Tres episodios recientes muestran que el ex Vicepresidente de Santos comienza a incidir en la agenda del gobierno uribista.
Vargas resucita con una agenda para Duque
Después de la debacle que tuvo Germán Vargas Lleras en la campaña presidencial de 2018, algunos lo dieron por muerto políticamente. Sin embargo, en el último mes, ha resucitado y con una agenda para el presidente Iván Duque.
Fue el Vicepresidente de Juan Manuel Santos y fue rival de Duque durante la campaña. Pero desde diciembre, el gobierno uribista y el líder natural de Cambio Radical comenzaron a acercarse con la reforma tributaria, en la que, como contamos ayer, el tributarista Santiago Pardo, miembro de la junta de Cambio Radical y amigo de Vargas, jugó un papel clave.
Pardo había elaborado el programa económico de Vargas a la Presidencia así como la propuesta de reforma tributaria que Cambio Radical presentó en el Congreso al tiempo con la primera de Duque y que nunca se discutió.
Sin embargo, lo que realmente le interesaba a Vargas terminó saliendo en la reforma tributaria de Duque que finalmente se aprobó en diciembre con las propuestas que había incluido Santiago Pardo.
Con los 16 votos que Cambio tiene en Senado y los 30 en Cámara, Duque logró salvar su reforma tributaria, en medio de un paro nacional que pedía tumbarla.
Después de eso, la alianza comenzó a cuajar en forma. Como también contó La Silla, el borrador de reforma a la justicia que el Ministerio de Justicia de Duque envió en enero a las Cortes para recibir sus comentarios, es la primera piedra de su acuerdo legislativo con Cambio Radical.
Es una versión reducida de la primera reforma a la justicia que impulsó infructuosamente Duque y tiene elementos de lo que en su momento propuso la senadora uribista Paloma Valencia, pero su mayor semejanza es al proyecto que presentó Cambio Radical con apoyo de la U y los liberales hace menos de un año, y que también formaba parte del programa de gobierno que defendió Vargas en campaña.
El último aire que le faltaba a Vargas para reposicionarse en el centro del poder fue el nombramiento la semana pasada de Fernando Ruiz en el ministerio de Salud, llenando la vacante que había dejado Juan Pablo Uribe, quien renunció en diciembre.
Ruiz es un médico cirujano que durante 23 años dirigió el Grupo de Política y Economía de la Salud del Centro de Proyectos para el Desarrollo (Cendex) de la Javeriana. Además de haber sido viceministro de Salud de Santos, fue quien le armó a Vargas Lleras el capítulo de salud de su programa presidencialpara su fallida aspiración de 2018.
El nombramiento de Ruiz no fue aplaudido con unanimidad por parte de la bancada de Senado de Cambio Radical porque sentían que era más un nombre de Vargas, y de la bancada de la Cámara, que del partido. Pero eso cambió.
Entre el miércoles, cuando fue la reunión de bancada de Cambio en la Cámara, y el jueves, que fue la reunión de bancada de los senadores, todos terminaron aceptando el nombramiento y sintiéndose representados, lo que le devuelve a Vargas parte de su liderazgo perdido al interior de su partido.
La mayoría de los congresistas de Cambio siempre han querido formar parte de la coalición del Gobierno. Sienten que para reelegirse necesitan resolver los problemas de sus representados en las regiones, y que para eso lo mejor es estar cerca a Duque. No solo para ocupar eventuales puestos, sino también para que sus ministros les resuelvan temas concretos.
“El acercamiento con el Gobierno permitirá que no vayamos a pelear cada vez que llegue una ley del Gobierno porque ahora todo va a estar concertado con Vargas”, le dijo a La Silla, el senador de Cambio Radical, Carlos Abraham Jiménez.
Tres congresistas con los que hablamos creen que burocráticamente es muy poco lo que pueda darles el MinSalud, que es técnico y no político, y que por esa razón el sentido de la alianza se centra en la agenda legislativa.
Fuera de que la agenda de Vargas terminará seguramente informando la reforma a la salud que eventualmente presente el Gobierno puesto que Ruiz fue el que elaboró su programa, el ex Vicepresidente también ha mostrado interés e ideas en la reforma a la consulta previa.
Muchos empresarios ven en esta exigencia de consultar previamente a las comunidades afro e indígenas afectadas por megaproyectos un gran cuello de botella para sacar adelante las obras. Y como para Duque quitarle las trabas al sector privado para que puedan producir es una prioridad, seguramente esta propuesta del plan de gobierno de Vargas también entrará en el paquete legislativo que el Presidente presente en marzo.
“Tienen coincidencia en muchos temas: reforzamiento de seguridad, en materia de justicia hay una identidad programática y ahí se pueden identificar”, le dijo a La Silla el senador valluno de Cambio, Carlos Fernando Motoa. “Vargas quiere seguir en las decisiones de país, seguir siendo responsable y que sus propuestas se sigan teniendo en cuenta y que tengan eco”.
La estrategia de Vargas Lleras a la Presidencia se basó en dos cosas: en aceitar con plata la maquinaria política en las regiones (que a la postre terminaron trabajándole a Duque cuando vieron que Vargas no despegaba en las encuestas) y en intentar demostrar en los debates y foros que tenía el programa de gobierno más sólido.
Era un programa en el que habían trabajado durante meses expertos de muchos sectores. Y es la agenda que ahora el ex Vicepresidente quiere compartir con el gobierno. Lo cual no es difícil pues están alineados ideológicamente en muchos aspectos y Duque ha demostrado no tener una agenda propia ambiciosa.
Aunque Vargas Lleras no ha vuelto a mencionar su deseo de llegar a la Casa de Nariño, uno de los congresistas de su bancada nos dijo que “el tema presidencial es algo que está ahí. Sí se mantiene un clima de diálogo con Duque se pueden abrir puertas con el sector de la derecha”.
Como es el deseo de otros, es posible que su cálculo también sea convertirse en el candidato que Álvaro Uribe termine impulsando para el 2022. Incluso si después de la debacle del 2018 ya desistió de ese deseo, en esta segunda vida política que ha ganado podrá volver realidad parte de la agenda con la que había soñado.