Vargas oficializa su batalla por la derecha

Silla Cachaca

En marzo de este año el presidente Santos le dio la Cruz de Boyacá a Germán Vargas en reconocimiento a su labor como Vicepresidente.

Al no votar Cambio Radical la JEP, Vargas inaugura su estrategia electoral para arrancarle votos al uribismo a consta del Acuerdo con las Farc.

Anoche se aprobó en las comisiones primeras de Cámara y Senado con 32 de 54 votos la ley que reglamenta la Jurisdicción Especial de Paz (JEP).  Esta norma clave para la implementación del proceso de paz con las Farc pasó a su último debate sin los votos de los cinco congresistas de Cambio Radical, que estuvieron reunidos en el salón de al lado pendientes de la votación y fieles a la decisión de su jefe natural Germán Vargas de no votar la iniciativa del Gobierno.

De esta manera, quedó oficializado el portazo del ex Vicepresidente a la política de paz de Juan Manuel Santos, su salida del Gobierno, y la inauguración de su estrategia electoral para arrancarle votos al uribismo en la derecha con la idea de que si bien él no haría “trizas” el Acuerdo de Paz como el candidato de Uribe, sí sería el verdadero ‘tatequieto’ para impedir el avance político de los ex guerrilleros.

La pregunta es si lo que pueda ganar en votos de opinión de la derecha perfilándose como el hombre anti-Farc compensará lo que pueda perder en ‘maquinaria’ si Santos cumple su palabra de quitarles las cuotas burocráticas que tiene en el gobierno.

La estrategia

Contrario a lo que dijo la revista Semana este domingo en el sentido de que “Germán Vargas comienza a deslizarse hacia el uribismo”, según supo La Silla la estrategia del líder de Cambio Radical no es acercarse al uribismo sino, por el contrario, morderle al candidato de Uribe los votos de derecha para ser él el que pase a segunda vuelta.

El cálculo que hace la campaña vargasllerista es que si las Farc sacan más de 200 mil votos en las elecciones legislativas (la Farc ha dicho que va por el millón de votos movilizando abstencionistas), los colombianos se van a asustar tanto ante la posibilidad de que los ex guerrilleros acumulen poder, que buscarán el candidato que los pueda frenar. Y están convencidos de que Vargas tendría más credibilidad como un hombre de mano dura que cualquiera de los candidatos de Uribe.

Por eso, comenzaron desde ya con la propaganda en redes de la mesa de billar en el que Cambio Radical golpea y ‘mete al hueco’ a la bola que representa a las Farc.

Según dijo una fuente del partido a La Silla, el raciocinio que tienen es que si el tema de la campaña es la corrupción tienen poco juego pues con todas las alianzas que ha hecho Vargas con parapolíticos y otros de dudosa reputación -como ha contado La Silla- impiden que él enarbole esa bandera con credibilidad. Si el tema es educación o lo social, pierden pues no son su fuerte.

En cambio, si el tema es el miedo a las Farc, la personalidad de Vargas (con el coscorrón incluido) es rentable pues si algo ha hecho a lo largo de su trayectoria política es oponerse a la guerrilla, incluso arriesgando su vida.  

También le apuestan a que de aquí en adelante lo que habrá son discusiones sobre la implementación de los acuerdos, comenzando por las decisiones que tome la JEP, que de entrada serán polémicas. Incluso una buena parte del electorado que votó por el Sí en el plebiscito no le gustan las penas alternativas para los crímenes atroces de los guerrilleros como lo mostraron las encuestas hace un año.

Por último, en el círculo de Vargas ya era claro que ser identificados como santistas es un lastre.  De hecho, según le contó alguien de adentro, durante la recolección de firmas para Vargas, la pregunta más recurrente de los ciudadanos a los que les piden la rúbrica es: ¿es el candidato de Santos? Si responden que sí, no firman.

Además de todo lo anterior, Vargas Lleras genuinamente tiene varias objeciones a la JEP, comenzando por el riesgo que implica para empresarios que le dieron plata a los paramilitares bajo presión o que los del Secretariado puedan ir al Congreso antes de pagar sus penas (una posición en la que coincide con su rival Claudia López). Con lo cual, el portazo era aún más fácil.

“Si el Centro Democrático no define pronto una carta competitiva que marque diferencias con Vargas, el jefe de Cambio Radical podría llevarse una tajada de la coalición del ‘No’ lo suficientemente grande para pasar a segunda vuelta”, dice en su columna de El Heraldo el estratega político Francisco Miranda. “De hoy a mayo viene la batalla por la derecha”.

La debilidad de esta estrategia es que Vargas fue el segundo del gobierno durante toda la negociación con las Farc y no dijo ni mú públicamente frente a lo negociado y sí tuvo los beneficios burocráticos y mediáticos de estar al lado de Santos.

“Se separa tarde del Gobierno, ya nadie le va a creer”, dice el estratega político Carlos Suárez. “Se va quedar con ese pecado y arriesga a que le quiten las cuotas”.

 

Las cuotas

"Con lo que hizo hoy Cambio Radical se retira de la coalición”, dijo el ministro del Interior Guillermo Rivera al finalizar la votación antes de la medianoche. “No pueden hacerse a un lado en el proyecto más importante. Y debe tener consecuencias que son del fuero presidencial".

