a La Silla. “Entre nosotros siempre va primero el respeto”.

Los demás hermanos, no se metieron tan a fondo en ese debate. Adelaida porque vive por fuera del país y Jorge Julián, León Toné y Pedro Sergio porque siempre han trabajado en las empresas de la familia y no en el sector público.

Doña Adela, la mamá de todos, según le dijo Aníbal a La Silla: "estaba muy escéptica a la voluntad de paz de las Farc, mientras que mi posición es que hay que dejar de lado las estigmatizaciones, y eso nunca ha sido motivo de peleas ni con mis hermanas ni con mis hermanos". 

Con el acuerdo de paz refrendado en el Congreso los Gaviria Correa no se han vuelto a reunir como lo hicieron cuando su papá murió. Dicen que mantienen la regla de respetar a la familia por encima de cualquier cosa, que la tragedia de su hermano Guillermo los ha tocado a todos de forma distinta y que por eso cada forma de procesar ese dolor es respetable.

Así como los Gaviria Correa, hay miles de familias en Colombia a las que la polarización del proceso de paz se les metió en la sala. La implementación de los acuerdos seguramente será una prueba más para ellas.

 

 

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