Hoy posiblemente se vote la reforma política. Aunque su futuro en general pinta fácil, es difícil que haya mayorías para que sobreviva su corazón.
La lista cerrada de Duque la tiene difícil en la Cámara
Anoche, en la plenaria de la Cámara de Representantes, la mayoría de congresistas estaba lista para votar contra el artículo de la reforma política que más ha defendido el presidente Iván Duque y que es el eje de su apuesta modernizante: que las listas a Congreso, Asamblea y concejos deban ser cerradas, sin voto preferente.
Duque tiene asegurados solo 59 de los 86 votos que necesita para aprobar ese cambio, una bandera por la que tuvo diferencias hasta con su jefe político, Álvaro Uribe, cuando éste abrió la lista al Congreso para las elecciones de este año y Duque se opuso.
Si se hunde la obligación de que las listas sean cerradas, se llevaría por delante la apuesta por un Congreso paritario en género. Eso porque con voto preferente los elegidos serían quienes más votos pongan en cada lista, usualmente caciques y en ocasiones figuras de opinión, y en muchos casos son hombres. Por eso la caída afectaría otra bandera del Presidente, la de igualdad de género que demostró con su gabinete paritario.
Eso se sumaría al hundimiento de la reforma a la justicia, justamente también en la Cámara, y dejaría el mensaje claro de que Duque la tiene más difícil allí.
Las mayorías en contra
La semana pasada los congresistas de Cambio Radical, en su habitual reunión de bancada de los miércoles con el jefe de ese partido, el ex candidato presidencial Germán Vargas Lleras, tomaron la decisión de no apoyar la lista cerrada.
Esto porque, según un Senador y un Represente que pidieron no ser citados, la directriz de Vargas fue votar en contra, a pesar de que ese cambio podía asegurar al ex vicepresidente un control más férreo de su partido.
Algo similar ocurrió con los representantes liberales la semana pasada.
En una reunión con el jefe de ese partido, el ex presidente César Gaviria, discutieron el tema. Según un representante de ese partido, Gaviria les pidió que votaran en contra de la lista cerrada. Aunque no llegaron a un acuerdo y, como dice el congresista, “a Gaviria no le gusta obligarnos a nada” por lo que pueden votar libremente, unos 30 de los 35 están en la orilla opuesta a Duque en ese punto.
Es misma posición la adoptó la bancada de La U en una reunión, según le confirmaron a La Silla dos representantes de esa colectividad.
A ellos se suman la mayoría de los representantes de oposición, quienes quieren votar en contra la lista cerrada. Así lo dejó claro el representante verde por Bogotá, Inti Asprilla, en la Comisión Primera de Cámara, donde presentó una ponencia para hundir la reforma, argumentando que las listas cerradas obligatorias los debilitarían.
Los ‘decentes’ y los representantes del Polo tienen la misma posición, aunque en sus bancadas puede haber algunos votos que apoyen el cambio que propone Duque, pues opinan que cerrar las listas fortalece los partidos.
Los que siguen indecisos son los representantes conservadores. Según tres de ellos la mayoría está contra de la lista cerrada pero no quieren votar en contra del Gobierno para mostrar su cercanía y no propinarle una derrota a Duque.
Por eso, su decisión por ahora parece ser apoyar la reforma tal como la quiere el Gobierno pero dejar la constancia de su oposición a ese punto para que el Gobierno le haga ajustes para los cuatro debates que debe superar la reforma en 2019.
Con esas posiciones previas llegaron ayer a la plenaria, en la que la reforma política estaba de tercera en el orden del día, detrás de la prórroga de la Ley 418 o de orden público, y de la ley de regiones.
A pesar de que las tres normas son importantes, el tema de la lista cerrada tenía tal protagonismo que durante la plenaria de anoche el vicepresidente de la Cámara que estaba dirigiendo la sesión, el vargasllerista quindiano Atliano Girlado, decretó un receso por el ruido que produjo que muchos estuvieran discutiendo las posiciones de los partidos sobre las listas cerradas.
En ese descanso todos los representantes liberales, como vio de primera mano La Silla Vacía, subieron a la oficina de Chacón, en el segundo piso del Capitolio. Según dos representantes que estuvieron en la reunión, acordaron votar en contra de la lista cerrada.
Si Duque logra sumar a todos los conservadores, a sus partidarios uribistas y a sus aliados cristianos, y todos están en la plenaria cuando se vote, sumaría 59 votos. Necesitaría que entre los más duquistas de La U y los de oposición o independientes que estén de acuerdo con la lista cerrada, sumen 27 votos más.
No es claro que logre sumarlos, aunque un cambio en el texto podría asegurar las mayorías y ayudar a que Duque salve el corazón de su reforma.
Las dudas
12 representantes (de gobierno, independientes y de oposición) con los que hablamos para entender la ola contra la lista cerrada obligatoria, concuerdan en que la reforma debería incluir los mecanismos de participación interna de los partidos que se usarían para armar la lista, y así evitar a que el jefe de cada partido la arme a su gusto, con el conocido “bolígrafo”.
“Yo tampoco estoy de acuerdo con la lista abierta, pero primero se debe trabajar en la democratización interna de los partidos y después cerrar las listas”, le explicó a La Silla el representante conservador cordobés Wadith Manzur. “Por eso mi apoyo a la lista cerrada hoy será condicionada y dejaré una constancia.”
”Mi apoyo a la lista cerrada hoy será condicionada ”
La idea de Manzur es que se presente una ley estatutaria reglamente la democratización de los partidos y los mecanismos para armar las listas. Si eso no ocurre, cuando regrese el proyecto a la Cámara el próximo año votaría en contra de ese punto.
La misma preocupación tienen dos representantes verdes por Bogotá, Inti Asprilla y Katherine Miranda, que además no ven voluntad política para que el Congreso apruebe una ley estatutaria que les brinde suficientes garantías de democratización interna.
Ese punto se podría resolver en la plenaria de hoy, con ajustes a la redacción, y despejar el camino para que las listas cerradas obligatorias tengan futuro.
Pero igual otros representantes tienen más dudas, según le explicó a La Silla uno de La U que pidió no ser citado.
“Para un partido que tiene un caudillo es fácil armar una lista con las personas que sean y que todos queden elegidos”, explicó, algo que no tiene su partido. Un congresista de Cambio Radical coincidió en que a punta de logo es muy difícil ganarle votos a partidos que si tienen esa marca que puede ayudarles a ganar votos sin caciques moviéndose para salvarse.
Esas dudas son mucho más difíciles de resolver y muestran la distancia entre las lógicas de los caciques políticos y el mensaje de modernización política que el Gobierno Duque ha abrazado, aunque no haya convertido en su bandera, y que se nota en su negativa a cambiar puestos por votos en el Congreso.
Como contamos cuando arrancó su Gobierno, la lista cerrada era el punto más complejo de sacar adelante de la reforma, y eso se nota ahora. Sin embargo, aunque pierda ese corazón modernizante, la reforma política sigue viva: la ‘tecnomermelada’ está allí, le interesa tanto al Gobierno como a los políticos y prácticamente garantiza su supervivencia.
A menos de que el Gobierno diga que sin listas cerradas obligatorias no hay tecnomermelada.
Por eso, si Gobierno no logra sumar 27 votos más, Duque cerraría su primer semestre con un golpe duro similar al de reforma tributaria, que sigue viva pero perdió el eje central que inicialmente propuso el Gobierno.