En palabras concretas, Rivera estaba anunciando (o ¿deseando?) que Cambio Radical perdería sus puestos en el gobierno, como lo esperan varios de los congresistas de la coalición con los que habló La Silla Vacía anoche.

La cuota más dura de perder para el vargasllerismo sería el Ministerio de Vivienda, por el presupuesto que maneja y la inauguración de casas que todavía tiene pendientes y que le recuerdan a la gente uno de los logros de Vargas.

Ese cargo lo ocupa Jaime Pumarejo, quien entró al gabinete en agosto, y es de la entraña del charismo, un ala clave dentro de Cambio Radical. Antes de llegar a Bogotá en Barranquilla era llamado el ‘vicealcalde’ de Alex Char, por la cercanía que tenía con el mandatario y el poder que ejercía en la Alcaldía .

Si eventualmente el presidente Santos saca a las cuotas de Cambio por no votar la JEP, además de Pumarejo saldrían otros funcionarios.

Cambio reclama como suyos la Agencia de Seguridad Vial en cabeza de Ricardo Galindo, (como cuota del senador Juan Carlos Restrepo); la red postal 472, dirigida por Adriana Barragán (en donde representantes vargaslleristas tendrían cuotas allí) y Bancoldex, cuyo presidente Mario Suárez fue concejal de Cambio.

Son cargos que si bien no dan votos, sí ofrecen puestos para amigos o aliados de los congresistas de la bancada.

El otro fortín, que es muy apreciado, es el ICBF, que dirige la charista Karen Abudinen.  Sin embargo, según le dijo una fuente del Gobierno a La Silla, es posible que su nombre no entre en esa lista porque “es recomendada de la Primera Dama”.

Tampoco entraría el superintendente de Industria y Comercio, Pablo Felipe Robledo (ex viceministro de Justicia de Vargas Lleras), porque su cargo no es de libre nombramiento y remoción, por lo que si acoge la solicitud de su partido debería presentar la renuncia.

Y está el ministro de Ambiente Luis Gilberto Murillo, que inicialmente fue nombrado como miembro de Cambio Radical pero, tres congresistas de la colectividad y un alto funcionario del Gobierno nos dijeron, por aparte, que ya no lo es. Según nos dijo uno de ellos, el propio Vargas Lleras pidió “su cabeza” hace pocas semanas ante el Presidente.  Los senadores Antonio Guerra y Carlos Motoa, como contamos, también pidieron en mayo (en medio de los paros en Chocó y Buenaventura) que saliera del Gobierno porque no los representaba.

Aunque el Ministro de Ambiente impulsó la candidatura de Luis Alfonso Escobar, ex gerente del Plan Pazcífico, para la lista al Senado de Cambio como una de las cuotas afro, según contó CMI el viernes, Murillo habría dicho que “no representa a Cambio Radical y que su único jefe es el Presidente”.  Por lo que su puesto en el Gobierno estaría fijo, si es que ya se fue de Cambio.

En conclusión, si no entra el ICBF dentro del ‘castigo’ del Presidente, el golpe burocrático para Cambio Radical a nivel nacional no sería tan alto. Sobre todo, dado que a estas alturas y a pocas semanas de que entre a regir la ley de garantías que prohíbe la contratación estatal durante elecciones la olla está raspada.

A nivel regional sí hay varios congresistas que se verían impactados si Santos los echa de la coalición.

Como hemos contado en nuestro especial de cuotas políticas en regiones Cambio Radical tiene fuerte presencia en el Sena, especialmente en Bolívar con la senadora Daira Galvis; en Santander con el senador Bernabé Celis; y en Magdalena con el representante a la Cámara Fabián Castillo.

Dado que no todos los de Cambio perderían por igual, hay una discusión interna en el partido de Vargas entre quienes creen que el Partido debería pedirle abiertamente a sus funcionarios que renuncien para “que se vea que la pelea no es por puestos, es por principios”, como le dijo un congresista vargasllerista a La Silla y quienes son menos entusiastas con esa idea.

Seguramente dejarán el balón en la cancha de Santos, que enfrentará el dilema de sumar a Vargas en la oposición y asumir la difícil tarea de buscar ministros competentes a nueve meses de dejar el Gobierno cuando su popularidad está en el piso y aún tiene que sacar adelante varios proyectos por fast track, o no cumplir su ultimátum de hace unas semanas y exponerse a un mayor chantaje de los partidos que están alineados con él.

Pero más allá de la decisión que tome Santos, que Vargas se haya decidido finalmente poner en contra del Acuerdo con las Farc es una mala noticia para el futuro del proceso de paz.

El futuro del Acuerdo

Aunque la idea que quieren transmitir en la campaña de Vargas es que a diferencia del uribismo él sí les reconoce a la Farc un estatus político (por eso está en la ‘mesa de juego’ de billar), solo que para derrotarlos en las urnas, al no votar la JEP Cambio Radical boicoteó el pilar clave para su transición de grupo armado a partido político.

En esa medida, su oposición al proceso de paz puede ser incluso más letal para el futuro de la implementación que el rechazo del uribismo pues, a diferencia del Centro Democrático, Vargas tiene influencia en grandes medios como Semana y El Tiempo, en columnistas muy leídos y entre poderosos empresarios y políticos que son claves para la exitosa reincorporación de los guerrilleros.  

Por eso anoche a la vez que se salvó la JEP en su primer debate, fue mucho lo que se perdió para el futuro del Acuerdo

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